jueves, 31 de marzo de 2011

« El reino de Dios ha llegado para vosotros »

Libro de Jeremías 7,23-28.

Esta fue la orden que les di: Escuchen mi voz, así yo seré su Dios y ustedes serán mi Pueblo; sigan por el camino que yo les ordeno, a fin de que les vaya bien.
Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante.
Desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy, yo les envié a todos mis servidores los profetas, los envié incansablemente, día tras día.
Pero ellos no me escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que sus padres.
Tú les dirás todas estas palabras y no te escucharán: los llamarás y no te responderán.
Entonces les dirás: "Esta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, ni ha recibido la lección. La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca".


Comentario de la Lectura: Papa Benedicto XVI
Encíclica « Spe Salvi » § 30-31

Los tiempos modernos han hecho aumentar la esperanza de la instauración de un mundo perfecto que, gracias a los conocimientos de la ciencia y a una política científicamente fundada, parecía haber llegado a ser realizable.

Así la esperanza bíblica del reino de Dios ha sido remplazada por la esperanza del reino del hombre, por la esperanza de un mundo mejor que sería el verdadero «Reino de Dios». He aquí, en fin de cuentas, lo que parecía ser la esperanza, grande y realista, de la que el hombre tenía necesidad; estaba en condiciones de movilizar–- por un cierto tiempo –- todas las energías del hombre... Pero con el curso del tiempo ha llegado a ser claro que esta esperanza se alejaba siempre más.

Se han dado cuenta que era quizás una esperanza para los hombres de pasado mañana, pero no una esperanza para mí. Y aunque el «esperar para todos» fuera parte de la gran esperanza humana-– en efecto, no puedo llegar a ser feliz contra los otros y sin ellos –-permanece cierto que una esperanza que no me concierne personalmente no es verdadera esperanza. Ha resultado evidente que se trataba de una esperanza contra la libertad...

Tenemos necesidad de esperanzas –- de las más pequeñas o de las mayores – que, día a día, nos mantienen en camino. Pero sin la gran esperanza, que debe sobrepasar el resto, no bastan. Esta gran esperanza no puede ser más que Dios sólo, que abrazo el universo y que puede proponernos y darnos lo que, solos, no podemos alcanzar.

Precisamente, el hecho de ser gratificado por un don forma parte de la esperanza. Dios es el fundamento de la esperanza–- no cualquier dios, sino el Dios que posee un rostro humano y que nos ha amado hasta el final—(“ como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo” Jn 13,1) a cada uno individualmente y a la humanidad entera.

Su reino no es un más allá imaginario, colocado en un futuro que no se realiza nunca; su reino está presente allí donde es amado y donde su amor nos alcanza.




lunes, 28 de marzo de 2011

“La voluntad de Dios es vivir la vocación de Cristianos” 1 Tesalonicenses 5, 12-18


Hoy martes, la Palabra nos está hablando de la vocación como un llamado de Dios en Cristo a la salvación. Es un llamado a vivir las cosas de la tierra pero con la mirada puesta en las cosas del cielo, en la Vida Eterna.

Su llamado no nos tiene que inquietar o llenar de miedo que nos salga un “¿cómo va a ser eso?”, diferente al sentido de la pregunta de María al ángel, sino más bien una interrogante con voluntad para secundar el plan de Dios.

“Yo no te estoy llamando para complicarte la vida, para hacerte sentir mal cuando crees que no aportas, que no haces cosas grandes, que no fundas Escuelas de la Palabra, que no tienes discípulos o tu charla no convierte, sino que mi llamado es “hacer las cosas ordinarias extraordinarias”, te llamo a vivir tu vocación en lo sencillo, en las cosas que los demás ni notan, ni se enteran, en el ir dando fruto en tu familia, en tu comunidad en el trabajo, en lo secreto, en donde muchas veces solo Yo me entero”.

Esta semana me daba cuenta mientras meditaba en la sencillez de María para responder al llamado del Señor a vivir para El, de que ese llamado se va dando en mi vida de muchas maneras, llamado que ha venido acompañado de mucha Gracia, y de que yo no me había hecho consciente como por ejemplo…muchas personas me dicen que cocino bien, les agrada mis comidas, y nunca le había dicho al Señor “Gracias Señor por el don de saber cocinar, de que pueda darles a mis hermanos alegría a través de mi trabajo en la cocina. Gracias por esta hermosa vocación”

Me daba cuenta de que les llega a ellos el amor de Dios a través de lo que hago, allí estoy viviendo mi vocación de cristiana … también le decía “Gracias Señor por el Don de querer predicar tu Palabra, por la alegría que siento cada vez que vivo tu palabra”… “Gracias por despertarme con deseos de orar, de buscarte y cada día llamarme a perseverar” “Gracias sobre todo Señor por mi conversión, por darme la Salvación a través de tu llamado”...…y así muchas cosas se ven extraordinarias al hacerme consciente de cuanta Gracia ha venido a mi vida acompañada de su llamado, cuantas maravillas en mi vida por las que nunca le había dicho gracias.

Mi hijo me comentaba que en su hoja de evaluación del trabajo, aquí en Canadá, su jefe le había puesto: “Esta persona tiene un raro talento para hacer a las personas trabajar en equipo y en armonía”

Ese “raro talento” en cristiano se llama Gracia, y está inscrito en el corazón de cada persona, El llamado a vivir la vocación cristiana la tenemos desde el Bautismo, estamos llamados a seguir a Cristo, porque al darnos la salvación, nos compró con su sangre para que vivamos según El, que es nuestro Modelo de vida cristiana, solo falta hacernos conscientes para disfrutarlo, para sentir más intensamente su Amor, su Presencia viviendo en nosotros, encontrando el sentido a lo que hacemos conociendo su procedencia…reconocer nuestra verdadera felicidad en esta vocación.

El murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. 11 Por eso anímense mutuamente y edifíquense juntos, como ya lo están haciendo.

Cada día nos encontramos con personas que piensan diferente de nosotros, que están muy metidas en el mundo, y nos choca ver sus actitudes tan agresivas, su desorden para vivir, sus indecisiones, el mal trato con los demás, y se nos plantean dos cosas: “o me callo y cruzo a la vereda del frente, con indiferencia, me hago el que no me doy cuenta, o les corrijo con amor fraterno, me lanzo a vivir mi vocación cristiana, que es hacer lo que haría Cristo”.

Somos libres para decidir, pero nuevamente la Palabra no llama con ruegos a escoger la voluntad de Dios:

“Les rogamos también, hermanos, que reprendan a los indisciplinados, animen a los indecisos, sostengan a los débiles y tengan paciencia con todos. Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino constantemente procuren el bien entre ustedes y con los demás.”

Y lo que hagamos que sea de buena gana agradeciéndole a Dios cada don que nos ha dado, porque le pareció bien llamarnos a encarnar la Palabra

“Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos”.

Su Espíritu nos cubre cuando le decimos que Si, su Presencia siempre acompaña su llamado, El nunca nos va a dejar solos cuando nos alimentamos de su Voluntad, El se manifiesta a través de nuestra Comunidad, de la Iglesia, de todos los que trabajan para nosotros, para darnos a conocer a que estamos llamados.

Cada semana en medio de luchas y sacrificios, carencias de toda clase, nuestras hermanas van dándose por completo olvidándose de ellas mismas, para revelarnos en la Palabra nuestra vocación de cristianos.

“Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen. Ténganles mucho aprecio y cariño por lo que hacen. Y vivan en paz entre ustedes.

Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. El que los llamó es fiel y así lo hará”.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.

Dios nos bendiga.

nila

sábado, 26 de marzo de 2011

« Entonces volviéndose a sí mismo, se dijo...: ' Aquí muero de hambre. Voy a volver a casa de mi padre' »


Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32.


Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos.
El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;
ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'.
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'.
Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,
porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.
Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'.
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara,
pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'.
Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".


Leer el comentario del Evangelio por :

Isaac de la Estrella (?-v. 1171), monje del Cister
2º sermón por Todos los Santos § 13-2

« Entonces volviéndose a sí mismo, se dijo...: ' Aquí muero de hambre. Voy a volver a casa de mi padre' »



«Bienaventurados los que lloran porque serán consolados» (Mt 5,5). Por esta palabra el Señor quiere hacernos comprender que el camino de la alegría es el llanto. Por la desolación se va a la consolación; es perdiendo su vida como la encuentra, rechazándola como se la posee, odiándola como se la ama, despreciándola como se la conserva (cf Lc 9, 23s). Si quieres conocerte a ti mismo y dominarte, entra en ti mismo y no te busques fuera... Entra pues en ti mismo, pecador, entra donde existes verdaderamente: en tu corazón. En el exterior, eres un animal, a imagen del mundo...; dentro, tu eres un hombre, a imagen de Dios (Gn 1,26), y por tanto capaz de ser deificado.

Por lo tanto, hermanos, ¿el hombre que entra en sí mismo, no se descubrirá lejos, como el hijo pródigo, en una región distinta, en una tierra extranjera, en la que se sienta y llora con el recuerdo de su padre y de su patria?... « Oh Adán, ¿dónde estás? » (Gn 3,9) Quizás todavía en la sombra para no verte: coses juntas hojas de vanidad para cubrir tu vergüenza (Gn 3,7),mirando lo que está alrededor de ti y lo que es tuyo, porque tus ojos están muy abiertos sobre tales cosas. Pero mira dentro, mírate: es allí donde se encuentra el mayor motivo de vergüenza...

Es evidente, hermanos: vivimos fuera de nosotros mismos... Es por ello que la Sabiduría tiene interés siempre de invitarnos a la casa del duelo más que a la casa del banquete (Eccl 7,3), es decir recordarle en sí mismo al hombre que estaba fuera de sí, diciéndole: « Bienaventurados los que lloran» y en otro pasaje: « Desdichados de vosotros que reís ahora » (Lc 6,25)... Hermanos míos, gimamos en presencia del Señor: que su bondad le lleve a perdonarnos... Dichosos los que lloran, no porque lloran, sino porque serán consolados. El llanto es el camino; el consuelo es la beatitud.





jueves, 24 de marzo de 2011

« Un pobre... estaba acostado delante del portal »

Evangelio según San Lucas 16,19-31.

Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.

En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.

Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.

Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.

Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".


Comentario por: Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
No hay mayor amor.

« Un pobre... estaba acostado delante del portal »


Cristo ha dicho: « Estaba hambriento y vosotros me habéis alimentado» (Mt 25,35). Estaba hambriento no solamente de pan sino también del afecto bondadoso que hace que se sienta amado, reconocido, que se sienta ser alguien a los ojos de otro. Ha estado desnudo no solamente de todo vestido, sino también de toda dignidad y consideración ya que la mayor injusticia cometida hacia el pobre es despreciarle porque es pobre.

Estuvo privado no sólo de un techo...sino también de todas las privaciones que aguantan los que son encerrados, rechazados o excluidos errando por el mundo sin que no haya nadie que se preocupe por ellos.

Baja por la calle sin más propósito que eso. Mira este hombre, allí, en el rincón, y ve hacia él. Quizás se irritará, pero estarás allí, frente a él, físicamente. Debes manifestar la presencia que está en tí por el amor y la atención con los cuales te diriges a este hombre. ¿Por qué? Porque, para tí, se trata de Jesús. Jesús, sí, pero que no puede recibirte en su casa –- he aquí la razón por la que debes saber ir hacia él. Jesús, sí, pero oculto en la persona que está allí. Jesús, en el más pequeño de nuestros hermanos (Mt 25,40), no está solamente hambriento de un trozo de pan sino también de amor, de reconocimiento, de ser tenido en cuenta.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Oremos para no caer en la tentación.


En la oración del Padre Nuestro, Jesús nos enseña a pedir al Padre “y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”, pues “El quiere que todos los hombres se salven” 1Tim 2,4 que ninguno se pierda y por eso siempre está listo para darnos lo que necesitamos para no caer.

Esta ayuda viene en la Palabra de Dios, que nos va a hacer responder a la tentación con Palabra que sale de la Boca del Señor. (Deut .8, 3b)

No vamos a ser nosotros, sino Dios defendiéndonos, el arma más poderosa a la que el enemigo no puede vencer es la Palabra de Dios. Jesús nos enseño a orar así, porque el mismo fue tentado y se defendió con las Escrituras del Antiguo Testamento.

Desde que amanecemos hasta que nos acostamos, la tentación está al acecho “como león rugiente buscando a quien devorar”, (1Pe 1,8) buscando por cual lado atacarnos, y se vale de nuestro carácter, de nuestros apegos a las cosas del mundo, sabe de nuestras tendencias equivocadas, de nuestras debilidades y es allí donde se quiere hacer fuerte, en aquello que más nos cuesta dominar, por allí nos quiere vencer, y ¿Por qué quiere tentarnos y que pequemos?, porque le gusta dividir, porque donde el Señor quiere que reine el amor, el enemigo busca que haya odio, división, resentimientos, peleas, faltas de perdón, venganza, y todo lo que nos haga caer, porque busca nuestra muerte, porque pecar es morir a la Gracia.

Tenemos que orar para no caer en la tentación; si caemos la consecuencia es el pecado, y las consecuencias de nuestra caída la sufren todos,…es una cadena que no se acaba, como si el pecado salpicara a todos, y lo peor es que le ofendemos a Dios primero que a nadie, a Jesús que ha dado la vida por nosotros, para salvarnos del pecado.

Tenemos que orar para no caer en la tentación, no por miedo al infierno o por cumplir la Ley… “Señor no queremos caer en la tentación, porque no queremos lastimarte mas, el mirarte en la cruz, me da fuerza para no pensar en mi y en lo que yo quiero, en lo que me podría complacer haciéndote daño, sino que te pido no me dejes caer en la tentación porque TE AMO, y no quiero volver a hacerte sufrir” .

Nos dice San Pedro “Como niños recién nacidos, busquen la leche no adulterada de la Palabra gracias a ella crecerán y alcanzaran la plenitud” 1Pe 2,2 La Palabra orada diariamente, incesantemente nos ira conformando a la imagen y semejanza de Jesús y no seremos nosotros sino El quien vaya desde dentro, luchando contra la tentación, defendiéndonos del pecado, haciéndonos más fuertes, y cada vez que vayamos respondiendo desde la Palabra la tentación tendrá menos fuerza para hacernos caer.

En la experiencia del rey Salomón, cuando hereda el trono de Israel, contempla ese “Pueblo tan numeroso que no se puede contar” y en su oración le va contando al Señor sus debilidades… “no sé todavía conducirme, soy muy joven”…..soy un hombre débil, demasiado limitado para comprender la justica y las leyes….la razón humana avanza tímidamente nuestras reflexiones no son seguras porque un cuerpo perecible pesa enormemente sobre el alma” (Sab, 9)

Lo que el experimenta ese temor de fallar en el encargo tan grande, de caer en la tentación es lo que nos pasa a todos, él hace una oración llena de humildad, de confianza, como un hijo que le confía a su padre sus debilidades y sabe que su Padre no le va a defraudar.

“Concede pues a tu servidor que sepa juzgar a tu pueblo y pueda distinguir entre el bien y el mal. ¿Quién podría en realidad gobernar bien a un pueblo tan importante?

1 Reyes 3,9

Tenemos un pueblo que el Señor nos ha encomendado, es suyo, son sus ovejas las que nos ha encomendado, y ellos son muy importantes: nuestros hijos, padres, hermanos, amigos compañero de trabajo, todas las personas con los cuales nos relacionamos. Si no oramos, si no tenemos amistad con Dios, si no lo tratamos diariamente, no vamos a saber aconsejar, ni ayudarles para enseñarles a defenderse de la tentación.

A Yavé le gustó que Salomón le pidiese una cosa así, porque no pidió para si nada, más bien pedía pensando en aquellos que amaba Dios, en su pueblo elegido.

Pidámosle a nuestra Madre nos enseñe a orar con humildad y con mucha fe en que tenemos un Defensor que vendrá en nuestra ayuda dándonos su Gracia y Auxilio en el momento oportuno. (Heb 4,14-16).

Dios nos bendiga.

nila



miércoles, 16 de marzo de 2011

Dios pone señales en nuestra vida


Miércoles primera semana Cuaresma. Descubramos las luces con las que Dios nos va indicando el camino para llegar a Él.
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net


Jesucristo califica con mucha dureza a la gente de su tiempo y dice que son una generación perversa. Perversa porque tienen una señal y no están dispuestos a aceptar la señal que Dios les da. La señal que Cristo dará, será su Resurrección. Pero Cristo mismo es consciente de que no es suficiente con que Dios dé señales a los hombres; Cristo es consciente de que es necesario que los hombres aceptemos las señales que Dios nos da, que estemos dispuestos a abrir nuestro corazón a las señales; de otra forma, nuestro corazón es un corazón perverso.

¿Qué significa esto? Esto significa que nuestro corazón puede estar caminando de una forma alejada de Dios Nuestro Señor, viviendo de una forma torcida, porque no está aceptando el modo concreto en el cual Dios llega a su vida. Todo este camino que es nuestra existencia, está sembrado por señales de Dios. Está de una forma o de otra, con una constante presencia de un Dios que nos va señalando, indicando, prestando, como una luz que parpadea en todo momento de nuestra vida. Así es Dios en nuestro corazón, con todas las señales que constantemente nos va marcando.

Señales que a veces podrían parecernos extrañas, como el que “la reina del Sur vaya a ver a Salomón”. ¿Qué es lo que la reina del Sur había hecho para ir a ver a Salomón? Simplemente había oído hablar de su sabiduría. ¿Qué es lo que Jonás predica a los ciudadanos de Nínive? Simplemente el hecho de que Nínive va a ser destruida. La reina del Sur cambia su vida y es capaz de ir hasta Israel para ver a Salomón y los ninivitas cambian su vida y se convierten. Es decir, no es problema el cómo Dios Nuestro Señor nos manda una señal particular para que cambiemos nuestra vida, el problema está en si nuestro corazón va abriendo los ojos a esas señales, si está dispuesto en todo momento a escuchar lo que Dios le quiere decir.

Y aquí donde Jesucristo nos pone en guardia: cuidado, porque a ustedes no se les van a dar otras señales más que la señal del profeta Jonás, la Resurrección de Cristo. Esta señal, se nos presenta en la vida de una forma que nosotros tenemos que tomarla arriesgando nuestra vida. Cristo cuando se nos presenta en nuestra vida, no nos da mucha seguridad, al contrario, más bien nos pone en más riesgo. Cristo, cuando llega a nuestra existencia, nos hace arriesgarnos más. La reina del Sur podría haber dicho: “¿Cómo voy a ir yo hasta allá para escuchar a un rey que dicen que es muy sabio?” Los habitantes de Nínive podrían haber dicho”. ¡Este señor está mal! ¿Por qué va a tener que destruir nuestra ciudad dentro de tres días si no cambiamos nuestra existencia?”. Y a la reina del Sur se hubiera quedado sin conocer la sabiduría y los habitantes de Nínive se habrían quedado sin conocer la Misericordia de Dios. No habrán sido capaces de captar la señal con la que Dios, en ese momento, estaba pasando por sus vidas. No habrían sido capaces de captar la luz con la que Dios, en ese momento, quería iluminar su existencia.

Cuando uno mira para atrás de la propia existencia y empieza a ver la cantidad de señales que no ha captado y la cantidad de veces que la luz no brilló en nuestro corazón, podría preguntarse: ¿qué hago ahora si he dejado muchas señales, muchas luces de Dios? ¿No será un paso gigante para mi alma? ¿Tendré posibilidad de dar marcha atrás? ¿La reina del Sur tendría posibilidad de volverse a encontrar con Salomón? ¿Los habitantes de Nínive habrían tenido posibilidad de volver, otra vez a escuchar a Jonás? No lo sabemos. Sabemos una cosa como decíamos en el Salmo “Un corazón contrito. Dios no lo desprecia”. Que si en nuestro interior hay el anhelo y el deseo de volver a Dios, Él siempre va a esta listo para darnos de nuevo su luz. Dios siempre va a estar listo para presentarse de nuevo en nuestra vida.

¿Cómo nos envía Dios señales? Dios nos las envía fundamentalmente a través de nuestra conciencia. Una conciencia que tiene que estar buscando constantemente a Dios; una conciencia que no tiene que detenerse jamás a pesar de las barreras de las murallas que hay en la propia alma.

Lo contrario de la perversión es la conversión. Si nuestra alma está constantemente convirtiéndose a Dios, así encuentre un su vida mil defectos, mil problemas, mil reticencias, mil miedos, encontrará al Señor. Es lo mismo que les ocurrió a los habitantes de Nínive. Es la frase final, con la cual el rey de Nínive termina su mandato: “Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”. Aunque halla murallas, dificultades; aunque seamos nosotros mismos los primeros que nos sintamos como obstáculo al regreso de Dios N. S., no olvidemos que Él siempre está en el camino de la conversión. Él siempre está ahí, dispuesto a darnos la mano, a tendernos la posibilidad de regresar a Él.

¿Por qué descorazonarnos, cuando en nuestro camino de conversión encontramos algo que se nos hace tremendamente difícil de superar? ¿Somos más grandes nosotros que la Misericordia de Dios? ¿Es más milagroso el hecho de que una mujer vaya a escuchar a Salomón, o el que una ciudad completa, se convierta ante la voz de una profeta, que la Resurrección del Hijo de Dios?

En esta Cuaresma tenemos que ir viendo hasta qué punto estamos aceptando las señales de Dios N. S. nos da. Viendo cómo Dios me habla, que detrás de ese cómo Dios me habla, a veces gozo, con penas, a veces con un quebranto tremendo de corazón y a veces con una grandísima alegría en el alma. Estas señales de Dios, tienen detrás un sello que es la Resurrección de Cristo y si nosotros las aceptamos, no simplemente vamos a estar aceptando a un Dios que pasa por nuestra vida, sino que vamos a estar aceptando la garantía con la cual, Dios N. S. pasa por nuestra vida.

Hagamos de nuestra existencia, de nuestro camino, de nuestro encuentro con Dios, un constante aceptar el modo en el que Dios me ha hablado, aunque yo no lo entienda. “Aunque este muy lejos Salomón”. Abramos nuestros ojos, abramos nuestro corazón, nuestra vida a las señales de Dios y permitamos que el Señor vaya señalando, indicando por dónde nos quiere llevar.

Si algún día no sabemos por dónde nos está llevando, que solamente nos preocupe el no perder de vista las señales de Dios. No importa por dónde nos lleve, eso es problema de Él. Nuestro autentico problema, es no perder de vista las señales de Dios, porque por donde Él nos lleve, tendremos siempre la certeza de que nos está llevando por el camino siempre correcto, por el que nosotros necesitamos ir.

Que ésta sea nuestra oración y el más profundo fruto de esta Cuaresma: ser tan auténticos con nosotros mismos, que seamos capaces de ver la autenticidad con la que Dios nos habla. Que nunca la autenticidad de Dios, choque con la inautenticidad de nuestra vida. Que la autenticidad con la que Él se manifiesta en nuestra existencia, a través de sus señales, encuentre siempre como eco el corazón abierto, dispuesto, auténtico, que recibe todas las señales que el Señor le da.

martes, 15 de marzo de 2011

Buscar de todo corazón el Corazón del Padre para comulgar con Él.


(Mt 6,7-15)

Ya estamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de conversión, y preparación para la Pascua, y las lecturas nos están llamando a volver al Señor, a buscarle de todo corazón, ¿Por qué tenemos que buscarlo? Porque nuestro corazón necesita regresar a su origen, a la Fuente de la Vida y del Amor, porque con el paso de los días, ya sea por el trabajo, el trajín de la casa o de los estudios, de la vida misma, nuestro corazón se va llenando de cosas que nos van quitando la vida, y nos vamos volviendo agresivos, secos, tercos, autosuficientes, depresivos etc. porque nos hemos ido alejando del Padre, este es un tiempo de Gracia que el Señor nos regala para tener la oportunidad de purificarnos de todo lo que ha sido este tiempo que ha pasado.

“Búscame ahora que me puedes encontrar. Llámame ahora que estoy cerca, vuélvete a Mi que te quiero platicar de lo que siempre he soñado para ti….”.

Al enterarme de la tragedia de Japón, mi corazón se llenaba de pena de pensar en cuantas personas muertas y que no tuvieron tiempo de arrepentirse, de acercarse a Dios, de cambiar sus vidas, y solo me quedaba orando por ellas, y claro, por las que quedaban para que medio de sus sufrimientos busquen a su Padre del Cielo, que está a su lado, buscándoles que le miren para consolarles y ayudarles a levantarse.

Pensando en todo eso, es necesario que aprovechemos la vida presente, cada momento para buscar el encuentro con nuestro Padre, con la Trinidad. El Padre nos está esperando como al hijo prodigo, la invitación es a entrar a nuestra pieza a orar a solas, a dedicarle mucho tiempo al diálogo con el Señor para dar con su Corazón, ¿Y qué hay en el corazón del Padre, porqué debemos buscarlo y con todo nuestro corazón?

En el corazón del Padre lo único que vamos a encontrar es Amor, porque Dios es Amor, y en ese corazón lleno de amor están nuestros hermanos, estamos todos, por eso si queremos amar a los demás, dejarnos amar, vivir como hermanos, perdonarnos, ayudarnos en nuestras necesidades, para comulgar con el deseo del Padre de que todos seamos UNO, solo hay que aprender a orar con la oración que Jesús nos enseñó…porque en ella está todo lo que necesitamos para dialogar con nuestro Padre Dios, Jesús que conoce al Padre y nos conoce a nosotros, nos da la clave para llegar a su corazón :

“Ustedes pues recen así: Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre…..

Entren a su corazón y dialoguen como hijos, con humildad, con fe, con esperanza en su infinito Amor de Padre y por eso lo buscan de todo corazón, porque le necesitan, “Señor, reconozco que TU ERES MI PADRE, yo soy tu creatura, sin ti Señor, yo no sé vivir, no se amar, si no recibo de ti Gracia, caigo fácilmente en la tentación, y en el pecado, Señor yo te busco, Ven Señor, en esta Cuaresma entra en mi vida de una manera más profunda, enséñame a hacer tu voluntad y no la mía.

¡Señor mi corazón te busca desesperadamente!, Ayúdame a dar con tu corazón, ayúdame, porque a veces no tengo fuerza para venir a encontrarme contigo, Sé que para comulgar con tu voluntad necesito muchos ratos a solas, mucha oración de diálogo, lo sé Señor y lo necesito tanto.

¡Te necesitamos Señor! ¡Venga tu Reino sobre nosotros!, “Mi corazón de ti me habla diciendo “procura ver su faz” es tu rostro Señor lo que yo busco no me escondas tu cara”.

“Señor danos hoy el pan que nos corresponde….”no me lo niegues hasta el día de mi muerte, no me des ni riqueza ni pobreza. Dame solo mi ración de pan. Porque con la abundancia podría dejarte…y en la miseria podría ponerme a robar: Lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios” Prov 30,8-9

Padre muchas veces me pongo a buscar el pan que necesito en las personas, en el afecto y la aceptación del mundo, por eso te pido: Padre dame el pan que me corresponde HOY, cada día, dame el Pan de tu Palabra, de tu amor, el Pan de Vida, para ser dadora, ser hostia, ser pan fresco, alegre, que alimente a mis hermanos.

Háblame Señor, y déjame escucharte, ¿Qué esperas de mi vida, de mi matrimonio, de la vida de mi familia, que quieres que haga por ellos?, necesito oírte, estar en comunión contigo, que tu Espíritu penetre en mi, que tus deseos sean los míos. Muchos de mis hermanos no creen en ti, ni quieren creer, sus corazones se cierran al amor, a la fraternidad. Llámanos a tener un encuentro a solas como discípulos de la Palabra, para salir a darte a conocer como Padre cercano, Padre que no olvida a sus hijos, que está más cerca que nunca, en medio de las desgracias naturales, materiales y espirituales de nuestro mundo.

Perdónanos Señor, y enséñanos a perdonar así como tú nos has perdonado, que en este tiempo, salga a reconciliarme con mi hermano, a ser misericordiosa como Tú eres misericordioso y compasivo conmigo.

Padre mío, “Haz que sepa el camino que he de seguir, pues levanto a ti mi alma. Examíname, oh Dios, mira mi corazón, ponme a prueba conoce mi inquietud, fíjate si voy por mal camino y condúceme por la antigua senda”.

No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del maligno. “Pon Señor una guardia ante mi boca, vigila la puerta de mis labios, mi corazón no inclines a obras malas, que en negocio oscuros no me meta con los que hacen el mal. ¡No me dejes probar sus golosinas! “

Madre ruega por nosotros, porque tengamos una oración de encuentro con la Trinidad que convierta nuestros corazones y nos haga volver a El de todo corazón, para hacer presente su Reino entre nosotros.

Nila

(Salmos 27,9-10.139,23. 140,7.141, 3-4.8.142,6.143,8.62,2)

miércoles, 9 de marzo de 2011

Ejercicios de la Cuaresma: la limosna, la oración, el ayuno

Hermanos míos, hoy empezamos el gran viaje de la Cuaresma. Por lo tanto llevemos en nuestro barco todas nuestras provisiones de comida y bebida, colocando sobre el casco misericordia abundante que necesitaremos. Porque nuestro ayuno tiene hambre, nuestro ayuno tiene sed, sino se nutre de bondad, sino se sacia de misericordia. Nuestro ayuno tiene frío, nuestro ayuno falla, si la cabellera de la limosna no lo cubre, si el vestido de la compasión no lo envuelve.

Hermanos, lo que es la primavera para la tierra, la misericordia es para el ayuno: el viento suave de la primavera hace florecer todos los brotes de las llanuras; la misericordia del ayuno siembra nuestras semillas hasta la floración, estas dan fruto hasta la recolecta celestial. Lo que es el aceite para la lámpara, la bondad es para el ayuno.


Como la materia grasa del aceite mantiene encendida la luz de la lámpara y, también con un pequeño alimento, la hace brillar para consuelo de todos en la noche, así también la bondad hace resplandecer el ayuno: desprende rayos hasta que alcanza el pleno esplendor de la continencia.

Lo que es el sol para el día, la limosna es para el ayuno: el esplendor del sol aumenta la plenitud del día, disipa la oscuridad de la noche; la limosna acompaña el ayuno santificando la santidad y, gracias a la luz de la bondad, purifica de nuestros deseos todo lo que podría ser mortífero. En una palabra, lo que es el cuerpo para el alma, la generosidad es para el ayuno: cuando el alma se retira del cuerpo, le ocasiona la muerte; si la generosidad se aleja del ayuno, es su muerte.

San Pedro Crisólogo (v. 406-450), Obispo de Rávena, doctor de la Iglesia.

martes, 8 de marzo de 2011

¡ Vuélvanse a Mí de todo corazón!

Buenas noches, ¡Qué bueno es que en comunidad podamos participar de esta Escuela de la Palabra! Como preparación para la cuaresma, el cual los empezamos con el miércoles de ceniza. Es un tiempo litúrgico privilegiado para todos. Por eso, el profeta Joel con gran entusiasmo invita a que nadie se quede sin fuera de esta experiencia de fe. Por eso, dice: “Congreguen al pueblo, reúnan a los ancianos y que todos se purifiquen. Traigan también a los pequeños y a los niños de pecho, y que los recién casados dejen su cama”. (Jl 2,12-18). ¿Por qué hace esta invitación? ¿Por qué será que nadie puede prescindir de la experiencia ofrecida? ¿Qué está en juego? ¿Qué es lo que no nos podemos perder?

Estamos aquí porque nos sintamos llamados como pueblo congregado, reunido, para prepararnos para esta gran experiencia de fe! No podemos pasar por la Cuaresma ignorantes, ni de manera superficial: ahhh, si, la cuaresma, lo mismo del otro año. Necesitamos todos meternos en el espíritu de la Cuaresma que nos lleva a vivir la purificación de todo nuestro ser para comulgar con la Trinidad. No es una pérdida de tiempo, tampoco da igual como la viva, es una experiencia que la necesitamos todos: grandes y pequeños. Es vital y esencial a nuestra vida.

El Santo Padre, Benedicto XVI, en su mensaje para la Cuaresma nos invita a hacernos concientes de que La Iglesia nos ofrece en abundancia la Palabra de Dios, para que meditándola, la podamos interiorizar y de esta manera la podamos vivir diariamente. Por eso, en esta Escuela de la Palabra, vamos a hacer eco de esta invitación, porque además es lo más propio de nuestro Carisma Verbum Dei, nos sentimos identificados con los medios que tenemos y del para qué de esta escuela.

Nos invita además a adentrarnos en esta Cuaresma a hacer un camino de oración. ¿Qué significa esto? Entrar en la experiencia de la escucha atenta a Dios que sigue hablando al corazón, ya que es la que alimenta nuestro camino de fe. La oración nos permite tener una nueva concepción del tiempo: “El tiempo para Dios” es para conocer que sus palabras no pasarán (Mc 13,31) para entrar en la íntima comunión con él que nada ni nadie podrá quitarnos (Jn 16,22) Por tanto, nos abre a la esperanza que no falla (Rm 5,5).

No es casualidad que desde hace dos semanas estemos profundizando sobre La Trinidad: Primero la Trinidad en nosotros, habitándonos y la semana pasada la Trinidad es Fuente de Fraternidad, de comunión. Desde ahí nos abrimos a la Cuaresma con el llamado que hace Dios a través del Profeta Joel: ¡Vuélvanse a mí de todo corazón! (Jl 2,12-18).

En esta Escuela de la Palabra, vamos a escuchar a Dios que nos llama a cada uno y en comunidad a volvernos a la fuente de todo corazón, que es “el Padre”. Es ese Rostro Paterno de Dios, que todos necesitamos, el Rostro del Padre que movía la vida de Jesús para perseverar hasta el final, hasta que todos sean uno, y vivir la unidad en todo momento.
Dicen un refrán Mexicano: “Dime con quien andas y te diré quien eres” Pues dime con qué Padre convives y te diré qué vives en tu corazón, como está tu corazón.

Es descubrir que si el Sr. Nos invita a volvernos a él de todo corazón, es porque a veces el corazón anda distraído, disperso. Dicen que no es que estemos deprimidos sino que estamos distraídos, nuestro corazón anda distraído. En Ecuador para preguntarte ¿Dónde estás? Te preguntan ¿En qué andas? Y a mí muchas veces esta pregunta me hacía pararme, me contrastaba cuando la escuchaba: ¿En qué andas? ¿En qué anda nuestro corazón?

La Trinidad busca que nos volvamos a ellos de todo corazón, no por ellos, sino por nosotros. No podemos estar a medias, más o menos recibiendo de ellos lo que necesitamos, más o menos orando, viviendo, creyendo en ellos, hablando de ellos. Porque lo que nos hace feliz es estar con la Trinidad de todo corazón, todo nuestro corazón centrado en ellos. Podemos preguntarle: Papá donde está mi corazón que me invitas a volverme a ti de todo corazón? ¿Cuáles son esos peligros por donde se distrae mi corazón y queda encantado?

Son días para caer en cuenta que ciertamente el corazón es como un pulpo con muchos tentáculos y que se cada tentáculo se dispara donde se encanta, se entretiene, donde queda atrapado; pero a la vez es ciego, no ve donde, se queda ciegamente encantado ahí, y esto es lo que dispersa nuestro interior:
- Nuestra mente piensa que es mejor lo que controlamos, y cuando ya no controlamos no nos fiamos de los demás que lo pueden hacer mejor que yo, porque soy mi seguridad. (Prov.4,7)

- Los sentimientos nos juegan malas pasadas: ¿Qué sentimientos nos vienen? Los sentimientos de comparación: inferioridad o superioridad. Muchas veces nos llevan a la competitividad, a que no estemos de cara a Dios, gustosamente desplegando todos nuestros talentos (Mt 25, 14-24) La competitividad nos juega malas pasadas porque alimentamos nuestros sentimientos, sentir no es malo, lo malo es consentir, y nuestro corazón se dispersa y se distraer buscando meter zancadillas. El libro de los proverbios nos centra en la Palabra de Dios Padre que busca el bien para su hijo: “¡Hijo, pon atención a mis palabras, oye bien mis discursos!

Tenlos presentes en el espíritu, guárdalos en lo más profundo de tu corazón. Porque son vida para el que las acoge, son un remedio para el cuerpo.

- El desanimo: Sin ánimo, sin alma, sin motor que nos dinamice, nos deja estancados. ¿Por qué tanto desanimo? ¿De donde nos viene? ¿No será que es por estar fuera? Vivimos mucho tiempo fuera de la fuente de la Trinidad, fuera de la vivencia y convivencia con el Padre. Vivimos al asecho de lo que va aconteciendo, y nos pueden arrastrar los sentimientos de cualquier clase, haciendo de nuestra vida moluscos sin columna, sin fe, sin la firmeza que nos da el rostro del Padre.

Estaba conversando con una chica que le había dejando su enamorado, ella se sentía fatal, derrumbada, porque era todo para ella. Y le pregunté que como se iba sintiendo y me dice: “hay…es cuestión de acostumbrarme nada más”. No creo que sea cuestión de acostumbrarse, porque el corazón nunca termina a acostumbrarse a estar sin amor, a no recibir palabras que no pasen, como dice el evangelista Marcos: “Cielo y tierra pasará, pero mis palabras no pasarán”, son firmes, seguras y estables. Dios es celoso de nuestro corazón, dice el libro de los proverbios: Ante todo vigila tu corazón, porque en él está la fuente de la vida. ¡ Cuídalo!

¿Cómo podemos custodiar el corazón? ¿Cómo puede estar en vigilancia?
En Mt 6,6, nos da la clave: Tú cuando ores cierra la puerta. ¿A qué tenemos que cerrar la puerta? El libro de los proverbios nos dice: Rechaza cualquier lenguaje perverso, abstente de cualquier mentira. Que tus ojos miren de frente, que tu mirada sea franca. Tantea primero el suelo bajo tus pies, para que tu andar sea seguro. No te vuelvas a derecha ni a izquierda, sino que aléjate del mal.” Es importante cerrar la puerta, porque es nuestra respuesta a la llamada del Padre a volvernos a él tomando opciones reales que nos dejan fuera. Si tenemos el Rostro del Padre, cerramos la puerta, si no la dejamos abierta a todo. Cuarenta días para entrar en nuestro interior.

Entra a tu habitación, entra en ti, entra en la intimidad con el Padre, tienes al Padre, necesitas a un Padre, él está en lo secreto, está en el anonimato de tu interior, casi desapercibido, pero su presencia es segura.
Entrar en la perspectiva del Padre que está allí, asolas contigo. Está él contigo y tú con él, ahí en ese asolas refuerza tus estacas, tus clavijas (Is 54,2-4) porque ve tu vida con proyección. Puedes ir a más, puedes amar más. Nos ve con capacidad de ensanchar nuestro corazón. Por eso es vital dar con su presencia, entrar en la experiencia del asolas con el Padre, y asegurar nuestras motivaciones desde él, porque él nos que nos podemos extender a derecha y a izquierda. Es decir, que solo quien guarda el corazón en ese asolas con él, nuestra vida tiene futuro. Como dice el salmista, “Todas nuestras empresas nos las realizas tu”. Y el evangelio de Mateo dice: “…y tu Padre que está allí asolas contigo te recompensará”.

Entrar en la recompensa del Padre, es entrar en la experiencia de confianza total en él como Jesús, entonces experimentaremos el gozo y la alegría de la comunión con él, de la sintonía con el Padre y con los hermanos, de encontrarnos incluso en comunión con nosotros mismos.
Por eso, la OPCIÓN en esta experiencia de fe para guardar el corazón es importante. Si una línea se forma de varios puntos, nuestro corazón lo custodiamos a base de opciones, de cerrar la puerta.
Dice el Deuteronomio 30: Pongo delante de ti la vida o la muerte, maldición o felicidad, pero yo te digo: elige la vida para que vivas tú y tu descendencia.

¡Mira la trascendencia que tiene nuestra vida si nos ejercitamos en optar por vivir nosotros y los demás! Nuestras opciones dan vida o muerte, pero tenemos la libertad para elegir y eso es grande. El consejo que nos da el Padre es elige la vida, para que vivas tu y los que dependes de ti.

LECTURAS PARA ORAR EN LA SEMANA

Custodia el corazón para ser generador de comunión.

Miércoles: (Mc 13,31); (Jl 2,12-18): Vuélvanse a mí de todo corazón.

Jueves: (Prov 4,1-25) Ante todo cuida tu corazón.

Viernes: (Mt 6,6) Tu Padre que está en lo secreto te recompensará.

Sábado: (Dt 30, 15-20; Lc 9,22-25) ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde?

Domingo: (Mt 4,1-11;Os 2-16). Por eso te llevaré al desierto y te hablaré al corazón.

Lunes: (Mt 25,31-46) Lo que hicieron con uno de estos más pequeños a mi me lo hicieron.

Martes: (Mt 6,7-15) Buscar de todo corazón el corazón del Padre para comulgar con él.


lunes, 7 de marzo de 2011

El que quiera reciba gratis Agua Viva. Isaías 55,1 Ap 22,17


Ciclo: La inhabitación de la Trinidad. Tema: fuente de comunión

En esta semana de muchas maneras el Señor nos ha estado llamando a acudir a la Fuente de Agua Viva, y para terminar hoy El Señor insiste diciéndonos:

“A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que estén sin plata, vengan; pidan trigo sin dinero y coman, pidan vino y leche sin pagar.” Isaías 55,1

Sí, nos llama a nosotros, porque hemos sido creados para beber del Agua Viva, hemos sido configurados para alimentarnos y beber del Amor Trinitario, bebiendo de esta Fuente es que podemos desplegar nuestra imagen y semejanza con la Trinidad, y poder también ser uno con nuestros hermanos amarnos como Ellos se aman, tener esa compenetración que tiene el Padre con el Hijo y el Espíritu Santo, este Misterio Divino del Amor, que ya vive en nosotros, y por lo cual lo normal seria que vivamos en comunión, unos con otros en un encuentro de hermanos, creando fraternidades, ambientes de vida y amor donde vayamos.

Cuando no vivimos en el amor sufrimos, porque estamos yendo a la contraria, el odio, los celos, la envidia, la soberbia, la avaricia, el pecado en general etc. hieren nuestra naturaleza divina que reclama desarrollarse en el amor en la unión con el prójimo.

El Señor nos llama a beber del Agua Viva porque sabe que rápidamente nos secamos y empiezan a aparecer todos esos síntomas de que nos estamos alejando de la Fuente Trinitaria, del Manantial del Agua de Vida y Amor: ….nos empezamos a aislar, a encerrarnos en nosotros mismos, andando cabizbajos y meditabundos, encerrándonos en nuestro cuarto, haciendo las cosas solos sin comunicarnos con los demás, levantando muros entre nosotros y los demás, “un hasta aquí nomás…hasta donde yo te permito” … Por eso ¡Vengan a las aguas!

Algunos podemos pensar que no estamos tan mal, pero El nos invita ahora a entrar a los profundo, a dejarnos sondear por el Espíritu Santo que penetra hasta lo más íntimo de nosotros para que descubramos que el origen de nuestras insatisfacciones en el trabajo, en el matrimonio, en nuestras relaciones con los familiares etc., está en que quizás no estamos acudiendo al verdadero manantial de Vida y Amor, o le dedicamos menos tiempo que a nuestras demás ocupaciones.

Lo que más me conmovía esta mañana en la oración era que no necesitamos nada para recibir lo que la Trinidad quiere darnos. Porque cuando le preguntaba: ¿Señor cómo me vas a dar el Agua Viva?, ¿qué tengo que hacer yo? me decía que solo tengo que desear con todo mi corazón, mi alma, mi mente, con todo mí ser recibirle.

“Oh Dios tu eres mi Dios, a ti te busco, mi alma tiene sed de ti; en pos de ti mi carne languidece cual tierra seca, sedienta sin agua”. Salmo 63,2

Parece tan fácil, pero nos cuesta ir a la Fuente a veces es más fácil acudir a otras fuentes en lugar de ir a la oración a recibir gratuitamente la Vida y el Amor que nuestro corazón busca con tanta ansiedad para recuperar la paz, la comunión, la armonía, la realización en el Amor.

“¿Para que llamas a Egipto? acaso te saciaran las aguas del Nilo?, ¿para qué llamas a Asur? Apagaran acaso tu sed las aguas del rio? Jer 2,18

¡Vengan! la invitación está dada, solo depende de nuestra decisión, si quiero ser feliz y ver felices a los que me rodean, soy yo la que tengo que primero ir a beber de la Fuente para ser manantial para ellos, si bebo de aguas turbias o contaminadas, eso será lo que daré de beber, aguas ácidas aguas amargas, que enferman y crean desunión.

“El Espíritu y la Esposa dicen “¡Ven!” Que el que escucha diga también: ¡”Ven!” El que tenga sed que se acerque; y el que lo desee reciba gratuitamente el agua de la Vida”. Ap 22,17

“ Y si acaso no supieres Donde me hallarás a Mí, No andes de aquí para allí, Sino, si hallarme quisieres, A Mí buscarme has en ti. …porque para hallarme a Mí Bastará solo llamarme que a ti iré sin tardarme, Y a Mí buscarme has en ti.” Sta Teresa de Jesús.

“Señor tu me llamas, y yo quiero también decirte ¡Ven Señor!, se que aunque no merezca recibir nada de ti, y al contrario sea la más pobre, que no tenga ni con qué pagar, Tu me amas, y me quieres dar gratuitamente del agua Viva de tu Amor, para convertirme en dadora de Agua Viva, para ir a calmar la sed de mis hermanos, y poder todos juntos ser generadores de comunión y unidad.

Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a ser reflejo fiel del amor Trinitario para ir construyendo un mundo nuevo donde reine la unión y el amor.

Dios nos bendiga.

Nila