lunes, 28 de febrero de 2011

“Crear comunión al estilo de Jesús”


¿Cuál es el estilo de Jesús que crea comunión? ¿Cuál es el ejemplo que nos da para seguirlo?

El estilo de Jesús para crear comunión es el Amor, un amor que se manifiesta de muchas maneras, porque está detrás de todo lo que El hace.

En esta oportunidad antes de vivir la pasión, decide darles a los discípulos la última enseñanza en el contexto de la última Cena:

Se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos, y luego se los secaba con la toalla que se había atado”.

Ellos no comprendían la actitud del Señor, Pedro el más expresivo, le increpa: ¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?»

Pedro le quiere dar clases a Jesús de cómo debe portarse, “tú eres el Señor, tú no puedes tomar la actitud de un sirviente, de un esclavo” por eso Jesús le dice “Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más tarde.» Pedro se estaba quedando solamente en lo exterior de la actitud de Jesús, (el comprenderlo después le llevó a dar la vida, hacer lo mismo que su Maestro ).

Jesús en muchas ocasiones les había dicho que había venido a servir no a ser servido, y así vivió curando a los enfermos, dando de comer a la muchedumbre, enseñando, viviendo en los brazos del Padre, sin un lugar donde reposar la cabeza, no cobró por sus servicios, vivió en humildad, en pobreza, y sirvió hasta el extremo amándonos hasta darnos su vida en la cruz para lavarnos de nuestros pecados.

Servir cuesta, cansa, cuando estamos en el camino del Señor, queriendo también seguir su ejemplo “lavando los pies de los hermanos” perdonándoles, comprendiéndolos, siendo misericordiosos como nuestro Señor, el mundo nos juzga porque no entienden, nos llaman tontos, débiles de carácter, cobardes etc., Pero más de una ocasión ha habido y habrá en que después lo han entendido; es que amar al estilo de Jesús parece ser a veces una locura, pero es lo único que da sentido a la vida, porque nos da el Ser; siendo esclavos… somos señores de nuestros instintos, arrebatos y cualquier sentimiento que nos quiere llevar a pelear, a crear desunión.

Amar al estilo de Jesús es vivir en humildad, el Amar al estilo de Jesús hace crecer al hermano, nos abajamos para que el otro crezca, nos ponemos de servidores para levantarles, enseñarles, llevarles hacia el conocimiento del verdadero Amor, que es perdón, fidelidad, servicio, entrega sin condiciones, amor hasta el extremo.

Nuestro estilo humano de amar, divide, porque es celoso, egoísta, soberbio, rencoroso, etc. Por eso necesitamos permanecer en oración en dialogo con Jesús contemplando su manera de amarnos para tener la fuerza para dar sin esperar, para amar en verdad.

Pedro quizás pensó que Jesús estaba haciendo un acto de purificación exterior, solo el rito que acostumbraran los judíos antes del banquete pascual, no comprendía aun el sentido: que la intención de Jesús era amarlos hasta el extremo, purificándolos, lavándoles el corazón para crear comunión en ellos; con ese gesto les preparaba para el camino que habrían de seguir juntos.

Por eso les dice:

« ¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo.

En verdad les digo: El servidor no es más que su patrón y el enviado no es más que el que lo envía. Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en práctica”.

Para meditar:

¿Creo que Jesús me ha lavado a mí los pies? ¿Cómo me he sentido al mirar a Jesús acercarse a mí para purificarme? ¿Siento que debo hacer lo mismo con mis hermanos?, ¿qué manto me debo quitar, me cuesta?, ¿se me hace difícil ponerme la toalla de servidor? ¿Acercarme a mis hermanos con humildad, acogerlos así tal como son, y aunque no me comprendan, tener fe, esperanza en ellos como la tuvo Jesús para con mi vida? ¿Mis actitudes, mis comentarios o mi estilo de amar y de vivir crean comunión o división entre mi familia, en mi trabajo, en mi grupo?

Jesús nos amó hasta el extremo, se dio totalmente se entregó por nosotros para que nosotros seamos UNO, para vivir en comunión con El, con el Padre y el Espíritu Santo, para tener parte con Ellos.

Pidamos a María, nuestra Madre que nos ayude a orar para aprender a amar como ama el Maestro, que nos dejamos amar y enseñar por Jesús, para poder amar a su estilo.

Nila

sábado, 26 de febrero de 2011

Buscar primero el Reino de Dios

Evangelio según San Mateo 6,24-34.

Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero. Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'. Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción."


Meditación del Evangelio


«Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura»... Se dice, pues, que hay que buscar el reino de Dios. «Buscad», no es más que una palabra, pero me parece que dice muchas cosas. Quiere decir... trabajar incesantemente para el reino de Dios y no permanecer en un estado flojo y parado, poner atención al interior para que esté bien regulado, pero no al exterior para divertirse... Buscar a Dios en vosotros, porque san Agustín confiesa que mientras le buscó fuera de él, no le encontró. Buscadle en vuestra alma que le es su agradable morada; es en ese fondo donde quedan establecidas todas las virtudes que sus siervos intentan practicar. La vida interior es necesaria, es preciso tender a ella; si la descuidamos, faltamos a todo... Busquemos ser personas de interioridad... Busquemos la gloria de Dios, busquemos el reino de Jesucristo...

«Pero [me diréis], hay tantas cosas que hacer, tantos trabajos en casa, tantos lugares de trabajo en la ciudad, en el campo... hay trabajo en todas partes; ¿es preciso pues dejarlo todo tal cual está para no pensar sino en Dios?» No, sino que es necesario santificar esas ocupaciones buscando a Dios en ellas, y hacerlas más para encontrarle a él que para verlas hechas. Nuestro Señor quiere que, ante todo, busquemos su gloria, su reino, su justicia, y para ello quiere que construyamos nuestro capital, con la vida interior, con la fe, con la confianza, con el amor, con ejercicios religiosos..., con trabajos y sufrimientos, a la vista de Dios, nuestro soberano Señor... Una vez establecidos en esa búsqueda de la gloria de Dios, podemos estar seguros de que el resto vendrá por sí solo.

San Vicente de Paúl (1581-1660), presbítero, fundador de comunidades religiosas
Conversación del 21/02/1659

jueves, 24 de febrero de 2011

“En la Trinidad vivimos, nos movemos y existimos”

En esta noche queremos compartir de lo mucho que hemos recibido en los ejercicios espirituales, primero de las misioneras; luego con los discípulos en Arequipa y los matrimonios, en la que el espíritu Santo nos invitaba a ser generadores de comunión y poder comprender el misterio de la Trinidad y es lo que vamos a compartir cada semana.


La Trinidad nos invitaba a entrar en experiencia de comunidad a su estilo, las tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo en un solo Dios y que están en mí, soy casa de Dios y Templo del Espíritu Santo.


Nos llaman a profundizar esta experiencia y a descubrirlo (Hechos 27) me imaginaba que el Amor de Dios, es como un mar inmenso, donde uno goza y experimenta en la profundidad de las aguas, es como que nuestro ser envuelto en el Amor de Dios y que a veces no nos damos cuenta por problemas, o miedo, por querer y no puedo, o pudiendo no quiero, y nos enredamos sin darnos cuenta.¡Qué bueno experimentar que en mi ser vive la Trinidad!
Depende del sentido como se le tome, como dicen los sicólogos, cuando ves un vaso medio lleno, unos miran lo que falta y otros lo que está lleno, depende de la mirada; eso nos sucede a nosotros, en nuestro seguimiento medimos lo que nos falta recorrer y no vemos lo que Dios ha hecho en mi vida, y Dios valora nuestro nuestros intentos.


En EE.UU. vivía y también mi familia, cuando supieron que venía al Perú, me decían por qué te vas, cuando otros vienen por las oportunidades que este país ofrece y ¿tú te vas? Y era preguntarme delante de Dios ¿Por qué me voy? ¿Cuál es la razón profunda? Y en oración me di cuenta que Dios es la única razón, no son las cosas, ni el lugar, ni las personas.


Y esto les digo porque creemos que todos los compromisos y nuestros intentos de cada día no los ve Dios pero Él los ve y los valora. Y lo que dije: Señor, yo me voy contigo y si no me va bien lo viviré contigo porque soy de Él, y me acompaña en el camino que tengo que recorrer.
Vivimos en Él, porque ellos lo han querido, ellos así lo han decidido, que nosotros seamos su templo, su morada, siempre nos vamos a encontrar indignos pero nos chocamos con su deseo y lo manifiestan a través del Espíritu Santo.


A mí me ayuda en el retiro, que Dios entra en lo más profundo de nuestro ser y es el Espíritu Santo el que nos conecta con la divinidad por eso somos seres superiores los únicos capaces de dialogar con la Trinidad, tenemos una unificación profunda. Esta experiencia toca toda tu existencia, no sabes cómo fue, pero sabes que hubo un click que tocó todo tu ser, otras veces lo manifiestas con una alegría la cercanía de Dios y vemos todo diferente por la acción del Espíritu Santo, porque nosotros no sabemos ni lo que queremos, ni nos conocemos pero el Espíritu Santo nos conoce profundamente. Sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios Él es el intérprete que nos conecta.


A mí me cautiva esta experiencia extraordinaria porque Dios tiene fuerza para transformar mi vida inmensamente.


Yo estudié filosofía en un Centro que no era católico, y tenía que escribir un ensayo sobre las frase de Carlos Marx que decía: Dios no creó al hombre, es el hombre quien creó a Dios, y tenía que sustentar y fundamentar mi defensa de que Dios nos había creado, y lo que hice es mirar a Cristo y le pregunté ¿Tú me creaste? Y cuando lo vi, y contemplé me dio ganas de llorar y lloré muchísimo y lo que decía era: no hay argumento para expresar tu presencia, porque la vida que tengo tú me la has dado y eso hizo que cambie todo en mi vida, y sólo sé que tú existes no por ideas, ni por argumentos, sino por la experiencia que tengo de ti.


El Espíritu Santo nos conecta con la intimidad de Dios, en ese encuentro con Él. Él es intérprete, el imán que nos acerca a Dios. A mí me situaba y yo sé que la Trinidad mora en mí, pero debemos reavivar esa experiencia de que no es una idea, sino que somos realmente templo de la Trinidad. Cada uno es un templo, y eso es un compromiso grande porque cambia nuestra mirada hacia la otra persona, frente a cada hermano que a veces nos insulta, o nos roba, nos defrauda, pero es una realidad que los de afuera no saben; pero nosotros en la comunidad vamos entendiendo.


Como un niño en el catecismo, le dijeron que era templo de la Trinidad, y va a su casa y hace una travesura y su mamá le quiere pegar con un zapato y el niño le dice: no me pegues porque soy templo de la Trinidad, y su mamá lo voltea y le da en sus nalgas y le dice, pero si puedo darle a la sacristía.


Tú eres morada y el otro también y proyectamos lo que es la Trinidad. El Padre, Hijo y Espíritu Santo, se aman mutuamente y estamos llamados a hacer comunidad como ellos con los demás.
Yo le decía a otra misionera: este retiro nos ha dejado mucho trabajo, porque vivir al estilo de la Trinidad en convivencia como Ellos, a veces no nos sale, porque no depende de tus fuerzas, ni de que tú quieras, es agarrarnos de Dios porque este llamado nos supera y sólo Él lo puede hacer por eso necesito agarrarme de ti, llenarme de ti, Señor, porque si me sale lo que no quise decir, ofender sin querer, y hacer lo que hiere al hermano, y por eso es volver al seno de la Trinidad, una y otra vez para amar y hacer comunidad; en medio de un mundo el que cada uno busca lo suyo y se preocupa por sí mismo.


Cuando caminamos por el óvalo hay un tremendo tráfico y cada carro quiere adelantar al otro, de tal manera cada uno en su afán de estar primero produce un embotellamiento y llega el momento que ninguno puede salir de ese atolladero y es porque cada uno piensa en sí mismo: primero yo, luego yo y si queda algo, también yo….
Como una mujer que se queja de que trabaja y trabaja y nadie ve lo que ella hace, no la toman en cuenta y se dice yo no existo para ellos,
Pero luego se da cuenta que aunque los otros no lo hagan Dios la mira y tiene en cuenta su esfuerzo, Dios lo valora. Y mirar las cosas así es mejor que hago las cosas en silencio para que Dios las vea y sepa cuánto lo amo.


Y es pensar que cada ser humano es diferente, a mi me gusta vivir la vida de una manera: alegre, pero hay otros más serios, pero cuando uno se vive de cara a Dios, todo es valioso y que todos son importantes porque te abres a los demás con un corazón abierto para todos.
Todas las sociedades son ego centristas, como cuando un hombre ve que el barco en que viajaba se produce un incendio y lo que hace es nadar hacia la orilla y luego desde allí ve a los demás que luchan por salvarse y se dice voy a ayudar a salvar a esa gente, yo ya me salvé, y es que eso de salvarse a uno mismo es instintivo pero luego cuando descubro el proyecto de Dios en mí y que me llama a vivir en comunidad vemos que aunque nos cueste vale la pena vivirlo, y es cada mañana que nos llama Dios a generar comunidad, y es una razón para vivir que es caminar con los otros.
Por eso nos dice ensancha el espacio de tu corazón, aunque a veces nos parece que ya no hay lugar para otros pero Dios me dice alarga tus cuerdas de la fe y con Dios podemos abrir el corazón para los más olvidados, a aquellos que mi corazón no quiere recibirlos, por falta de confianza, miedo, porque no me quiero comprometer.


A veces sólo abrimos el corazón a los que queremos o nos quieren, pero esta noche la Trinidad nos invita a que nuestro corazón sea un lugar de muchos, les brinde mi casa a los que más me cuesta, que son los que están más cerca de mí: porque me conocen, saben lo que soy y con ellos me llama a ensanchar el corazón.
¡Qué grande es poder acrecentar la familia en la fe! Con los que camino, con los que Dios me confía.


Génesis 18, hacer una composición de lugar y ver el encuentro de la experiencia al orar , encontrarse con el Dos vivo, Abraham y la Trinidad y cada uno métase en la Palabra, Abraham estaba sentado a medio día, en ese momento decisivo, de dificultades, de opciones, de ver la vida sin sentido, o quizás sin trabajo, esperando afuera de su corazón, y descubrir el cambio de mirada que hubo en cuanto abrió los ojos de la fe, para no quedarse donde estaba tranquilo, con trabajo, buen sueldo, acomodado, buen discípulo, ni tan alto ni tan bajo, al abrir los ojos de la fe, después de una oración, de un retiro, Abraham vio a tres hombres, a poca distancia, nos movemos, somos y existimos en la Trinidad Y no nos damos cuenta La Trinidad ahí, y luego descubrir que estamos frente a Ella.


Te invito a descubrir a la Trinidad frente a ti que no es idea, porque es esencial descubrir o reavivar la presencia de la Trinidad en nuestra vida, que te dice ensancha el corazón para amar, con una actitud interna que se extienda como Abraham apenas los vio, se puso en actitud de servicio y los atendió; a esa misma actitud te invita Dios a tener con tus hermanos de servicio, de entrega, de amor.
Redescubrir la llamada a darte, desde el encuentro con la Trinidad que me lleva a servir a los demás, porque por eso pasaron por mi casa: haz como lo has dicho: empieza a amar. Jesús en su actitud de lavar los pies, tiene una actitud de servir a los demás, se olvida de sí mismo, y se quitó el manto, y se pone a servir a sus discípulos.


Estas actitudes nos invitan a generar comunión, a n quedarse en uno mismo, porque el egoísmo me hace pesado y no creo comunidad, no veo lo que los otros necesitan, son los gestos, actitudes que crean comunidad en tu casa, trabajo,
Jesús está atento a qué necesitan los otros, es una actitud interna que contagia, y da Vida a los demás, vida que unifica.


Son dos cosas para generar comunidad: contemplar a la Trinidad cómo se viven y se aman entre ellos, y la otra es, aprender a amar dentro de la espiritualidad de la comunidad.


Hna Silvia Gallegos, misionera VD




lunes, 21 de febrero de 2011

Destinados a dar fruto abundante y duradero


“Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre” Jn 15,15-16

Señor, mi Dios, te quiero dar gracias por el regalo de la oración, por el diálogo, por este encuentro de amor y amistad sincero, personal, en que me enseñas, me haces sentirme en confianza contigo, me haces sentirme muy amada, elegida para permanecer en ti y para dar fruto abundante y duradero.

En esta semana nos invitaban a reavivar la fe, permaneciendo en su amor, en su trato, en su mirada, viviendo de cara al Señor.

Y a mí me ayudaba mucho sentirme elegida por el Señor, saberme ligada a Él, por el amor que me tiene. Me sentía como su ciudad a la cual Él asentó sobre un monte, porque al elegirme no miró solamente mi vida sino veía toda una ciudad, un pueblo. El al elegirme no lo hizo para dejarme en el camino, sino que me dio un destino por y donde dirigirme: Dar frutos abundantes y duraderos.

Me hacia entender por eso esta semana, que tanta Gracia recibida no se puede esconder, aquello que el Señor me ha dado es demasiado grande. Y me ayudaba también a re-escuchar su llamado, a vivir de cara al propósito que El tiene para mi vida, y no de cara a lo que yo pienso que debe ser mi destino en adelante.

Nuestro destino bajo la mirada de Dios se hace tan claro, tan definido: Es vivir y llenar los corazones de Palabra que da Vida, que da Esperanza que da Fe, que hace Amar en verdad, que construye el Reino de Dios en un mundo que se pierde en él en: la riqueza, los placeres y los honores. Vivir este destino es vivir en constante conversión, es un trabajo que no se hace pesado o una carga cuando permanecemos en El Amor, entonces es natural vivir dando frutos, “una rama por sí misma no da frutos” cuando vivimos unidos en el Amor, los frutos se dan.

“Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos…”

El siervo no sabe lo que hace su patrón, porque no conversan de tú a tú, como amigos; a nosotros Jesús nos llama a una relación de amistad, donde nos da a conocer lo que siente, lo que piensa, lo que sueña el Padre con nuestra vida, con la de nuestra familia, con todos. En la oración crecemos como amigos, crece nuestra fe en El, sobre todo enciende en nuestros corazones el fuego por la misión, el querer ya salir a ayudarle a transformar el mundo, a sacar de las tinieblas a los que vemos que se van cayendo por que no tienen Luz.

A mí me ayuda mucho ver a Jesús como se relacionaba con el Padre, esa permanencia, esa dependencia en el Amor, y fue eso lo que nos vino a enseñar: A no separarnos del Padre, a vivir unidos a Él, Jesús no hacía ni decía nada que el Padre no se lo dijera antes. Aun en los momentos de la Cruz, Jesús sabia que el Padre estaba con Él, por eso nunca dejó de hablarle, porque sabía que Él le escuchaba, y aún en la PASIÓN, CLAVADO EN LA CRUZ JESUS SEGUÍA DANDO FRUTOS ABUNDANTES Y DURADEROS.

Y eso es lo que Jesús nos quiere enseñar: A permanecer en el Amor para dar frutos en todo tiempo, que tengamos con El un trato de amigos, que nace de la oración, del diálogo, de la permanencia; podemos estar pasando por diversas circunstancias, buenas o malas, pero solo son eso, cosas que pasan lo importante es en medio de todo ello, seguir dando frutos ¿qué frutos? Un testimonio de que nuestra vida es más que las cosas que nos pasan, que a través de eso, la gente descubra que Dios me necesita viviendo esa experiencia, que si la permite es para enseñarle a vivir a otros que pasan lo mismo, que solo permaneciendo en El podemos salir vencedores, que a Dios no se le escapa de las manos mi vida, que hay un plan, un destino…ese es el fruto que estamos llamados a dar en nuestra vida cotidiana ser anunciadores de la Vida eterna.

La Palabra que oramos hoy día reavivaba el fuego de su Voz en mi corazón. Hay personas que me preguntan ¿Qué Palabra te ayudó más en tu conversión?, ¿Qué fue lo que te atrajo más hacia el Señor? - El me llamó su amiga, yo, amiga de Jesús, amiga del Señor, ¿así como soy?, era algo que resonó en mi interior por días y hasta ahora me maravilla tanta Gracia. Ahora sentía con más fuerza su voz diciéndome amiga, te he destinado a dar frutos, pero no cualquier fruto, sino frutos de Vida, y son frutos que van a dar otros frutos, que van a ser duraderos, y me hacía ver nuestro carisma Verbum Dei:

Elegidos, destinados, consagrados para ser discípulos de Jesús que le hacen otros discípulos, preparar, cuidar los frutos para que permanezcan. Es algo muy grande que necesita meditarse, meterse ahora en la oración, preguntarle al Señor ¿Qué frutos estoy dando?, ¿Lo que te ofrezco, Señor, brota de sentirme sierva o amiga tuya?, ¿Son frutos ofrecidos con amor? ¿Por qué me cuesta dar frutos? ¿La misión a la que me estas destinando me preocupa, porque no confío mucho en que tu vas conmigo?, ¿Tengo miedo de no poder cumplirte porque solo me miro a mi, miro solamente mis fuerzas, mi poco tiempo, mi falta de preparación sin contar que eres Tu quien me ha elegido y me vas a dar todo lo que necesito para dar frutos abundantes y duraderos si te lo pido en el Nombre de Jesús?

Jesús hoy nos invita también a pedirle como amigos de confianza, aquello que nos falta para permanecer unidos a Él, “Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre”.

Que nuestra Madre Santísima nos ayude a perseverar en la oración, a buscar a Jesús, y permanecer unidos a Él para que vivamos el Destino para el cual hemos sido elegidos en su Amor.

Dios nos bendiga.

nila

jueves, 17 de febrero de 2011

“Permanezcan en mi Amor”

(Jn 15,10)

Buenas noches. Bienvenidos a esta Escuela de la Palabra. Todos somos Bienvenidos, los que vienen por primera vez, los que se vuelven a reintegrar, y los que han permanecido fieles. ¡Que grande poder reunirnos en familia después de algunas semanas! Le preguntaba a Jesús: ¿Con qué podríamos comparar esta Escuela de la Palabra después de la experiencia de ejercicios espirituales: en donde pudimos festejar los 25 años de votos perpetuos de Gloria, y de que tres matrimonios de la rama de matrimonios: (Manuel y Marisol, Saidy y Miguel, Martín y Miriam) han renovado sus votos temporales y que Julia y dos chicas (Laicas consagradas han renovado sus promesas de consagración al Sr. )?

Jesús me decía: Esta irrupción de alegría es semejante a mi alegría, la que yo comparto con el Padre: y Jesús me invitaba a entrar en el gozo del Espíritu de (Lc 10,21-23): En ese momento Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu voluntad. Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.» “

Así podemos iniciar esta Escuela de la palabra, experimentando la mirada de Jesús volcada hacia nuestra familia misionera Verbum Dei de la que formamos parte, una mirada que desborda de alegría porque somos dichosos por ver lo que vemos y oír lo que escuchamos.

¿Qué es la Escuela de la Palabra? Es la Escuela donde todos nos sentimos llamados a “ver y oír”. Ver las maravillas que el Sr. Hace en nuestras vidas amadas por la Trinidad y oír la Palabra que sale de la boca de Dios. El Carisma Verbum Dei no tiene otro tesoro que este. Es la riqueza de la Trinidad ofrecida a todo el que se pone en contacto con Ellos. Es el tesoro temporal y eterno que tenemos para compartir a todos por igual. Es lo que dinamiza nuestra vida y la dispone para estar al servicio de los demás, en definitiva es lo que a la primera comunidad cristiana puso en pie y le hizo testigo de un Dios Vivo. Esta es la razón del por qué de la Escuela de la Palabra. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, las articulaciones y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y pensamientos más íntimos.

(Hebreos 4,12).

La Escuela de la Palabra es un permanente Pentecostés. Porque el Espíritu Santo es el que nos llena de alegría y de gozo en el Sr. En el Amor del Padre, la voz del Espíritu Santo y el dialogo constante con Jesús, quienes proyectan nuestra vida como Familia Misionera.

Bueno, ¿Qué quiere decir el Sr. A esta gran Familia? Entendía de parte del Sr. “Permanezcan en mi amor” (Jn 15,10) porque Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa” (Mt 5,13-16).

Esta es la mirada de la Trinidad sobre nuestras vidas. Nos da a conocer el valor que tiene nuestra vida en medio del mundo, de los ambientes donde estamos, de nuestras familias. No eres cualquier persona, no eres del montón, no eres alguien que está pero, como si no estuviera, tampoco para pasar desapercibidos. Somos “la sal de la tierra”, porque nuestra vida tiene el ser de Dios, su ser Amor. Tenemos su sabor con el que somos amados. Es lo que hace que podamos vivir lo mismo que los demás pero con otro sabor. ¡Qué importante es esto que nos dice Jesús! “Ustedes son la sal de la tierra” ¿Te lo crees? ¿Nos lo creemos? ¿Le creemos a la Palabra que sale de la boca de Dios? Basta con que recordemos todas esas experiencias en las que a través de nuestra pobre vida el Sr. Ha amado, ha perdonado, se ha acercado a nuestros hermanos o hermanas que estábamos lejos.

Yo si, ¿Saben por qué? Por que Jesús me lo dice, él nos lo dice. No nos lo ha revelado la carne ni la sangre sino nuestro Padre que está en el cielo. Cristo es la Verdad de nuestra vida, la luz verdadera que ilumina a todo hombre. Aunque en la vida ordinaria experimentemos los retos, desafíos, etc. Lo más verdadero es lo que nos dice Jesús. Recordaba la anécdota de los tres canteros:

Eran tres canteros que se encontraban trabajando, picando piedra a la 1 de la tarde, en el mismo lugar. En eso pasó un turista y les sorprendió ver a esos tres canteros trabajando. Le preguntó a cada uno:

¿Qué están haciendo?

- El primer cantero respondió: ¿No ve que estoy picando piedra? Su respuesta era en tono medio enojado, enfadado.

- El segundo le respondió: Estoy cumpliendo con mi deber. Hago lo que tengo que hacer.

- El tercero le dijo: Estoy picando cantera porque estoy construyendo una Catedral.

El creer lo que Jesús nos dice nos hace valorar todo lo pequeño que hacemos o vivimos, valorar los esfuerzos, sufrimientos que vivimos: porque tiene sentido, tenemos un “por qué y un para qué”, tienen el sabor de la fe, del Amor de Cristo.

Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente.

Mira lo que es tu vida si permanece en mi Amor, eres sal que da sabor, pero… si no permanecemos en su amor nuestra vida se vuelve insípida, no sirve para nada. Podemos hacer mucho bien, podemos dar sabor a lo insípido pero la condición vital es permanecer en el Amor, el no salirnos del amor con el que somos amados, para no perder el sabor. San Mateo, en su evangelio nos da a conocer el riesgo que corre una persona que después de haber experimentado el amor con el que es amado, cabe la posibilidad que lo pierda. Pero San Juan nos da la clave para no perder ese sabor de Dios y es la permanencia.

Esta permanencia no solo nos da sabor, sino que teniendo el sabor de Dios en nosotros nos convierte en luz del mundo. Por eso Jesús nos dice: Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa”.

Recordaba una experiencia que en los ejercicios el Sr. Me regalaba: un día me dijo una misionera Paty sería bueno que arreglaras el cable de la lámpara del sagrario, si lo clavas en la pared se vería bien. Pero teníamos que pedir permiso a la misionera encargada de la casa. Fui a pedirle permiso de hacer eso y le propuse cambiar el cable por otro más delgado y del color de la pared.

Primero como que no le agradó que hiciera eso, y me puso algunos pretextos, lo que no quería era que hiciéramos cambios en la casa, pero Jesús en ese momento me dijo: Paty tranquila si no lo ve la persona no pasa nada el cable puede estar volando uno año y otro. Porque no es tanto el cable sino el corazón que no está dócil. Bueno pues lo dejé así y después de unas horas cuando regresamos a las pautas de la tarde lo primero que vi fue el cable cambiado y clavado en la pared y Jesús me dijo: ¿Ves Paty? El cable se ve muy bonito, y yo le decía: Sí Jesús está chevere. Pero Jesús resaltó: pero mas bonito se ve el corazón de esta misionera, ¿sabes por qué? Porque fue dócil, porque le gané, y cada vez que veas este cable no verás solo el cable arreglado sino que será testigo del poder de mi amor. Es decir, veras en este gesto la luz del mundo, será luz para el mundo, porque hablará de mi. Esta obra hablará de mí, brillará esta buena obra.

Ustedes son la luz del mundo, no se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte. Nadie puede encender una lámpara para taparla con un cajón. Es para que ilumine toda la casa. Esta es nuestra vida para iluminar a toda la casa, dejando que el Sr. En el día a día vaya ganando en nuestro interior, nos vaya doblegando, vaya teniendo fuerza y poder.

¿Se imaginan todo lo que podemos iluminar?

La vida interior que vivimos con la Trinidad es luz para nosotros y para los demás. Es la fuerza para enfrentar miedos, temores que van minando nuestra vida de fe.

Se trata de creer en Jesús, permaneciendo en su amor, porque es lo que nos hace crecer como el grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo, es la màs pequeña de las semillas, pero cuando crece se hace mas grande que las plantas de huerto. Es como un árbol, de modo que las aves vienen a posarse en sus ramas.» Nuestra vida así la ve el Sr. Capaz de crecer y de que se poseen muchas personas en nuestras vidas, ser personas que brinden confianza en los demás porque creemos en Dios.

Mira a lo que se asemeja tu vida: Jesús les contó otra parábola: «Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: la levadura que toma una mujer y la introduce en tres medidas de harina. Al final, toda la masa fermenta.» (Mt 13,31-33)

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. (Jn 15,15-16)

Por tanto, es una semana para reavivar la fe, permaneciendo en su amor, en su trato, en su mirada y viviendo de cara a èl.


Escuela de la Palabra

“Permanezcan en mi Amor”

(Jn 15,10)

Buenas noches. Bienvenidos a esta Escuela de la Palabra. Todos somos Bienvenidos, los que vienen por primera vez, los que se vuelven a reintegrar, y los que han permanecido fieles. ¡Que grande poder reunirnos en familia después de algunas semanas! Le preguntaba a Jesús: ¿Con qué podríamos comparar esta Escuela de la Palabra después de la experiencia de ejercicios espirituales: en donde pudimos festejar los 25 años de votos perpetuos de Gloria, y de que tres matrimonios de la rama de matrimonios: (Manuel y Marisol, Saidy y Miguel, Martín y Miriam) han renovado sus votos temporales y que Julia y dos chicas (Laicas consagradas han renovado sus promesas de consagración al Sr. )?

Jesús me decía: Esta irrupción de alegría es semejante a mi alegría, la que yo comparto con el Padre: y Jesús me invitaba a entrar en el gozo del Espíritu de (Lc 10,21-23): En ese momento Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu voluntad. Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.» “

Así podemos iniciar esta Escuela de la palabra, experimentando la mirada de Jesús volcada hacia nuestra familia misionera Verbum Dei de la que formamos parte, una mirada que desborda de alegría porque somos dichosos por ver lo que vemos y oír lo que escuchamos.

¿Qué es la Escuela de la Palabra? Es la Escuela donde todos nos sentimos llamados a “ver y oír”. Ver las maravillas que el Sr. Hace en nuestras vidas amadas por la Trinidad y oír la Palabra que sale de la boca de Dios. El Carisma Verbum Dei no tiene otro tesoro que este. Es la riqueza de la Trinidad ofrecida a todo el que se pone en contacto con Ellos. Es el tesoro temporal y eterno que tenemos para compartir a todos por igual. Es lo que dinamiza nuestra vida y la dispone para estar al servicio de los demás, en definitiva es lo que a la primera comunidad cristiana puso en pie y le hizo testigo de un Dios Vivo. Esta es la razón del por qué de la Escuela de la Palabra. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, las articulaciones y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y pensamientos más íntimos.

(Hebreos 4,12).

La Escuela de la Palabra es un permanente Pentecostés. Porque el Espíritu Santo es el que nos llena de alegría y de gozo en el Sr. En el Amor del Padre, la voz del Espíritu Santo y el dialogo constante con Jesús, quienes proyectan nuestra vida como Familia Misionera.

Bueno, ¿Qué quiere decir el Sr. A esta gran Familia? Entendía de parte del Sr. “Permanezcan en mi amor” (Jn 15,10) porque “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa” (Mt 5,13-16).

Esta es la mirada de la Trinidad sobre nuestras vidas. Nos da a conocer el valor que tiene nuestra vida en medio del mundo, de los ambientes donde estamos, de nuestras familias. No eres cualquier persona, no eres del montón, no eres alguien que está pero, como si no estuviera, tampoco para pasar desapercibidos. Somos “la sal de la tierra”, porque nuestra vida tiene el ser de Dios, su ser Amor. Tenemos su sabor con el que somos amados. Es lo que hace que podamos vivir lo mismo que los demás pero con otro sabor. ¡Qué importante es esto que nos dice Jesús! “Ustedes son la sal de la tierra” ¿Te lo crees? ¿Nos lo creemos? ¿Le creemos a la Palabra que sale de la boca de Dios? Basta con que recordemos todas esas experiencias en las que a través de nuestra pobre vida el Sr. Ha amado, ha perdonado, se ha acercado a nuestros hermanos o hermanas que estábamos lejos.

Yo si, ¿Saben por qué? Por que Jesús me lo dice, él nos lo dice. No nos lo ha revelado la carne ni la sangre sino nuestro Padre que está en el cielo. Cristo es la Verdad de nuestra vida, la luz verdadera que ilumina a todo hombre. Aunque en la vida ordinaria experimentemos los retos, desafíos, etc. Lo más verdadero es lo que nos dice Jesús. Recordaba la anécdota de los tres canteros:

Eran tres canteros que se encontraban trabajando, picando piedra a la 1 de la tarde, en el mismo lugar. En eso pasó un turista y les sorprendió ver a esos tres canteros trabajando. Le preguntó a cada uno:

¿Qué están haciendo?

- El primer cantero respondió: ¿No ve que estoy picando piedra? Su respuesta era en tono medio enojado, enfadado.

- El segundo le respondió: Estoy cumpliendo con mi deber. Hago lo que tengo que hacer.

- El tercero le dijo: Estoy picando cantera porque estoy construyendo una Catedral.

El creer lo que Jesús nos dice nos hace valorar todo lo pequeño que hacemos o vivimos, valorar los esfuerzos, sufrimientos que vivimos: porque tiene sentido, tenemos un “por qué y un para qué”, tienen el sabor de la fe, del Amor de Cristo.

Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente.

Mira lo que es tu vida si permanece en mi Amor, eres sal que da sabor, pero… si no permanecemos en su amor nuestra vida se vuelve insípida, no sirve para nada. Podemos hacer mucho bien, podemos dar sabor a lo insípido pero la condición vital es permanecer en el Amor, el no salirnos del amor con el que somos amados, para no perder el sabor. San Mateo, en su evangelio nos da a conocer el riesgo que corre una persona que después de haber experimentado el amor con el que es amado, cabe la posibilidad que lo pierda. Pero San Juan nos da la clave para no perder ese sabor de Dios y es la permanencia.

Esta permanencia no solo nos da sabor, sino que teniendo el sabor de Dios en nosotros nos convierte en luz del mundo. Por eso Jesús nos dice: Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa”.

Recordaba una experiencia que en los ejercicios el Sr. Me regalaba: un día me dijo una misionera Paty sería bueno que arreglaras el cable de la lámpara del sagrario, si lo clavas en la pared se vería bien. Pero teníamos que pedir permiso a la misionera encargada de la casa. Fui a pedirle permiso de hacer eso y le propuse cambiar el cable por otro más delgado y del color de la pared.

Primero como que no le agradó que hiciera eso, y me puso algunos pretextos, lo que no quería era que hiciéramos cambios en la casa, pero Jesús en ese momento me dijo: Paty tranquila si no lo ve la persona no pasa nada el cable puede estar volando uno año y otro. Porque no es tanto el cable sino el corazón que no está dócil. Bueno pues lo dejé así y después de unas horas cuando regresamos a las pautas de la tarde lo primero que vi fue el cable cambiado y clavado en la pared y Jesús me dijo: ¿Ves Paty? El cable se ve muy bonito, y yo le decía: Sí Jesús está chevere. Pero Jesús resaltó: pero mas bonito se ve el corazón de esta misionera, ¿sabes por qué? Porque fue dócil, porque le gané, y cada vez que veas este cable no verás solo el cable arreglado sino que será testigo del poder de mi amor. Es decir, veras en este gesto la luz del mundo, será luz para el mundo, porque hablará de mi. Esta obra hablará de mí, brillará esta buena obra.

Ustedes son la luz del mundo, no se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte. Nadie puede encender una lámpara para taparla con un cajón. Es para que ilumine toda la casa. Esta es nuestra vida para iluminar a toda la casa, dejando que el Sr. En el día a día vaya ganando en nuestro interior, nos vaya doblegando, vaya teniendo fuerza y poder.

¿Se imaginan todo lo que podemos iluminar?

La vida interior que vivimos con la Trinidad es luz para nosotros y para los demás. Es la fuerza para enfrentar miedos, temores que van minando nuestra vida de fe.

Se trata de creer en Jesús, permaneciendo en su amor, porque es lo que nos hace crecer como el grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo, es la màs pequeña de las semillas, pero cuando crece se hace mas grande que las plantas de huerto. Es como un árbol, de modo que las aves vienen a posarse en sus ramas.» Nuestra vida así la ve el Sr. Capaz de crecer y de que se poseen muchas personas en nuestras vidas, ser personas que brinden confianza en los demás porque creemos en Dios.

Mira a lo que se asemeja tu vida: Jesús les contó otra parábola: «Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: la levadura que toma una mujer y la introduce en tres medidas de harina. Al final, toda la masa fermenta.» (Mt 13,31-33)

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. (Jn 15,15-16)

Por tanto, es una semana para reavivar la fe, permaneciendo en su amor, en su trato, en su mirada y viviendo de cara a èl.

Patty.

misionera Verbum Dei

lunes, 14 de febrero de 2011

“¿Todavía no acaban de comprender?”


Meditación del Evangelio según san Marcos 8, 14-21

En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: «Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes». Entonces ellos comentaban entre sí: «Es que no tenemos panes».


Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: «¿Por qué estos cuchicheos? ¿Por qué no tienen panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?» Ellos le contestaron: «Doce». Y añadió: «¿cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?» Le respondieron: «Siete». Entonces él dijo: « todavía no acaban de comprender?»

Hoy día la Palabra al igual que a los discípulos a nosotros también nos está llamando a abrir los oídos, los ojos y la mente y todo nuestro ser para vivir nuestra identidad de discípulos, para entender que somos HIJOS DE DIOS, que nuestra vida no es para quedarse en lo material sino en comprender que Jesús cuando viene a nuestra vida es para darnos la Vida eterna.

Anteriormente, antes de subir a la barca Jesús había estado con los fariseos que lo confrontaban, acerca de los alimentos, de los ritos de limpieza. Y ya a solas Jesús les advertía a sus discípulos de las enseñanzas de los fariseos de cómo imponían tradiciones hechas por ellos al pueblo, dejando a un lado el verdadero mensaje de Dios. (Mc 7,1-23).

Jesús los había elegido para hacer de ellos otros cristos, como a nosotros, y por eso les corregía, les instruía, les advertía porque los discípulos eran personas sencillas, que estaban en proceso de formación y necesitaban estar atentos, Jesús quería que ellos aprendieran a diferenciar lo que es de Dios y lo que viene de los hombres, para poder vivir y enseñar con la Verdad.

Pero así como ellos a veces se quedaban todavía en las cosas del mundo, de repente a nosotros también hoy nos ve Jesús “cuchicheando” sobre algo que nos falta, algo que dejamos de hacer, o que no lo hicimos bien y nos pregunta: ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?» quizás sepamos responder bien como ellos, pero no es suficiente Jesús nos llama a ir más allá, a profundizar en el porqué de los milagros que realiza, a qué o mejor dicho a Quien nos deben llevar.

No nos podemos quedar en el hecho de que El nos dio lo que pedimos, que el Señor acudió en nuestro auxilio, nos dio la ayuda que necesitamos material o espiritualmente, sino que ahora Jesús nos está pidiendo ver más allá, ver y oír algo más trascendente: Ver y oír a Alguien que está con nosotros llevándonos de la mano a la Vida eterna, a la Verdad, a vivir nuestra verdadera identidad para ser levadura nueva para llevar a muchos hacia El.

Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes”. Ustedes “echen fuera la vieja levadura y purifíquense; ustedes han de ser una masa nueva…basta ya de vieja levadura”, 1Cor 5,6

Nuestra vida está hecha para ver y oír las cosas con sentido de Vida eterna, las personas, las cosas materiales tienen su lugar y hay que ocuparse de ellas, pero Jesús nos llama primero a buscar las cosas de arriba, lo demás se nos dará por añadidura. (Mt 6,33).

Para vivir libres para la misión, necesitamos orar, ver y oír a Jesús, hasta entender lo que quiere de nuestra vida cada día, desembotar nuestra mente para encontrarle sentido al dolor, al sufrimiento a las complicaciones del trabajo, en la familia.

Dice el Papa Benedicto XVI «Sed levadura de esperanza en este mundo que anhela encontrar a Jesús, a veces sin darse cuenta. Para mejorarlo, esforzaos ante todo por cambiar vosotros mismos con una vida sacramental intensa, especialmente acercándoos al sacramento de la Penitencia y participando asiduamente en la celebración de la Eucaristía. Os encomiendo a cada uno de vosotros y a vuestras familias a María, que nunca dejó de contemplar el rostro de su Hijo Jesús»

Ayúdanos Señor a no quedarnos en las cosas materiales, a no dejarnos deslumbrar por las tentaciones del mundo, las preocupaciones de la vida diaria, sino entender que precisamente allí es donde tenemos que ser levadura cristiana, infundir en los que están a nuestro lado, fe, esperanza y caridad, lo que nos lleva a vivir ya la vida eterna. Te lo pedimos por la intercesión de nuestra Madre Santísima.

Dios nos bendiga.

nila