viernes, 26 de agosto de 2011

Lo que hiciste por uno de ellos, a Mí me lo hiciste


El Cristo Total – Cabeza y miembros, nos abre así a la composición de lugar propia de nuestra oración diaria, más que suficiente para despejar toda rutina y para quedar cogidos totalmente por un Jesús vivo que nos necesita con todo nuestro ser: toda nuestra mente, corazón y fuerzas aplicadas y centradas en Cristo. Reconocer esa mirada de Cristo sobre nosotros es la que nos deja sobrecogidos en él, con un gran horizonte como son nuestros hermanos.

Señor no nos dejas viviendo un espiritualismo desencarnado, sino que nos hablas de nuestros hermanos más cercanos, con los que convivimos cada día. En el evangelio de Mateo 25, nos dice: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»

Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.»

Jesús tus palabras nos orienta y centra nuestra oración en el verdadero amor, y en los hermanos que vemos. Preguntémosle ¿Cómo quieres Jesús que sintamos contigo y con nuestros hermanos? ¿Quiénes son para ti? ¿Qué quieres que sean para mí? Vamos a profundizar en la carta de Filemón y a dejar que Jesús nos ilumine la vida con su Palabra y nos lleve a una verdadera conversión por ver a Jesús en los hermanos y considerarles como él, pero también a experimentar que Jesús se alegra y valora nuestras opciones, nuestros actos de amor porque en él no pasan desapercibidos, le hacen mucho bien.

Carta de Filemón: (Cap. 1)

ü Pablo invita a que esa fe que tiene se ponga en práctica, se haga activa, para llegar a conocer todo el bien que puede hacer por Cristo Jesús.

ü Le realza el amor que tiene, que ya va viviendo y que es para él “CONSUELO” y le llena de una profunda alegría. Ese amor conforta a los creyentes.

ü Intercede por Onésimo: Aunque tiene poder para ordenarle lo que debe hacer.

Ø Requiere pedírselo apelando al amor que tiene Filemón. ¿Qué le pide? Te ruego por mi hijo Onésimo, al que he engendrado entre cadenas.

¿Quién es Onésimo para Filemón? “Si en otro tiempo te fue inútil, ahora se ha vuelto útil para mí.”

Para Pablo Onésimo es: Ahí te lo envío y es como si te enviara mi propio corazón. El envío es un gesto de confianza para Pablo con respecto a Filemón, por el puro amor que le tiene, de su amor misericordioso.

Pablo quiere que Onésimo para Filemón:

Pablo creé en Filemón y por eso, quien creé en él, crea eso que creé.

No es tanto por Onésimo, sino porque cree incondicionalmente en Filemón, quiere que también Filemón crea en él, y en sí mismo. Quiere que desarrolle y despliegue en él su capacidad de amar, de entrega, está ensanchando el espacio de su tienda, le saca a ese espacio abierto que es el Cuerpo de Cristo, donde puedo sentir con Jesús lo que él siente por mi hermano, poder llegar a tener su misma sensibilidad por los demás. Por eso, Cristo Cabeza del Cuerpo Místico nos dice: (Is 54,1-5): Asegura tus estacas, tus fundamentos, tus certezas en mí. No te detengas, no te acobardes, no pongas tiempo, ni plazo, no dejes pasar la confianza que te tengo para cuando creas que estarás en condiciones de acogerlo y de amarlo como si fuera mi propio corazón. Señor ¿Qué significan estas palabras?

Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»

Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.»

Pablo le dice a Filemón: (vamos a observar su pedagogía):

ü “Habría que retenerlo conmigo para que me sirviera en tu lugar, ahora que estoy encadenado por causa del evangelio”, pero no he querido hacer nada “sin contar contigo”.

La Trinidad no pasa por encima de nosotros, puede hacerlo, pero ha hecho la opción de no hacerlo, porque nos ama: “Ha preferido contar con cada uno”.

¿Por qué ha preferido contar con cada uno?

ü “Para que tu buen proceder sea fruto de tu libertad y no de la coacción”.

- Dios siempre ve la bondad que hay en nosotros y porque quiere sacarla de nuestro interior. Ve que tenemos un “buen proceder”, una rectitud de corazón, una recta intención, un sano juicio y quiere que lo despleguemos.

- Valora lo que ni Filemón ve: el buen proceder, fruto de la libertad.

- Y no de la ley que lleva a la coacción.

¿Por qué? Porque la exigencia sin amor envilece, y la exigencia con amor enaltece. La exigencia con amor es ponerle ante lo más sagrado que tiene: “La libertad”, para optar por amar, por acoger a Onésimo nuevamente en su corazón.

ü “… Y es que tal vez te abandonó por breve tiempo, precisamente para que ahora lo recuperes de forma definitiva”.

A veces es bueno hacer distancia, alejarse unos de otros, “el abandono” del que habla Pablo, para bien. Dios también propicia ese tiempo intencionado para recuperar a las personas que no acogíamos en nuestro corazón, con las que no nos llevamos bien, que tenemos distancias, o nos cuesta aceptar, amar.

San Pablo, habla de recuperarlas, por tanto, Cristo Cabeza del cuerpo místico de recuperar en nuestro corazón a los que él considera “su propio corazón” y quiere que así les consideremos.

Recuperarlos definitivamente: Pero, no ya como esclavo.

ü “Pero, no ya como esclavo, sino como algo más, como un hermano muy querido”.

Se trata de no mirarnos entre nosotros con una mirada meramente humana, con ojos humanos: utilitaristas, como arrogantes, prepotentes (yo arriba y tu abajo), sino como algo más, dice San Pablo, como “hermano”. Es tu hermano, tu hermana, no por ustedes, sino por mí mismo. Puedes ahora llamar hermano o hermana a los demás, no por ti mismo sino por el puro amor que les tengo. Le puedes amar como un hermano muy querido. Para mí, ha pasado a ser muy querido, pero más todavía ha de serlo para ti como “persona creyente”.

Es la llamada que Jesús le hacía a Pedro en Jn 21: “Si me amas, apacienta”. Si me quieres amar, ámame en tus hermanos.

ü “Acógeles en tu corazón como si me acogieras mi propia persona”.

ü Y si en algo te perjudicó o tiene alguna deuda contigo, ponlo en mi cuenta.

Habla de la deuda del “perdón”, perdónale si te ofendió, perdona sus deudas, aunque sean muchas, como yo te he perdonado las tuyas que han sido muchas.

ü “… Yo Pablo, lo firmo con puño y letra: te lo pagaré, por no decirte que eres tú mismo en persona quién estás en deuda conmigo”.

ü Te lo pido confiado en “tu docilidad” y con la certeza de que harás más de lo que te pido.

Cristo Cabeza del Cuerpo ve en nosotros:

ü Docilidad.

ü Creé profundamente en nosotros.

ü Rectitud de corazón.

ü Capacidad de amar como él.

¡Qué bueno poder terminar la oración acogiendo su Palabra y dejando que Jesús nos diga: “Todo lo que haces a estos más pequeños a mi me lo haces”!

En Mt 25, Terminemos la oración dejando que Jesús nos diga: En ti me cobijo y me confío en tus manos el destino de multitud de hermanos (EFMVD 252). Gracias Jesús porque nuestra vida puede hacerte mucho bien.

lunes, 22 de agosto de 2011

Nos destinó a ser como su Hijo Jesús.


Efesios 4-5. Romanos 8,24-37

En estos días en que meditamos la Verdad del Cuerpo Místico, vamos entrando cada vez más en este profundo conocimiento que nos va haciendo conscientes de que estamos unidos todos por lazos invisibles que no se ven, pero que tiene efectos que se sienten.

Y ahora la Palabra nos invita a vivir como miembros que se entreguen, que revelen en sus vidas a Jesús el hijo de Dios, que lo que vamos recibiendo se vaya revelando en nuestra vida.

“En Cristo Dios nos eligió antes de que creara el mundo, para estar en su presencia santos y sin mancha. En su amor nos destinó de antemano para ser hijos suyos en Jesucristo y por medio de él.” Efesios 4,5

EN SU AMOR, que lo cubre todo, que lo abarca todo, El nos ha elegido y destinado para ser en Jesús y como miembros de su Cuerpo, sus relevos, su imagen ante un mundo que va perdiendo los valores, que vive en guerras, que está cansado de tantas mentiras y discursos vacios, que espera con ansias, con gran inquietud que venga alguien a cambiar a transformar esta realidad.

El Señor nos está llamando a ser anunciadores de un mundo nuevo, de una Vida nueva en Cristo para traer la Paz, para unir a su pueblo, para levantar a la humanidad quebrada, Nuestro Padre tiene urgencia de que el mundo conozca a su Hijo Jesús, el Salvador del mundo, a través de nuestra vida.

El nos ha destinado para revelarle desde antes de que naciéramos….”Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tu nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones “ Jer 1,5 “Yo Yavé te he destinado para que unas a mi pueblo y seas luz para todas las naciones” Isaías 42,

La Palabra que se cumplió en Jesús, se sigue cumpliendo en nuestra vida, porque El vive en nosotros y nosotros vivimos en El, estamos unidos a Él.

Si creemos en esta Verdad de que estamos destinados en Jesús y por Jesús a ser hijos de Dios, “Estamos salvados”, esto lo cambia y lo ilumina todo en nuestra vida, porque nos lleva a vivir todo de una manera diferente, dejando de lado las cosas que nos alejan de nuestros hermanos, vamos mirando a cada uno como proyecto del Padre, como un Cristo que necesita revelarse, y así vamos viendo en el otro cosas buenas, que otros no ven, bajo esta Verdad nosotros miramos a todos nuestros hermanos con esperanza.

“pero todo es esperanza”. Sí, pero es una Esperanza grande, que nos hace vivir con la mirada puesta en Jesús que dirige nuestra fe y nos acompaña mientras trabajamos y “esperamos nuestros derechos de hijos”

El nos lleva a cumplir nuestro destino dispuesto por el Padre. Por el Espíritu Santo que ya se nos ha dado, nos va llevando a revelar nuestra verdadera y auténtica identidad.

Si antes nos quejábamos de nuestro destino, o renegábamos de las mortificaciones o contrariedades que pasábamos, el saber ya lo que esperamos nos hace ver todo como camino, y, todo lo que vivimos en lo humano lo vivimos con la esperanza de revelar en nuestra vida al Hijo de Dios.

Cuantas veces quisiéramos ya ver una señal, pero la Palabra nos dice ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque, ¿quién espera lo que ya tiene a la vista? Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes.

La clave es mantenernos firmes en la fe y arraigados en Cristo Jesús edificados en su Amor, (Col 2,7-8) Y si algo nos falta fe solo tenemos que pedir ayuda:

“Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, con gemidos inefables”

¿Cómo y dónde recibimos esta ayuda? Necesitamos dedicar mucho tiempo a la oración, estar en contacto estrecho con la Palabra, darle tiempo al Espíritu Santo para que nos vaya revelando personalmente este proyecto Misterio de Dios (Ef 3,8). Y nos de fuerza para vivirlo.

“Y Aquel que penetra los secretos más íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu, pues el Espíritu quiere conseguir para los santos lo que es de Dios.”

Terminemos pidiéndole a nuestra Madre nos ayude a trabajar muy unidos en el proyecto del Padre de revelar en nosotros la imagen de su Amado Hijo.

Dios nos bendiga.

sábado, 20 de agosto de 2011

El amor perdona multitud de pecados

El amor perdona multitud de pecados

“Dado que Cristo padeció en su carne, háganse fuertes con esta certeza: el que ha padecido en su carne ha roto con el pecado. Por ello, entreguen lo que les queda de esta vida, no ya a las pasiones humanas, sino a la voluntad de Dios.

Ya es bastante el tiempo que dimos a todo lo que buscan los paganos: excesos, pasiones, borracheras, orgías y culto de los ídolos… El fin de todas las cosas está cerca; vivan, pues, con sensatez y dediquen sus noches a la oración. Sobre todo ámense de verdad unos a otros, pues el amor hace perdonar una multitud de pecados. Acójanse unos a otros en sus casas sin quejarse. Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios. 1 Pedro 1.7-10

Conforme voy viviendo en esta Verdad del cuerpo Místico, le voy dando gracias al Señor, porque realmente da resultado, lo veo en mi vida, en la vida de las personas que me rodean, El Amor de Dios se va derramando de una manera Real, se le puede palpar.

El saber que Dios me necesita dentro de su Cuerpo para ser su lazo de ternura, su cuerda de amor para unir a mis hermanos, me va haciendo más consciente de la responsabilidad de ejercer los dones que me ha dado, de poder ser su Palabra en medio de los miembros de su cuerpo que vivían desunidos, y me he maravillado de cómo El Señor obra, nosotros solo ponemos un poquito y El lo pone Todo.

En la Lectura de hoy día el Señor nos exhorta a amar con un Amor verdadero:

ámense de verdad unos a otros”,

¿Cómo es el amor que nos tenemos normalmente?, un amor frágil, que rápidamente se ofende de cualquier cosa, que toma cuenta del mal, que cuenta las veces que le han fallado, que se acuerda del día, de la hora del año, en que le humillaron…. Que no aguanta nada, que no espera nada bueno del otro, que da por perdido al hermano.

Pero ahora, como el Señor nos invita una vez más a ser miembros vivos de su Cuerpo, libres para desarrollar sus dones nos invita a amar de verdad desde el Verdadero perdón también.

“pues el amor hace perdonar una multitud de pecados”.

¿Cómo amar de verdad? ¿De dónde sacar ese amor que cubra las faltas, las heridas tan profundas, las humillaciones pasadas, perdonar la multitud de pecados?,

De nosotros no puede salir por más que tratemos, por más que queremos, se nos hace imposible amar de verdad.

Solo el contacto estrecho con la Palabra que es Amor, en la oración diaria y profunda nos hace caer en cuenta cuanto nos ha amado a nosotros, cuanto nos ha perdonado, como se ha olvidado de lo malo que hemos hecho, como ha creído en nosotros cuando ni nosotros mismos creíamos que podríamos cambiar, esa Palabra que nos ha hecho amar hasta la miseria que nos ha hecho conocer su Misericordia, es la que nos hace mirar al otro con ojos de hermano, miembro de un mismo Cuerpo.

Entonces el amor que daremos será el amor que recibimos de Jesús: “ Ámense unos a otros COMO YO los he amado…”

El Señor nos apremia a amar de verdad, a no vivir mirando las fallas ajenas esperando descubrir el error en el trabajo del otro para recriminarlo, a no vivir desconfiado de los demás, mal interpretando todo lo que hacen o dicen.

Ámense vivan aceptándose unos a otros como yo les he aceptado, perdónense, vivan unidos a Mí, permanezcan en mi Amor para que sean capaces de amar y perdonar como yo, les he amado y perdonado.

El fin de todas las cosas esta cerca, no sabemos cuánto más vamos a vivir, que bueno que empecemos a vivir con sensatez, que nos demos cuenta de lo frágil de nuestra vida, de que tenemos un tiempo de caducidad para no perder el tiempo de vida que nos queda alejados del Señor.

Dice el Salmista: “El tiempo de nuestros años es de setenta, y de ochenta si son robustos la mayoría son de pena y decepción transcurren muy pronto y nos llevan volando….Señor enséñanos lo que valen nuestros días para que adquiramos un corazón sensato” Salmo 90,10

Por eso vamos a pedir a Nuestra Madre Santísima:

Querida Madre, enséñanos a vivir acogiendo a nuestros hermanos, especialmente a aquellos que más nos cuesta abrirles el corazón. Ayúdanos a perseverar en la oración, a entregar lo que nos queda de vida a la voluntad de Dios.

Dios nos bendiga.

nila

martes, 16 de agosto de 2011

“Somos el Cuerpo de Cristo”

1 Corintios 12, 27-31

“Somos el cuerpo de Cristo”, su Iglesia, su pueblo, llamados por la fe a vivir unidos a Cristo y entre nosotros.

Poseer esta verdad tan grande, es para entrar en la vida diaria de otra manera, después de esto ya no podemos vivir igual, porque se nos está dando algo fundamental que lo cambia todo….porque nuestra vida que generalmente vive centrada mas en nosotros, ahora con esta Verdad que nos dice que cada uno forma parte del Cuerpo de Cristo, es para pararnos y preguntarnos ¿ Qué lugar ocupo, yo, dentro del Cuerpo Místico, y como lo estoy viviendo, cual es mi prioridad dentro de Él, en cada cosa que hago? .

“Cada uno en su lugar es parte de Él”, la vida humana se desarrolla en múltiples facetas, en el hogar los estudios, el trabajo, la vida social etc. Entonces cada cosa que yo viva en cada ambiente es importante, lo que diga, lo que haga, lo que decida, la carrera que he escogido, el trabajo donde postulo, la universidad, el amigo con quien me veo a diario, la persona que elija para casarme, mi estado de vida en general, todo tiene que ir iluminado por esta verdad: Que Jesús me necesita como parte de Él, como parte de su Cuerpo allí donde y con quien estoy.

San Pablo nos da un orden dentro del Cuerpo Mistico: “En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los maestros; después vienen los milagros, luego el don de curaciones, la asistencia material, la administración en la Iglesia y los diversos dones de lenguas”.

San Pablo pone los primero lugares a los trabajos espirituales, como los más importantes y los más necesarios dentro del desarrollo y crecimiento de la Iglesia.

El anuncio de la Palabra y la enseñanza son lo primero, porque allí recibimos la fe y la fuerza para vivir los otros servicios tan necesarios también para la unidad y desarrollo del Cuerpo. Así a medida que vamos recibiendo la palabra y la enseñanza cada uno también va descubriendo los dones, los talentos que ya ha recibido y la ira desarrollando.

Esto es tan importante porque nos hace valorarnos, mirarnos como miembros preciosos dentro del cuerpo, muchos que pensábamos que no servíamos para nada, ahora, por la enseñanza de los sacerdotes, las misioneras (os), los profetas y apóstoles de este tiempo, nos damos cuenta que nuestra vida sirve para Dios, tanto en lo pequeño como en lo más grande que hagamos.

Nadie puede decir que no es importante dentro del Cuerpo, todos y cada uno tenemos un porque estar ahí, Dios nos ha dado una responsabilidad, ya sea que nos toque estar dentro de la comunidad, de la parroquia, de nuestra propia familia, todos tenemos algo que dar y entre todos nos complementamos.

No podemos decir yo no sirvo, porque eso sería evadir nuestra responsabilidad. Cristo cabeza y Cuerpo nos necesitan. En la medida que oramos, el tiempo que le dedicamos a Él en un retiro, una jornada de oración, en la Escuela de la palabra, la Escuela de oración, Jesús nos está convirtiendo en miembros vitalizadores, para ayudar a los miembros más débiles, a desarrollar también todos sus talentos.

Solo el diálogo profundo con Cristo Cabeza en la intimidad de la oración nos pondrá en “La Verdad y el Amor e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza Cristo. El hace que el cuerpo crezca con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el Amor” Efesios 4,15

El Señor nos llama a vivirlo todo en el Amor, solo así podrá haber armonía y firmeza en nuestra Iglesia, que nuestra motivación sea siempre vivir solo para El, de esta manera viviremos en paz, fraternidad, solidaridad entre todos nosotros como Cuerpo de Cristo.

Señor por ignorar esta verdad, no he sabido cuidar tu Cuerpo, la vida espiritual de mis hermanos, de mi familia, de tu Iglesia, por no saber la magnitud, la repercusión de mis acciones en los demás, no cuidaba lo que decía ni lo que hacía, solo pensaba en mi misma, por eso te pido me perdones y me ayudes a que dedique más tiempo a la oración para estar más unida a Ti, y así ser consciente de lo que viva en relación con mi prójimo.

Te lo pido por la intercesión de nuestra Madre Santísima la Virgen María.

Dios nos bendiga.

Nila

viernes, 12 de agosto de 2011

“Cristo es la Cabeza del Cuerpo Místico”


Efesios 1,11.18-22

Al ir conociendo esta verdad tan grande, solo podemos decirle ¡Gracias Padre! Por darnos a Jesús que nos ha unido a Él para toda la eternidad, ¡Gracias Padre! porque le ha puesto como Cabeza de la Iglesia, del Cuerpo Místico, de un Cuerpo en el que estamos insertados todos; por su Encarnación, Muerte y su Resurrección, ha ganado para nosotros la Vida eterna, Así lo quiso, así le pareció bien”.

Somos una misma cosa con Cristo en el pensamiento del Padre celestial. “En Cristo fuimos elegidos nosotros: Aquel que dispone de todas las cosas y las somete a su voluntad decidió que fuéramos pueblo suyo….”

En una palabra, nos ha hecho vivir con Cristo y en Cristo, para hacernos coherederos suyos. El Padre, en su pensamiento, no nos separa nunca de Cristo.

…que herencia tan grande y gloriosa reserva Dios a sus santos, y con qué fuerza tan extraordinaria actúa a favor de los que creemos.

Si tuviéramos más fe en estas verdades! ¡Si comprendiéramos lo que supone para nosotros el haber entrado por el Bautismo, en la Iglesia, lo que es ser miembro del Cuerpo místico de Cristo por la gracia! ¡Que herencia tan grande y gloriosa!! Verdaderamente.

Dice San Agustín». «Felicitémonos, deshagámonos en hacimiento de gracias, Porque no sólo hemos sido hechos cristianos, sino parte de Cristo. ¿Comprendéis bien, hermanos míos, la gracia que Dios nos hizo? Admirémonos, saltemos de júbilo, porque formamos parte de Cristo; El es la cabeza, nosotros los miembros; El y nosotros, el hombre total”.

Dios colocó todo bajo sus pies, y lo constituyó Cabeza de la Iglesia. Ella es su cuerpo y en ella despliega su plenitud el que lo llena todo en todos. (Efesios 1, 20-23)

Todo poder le dio el Padre en el cielo y en la tierra, Mt 28,20, todo lo puso bajo sus pies, bajo su dominio, para llevar a cabo el Plan de salvación como Cabeza de la Iglesia y desde allí desplegar su Gracia a través de los Sacramentos y de su Palabra.

A mí me ayuda mucho centrarme es esta Verdad de fe del Cuerpo Místico y decir frente a toda situación como San Pablo: “Lo real es la Persona de Cristo”, Col 2,17 el resto es temporal, pasajero, es reemplazable, descartable etc Lo Real en nuestra Vida es tener a Cristo como nuestra Cabeza, como el que dirige todo en nuestra vida, de quien recibimos dirección y consejo y todo lo que necesitamos seguros de que siempre nos va a dar lo bueno, lo mejor para nuestro crecimiento y el de todo el Cuerpo Místico.

Por eso es necesario mantenerse “en contacto estrecho con aquel que es la Cabeza. El mantiene la unidad del cuerpo entero por un conjunto de nervios y ligamentos y le da firmeza haciéndolo crecer según Dios”. Colosenses 2,17.19.

Fuera de Cristo Cabeza de la Iglesia no hay salvación, porque solo de El recibimos la plenitud de vida: “en Él están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento.” Col 2,3.

Esa “misma fuerza todopoderosa que actuó en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el mundo de arriba”, es la que Dios nos reserva a todos los que creemos.

Que el “Espíritu de sabiduría les ilumine la mirada interior para que entiendan” esta Verdad que lo llena toda en nuestra vida.

Dios y nuestra Madre Santísima nos bendigan.

nila

viernes, 5 de agosto de 2011

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos


Le pedía al Señor su ayuda para poder empezar a preparar las pautas de hoy día y me regalaba las palabras de dos santas que encontraron el Fundamento de su vida en el Amor, y al momento de morir dijeron: A la tarde de la vida todo pasa, solo permanece el Amor. Es preciso hacerlo todo por Amor”. Sor Isabel de la Trinidad; y santa Teresita de Lisieux igualmente en sus últimos momentos: “Ya lo he dicho todo, lo único que vale la pena es el Amor”.

Jesús hoy día nos invita a tener una relación de amistad, “los llamo amigos….ustedes son mis amigos”…que bonito que nos detuviéramos a saborear estas palabras de Jesús, tan cargadas de amor, de un llamado a acercarnos a Él para tener más amistad, una relación más cercana que transforme nuestra vida, que nos haga ir acompañados por la vida del Amigo que nunca falla, del Amigo que estamos seguros va a dar todo para que nosotros seamos felices… “Les digo estas cosas para que mi alegría este en ustedes Y SU ALEGRIA SEA COMPLETA”

“Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”.

Los amo como son, no les pido cambiar para amarlos, así ustedes deben amarse sin condiciones, aceptándose, el cambio viene después, cuando uno se encuentra amado por Jesús aun siendo pecador, empieza a cambiar a querer ser mejor cada día a parecerse a Él.

Así es el amor que Jesús nos tiene que elige para amar al menos elegible, fue criticado por ser “Amigo de publicanos y de pecadores” (Mateo 11:19)

“No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos,”, nosotros hemos conocido el Amor de Dios, palpamos su amor que nos rescata, que no le importa perder la imagen, no le importa entregar su propia vida para salvarnos y enseñarnos también a hacer igual.

Recuerdo cuando mi esposo estaba muy enfermo con el cáncer, pude experimentar lo que significa amar con alegría, dar la vida noche y día, para que él se encuentre con un Jesús amigo que no le abandonaba, mi alegría era la ilusión de saber que él estaba descubriendo un amor nuevo, diferente que también le estaba rescatando y llenando su corazón de paz, de mucho amor. Ese tiempo fue de mucha Gracia, y no lo hubiese cambiado por nada y que si lo pudiera hacer de nuevo lo haría.

Muchísimo mas grande es el Amor de Jesús, si tuviera que morir en la cruz de nuevo El lo haría por nosotros, en la Eucaristía se entrega para hacernos saber cuánto nos ama, le encanta permanecer en nosotros, mas aun si estamos sufriendo una enfermedad u otro tipo de padecimiento Jesús, es el amigo que nunca se va a separar de nosotros.

“Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”. Romanos 8,38

“Son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando”.

Lo que nos manda es en realidad una súplica para hacernos vivir en comunión, que lo que hagamos por el prójimo siempre sea por amor, por puro amor, no hacer cosas por miedo, por obligación sino por fidelidad a su Amor, a su Amistad, ¿Quién no quisiera ser amigo de Jesús? Solo tenemos que amarnos, unos a otros.

Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Jesús nos enseñó al Padre, a través de su vida nos mostró el Amor que el Padre nos tenía, esa fue la manera de darnos la salvación, enseñarnos como somos amados, y como corresponder a ese amor, porque el amor es lo que nos salva, el amor con que nos relacionemos unos con otros.

Jesús nos enseña que también nosotros como sus amigos tenemos la misión de dar a conocer al Padre y todo lo que hemos aprendido de Él. El mejor regalo para un amigo para la persona que amamos es darle a Dios, Lo que nos ha llenado la Vida de alegría.

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca.

El Señor nos está eligiendo para estar con Él, que le escuchemos en la oración cada día, que nos preparemos, no podemos dar fruto si no le recibimos en nuestro corazón en la Eucaristía, si dejamos la oración para cuando tengamos tiempo. Jesús nuestro Amigo nos necesita, para ser vínculos de amor de unión en un mundo que tiende a separar familias, amigos.

Les he dicho todas estas cosas para mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.

Qué bonito es sentir a Jesús Eucaristía, esperándonos en la Misa, en el altar como el Novio, para tomarnos de la mano para entregarnos su vida, para entregarle la nuestra, para permanecer unidos, para dar frutos de Vida abundantes y duraderos.

Gracias Jesús amigo fiel que no te cansas de amar, de darte, de apostar por nosotros, de darnos a conocer el amor del Padre, para ser comunión para el mundo, para hacer de nuestro mundo un lugar de fraternidad de amistad entre esposos, padres, hijos, hermanos, unidos todos por tu estilo de amar.

Que María nuestra Madre y Amiga, nos lleve a cumplir este mandato de amarnos como Jesús nos ama, de sentir la alegría de dar la vida como Ella lo hizo, dar su vida en medio de todos los sufrimientos pero con la alegría de estar haciendo la voluntad del Señor.

Dios nos bendiga.

nila