martes, 31 de mayo de 2011

“La Palabra dará su fruto en tu vida”

Isaías 55, 10-11

Hoy día la Palabra nos llama a tener esperanza en que nuestra vida puede ser transformada. Por la Palabra que recibimos, nuestra vida puede dar fruto. Estamos hechos para ser fecundos.

“Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente para sembrar y el pan para comer,

Así será la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí con las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería, y haber llevado a cabo la misión que le encargué.”

El Señor baja a nuestra vida, como la lluvia y la nieve de los cielos….que regalo es sentir su mano trabajando nuestra tierra.

Pero se necesita de un corazón abierto donde el Señor pueda entrar a trabajarnos, dice Isaías 45,8 “Que se abra la tierra y produzca su fruto”.

La Palabra necesita de una tierra dispuesta, que nosotros le demos tiempo para que nos empape, un rato no basta, porque se quedará mojada solo la superficie, la Palabra necesita que nos abramos para penetrarnos hasta los lugares más secos de nuestra alma, esos lugares áridos que están dando frutos amargos, respuestas hirientes, sarcasmos, palabras secas, terquedad, rebeldía, celos, depresiones.etc.

Allí es donde le pedimos al Señor que llegue su Palabra hasta que nos empape tanto que haga salir a flote lo que no sirve, lo que nos quita la vida.

Le preguntaba al Señor esta mañana. ¿Señor porque te importa que mi vida de simiente para sembrar y pan para comer?....Porque hay muchos que están con hambre y sed de mi Palabra, y como no la conocen están gastando en lo que no es Pan, en cosas que no alimentan, por eso van desnutridos, cansados de la vida, por eso hay guerras, por eso no hay paz en las familias ni en el mundo.

Al Señor le urge que vivamos ya la Palabra por eso viene ahora como lluvia, como nieve que baja del cielo. Para penetrar hasta lo más profundo, para dar frutos abundantes en los lugares donde trabajamos o estudiamos, para tener frutos en el apostolado.

Señor yo quisiera que mi vida de frutos para ti, baja Señor como lluvia o como nieve, en la estación que quieras, cuando quieras Señor, empapa mi vida con tu Palabra, que se moje bien, ven como fuerte lluvia, copiosa abundante, penetra mi tierra con el Agua Viva de tu Palabra para dar los frutos que tu esperas de mi vida.

Cuando miraba en el invierno a la nieve cubrir la tierra con cincuenta y a veces hasta ochenta cm. de altura, pensaba que las plantas por abajo ya se habrían malogrado, seis meses congeladas, estarían tal vez quemadas por el agua helada….pero de pronto, ahora empezaron a brotar hermosos tulipanes, árboles con flores bellísimas, que alegran la vista y nos hacen sentir que la primavera ya ha llegado; le decía Señor así veo que tu Palabra a veces parece que no da fruto en nuestra vida, parece que no puede con nosotros, sentimos el corazón congelado, recibimos pautas, leemos la Palabra, pero no sentimos fuerza para vivir la Palabra… y así pasan días, meses, retiros, jornadas, charlas etc….pero de pronto un día alguien nos pide un favor y nos sale decirle “si”, inclusive ayudar un poco más allá de lo que nos pide, ya no le gritamos a los hijos, atendemos con mas amor al esposo, y todo va saliendo naturalmente, nuestra vida empieza a florecer como una primavera….

La Palabra tiene su tiempo, es un proceso largo, desde que la lluvia cae sobre la tierra, luego la fecunda, la hace germinar, hasta que de la simiente para sembrar, hasta que florezca hasta que de fruto y luego semillas, para dar nuevos frutos. No es de la noche a la mañana, se necesita largos ratos de oración, así como la lluvia para empapar la tierra se demora, nosotros nos tenemos que dedicar a la oración, dejarnos fecundar para cumplir nuestra misión en la vida:

La Palabra que sale de mi boca no vuelve a mí con las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería y haber llevado a cabo lo que le encargué.

El Señor tiene un propósito, cuando nos da la Palabra, no es solo para hacernos sentir bien, su Palabra tiene para nosotros una misión que encargarnos, la misma misión de Jesús.

Cuando oraba yo miraba a Jesús, Palabra de Dios, que vino a cumplir el encargo del Padre y no se rindió ante nada, no tuvo miedo a morir con tal de obedecer, de cumplir la misión, ese mismo Jesús, Palabra de Dios nos dice que va a estar con nosotros siempre hasta sacar los frutos que el Padre quiere en nuestra vida. “Yo estaré con ustedes hasta el fin de la historia”. Mt 28,20.

Para terminar, me acordaba de la canción de un sacerdote misionero VD de Chile:

“Cuando me presente ante ti Padre me preguntarás como me fue por la tierra, entonces te enseñaré mi corazón lleno de nombres”…, Yo agregaba desde lo orado hoy día, “Señor ese día quisiera tener para mostrarte los frutos que tu Palabra ha dado en mi vida….y decirte:

Padre no vengo ante ti con las manos vacías, sino después de haber hecho lo que tú querías y haber llevado a cabo lo que me encargaste”.

Madre querida, levántanos para tener cada mañana largos ratos de oración, buscando la Palabra que nos haga tener una vida fecunda, que seamos dóciles a los planes que el Señor tiene para nuestra vida.

Dios nos bendiga.

Nila

viernes, 27 de mayo de 2011

La Palabra nos prepara para toda obra buena. 2Timoteo 3, 16-17


Le daba gracias al Señor por esta semana de oración con el Dinamismo de la Palabra en el ejercicio de la Asimilación.

Me ayudaba mucho el haber empezado la semana de oración dejándole entrar al Señor a mi corazón como mi Consejero que me iba indicando como debía ensanchar mi tienda, como sacar las estacas que no me dejaban ser libre para poner en su lugar la Estaca de la Palabra de Dios, me iba enseñando como ir sacando lo que no sirve de mi tienda para ser esa tienda de encuentro donde mis hermanos de encuentren con El, como buscar en todo momento la Puerta por donde se entra a la Vida Nueva, resucitada en Cristo.

Estos días estoy sacando hierbas malas del jardín, y es un trabajo difícil porque son muchas, por aquí (Canadá) estamos en primavera y hay que arreglar los jardines, (no hay jardineros o son muy caros).

Y para sacar las hierbas estoy usando un aparato que penetra hasta el fondo son cuatro puntas afiladas y pisando una palanca saca la planta con toda la raíz, y se queda un hueco en ese espacio, si no lo haces así si solo la corta o la podas superficialmente, y vuelve a salir al otro día.

Y le decía: Señor, Tú haces lo mismo con tu Palabra en mi vida… la oración es esa palanca que me ayuda a preparar diariamente mi vida para ti….penetras hasta el fondo de mi alma, para sacar de raíz aquello que no me deja hacer las obras buenas.

No te conformas con una oración más o menos sino que me llamas a este ejercicio de mirar las raíces de lo que me sucede, de esa conducta que se repite una y otra vez, como hierba mala que nunca muere y que no me deja ser completamente libre, y esos espacios que no producían nada bueno los vas cubriendo, renovando; me vas haciendo poco a poco tu viña, para que pueda dar frutos sabrosos, abundantes, duraderos. (Is 5,1-2)

El Señor a través de su Palabra quiere sacar de raíz todo lo que nos quita la vida, lo que no nos deja vivir en paz con nosotros mismos y con los demás.

“arranquen de raíz de entre Uds. disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad” Ef. 4,31

Si hemos tenido esos sentimientos y conductas negativas es porque a lo largo de nuestra vida tal vez hemos buscado enseñanzas, consejos en el mundo, en las personas, que nos han dado su criterio, o lo que les resultó bien en su experiencia de vida personal.

Es una Gracia de Dios para nosotros poder tener ahora tan cerca su Palabra que “es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien.”

Si somos hombres de Dios, bautizados, nacidos a una Vida Nueva en Cristo, entonces estamos preparados, capacitados para llevar a la práctica todas sus enseñanzas porque El nos ha dado Gracia para vencer el mal que nos tienta a cada instante para hacer obras malas, dañar al prójimo, abandonarlo dejarlo en su ignorancia de Dios que es el peor mal que podríamos hacer.

Cuando nos decidimos a vivir la Palabra, El Señor viene en nuestra ayuda porque le pertenecemos, somos de Dios.

“Así el Hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno”.

Dios mismo nos prepara, nos capacita, nos entrena, nos hace volver a empezar una y otra vez, El mismo se encarga de nosotros, el Buen Pastor, nuestro Consejero Maravilloso, Dios Bueno, Padre sin igual, para hacer el Buen Trabajo, al igual que su amado Hijo y como nos decían este domingo en el Evangelio podemos hacer las mismas obras y aun mayores: El mismo trabajo que Jesús porque por escuchar la Palabra por Asimilarla y Vivirla ya no somos nosotros, sino El impulsándonos a hacer las buenas obras.

Gracias Señor por cada momento de oración, cuando al confrontar mi vida con tu Palabra, me haces tocar tu infinita Misericordia, tu Perdón que me hace amarte cada día mas, y me llena de fuerza para vivir la conversión de corazón, para poder sacar amor, paciencia, para enseñar, corregir, guiar a quienes pones a mi lado.

Virgen María Madre de Dios y madre nuestra, ayúdanos a orar para hacer de la Palabra nuestra Consejera y Guía en todo momento, para poder hacer las buenas obras que el Señor espera de nosotros.

Dios nos bendiga.

Nila

miércoles, 25 de mayo de 2011

Tus caminos no son mis caminos... Isaías 55, 8


Queridos amigos:

He sentido desde lo más profundo de mi corazón un llamado de Dios a difundir su palabra. Tuve una profunda oración el día de ayer y antes de ayer también.
En este espacio que nos regala la Internet, quisiera compartirlo con ustedes, pues sé que les va a hacer bien al igual que a mí.

La primera cita que quiero darles es Juan 15. La encontré no de casulidad, Dios me la dio en mi Biblia, y oportunamente también estaba en las pautas de ese día (nada pasa por gusto).

Yo le pedía a Dios que me dijera qué estoy haciendo bien y qué estoy haciendo mal en mi vida, le pedí que me diera luz para los caminos correctos y que no me permitiera desviarme, le pedí que me diera una mente y un corazón limpios y abiertos a su voluntad, que no me deje influenciar por mis ideas, mis pensamientos o lo que yo creo que es correcto de hacer. El dice "no quieras que las cosas se hagan a tu manera",.....

"tus caminos no son mis caminos"... Isaías 55, 8

En la oración, Dios no me dio las respuestas que "yo" quería, sino lo que "El" quería decirme en ese momento: me dijo que a donde quiera que vaya y lo quiera que haga, El será siempre mi guía, El irá siempre delante de mi y me dará "instrucciones" acerca de lo que está mal y bien. Me dio mucha paz escuchar de El esto, pero lo que El me pedía, al mismo tiempo era que "permanezca cerca de El"... "El que permanece en mi y yo en El dará buen fruto... El que permanece en mi, que pida lo que quiera y se le dará".

También oré Isaías 30, 23 (versículos anteriores y siguientes también). ¿Qué pasaría si hoy fuera nuestro último día en la tierra? Fue lo que me llevó a meditar esta cita. Por qué esperar a ser anciano, como los que van a misa a las 7am y se visten de Cristos morados sólo en Octubre? porqué no ser un Cristo desde ahora, a esta edad, incluso mejor antes de tener hijos. Por qué esperar más a querer "humanamente" cambiar a pasos de tortuga si puedo "divinamente" cambiar como Dios quiere, y de manera radical, por qué no? Qué pasará si el mundo dejara de existir hoy mismo?? Seguiré haciendo lo q estoy haciendo, sin cambiar nada?.......... Lo cambiaría todo!! absolutamente!!, todo en mí, todo en mi interior quisiera purificarlo con el agua bendita que me da el Señor con su palabra y su gran sabiduría.

No tenemos tiempo que perder en peleas, en desacuerdos, en egoísmos tontos, en alcanzar nombres y riquezas, la felicidad está frente a nosotros, la escogimos frente a Dios y frente a la Iglesia y decidimos tenerla para toda la vida .

Después de estos días de oración, he experimentado una gran liberación interior, como si Dios me hubiera regalado la "verdad que me hará libre". Como si mi deseo de convertirme "en una persona diferente, mejor en todos los aspectos", fuera "posible", que puedo transformarme en lo que quiero ser para bien. Dios nos dice que "para El nada es imposible" y esta es una verdad muy grande. Por tanto si permanecemos en El, todo lo que para nosotros es difícil de lograr, de alcanzar, de hacer, será posible y sencillo.

Pensemos en todo esto por favor.

Que Dios los bendiga.

Karem.


miércoles, 18 de mayo de 2011

HE ABIERTO ANTE TI UNA PUERTA.

17/05/2011

Ciclo : resurreccion.

Tema: Asimilar la Palabra (Oración con la Palabra)

Buenas noches, bienvenidos a esta Escuela de la Palabra.

Estamos en el tiempo de PASCUA, ambiente de alegría de gozo, porque celebramos la RESURRECCIÓN DE JESÚS, el triunfo de Jesús sobre la muerte, estamos estrenando VIDA NUEVA.

Alegría porque la misericordia de Dios es firme estable, hemos sido redimidos por Dios. Comprados; salvados, por eso nuestra vida le pertenece a Dios.

La Escuela de la Palabra es justamente para hacernos conscientes para avivar la fe, reunidos en su nombre, dejamos que la Palabra caliente nuestro corazón “Donde dos ó tres están reunidos en mi nombre ahí estoy Yo en medio de ellos (Mateo18,20).

Venimos cada semana a reunirnos en su Nombre , en su Palabra encontramos el Nombre de Dios, no en el nombre del Verbum Dei, menos en el nombre mío, venimos en el nombre de Dios, ni en nombre de las personas que dan la Palabra, SOMOS POBRES, DEBILES, IGUAL QUE CUALQUIER OTRO HIJO DE VECINO, como me costaba preparar esta escuela, tierra trágame….pero me asombra como Dios me pide la vida, cuando ni tu das un sol por ella, como Dios nos pide la vida para que podamos predicar su palabra con nuestras pobrezas, por encima de nuestras pobrezas, Realmente Dio es bueno, es pura misericordia, su nombre es AMOR, reflejado en JESÚS.

Venimos a la Escuela para dar con esa Palabra que alimenta, que nutre, que fortalece, nuestra vida. No importa que sean dos ó tres AHÍ ESTOY YO… Resucitado, buscándolos, comunicándose, buscando el diálogo personal con cada uno de nosotros, aunque vengas acompañado lo que quiero es encontrarme contigo.

No se cansa de salirnos al paso: Emús, María Magdalena, Pedro, Juan, los 12, 500, 3,000…

Hoy también sale a nuestro encuentro personal, a través de su Palabra, tantas misas dominicales, a tanta gente Dios les sale a su encuentro, el mismo, a través de su Palabra y de su Eucaristía, su entrega.

“YO ESTARE CONTIGO TODOS LOS DÍAS HASTA QUE SE ACABE ESTE MUNDO” es una promesa que Dios cumple, se sigue mostrando la misericordia de Dios dándonos su Palabra: con ella nos instruye, nos enseña el camino, nos cuida” (Salmo 32,8) para no caer en los abismos a los que nos empujan el miedo el temor, el mal.

YO SERÉ TU CONSEJERO: que bien Señor que alegría, tu me aconsejas mejor que mi director o acompañante espiritual. Jaime decía: tu acompañante, sólo te dice el mínimo, deja que Dios te diga el máximo de tu vida, El es el que te conoce mejor que nadie, el sabe hasta donde puedes dar ”No han resistido aun hasta la sangre” no has pasado la cruz… Hay mucho que trabajar, hay que acelerar y romper la barrera del silencio, y sobrevuela los ruidos, la opinión de los hombres, no hagas nido en el corazón de la personas, porque “Tu nombre está escrito en el cielo”, tu corazón le pertenece a Dios. Señor siendo tu Palabra tan clara, tan fuerte, ¿Por qué rebota, a veces se vuelve a Ti sin dar su fruto, porque no se siembra, no fecunda?

Ej. Conocía a una niña bien flaquita y la mamá no hacía más que darle vitaminas, tónicos, etc,etc, y nada que la niña engordaba; entonces preocupada la llevo al médico y el médico le dijo, Señora mire, lo que vamos hacer con su hija es desparasitarla, porque todo lo que usted le da alimenta a los parásitos, y la niña va toda debilucha…eso nos pasa muchas veces a nosotros andamos con muchos parásitos dentro que se van carcomiendo nuestra vida espiritual, como y como retiros escuela, formaciones y nada… “No basta decir Señor Señor, hay que practicar la Palabra de Dios. (Mateo 7,7).

Come de todo y no asimilas, no da frutos ¿Qué hacer? El Señor nos dice en su palabra YO TE INSTRUIRÉ, Yo Seré tu consejero. ¿Qué me quieres enseñar Señor en esta escuela de la Palabra?.

Quieres orar?, si Señor para eso estoy aquí… , entonces “Ensancha el espacio de tu tienda, tus clavijas asegura” ¿Sabes porque no disfrutas de orar, de conversar con Dios, porque tienes el corazón constreñido, apretado, tu mente tu corazón está ocupada por muchas cosas… como ese cuarto tilichero de tu casa tiene tantas cosas, tantas que ni siquiera sabes lo que tienes….tu cabeza esta como la de ese niño que empieza a hacer ruidos con la boca, son los ruidos que hace su computadora con esos juegos, el solo tiene la cabeza para el juego… que pena donde está tu mente esta tu corazón.

¿Tú de que tienes la mente llena? Para poder dialogar con Dios hay que hacerle espacio a Dios a su Palabra, ensancha, purifica, limpia tu mente, porque tú eres CAPAZ DE DIOS, la oración no es para personas especiales, la oración no sólo es para momentos en los que estés bien, con ganas de orar…ERES CAPAZ DE DIOS. Tiene capacidad para captar su grandeza, sus misterios, Pablo dice: “tenemos la mente de Cristo”.(1Corintios 2,10).

Por eso “Ensancha el espacio de tu tienda sin demora para que des lugar a Dios” (Isaías 54,2)

Saca todo lo que no sirve, purifica, limpia tu corazón, para que así puedas asimilar la Palabra de Dios, y así puedas ir dando el paso de asimilar y vivir la palabra de Dios de modo que tu tierra pueda dar el fruto de 30, 60 o 100%.

Dentro del dinamismo de la Palabra de Dios es el paso que es muy fácil darlo, porque no nos es fácil soltar, desprendernos, optar, liberarse, pero la pena es que si no damos ese paso nos perdemos de disfrutar la vida de Dios en nosotros, no vivimos, arrastramos el seguimiento como una carga pesada y nos tienen que empujar, llamar,…etc., etc…

Es difícil salir de la mentira, del auto justificación, del autoengaño…

Orar con la Palabra, meterse en el dinamismo de la Palabra en meterse en ese proceso de transformación hasta ser otro Cristo.Es hacerle espacio a la Palabra de Dios, que es Jesús y poder ir dejando mi Yo, mi Ego cargado de verdades a medias, verdades que se me acomodan a mis intereses personales, verdades que sin querer queriendo nos van arrastrando al engaño…

Orar es liberarse de esas verdades a media que nos llevan al engaño, pero gracias a Dios que existe en su Palabra y no nos deja refugiarnos en la mentira, gracias a Dios que la experiencia de Dios, el habernos encontrado con El , despierta nuestra conciencia, que muchas veces son el reflejo de nuestro egoísmo, o reflejo de lo que dicen los demás.

Orar es confrontarnos con la Palabra de Dios JESUS, no con mi yo ni con el Yo de los demás. ¿Cómo confrontarse? Mira a Jesús, contémplalo, mira cómo piensa, ¿como siente? Señor me siento juzgada, criticada, señalada… si te miras a Ti, te defiendes atacas… pero cuando lo miras a El puedes ver que el también fue juzgado política, religiosa, socialmente. CRUCIFICALO!!!!

Señor me desprecias, se hacen falsas imágenes de mí, a mí, tampoco me entendieron, se hicieron una falsa imagen de mi, vine a servir y quieren un Rey, que te dice Dios “ Alégrate! Cuando diciendo mentiras te lleven a los tribunales…SALTA DE JUBILO!”(Mateo) NO PUEDO SEÑOR! Y SENTIR SU ABRAZO FUERTE, FUERTE EXPERIMENTAR SU ETERNA MISERICORDIA, ABRAZANDO MI NO PUEDO, MI DEBILIDAD, MI IMPOTENCIA PARA AMAR COMO EL AMA… ESCUCHAR. Yo sé que no puedes, no te preocupes VOY YO, yo seguiré esperando, algún día podrás… pero yo se que quieres…. Entonces con tu quiero y mi puedo vamos juntos compañera… Tú no puedes, pero mientras tanto sigo derramando mi gracia es para Ti, la Eucaristía mi Palabra, Yo voy por Ti una vez más me entrego en la Eucaristía.

Orar es dejarte confrontar por Jesús.

Po eso orar es hacerle espacio para que Jesús hable, desocupar tu mente tú corazón de tú manera de ver las cosas y pasar a ver según las ve Jesús.

Les ruego pues hermanos por la misericordia de Dios que se entreguen a Ustedes mismos, como sacrificio que agrada a Dios.

No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de sus mentes. (Romanos12,1-2)

Este es el culto espiritual que quiere Dios, esta es la oración en espíritu y en verdad, que le dice Jesús a Nicodemo, es la oración donde se baja al corazón, a la casa del alfarero, allí se escucha la voz de Dios, no oigas tus ruidos, tus temores.

No temas, pues Yo te conozco por tu nombre, no mires con desconfianza…

Conozco tus entradas y salidas, todas tus sendas me son familiares, yo se cuando te sientas y cuando te levantas, de lejos penetras mis pensamientos, no hay nada oculto para mi , aun no ha llegado la Palabra a tu boca que yo ya la conozco..(Salmo 139,1-4)).

Orar es entrar por la puerta, la puerta es la Palabra de Dios, que al escucharla que al recibirla, nos confronta y si la aceptamos, la asimilamos, le hacemos espacio en nuestra vida, pasando por la cruz (muerte de nuestro yo).

Yo sé lo que vales, se que eres débil, pero he abierto una puerta delante de ti que nadie la podrá cerrar (apocalipsis 3,8)

Jesús quiere que aprendamos el dinamismo de su Palabra, para hacernos firmes en nuestras opciones, el quiere ir al fondo a nuestra raíz, por eso es radical cuando dice:

Quien no está dispuesto a cargar con su cruz cada día no es digno de Mí.

El que ama más a su padre, madre, hijos, hermanos más que a Mi´, no es digno del Reino.

Si tu ojo es ocasión de pecado arráncalo, porque es mejor entrar sin ojo al Reino de los cielos que ser echado al infierno…

Jesús con su Palabra, con su evangelio quiere limpiar la raíz de nuestra vida, el corazón, la mente, sólo así podremos vivir el primer mandamiento “Amaras a Dios con toda tu mente, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas”.

El domingo pasado en la misa escuchábamos la lectura de Buen Pastor, que nos decía que El es la puerta y el que no entra por la puerta es un salteador o un ladrón.

Es el verbo encarnado, la puerta. El es el vehículo, el transito, el medio por donde podemos entrar al hogar, a la casa del Padre. Qué alegría poder tener esa Palabra que jamás se cerrara “Se lo que vales, por eso he abierto una puerta delante de ti que nadie podrá cerrarla”.

Dentro de la tradición de la Iglesia también llamamos a María nuestra madre, Puerta del Cielo, ¿porque?

Entendía que ella se identifico tanto con la Palabra de Dios a lo largo de su vida “Hágase en mi según tu Palabra” Asimiló de tal manera la Palabra que la hizo suya, y esto nos da la esperanza que nosotros también podemos ser ese vehículo, ese medio para que como ella podamos ser puerta del cielo para muchos más.

Entra por la puerta, es estrecha, la puerta ancha lleva a la perdición, ella nos enseña que no se puede entra muy cargados, como el ekeko, sólo los pobres de espíritu entran sin problemas.

Pidámosle por eso a nuestra madre que nos ayude a entrar por la puerta de la palabra, ella tiene vida Nueva para nosotros. Experiencia: Estos días me encontraba con las puertas cerradas, con buenas trancas (razones) bien puestas: miedos, desconfianzas, ataques de orgullo… pero el Señor cumplió su Palabra, rompió los cerrojos y entro, entro con la fuerza de su Palabra, me dijo LA PAZ ESTÉ CONTIGO y me mostró sus heridas, no eran las heridas sangrantes de la Cruz, eran heridas resucitadas, de donde brotaban paz, luz, vida. ¿Señor quien te las curo? El Padre y el espíritu Santo, por mor a la humanidad, porque hemos vencido a la muerte, al dolor, Soy el hombre Resucitado que necesita el mundo, El mundo te necesita a Ti, necesita que cures tus heridas…

Señor ayúdame! a entrar por la puerta de tu Palabra.

Toda escritura está inspirada por dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir, guiar hacia el bien…. Hace perfecto al hombre y lo prepara para toda obra buena.(2Timoteo 3,16-17).

sábado, 14 de mayo de 2011

No os llamo siervos, los llamo amigos.

Juan 15 9-17.
Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.

El mandamiento nuevo
    • Verbum Dei
      Meditación

      “El «mandamiento nuevo» no consiste en una norma nueva y difícil, que hasta entonces no existía. Lo nuevo es el don que nos introduce en la mentalidad de Cristo.

      Si tenemos eso en cuenta, percibimos cuán lejos estamos a menudo con nuestra vida de esta novedad del Nuevo Testamento, y cuán poco damos a la humanidad el ejemplo de amar en comunión con su amor. Así no le damos la prueba de credibilidad de la verdad cristiana, que se demuestra con el amor.

      Precisamente por eso, queremos pedirle con más insistencia al Señor que, mediante su purificación, nos haga maduros para el mandamiento nuevo”. (Benedicto XVI, Homilía, 20 de marzo de 2008).

      Jesucristo nos da su mandamiento de amar a nuestro prójimo como Él nos ha amado. Desde esta perspectiva, la caridad debe ser el signo o el distintivo del cristiano, es decir, del seguidor de Cristo. Amar a Cristo y guardar su Palabra es, en definitiva, amar a nuestros hermanos con un amor que se hace obras.

      Reflexión apostólica

      Vivir la caridad no es fácil pero contamos con la gracia y el auxilio de Dios. El amor al prójimo es un mandamiento del Señor y Él mismo nos invita a vivirlo. Así, podemos comprender que Jesucristo no nos llama a vivir algo imposible o ilusorio sino que la caridad es una realidad necesaria y fundamental en nuestra vida diaria y en nuestra condición de cristianos. Por lo tanto, es necesario elevar el corazón por encima de las simpatías o antipatías para ver con los ojos de la fe a mi prójimo.
      No podemos olvidar que cada vez que hacemos o damos algo a nuestro hermano lo estamos haciendo con Cristo. Nuestro acto de caridad más grande es el de acercar a las personas, con nuestro ejemplo de vida, a Cristo. La caridad no consiste solamente en ayudar materialmente, cuando es posible, a los demás sino en dar nuestro tiempo, nuestro consejo y el consuelo a las almas que lo necesitan.

viernes, 13 de mayo de 2011

Viernes, Lectura del santo evangelio según San Juan 6, 52-59.



"Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.


¡Somos sal, somos luz!

¡Qué extraño nos parece la gente que habla de cosas que nadie entiende! Con razón los coetáneos de Cristo pensaron que Él se había vuelto loco: cómo estaba eso de comer su carne y beber su sangre, ¿no es esto un acto de canibalismo? Y todavía son más enigmáticas las palabras del Maestro que nos promete la verdadera vida por este Cuerpo y esta Sangre. Y es que muchas veces los discursos de Dios, en las lágrimas nunca enjugadas de una persona abandonada y explotada, en las decepciones y fracasos, en las ingratitudes e incomprensiones, nos parecen contradictorios. Es entonces cuando brillan las paradojas de Dios, que promete alegría sufriendo, paz al que es perseguido, gloria al que es despreciado.

Esto es lógico, pues sabemos por la Revelación que el pecado original vino a corromper la el orden entre nuestras facultades espirituales y sensitivas. Nos encontramos en contradicción muchas veces entre nuestras potencias irascibles concupiscibles y racionales. ¿Qué hacer? El Evangelio de hoy nos abre la puerta que comienza a iluminar nuestro camino sembrado de dolores y tinieblas: nos enseña el camino de la Fe.
Sólo a esta luz se puede contemplar este pasaje. Comer el Cuerpo de Cristo, significa saciar nuestra hambre de felicidad que tantas veces buscamos en lugares que lo único que nos traen es vacío y desengaño. Nuestra alma nuestra vida pide alimento y sólo Dios puede saciarlo, lo demás se acaba, se marchita, acaba por no saciarnos. Beber la Sangre de Cristo, participar de la Eucaristía es asistir al único momento aquí en la tierra donde es posible unir lo finito con lo infinito, el tiempo con la eternidad. Pidamos la fe, para que podamos hacer una verdadera experiencia de Cristo, pues uno nunca valorará lo que nunca ha conocido, ni podrá esperar en aquello de lo que nunca ha hecho experiencia.

Reflexión apostólica

Cada cristiano ha recibido desde su bautismo la hermosa misión de sembrar, nos abre a la dimensión del apostolado, que no significa otra cosa que compartir el tesoro más grande que hemos recibido. Mas nadie da lo que no tiene. Es un hecho que la gente está sedienta de Dios. Es evidente la falta de principios en la juventud, la falta de ideales. Hoy más que nunca nos da la impresión que la flor espléndida y lozana de la juventud se ha trocado en un museo de energía congelado o casi fosilizado. Es muy común encontrar personas que piensan que hubiera sido mejor no haber venido a la existencia. Es entonces cuando nuestra labor apostólica cobra sentido pues en esos momentos podemos compartir la convicción de que sólo aquel que ha hecho la experiencia de sentirse amado puede encontrar un sentido a su propia vida. ¿O no es esto el secreto en el matrimonio, en el noviazgo o la vida religiosa? Sólo la Eucaristía nos abre a la esperanza de una vida que no se acaba aquí abajo, que sólo se encuentra en quien ha aprendido a amar, es decir que ha entendido lo que significa caer en tierra cual semilla que lentamente se pudre para dar fruto.

Familia Misionera Verbum Dei

jueves, 12 de mayo de 2011

¡Escuchemos la voz del Señor para que entremos en su descanso!

: “La Palabra escuchada”

¡Buenas noches! Bienvenidos a esta escuela de la Palabra. Estamos en el ciclo de Resurrección, profundizando en cómo aprender a vivir la VIDA NUEVA en Cristo. Hemos estado haciendo todo un recorrido para aprender a vivir como Resucitados desde la oración, pero nos decían la semana pasada que es necesario que Jesús nos disponga, que vaya creando en nosotros actitudes para escucharle. Esta semana nos vamos a introducir en la “escucha de la Palabra”, porque escuchemos la voz del Señor, para que entremos a su descanso (Sal 95), Lo que nos descansa es escuchar a Dios, es lo que nos da sosiego y quietud del corazón. Es la voz del amado que se dirige a nosotros. Cada escuela de la Palabra, la voz del amado es la que nos habla, nos sale al encuentro, viene saltando por los montes, brincando por las colinas, viene hablándonos a nuestra realidad y nos dice: “LEVANTATE HERMOSA MIA, HERMANA MIA Y VEN PARA ACÀ”

Cuando escuchamos la voz del amado nos levanta, y nos reorienta. “Ven por acá”. Jesús me invitaba a leer su Palabra en Jn 21 y dice: “Nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago” Jesús no se cansa y siempre se hace presente en nuestra vida. Jesús se había aparecido resucitado a sus discípulos, pero ellos no terminaban de entender el mensaje, no entendían lo que Jesús quería decirles por no saber escuchar. Jesús se aparece en la orilla, en el comienzo, en el inicio de sus vidas.

Muchas veces cuando nos perdemos o no sabemos para donde ir, regresamos al comienzo, al punto de partida, por temor a perdernos. Ejemplo: Hace mucho tiempo conocí la comunidad y a través de la comunidad conocí a Dios, a mi Padre. Pero luego dejé de escucharlo, me perdí en el mundo. Quería vivir eso bonito sólo y terminé sin rumbo, metido en mil cosas y sin amor. Pero un día regresé a mi comunidad y encontré al Amor de mi vida, a mi Padre y de ahí en adelante ha sido otra historia. Por eso, que bueno es regresar al camino, al inicio de nuestra vida.

Este evangelio de Juan 21, nos deja ver que los discípulos estaban: desanimados, no entendían lo que Jesús les quería enseñar cuando estaba con ellos, y después cuando físicamente no estaba con ellos era peor. Por eso, regresan a la orilla de sus vidas, allí tal vez, cuando sintieron el primer llamado y deciden retomar su vida de antes, como una película bonita que llega a su fin; en la que fueron protagonistas, pero que ya no lo son.

Nos podemos identificar con los discípulos. Estamos desanimados pero, ¿Por qué? ¿Qué nos sucede? Si somos hombres nuevos, Cristo ha dado la vida por nosotros, nos ha resucitado con él, si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe. Entonces ¿Por qué nos dura tan poco la vivencia de la Resurrección? Es verdad que rápido se nos va la fe, todo se vuelve monótono, rutinario y decimos: otra vez la escuela, otra vez la oración, otra vez dar la vida. ¿Es que tiene que ser así siempre? ¿No será que muchos tal vez caemos y regresamos, avanzamos en el camino de fe y luego retrocedemos porque se nos acaba la fe o simplemente dejamos de escuchar a Jesús?

Pero, Jesús sale a nuestro encuentro, y él sabe dónde encontrarnos, allí en la orilla de nuestra vida. Es quien nos quiere y no se conforma con vernos que estemos más o menos bien, en la orillita, pero sin amor abundante, sin vivir escuchándole.

Pedro, les dijo: “Voy a pescar”. Contestaron ¡Vamos también nosotros contigo!. Salieron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.

Pedro piensa que todo lo que había vivido fue una bonita experiencia, y que había llegado a su fin, y decide volver a la rutina. Cuando no escuchamos a Jesús, nada tiene sentido, nos esforzamos pero nos cansamos porque no encontramos nada que compense, nada que llene el corazón y terminamos malhumorados, renegando, y vacíos “sin pesca”. Y los discípulos le siguieron a Pedro, porque ellos estaban tan desanimados como él, sin rumbo, sin fe. Lo siguen a Pedro, pero aquella noche no pescaron nada. Es la experiencia de toparse con lo fuerte de no pescar nada.

¿Por qué no has pescado nada? Por escuchar a tus sentimientos, al mundo, nuestras propias penas, criterios, justificaciones, muchas veces terminamos en nada.

Al amanecer Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: Muchachos ¿Tienen algo que comer? Le contestaron nada.

En esta semana nos invita Jesús a ejercitarnos en la escucha de la Palabra, esa que Jesús nos dice: ¿Has pescado algo? ¿Tienes algo que comer? Jesús tiene hambre, hambre de nuestra vida, de nuestra escucha. Nos pregunta ¿Tienes algo que comer? ¿Tenemos algo para darle? Yo ante esta pregunta que Jesús me hacía decía: si Jesús “tengo mi vida” como dice una canción: si ves algo que te sirve tómalo. Tómalo a pesar de que no soy digno de ti. Muchas veces por la vergüenza de no tener nada, nos alejamos de ti, y no somos capaces de decirte “nada” ¡Qué humildad la de los discípulos! Ellos respondieron con libertad “nada”.

Es necesario que podamos escuchar bien, para responder con sinceridad y libertad interior. Ante la respuesta sincera de los discípulos Jesús les dice: “Echen la red a la derecha y encontrarán pesca” “Echaron la red y no tenía fuerza para recogerla por la gran cantidad de peces”.

Escuchar y confiar para obedecer. El que escucha la voz del Señor entra en su descanso y porque el corazón está aquietado, saciado, obedece. Jesús sabe que andamos necesitados de amor, de poder pedir perdón y no nos sale, nos puede más nuestro orgullo. Por eso, Jesús hoy te dice: “Echa la red al lado derecho y encontrarás pesca”. Si escuchas a Jesús no volverás a pasar necesidad, te aseguro que disfrutarás del día a día, tu cara de amargura y enfado se transformará, porque es por falta de amor, de escucha.

Escuchar es dar un paso a la confianza, al riesgo de dejar a Jesús ser el que obre el milagro. Verás la cantidad de peces. Como dice una canción: pero no tengas miedo y verás muchos milagros. El discípulo al que Jesús más amaba dijo a Simón Pedro “Es el Señor” A penas Pedro lo escuchó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada y se echó al agua. Cada uno a través de la escuela de la Palabra, nos va capacitando a ser ese discípulo amado, si buscamos la oración, si cada mañana escuchamos la voz del amado, si buscamos hacer su voluntad. Somos amados por Cristo y tal vez al igual que Pedro muchas veces no le reconocemos; pero tan solo una Palabra suya nos rescata, nos lanza a vivir fiándonos de él.

Escuchamos la Palabra y nos conduce a encontrar fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan. Siempre tiene la mesa servida para nosotros, encontramos el fuego que calienta nuestro corazón. En esa experiencia de sintonía e intimidad Jesús nos dice: traigan algunos de los peces que acaban de sacar. Nos invita a poner en común lo que él nos da. Nadie es tan pobre, tan pobre que no tenga nada para dar. Aprender a escuchar, nos lleva a poner en común lo mejor de nosotros, la Palabra escuchada.

Ojalá que escuchemos en esta semana esa invitación de Jesús: ¡Vengan a desayunar! Donde se convierte es escuela de aprendizaje a dar y compartir la vida, a no reservarla y saberla dar en todo momento, en las buenas y en las malas.

Lecturas para orar cada día, afianzando el tema de la Semana.

(Estamos aprendiendo a orar con la Palabra)

Ciclo: Resurrección Tema: La escucha de la Palabra

Miércoles: Sal 95; Cant 2,8-14: Escuchar la Palabra para entrar en el descanso de Dios.

Jueves: Jn 21,1-3; 1 Cor 13: Cuando no escuchamos la Palabra de Dios, nada nos aprovecha.

Viernes: Jn 21,4-7: Escuchar es obedecer, confiar y se obra el milagro.

Sábado: Jn 21,8-13: Escuchar es vital: es nuestro alimento.

Domingo: Jn 10, 1-10: Escuchar la Palabra nos hace ser buenos pastores.

Lunes: Jn 21,14-16: Escuchar para apacentar a las ovejas.

Martes: Jn 21,17-21: Escuchar es que Otro te lleve a donde tú no quieras ir.

martes, 10 de mayo de 2011

YO SOY EL PAN DE VIDA

Lectura: Jn 6,30-35

Estamos viviendo el ciclo VIDA NUEVA EN CRISTO, y le daba gracias a Dios porque somos muy afortunados de estar en una comunidad que se preocupa como una madre de cuidar nuestra vida nueva, porque estamos como recién nacidos, hemos nacido en la Pascua, los que hemos creído hemos resucitado en Cristo, y esta vida necesita cuidarse para no volver a caer tan fácilmente como antes en los mismos pecados.

La oración, es uno de los principales medios para dejar que El Señor se quede con nosotros, ir a la oración es decirle, “Señor, quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.»

El orar parte de un corazón enamorado, definitivamente, el querer estar con él AMADO, escucharle, mirarle, entregarse y ponerse en sus manos, con confianza para asemejarse a Él, solo lo puede hacer quien se ha dejado seducir por El, y sabe que fuera de sus brazos, solo hay tristeza, desazón, mal humor ya sea en el trabajo o en la casa y desesperanza frente al futuro.

Cuando nos disponemos a orar, necesitamos actitud de mucha confianza, (uno confía en quien sabe que le ama) porque sabemos quizás como entramos, pero no sabemos cómo vamos a salir, que nos va a pedir el Señor, que va a tocar en nuestro corazón, para hacerlo de nuevo.

La experiencia más bonita de la oración al terminar es tener la certeza de salir de las manos del Padre, salir a vivir el futuro con esperanza, y terminar diciéndole “gracias Señor por el presente sea lo que sea”, esta es la Vida nueva que Jesús estuvo planeando para nosotros cuando cargaba la cruz, que en adelante vivamos conectados, unidos a Él, Porque de otra manera, no podemos vivir (Jn 15,5)

Al preparar las pautas le decía al Padre, “una de las experiencia más bellas para mi, Señor es que cuando oro, se lo que significo, quien soy para ti, me haces sentir amada, misionera, me confías tus hijos, ¿A dónde podría ir Señor a buscar llenar mis vacíos, a calmar este carácter tan difícil, si no es contigo, solo tú que me conoces, sabes lo que necesito, y me lo das, me das el Pan de la Vida en abundancia porque lo necesito así, en abundancia que me colme, que me sacie Señor, solo cuando oro, cuando dialogo contigo recibo la fuerza para vivir como tú quieres, que salga a buscar al hermano, que ame como tú Hijo Jesús, que mire el futuro con confianza que ponga la mirada en las cosas de arriba, que mire la Gloria que me espera y no me fije en las cosas pasajeras de este mundo.

“El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo. Ellos dijeron “Señor dame siempre de Ese Pan”,

El pan que necesitamos es el Pan del cielo, ningún pan de este mundo puede saciarnos, “para que van a gastar en lo que no es pan y dar su salario por cosas que no alimentan, si ustedes me hacen caso comerán cosas ricas y su paladar se deleitara con comidas exquisitas” Is 55,2

El que viene a mi nunca tendrá hambre, y el que cree en mi nunca tendrá sed.» (Juan 6, 30-35)

Nadie quiere tener hambre ni tener sed, nunca….y no existe alimento eterno, ni bebida eterna en este mundo, no lo hay. Pero nosotros que creemos en Jesús, Pan de vida, que lo recibimos, que nos alimentamos y vivimos por El, podamos dar testimonio de que ya la hemos encontrado, y hemos experimentado los goces de la Vida eterna, que salgamos al encuentro de quienes por falta de conocimiento perecen en las calles, en los trabajos, en nuestra casa, y darles a conocer una Vida nueva a la que también tienen derecho.

Que permanezcamos muy unidos por la oración unos a otros dándonos la fuerza para buscar a los hermanos, y si nos falta alguna disposición para orar, solo hay que pedírselo… si nos ha dado a su Hijo único como no nos va a dar todo lo demás.

Madre Nuestra, ayúdanos a orar, a permanecer en la Palabra y a compartirla con nuestros hermanos.

Dios nos bendiga.

Nila



martes, 3 de mayo de 2011

DANILO MONTERO - EN DE HOMBRE A HOMBRE 2011 "24" EN EL PASO,TEXAS

Dios envió a su Hijo para salvarnos. Juan 3, 13-17


"En aquel tiempo Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él".

Fiesta de La Santa Cruz.
Hoy celebramos la fiesta de la Cruz, símbolo del cristiano. En este diálogo entre Jesús y Nicodemo se anuncia de una manera oculta el momento supremo de la vida de nuestro Salvador: la crucifixión.

La cruz no es sólo un símbolo material, sino la guía de nuestra vida.

Dios en su gran amor, viendo la necesidad que tenía el mundo de ser salvado, no dudó en entregar a su propio Hijo para su salvación. Las circunstancias históricas concurrieron para que la redención se realizara por medio de la cruz. A partir de este acontecimiento la cruz se ha convertido en señal de salvación para todo el que cree que Jesús es el redentor del hombre.

A pesar de que Jesús se puso el primero en el padecer no nos resulta fácil asumir la realidad de la cruz y todos la esquivamos de la mejor manera posible. Pero si ser cristiano es seguir al crucificado, ¿por qué rehusamos seguir sus huellas? Sólo desde el amor se entiende esta entrega, y sólo el amor hace posible convertir en alegría las mayores angustias de la vida. Es cuestión de amor, y cuando algo nos cuesta mucho es señal de que el termómetro del amor marca baja temperatura.

Señor Jesús, que por nuestro amor entregaste tu vida en la cruz, te pedimos acrecientes en nosotros el amor para que podamos asumir con prontitud de ánimo los sufrimientos de la vida.

Familia Misionera Verbum Dei (Mexico)