miércoles, 30 de noviembre de 2011

ÉL LES MANTENDRÁ FIRMES HASTA EL FIN


Buenas noches con todos y todas, esta noche es una noche especial porque como comunidad inauguramos un nuevo tiempo litúrgico, el tiempo de adviento; para mí es uno de los más hermosos. Yo no sé como explicarlo; pero me ayudaba la metáfora de la primavera pues siento que la vida espiritual empieza a renacer, se abren las flores de la fe, la esperanza, la generosidad, acogida, el perdón, de eso que es lo mejor de nosotros y en lo que reconocemos nuestra identidad de hijos creados a imagen y semejanza del amor, a imagen y semejanza de Dios.

Le agradecía a Dios la certeza de que lo antes dicho es más que un sentimiento bonito, acrecentado por los comerciales y la decoración de nuestras casas, centros de trabajo, tiendas, etc. Es la gracia de Dios acercándose a sus hijos, llamando a sus corazones para hacerlos despertar a una experiencia nueva de su amor, del mismo modo que viene a hacerlo con nosotros en esta noche. Hoy Dios viene a darnos una experiencia nueva, viene a derrochar su ternura para nosotros, porque Dios es el Dios de la novedad. Así dice en Isaías 42,9: Las cosas antiguas ya han sucedido y yo anuncio cosas nuevas; antes que aparezcan, yo se las hago oír a ustedes. Esta palabra es verdadera, nuestra vida está llena, por gracia de Dios, de muchas experiencias que se han ido constituyendo en un pozo del cual bebemos y damos de beber a los hermanos; pero cada día el Dios de la novedad está llamando a nuestra vida, anunciando la novedad de que podemos ser criaturas nuevas. Dios hoy viene a renovar nuestra vida y el instrumento es su palabra.

La palabra renueva nuestra humanidad desde dentro, en Hebreos 4,12, nos dice Pablo: Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. Lo que nos toca a nosotros frente a la oferta de gracia que nos hace Dios es abandonarnos en sus manos para dejar que el señor por su palabra obre en nosotros, aquello que necesitamos. Sabemos por experiencia lo que Dios en su palabra puede lograr en nuestras vidas, con esa palabra que como Pablo señala es como bisturí que puede extirpar los miedos, la desesperanza, el resentimiento y el odio; la falta de voluntad, la mediocridad, la corrupción. La eficacia de la palabra se da en un corazón abierto, que se abandona a la acción de su amor, porque el Dios del amor no violenta nuestra libertad.

Conforme les decía al iniciar la escuela, hoy inauguramos el tiempo de adviento y vamos a profundizar, en comunidad, los textos propuestos por la iglesia para este primer domingo. La comunidad, que va buscando siempre darnos lo que más necesitamos para crecer en el seguimiento de Cristo y en la vivencia de nuestra misión, nos propone orar, en este tiempo con el trasfondo de la invitación de Dios a crecer en la fe. La fe está al inicio de toda vida espiritual. Con la fe de Abraham empieza la historia del pueblo de Israel, de la cual nosotros somos herederos, sin la fe dirá Hebreos 11,6 es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan. Así como la fe es una actitud básica para la vida, porque ciertamente no podríamos dar un paso sin creer en la bondad de las personas, al menos de los mas inmediatos, en la lealtad de los amigos, en la responsabilidad del conductor que nos trajo hasta aquí, en la veracidad de las palabras que les dirijo, sin la fe no podríamos vivir. Tampoco la vida de Dios en nosotros, podría mantenerse sin una fe verdadera, fuerte y en constante crecimiento.

Nos dice la carta a los hebreos que quien se acerca a Dios ha de creer primero que existe, es una fe sumamente básica, porque como decía el mismo Jesús hasta los demonios lo creen y tiemblan un paso más es creer en que recompensa a los que le buscan- y es a este nivel que se encuentra el pueblo de Israel a quien se dirige el profeta Isaías en la lectura que hemos escuchado este domingo Isaías 63,16-17.19; 64, 2-7

¡Tú, Señor, eres nuestro padre, “nuestro Redentor? es tu Nombre desde siempre! ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti! Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él. Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos.

Desde el primer momento en esta palabra reconocemos la experiencia de fe del pueblo, que reconoce a Dios como padre, de quien ha recibido la salvación, no se trata de una fe ciega. Dios se ha comportado con su pueblo como padre y le ha redimido en muchas ocasiones. Ciertamente creen que Dios existe y que además nada ocurre sin que Dios no lo quiera, así hasta la desobediencia del pueblo es obra de Dios, le preguntan a Dios ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? Al leer estas palabras hay algo en nosotros que se rebela, nos cuesta a creer que Dios sea el causante de algún mal, de Dios no puede salir nada malo, porque Dios es la bondad misma.

Ciertamente. en el pueblo de Israel hay una concepción de Dios un tanto equivocada, le reconocen padre y redentor; pero no están contando con que el Señor nos ha dado la libertad y por tal, es uno mismo quien se desvía, quien endurece el corazón, se cierra a la acción de Dios y deja de temerle, en el sentido de dejar de vivir de cara a su voluntad, somos nosotros mismos y muchas veces las circunstancias en las que interviene la libertad de otros hombres las que nos apartan de Dios y sus caminos.

El pueblo de Dios se encuentra viviendo una experiencia terrible, esta decepcionado por el retraso de la liberación definitiva, están aquejados por la idolatría, producto de la invasión extranjera, hay desprecio por los que regresan del exilio y son vistos como extranjeros, hay pugnas entre diferentes grupos al interior del mismo territorio de Israel y se resiente la fuerte pobreza y la carencia de recursos. El pueblo de Dios está sufriendo y detrás de la súplica y la alabanza que dirige a Dios está el reclamo, porque siente que lo que vive es obra suya, que es castigo a causa de su infidelidad, de su pecado. De ahí que diga a Dios:

Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.

Si bien, hay una sensación de desesperanza en Israel, reproche y queja hacia Dios; el profeta, que es el hombre de fe termina afirmando: “Pero tú, Señor, eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla, y tú, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!”.

El profeta continúa creyendo que Dios actuará y actúa por encima de las evidencias. El profeta nos dice que el pueblo es barro, materia pobre, quebradiza; pero a la vez moldeable en manos del alfarero. El profeta cree profundamente que Dios es padre y que en su bondad puede y quiere transformar la realidad.

Que actual se me hacía la experiencia del pueblo de Dios; que semejante a nuestro contexto. La pobreza extrema en la que viven tantos, en el África, en la India, Haití; pero también los migrantes en las grandes potencias. Pero la pobreza la tenemos cerca. Me conmovió profundamente la situación de una familia en las Lomas de Carabayllo, cinco hijos, uno de los cuales estaba a punto de perder la vista, un padre que trabajando de sereno llega a juntar de 8 a 10 soles diarios para mantener a su familia, una casa de lata y un par de colchones cargados de chinches que eran extendidos en la tierra; así vivian antes de que por medio de un programa de televisión les brindarán una nueva condición de vida; esta familia tuvo suerte; pero cuantos mueren en condiciones de extrema pobreza.

Israel sufría el enfrentamiento de diversos grupos en su territorio, al igual que en nuestra tierra se suscitan cientos de conflictos sociales, debido a que muchos son atropellados en sus derechos más elementales, otros se enfrentan por su ambición e intereses particulares; enfrentamientos por cuestiones ideológicas y hasta religiosas que continúan haciendo de nosotros una nación fragmentada y que impiden que podamos crecer; ya que como decía el mismo Jesús: una nación dividida amenaza ruina.

La discriminación al extranjero en el contexto del pueblo de Israel, la vivimos permanentemente como marginación al diferente, como abuso contra el débil que trae como fruto el feminisidio y el abuso y homicidio de niños indefensos. La marginación al migrante por su acento, sus costumbres, sus modales; en el desprecio hacia aquel que “no sabe” o que careció de oportunidades

La idolatría endémica de Israel tiene su paralelo en la superficialidad de tantos, en el culto al cuerpo, en el afán desmedido de poseer, el consumismo- Poco a poco Dios va siendo desplazado y el dinero se ha convertido en ídolo más preciado, por el se mata, se compran y venden conciencias; se vende la dignidad propia y ajena, se encubre la verdad o se la inventa, etc.

En medio de esta realidad que no es sólo nuestra, me surgía una pregunta: ¿Quién será el hombre, la mujer de fe que continúe creyendo que hay esperanza para nuestro futuro; quien será aquella persona que le diga al pueblo, como Jeremías en Jr. 31,16-17

“Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa —oráculo del Señor— y ellos volverán del país enemigo. Sí, hay esperanza para tu futuro —oráculo del Señor—: los hijos regresarán a su patria.

¿Quién será aquel que con su vida y su palabra revele que la realidad no es el castigo de un Dios vengador irritado por extravío de los hombres?; ¿Quién será aquel que como el profeta haga despertar la conciencia de que el sufrimiento de los hombres, es en gran medida hechura de manos humanas, fruto de corazones cerrados a la voz de Dios? ¿Quién será el hombre, la mujer de fe, que denuncie la mentira que es el pensar que la pobreza y postergación de tantos es fruto del destino, la suerte o sólo del conformismo? ¿Quién será aquel, que de testimonio, con su vida y palabra que Dios que es Padre, continúa sosteniendo y salvando al mundo?¿Quién estará dispuesto a mantener viva la esperanza del pueblo en la bondad de Dios y en su acción?

En la primera carta a los corintios, san Pablo nos habla de aquellos que son los llamados a ser profetas, hombres de fe y de esperanza en medio del pueblo. En 1Corintios 1,3-7 Pablo nos dirá: Hermanos, llegue a ustedes la gracia y la paz Reciban bendición y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor.

“Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que les ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él han llegado a ser ricos de mil maneras, recibiendo todos los dones de palabra y de conocimiento a medida que se afianzaba entre ustedes el mensaje de Cristo. No les falta ningún don espiritual y sólo esperan que Cristo Jesús, nuestro Señor, nos sea manifestado”

Tras la experiencia del encuentro con Cristo, el apóstol es consciente de que todo bien procede de Dios, ningún mal puede proceder del padre, ni de Cristo, que ha dado la vida por todos. Las palabras del apóstol nos aluden directamente, hablan de nosotros que hemos sido colmados con toda clase de riquezas; de palabra y del conocimiento. Esta palabra es verdad en nosotros, díganme si no reconocemos que la palabra ha sido la mayor riqueza que se le ha dado a nuestra vida y es esto lo que nos tiene aquí esta noche. Por medio de la palabra hemos llegado al conocimiento de Cristo, hemos hecho experiencia de que nuestro Dios está cercano a nuestra vida, que nos habla y a quien podemos hablar; hemos conocido que Dios es misericordia que nos ama sin medida, un Dios para quien somos valiosos y ello ha potenciado nuestra vida. Hemos sido bendecidos por Dios con toda clase de riquezas.

El Señor a lo largo de la vida me ha hecho descubrir lo afortunados que somos, por medio de este carisma Dios nos ha dado mucho, muchas veces tratando con sacerdotes que llevan años de entrega y fidelidad o incluso con religiosas veo como nosotros, discípulos de la palabra de Dios, hemos recibido mucho que otros, siendo fieles y estando en el camino de Dios, no han recibido, todo ello por la palabra que se nos ha dado. Esto último, lejos de hacernos sentir superiores tiene que generar en nosotros el sentido de responsabilidad, por que todo cuanto hemos recibido se nos ha dado en administración. Así nos dirá 1Pedro 1,10

“Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios”.

Le preguntaba al Señor ¿Cuál es el don precioso que has puesto en nuestras manos? Me respondía en su palabra de Lucas 12,32: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino”. Me ayudaba tanto reconocer que cuando Dios nos llama ovejas reconoce nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y hasta nuestra torpeza, porque una oveja sin pastor es de lo más torpe que hay, Dios nos conoce y sabiendo de nuestra pequeñez nos ha confiado el Reino.

Conviene preguntar al Señor ¿Qué es el Reino? Para nos equivocar lo que Dios espera que vivamos. Al pensar en Reino nos vienen conceptos como justicia, fraternidad, libertad, verdad, paz, igualdad y hemos de preguntarnos en seguida como construirlos, como hacerlos realidad para que nos ocurra como en el siglo XVIII, que tras la consigna de igualdad, libertad, fraternidad, se llegaron a horrores impensables. El Reino va más allá de conceptos. La imagen que nos sugiere la liturgia de la eucaristía, acerca del Reino de Dios, es hermosa: Una mesa grande, en la que todos los hijos, con Dios a la cabeza, se sentarán a compartir el pan. Es el hogar grandes de los hijos de Dios en el que cada uno es verdaderamente amado en su singularidad.

Le preguntaba al Señor también: ¿Qué significa ser administrador del Reino, trabajar para tui Reino? y el señor me respondió con la oración de Francisco de Asís: Ser trabajador del Reino es ser instrumento de mi paz. Es poner amor, allí donde hay odio; perdón donde hubo ofesnsa, no se trata sólo de perdonar, sino de acompañar a mi hermano en su proceso de reconciliación, hasta que perdone y llegue a perdonarse a sí mismo. Ser trabajador del Reino es poner la verdad donde hay error, revelar la verdad en medio de un ambiente en el que la verdad del evangelio se encuentra velada por un sin número de antivalores que nos están destruyendo hasta el punto de no reconocernos casi personas. Se trata de poner esperanza en el corazón de mi hermano que está cargado de frustración, de decepción en muchos niveles, en aquellos que ya no esperan nada y han dejado de confiar en Dios.

Ser trabajador del Reino es poner alegría allí donde hay tristeza y esto no es difícil aunque muchas veces supone dejar de mirarnos a nosotros mismos para pensar en lo que el otro necesita. Pensaba en tantas personas que en este tiempo previo a la navidad se disponen a llevar alegría a los hospitales, asilos, cárceles, hogares de niños y madres abandonados; todos ellos quizá sin saberlo son trabajadores del Reino porque llevarán a dios y serán prolongación de su amor; es más todos, sin ir muy lejos estamos llamados a ser alegría para los que conviven con nosotros.

Ser un trabajador del Reino es poner luz en la mente y en el corazón de tantos que están cegados por el egoísmo, la ambición, el afán de poder o por el sufrimiento y el fatalismo. Por último, ser trabajador del reino es poner fe allí donde hay dudas, donde se duda de Dios, de su presencia y acción amorosa en el mundo. Ser administrador del Reino es despertar y cuidar la fe de los hermanos y he ido constatando en la propia experiencia que no hay signo más fuerte de la existencia, providencia, bondad y cercanía de Dios,; que el ver a personas que son capaces de amar con el amor de Dios.

Somos administradores del Reino, nos lo ha recordado el Señor y de nosotros se espera, no que seamos perfectos sino que seamos fieles y aquí es donde entra a tallar el evangelio del domingo primero de adviento en el que Jesús nos dice en Marcos 13,33-37:

“Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; 36 no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. 37 Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos.”

Escuchaba a Jesús decirnos, tengan cuidado, estén prevenidos, no expongan el Reino, no te distraigas viviendo de manera ingenua, enredado en las cosas que se pasan, aunque te den alegrías; no te dejes arrastrar por la corriente del mundo en que vivimos. Mira que vendrá el Señor a pedirte cuentas por el encargo confiado y dichoso tú si te encuentras realizando tu misión.

El Señor en esta noche nos ha pedido fidelidad y frente a ello nos da cierto temor, ¿cómo poder garantizar que seremos fieles a nuestro ministerio, cuando de sobra somos conscientes de nuestra fragilidad. La palabra misma es la que nos inspira confianza. En 1Corintios 1,8-9 San Pablo nos dice:

“El los mantendrá firmes hasta el fin, para que estén sin tacha el día en que venga Cristo Jesús, nuestro Señor. Dios es fiel, el que los ha llamado a esta comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor”.

La garantía de nuestra fidelidad no está en nosotros mismos, en nuestras capacidades o talentos; si el ser testigos y administradores del Reino dependiera sólo de nosotros ¿quién podría sentirse capaz de asumir el encargo de nuestro Dios? Nuestra garantía es la fidelidad de Dios: Él es fiel y nos hace fieles en la medida que nos abandonamos en sus manos, que nos dejamos fortalecer y bendecir por su amor.

Pidamos a nuestra Madre María que, en este inicio del adviento, nos ayude a acoger el don de la fe, el encargo del Reino, para ser auténticos administradores de su gracia, que nos sabemos pequeños, sí, pero que por encima de todo avanzamos con nuestra mirada fija en aquel que ha iniciado y completa nuestra fe.

ESCUELA DE LA PALABRA

CICLO: ADVIENTO “Les mantendrá firmes hasta el Fin”

Miércoles: Orar la Escuela de la Palabra

Jueves: (Hebreos 11,1-6) “Sin fe es imposible agradar a Dios”.

Viernes: (1Cor 1,3-9) “Han sido colmados con toda clase de riquezas”

Sábado: (Mc 13-33-37) “Manténganse fieles al encargo recibido”.

Domingo: (Lc18,1-8); “Cuando Cristo venga ¿encontrará fe en la tierra?”

Lunes: (Heb 12,1-3) “Avancemos este camino, fijos los ojos en él”

Martes: (Rm 10,14-17) “La fe nace de la predicación”

1Tes 5,24

Heb 10,23

Rom 8,17

Lc 17,30

1Pe 1,7

.http://soundcloud.com/escueladelapalabra/escuela-de-la-palabra-martes

martes, 29 de noviembre de 2011

Llamados a expresar el Amor a Cristo en nuestros hermanos.


(Mt 25, 34-40)

Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»

Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.» (Mt 25, 34-40)

Le pedía al señor esta mañana su Gracia para poder oírle, le decía con las Palabras de Pablo en la carta a los efesios 3,18:

Como quisiera ser capaz de comprender cuan ancha y cuan largo, cuan alta y profunda es tu sabiduría Señor, son alturas que siento que no puedo alcanzar, se me hace tan difícil entender tu Palabra, lo que me quieres decir, mi entendimiento es muy limitado. Pero siempre el Señor me alcanza para decirme Mi Gracia te basta. Y esa es la verdad mas grande que orar es una Gracia que El se la concede al que se la pide con Fe, con la fe de que nunca nos deja con las manos vacías cuando sabe que los que nos va a dar Vida y va a ser alimento para nuestros hermanos.

El Señor me hablaba de su llamado a expresar su amor en el mundo a los hermanos más débiles, a los hambrientos, sedientos enfermos presos, sin hogar, a los que el mundo considera una carga, los desprecia, los margina, a los que rechaza. 1 Cor 1,27 Dios ha elegido lo que el mundo considera necio, ha tomado lo que es débil, lo que es común y despreciado en este mundo, Para que en ellos, por ellos, se manifieste su amor.

El está en lo necesitado de Su Amor, para que en ellos se manifiesta la Calidad de su Amor, o sea, está en el que espera ayuda y en el llamado a dar….está en unos y otros, para que su Amor se revele, el Amor Verdadero se dé a conocer porque es fácil amar al que está bien, al que no necesita de uno sacrificios, dar dinero o tiempo extra….pero qué difícil es hacer lo que nadie hace, visitar al preso, cuidar al enfermo por las noches, lavarle, cambiarle de pañales, que difícil es dar de comer al que tiene hambre o sed sin pensar que es un ocioso aprovechador.

El Señor nos pide una calidad de amor que dé sin esperar nada a cambio, porque que fácil seria para nosotros dar porque vemos su Rostro fácilmente en el hermano necesitado, “Señor no te vimos en los pequeños..:”.. Si me hubieses visto hubiese sido fácil para ti dar, pero porque no me viste y sin embargo me ayudaste por eso te has ganado el Reino preparado para ti…por eso te bendigo…..Pasen benditos de mi Padre por eso les abro el Reino.

Que difícil se nos hace entender su mensaje, ser llamados a revelar un Amor así, vivido solo por fe: Los que no le vieron pero dieron: lo hicieron por Gracia, pero los que no dieron, porque esperaron verle se quedaran afuera del Reino.

El amor de Dios es un amor que se vive con obras, no es un amor de religión, de libros, de teoría es un amor que se palpa, que se ensucia las manos, que se embarra para amar, así como El se embarró con mi miseria, así me manda amar a los suyos, este amor misericordioso de verdad muchas veces nace de haberse sentido visitado, vestido, amado por el amor de Dios, a través de una persona, de una comunidad que ama, que intenta amar con su clase de Amor.

También hay otros que aman por Gracia, de cualquier modo el Señor espera ver su amor revelarse en unos y otros en los débiles que sufren, y en los que están más fuertes, El va por todas partes buscando revelarse, porque a todos nos va a tocar estar en uno u otro lado del campo y siempre será una oportunidad para encarnar a Cristo, en la situación que nos encontremos. En el que toca dar o el que toca recibir, el sentido siempre será El, vivirlo dentro inmersos en su estilo de Amor.

“…si te ven amar al que nadie ama, creerán que yo existo, cuando vean mi misericordia hecha carne a través de tu vida ellos conocerán el verdadero Amor. Eres mi casa, mi morada desde donde quiero amar a todos al que sufre y al que no, a todos quiero hacer entrar a mi Reino que está preparado para ustedes desde el principio”.

Señor danos fe para vivir el amor, no esperar verte físicamente en el hermano para amar, no necesitar pruebas para amarte, ser conscientes de que el Amor se da simplemente por amor a Ti, por amor al hermano, así como nos amaste así queremos amar, ayúdanos Señor en nuestra debilidad.

Enséñanos a vivir en Ti para amar como tu amas: lo más pequeño lo más frágil, lo que es nada, para que llegue a ser lo que Es, para darle a todos una identidad su Ser verdadero. Gracias por tu Reino que siempre nos está esperando, gracias por creer en nosotros que llegaremos a ocupar un lugar junto a ti, tus ángeles y tus santos y gracias porque desde aquí nos permites ya ir saboreando las primicias, vivir con la alegría de hacer tu voluntad en la vida de nuestros hermanos mas pequeños, tus amados, tus preferidos.

Gracias madre por llevarnos a Jesús, porque intercedes porque el amor de tu amado Hijo se revela ya en nuestra vida.

Dios nos bendiga.

nila

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Amor del Padre manifestado en Jesucristo es nuestra Esperanza y certeza radical.


Rom 8, 31-38

Para empezar a leer nuestras pautas, nos ponemos en la presencia de Dios con mucha apertura con mucha fe, humildad y total docilidad para acoger lo que nos quiera decir hoy día y vivirlo con total disponibilidad.

Porque el Señor siempre nos viene a decir algo, es el Único que puede decirle a nuestra vida Palabras de Vida y Verdaderas, Palabras que transmiten amor, calor compañía, paz, todo eso que necesitamos cada día para poder vivir entre los hermanos siendo manifestación de ese Amor que vamos recibiendo.

Dios le ha dicho a nuestra vida Todo en Jesús, en El, el Amor de Dios se nos ha manifestado, nosotros hemos conocido la Vida eterna por Jesús, Hijo del Padre que ha venido para que tengamos vida y Vida en abundancia y por eso hoy nos viene reafirmar que “nada ni nadie nos puede separar de su amor”.

¿Porque nos quiere asegurar con esa certeza tan radical que nada ni nadie nos puede separar de su amor?, porque sabe que lo que más tememos los que le seguimos es el separarnos de su amor. Porque fácilmente nos separan de El: las pruebas, la aflicción, la persecución el hambre, la falta de todo”.

Y es verdad no podemos vivir las pruebas de una enfermedad, de la falta de dinero, de trabajo, de ver el mundo que se desgarra no solo por la violencia en las calles, sino que se desgarra víctima de la violencia familiar, y es duro reconocerlo que ya no solo se mata o se viola en las calles, también una madre mata, un padre viola, entre hermanos “de sangre”, se pelean, se abandonan, se estafan, se destruyen, se pelean por el poder, por las propiedades, por “cualquier cosa”. Uno puede separarse fácilmente del creer en el Amor de Dios si se desespera por esta visión del mundo.

Cuando escucho a alguien decir que no cree en Dios por las cosas que pasan en el mundo, me da mucha pena, porque digo: ¿Entonces donde está la esperanza de esta persona? ¿En lo que pueda hacer el hombre?, ¿qué es el hombre sin Dios?, con suerte si ha tenido buena formación, hará las cosas bien desde su profesión o sus sentimientos de buen filántropo, hasta que se canse y vea que no puede que el mal es muy grande, que la corrupción está en todas partes, hasta que recapacite y se dé cuenta que el hombre solo no puede.

Para esta realidad se necesita un Poder más grande, que cada hombre se haga un súper-hombre, que quiere decir en realidad un hombre de Verdad, ese Hombre ya se ha manifestado, el Modelo perfecto de Hombre que el mundo necesita es Jesús que ya ha venido, que está entre nosotros tocando nuestras puertas, nuestros corazones para manifestarse al mundo a través de nuestras vidas, prestarle nuestras manos, nuestra humanidad para enseñar al hombre a vivir de Verdad en solidaridad con el resto de la humanidad, para potenciar todo lo que ya tenemos en el interior, toda la vida de Dios con la que hemos nacido y que esta adormecida, entumecida.

Jesús nos está llamando a todos sin excepción para ser junto con El constructores de una nueva humanidad.

Sería tan fácil pedir o esperar que venga hacerlo Otro, que sería el Dios que tanto reclamamos, que venga con una varita mágica y nos solucione la vida, que vuelva a hacer ese paraíso que tanto soñamos, que todo vaya perfecto que haya solo buenas noticias en mi vida. Esos anhelos todos los tenemos porque Dios nos ha hecho para vivir en un clima de Reino, que quiere decir vivir en un clima de amor, de paz.

Pero por eso nos ha enviado a su Hijo, que no vino a quejarse ni a buscar que “alguien” cambie el mundo sino que El se hizo el Cambio, el amor de Dios se manifestó en Jesús, para decirnos que Dios está entre nosotros, que nada ni nadie lo separará de nuestro lado.

Para tener esa certeza de que Dios está con nosotros, necesitamos orar mucho, necesitamos estar con El mucho tiempo para preguntarle y decirle todas nuestras inquietudes, porque necesitamos respuestas que solo El nos puede dar, ¿En qué otro momento podría reafirmar mi fe en que Su Amor es la única certeza para mi vida? solo en la oración recuperamos la certeza de que Cristo Rey sigue reinando, que nada ni nadie puede vencerle, que el mal no tiene poder. La Última Palabra en el mundo la tiene Dios, porque su Palabra siempre es Esperanza que levanta al afligido, viene en auxilio del perseguido, colma al que tiene hambre, fortalece al que vive la prueba del daño que el mundo le va haciendo.

Ni las fuerzas espirituales de los abismos nos pueden separar del Amor de Dios, porque Jesús está con nosotros hasta el fin de la historia, El es nuestra esperanza para salir vencedores, su Amor por nosotros “no le permite dejarnos”, El amor que nos tiene es más grande que todo, que nuestros pecados que quieren separarnos de Él, Jesús nos ama más que su propia vida, “El me amó y se entregó por mi”.

El ha venido para salvar al mundo para que nadie se pierda, vino a restituir el amor entre las familias, el respeto a la dignidad humana, el derecho a la vida. Solo yo puedo dejar que este mundo se vaya para abajo, con mi indiferencia, o mi irresponsabilidad frente a lo que les pasa a niños, mujeres ancianos maltratados.

En nuestra vida personal, necesitamos también encontrar que en la persecución, el hambre, cuando me falta de todo, amor, comprensión en la casa, cuando estoy entre la espada y la pared, hay Alguien que se hace fuerte, en mí y que viene en mi ayuda para decirme que por esas cosas no me puedo separar de Él, que esas circunstancias son para conocer Cuan Grande es El, que su amor por mi es más grande que todo lo que me pueda pasar, su amor es el único que me viene a salvar, esta es mi certeza radical ¡yo tengo alguien que me ama y está conmigo y pase lo que pase nunca se va a separar de mi lado! Jesús es mi certeza de que esto es cierto porque él ha venido a manifestarnos el Amor de Padre y yo tengo que confiar en El, tener esa certeza radical en que El es mi Esperanza.

¿Quién nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús si compruebo que El es una persona real en mi vida? ¡nada!, por eso le agradecía al Señor por las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada…por todas esas situaciones que muchas veces me han arrastrado como oveja destinada al matadero”. Rom 8,36

¡¡Porque en todas ellas he triunfado gracias a Aquel que con su Amor me sostuvo, no me soltó de su mano, fue mi esperanza y certeza radical de que nunca se iba a separa de mi lado!!.

Ahora yo se que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarme del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús mi Buen Pastor.

Que nuestra Madre nos acompañe a vivir como ella la certeza de que Dios basta, que Dios Es, que Jesús la manifestación del amor del Padre es nuestra Esperanza.

Dios nos bendiga.

nila

martes, 22 de noviembre de 2011

“El Señor es mi Pastor, nada me falta” Fiesta de Cristo Rey del Universo


Canto: El Buen Pastor

Cita: Salmo 23

¡Buenas noches! Bienvenidos a la Escuela de la Palabra. Cada Escuela está llena de sorpresas porque el Señor no nos abandona, al contrario nos da certezas para vivir: “Nada te puede separar de mi Amor”.

Por eso, participamos de la escuela de la Palabra, porque nos va habituando a encontrar palabras del Señor Como dice el Profeta Jeremías: “Cuando me llegaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran para mí gozo y alegría, porque entonces hacías descansar tu Nombre sobre mí, ¡oh, Yavé Sabaot!” (Jr 15,16)

No hay palabras que nos den el gozo y la alegría de nuestro corazón; por eso, nos sale decir: Sr. ¿A quién iremos si solo tú tienes Palabras de Vida Eterna? Palabras que nos arrancan de la tierra y nos elevan al cielo.

El domingo pasado, celebramos la fiesta de Cristo Rey del Universo. Esta Escuela de la Palabra la vamos a dedicar a asimilar esta verdad, esta fiesta tan importante para la Iglesia y para nosotros que somos parte de la Iglesia.

¿Qué significa para nosotros esta fiesta? Es como la bisagra: por una parte recoge todo el recorrido que hemos hecho de ir orando las fuentes de espiritualidad, los cuatro ejercicios, la misión de los laicos para ser generadores de comunión en esta fiesta. Todo concluye en la persona de Cristo Rey del Universo y nos proyecta a vivir del Amor como clima vital del Reino.

¡Qué grande es poder ver que toda nuestra vida, nuestro proceso, nuestro año queda recogido en la PERSONA DE CRISTO! Ahí tiene sentido todo. Podemos reconocer que Cristo es anterior a todo, que todo se mantiene en él, él es la Cabeza del Cuerpo – la Iglesia (Col 1,16-18) Recoge todo lo vivido, lo sufrido, lo logrado, lo anhelado, lo que está por conquistar y por realizar. ¡ÉL ES NUESTRA ESPERANZA!

Todas las expectativas tienen su fuente en él, todos los anhelos que hay en el corazón de cada persona tienen su respuesta en LA PERSONA DE CRISTO. Él es el Alfa y Omega, el Principio y Fin de toda realización humana (Est. FMVD 16). A veces damos muchas vueltas en la vida, viviendo con el corazón a medio gas, un poco insatisfechos y conformistas, como vencidos: “ya se dará, ya encontraré” Pero ¡Qué distinto es entrar en la experiencia de poder centrar todo nuestro ser en la PERSONA DE CRISTO!

Podemos preguntarnos, ¿Hacia dónde va mi vida? Todos necesitamos saber hacia dónde vamos. Dice una canción: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Estamos haciendo camino al andar, camino de Comunión. Por eso, Si nos encontramos perdidos, sin rumbo, o con rumbo pero sin saber cómo vivir, encontrar que Cristo Rey es la finalidad de todo nuestro diario vivir y de lo que hacemos, él es nuestra meta, donde confluye toda nuestra existencia.

Esta Fiesta de Cristo Rey del Universo es tan rica que tiene mucho por iluminar nuestra vida. No es casualidad que concluyamos un año litúrgico y nos prepare para abrirnos al nuevo que iniciamos con el adviento. ¿Cómo lo podemos concluir? Esta es la pregunta de fondo que nos puede acompañar en esta Escuela de la Palabra y durante la semana.

La respuesta es “Cimentados en el Amor” ¿Por qué en el Amor? Porque el Amor es el Cimiento del Reino, es el CLIMA DEL REINO, pero a la vez, es la certeza que mueve nuestra vida, nuestro diario vivir: SU AMOR. San Pablo dice: El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá”. (1ª Cor 13,8-10)

Todo pasa, solo el Amor permanece para siempre. Nos sitúa en lo esencial de nuestra vida y en una de las certezas fundamentales que se convierten en motor dinamizador de nuestra vida: “Nada nos puede separar de su Amor” (Rm 8,35)

Solo realizamos la misión y somos generadores de Reino cuando nuestra vida se va centrando cada vez más en lo esencial. Ahí donde se va simplificando, sintetizando en una sola realidad: LA PERSONA DE CRISTO.

Es vital tener en nuestro corazón el amor como clima del Reino, pues si no tengo amor nada soy y nada me aprovecha. Por tanto, la fiesta de Cristo Rey del Universo, es el abrazo de Dios Padre a cada uno de sus hijos, nos levanta de la basura y nos hace sentarnos entre príncipes y heredar un trono de gloria, el trono del Amor, que es tener ese ambiente vital en nosotros.

Este clima de Amor se hace necesario cada vez más en nuestro corazón, en la medida que van pasando los años, vamos recorriendo etapas, necesitamos tener este Amor de Dios en nuestro interior. Pero, también lo necesitan nuestros hermanos.

Hace unos días, veíamos un programa de punto final, donde hablaban de la niña que fue asesinada por su madre… La verdad, es que no podía dormir, quedé impactada de tal brutalidad, pero sobre todo porque ella es el ejemplo de tantas personas que por falta de no tener este amor como clima vital del Reino esos son los resultados. Me puse a orar por ella, por la niña, la abuela, el padre destrozado, los niños que vieron todo, y por el chico que andaba con ella, por todos los que viven de alguna manera esta necesidad.

¿Qué Amor estable en nuestro interior un clima de Reino? El Amor que es relación y respuesta para la vida de todo hombre. Necesitamos darle tiempo suficiente para que genere en nosotros clima de Reino. Por eso, le vamos a dedicar toda una semana, que nos prepare para vivir en el día a día desde la relación de Amor con Jesús. Recibir y saborear su Amor de Buen Pastor (Ez 34,11-17)

Tenemos al Buen Pastor, al Rey del Universo, amante de nuestra vida. Él mismo nos adentra al corazón de Dios como Buen Pastor, amante de sus ovejas y generoso que no se desatiende y las protege. Toda la intencionalidad de Jesús, es fortalecer nuestro ánimo: ¡Aquí estoy yo! “Yo mismo busco a la oveja perdida, hago volver a la descarriada, curo a la herida, reconforto a la enferma… Cada vez que recibimos ayuda, consuelo, consejo; cada vez que un ejemplo toca nuestro corazón, cada vez que los acontecimientos “despiertan” nuestra conciencia… es Dios mismo que nos busca, nos habla, nos reconforta y nos guía.

¡Qué grande que todo un Rey del Universo! Quiera expresar su realeza, su grandeza, su poderío, su reinado amando, comprometiéndose con sus ovejas, tratándonos como Buen Pastor, es la respuesta a todas nuestras inquietudes, anhelos, expectativas etc.

Por eso, vamos a detenernos en Ez 34: “Yo mismo…” Me tienes a mí cuando todo se te nubla, cuando experimentas el dolor, el sufrimiento, ¡Aquí estoy yo! Dice la Encíclica Salvados en Esperanza de Benedito XVI: Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme –cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar–, Él puede ayudarme, pues aún me queda Dios”.

Él mismo es quien nos habla, nos reconforta y nos guía. “Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo sus rastros. Nuestro Buen Pastor rastrea nuestro corazón. Él va al paso de sus ovejas, cuando se dispersan él mismo sigue sus rastros, las buscaré por donde se han dispersado. Cuando nos salimos del amor, él mismo sigue nuestras huellas, va en busca de nosotros. Lo que hace con nosotros es vital, porque es el clima de Reino que va generando y es lo que haremos con los demás.

Lo hace desde un trato afectivo, una relación afectiva que crea clima de Reino. Yo mismo las apacentaré para que tengan amor. Él es el Buen Pastor y él es quien sabe los caminos del corazón, conoce todas nuestras sendas, le son familiares, hasta lo que ni nosotros podemos ponerle nombre.

Yo mismo las haré reposar: Entrar en la delicadeza del Amor, del Reino, poner a la persona de Cristo en su lugar, en el centro de nuestra vida cristiana, y todo lo demás se dará por añadidura; supone hacer experiencia de esto. ¿Por qué? Porque él mismo lo hace, él es el Rey del Universo, es el Rey del Amor y sabe los caminos del AMOR.

Sabe cómo conducirnos al descanso, a la libertad. ¿Qué busca Cristo Rey? Que nada nos falte porque él nos lo da todo.

Toda la Palabra de hoy es una invitación a mirar hacia Dios y a agradecer su amor y, además, un estímulo para nosotros a ser transmisores de ese mismo amor a los demás. Si creemos en el amor tan grande que Dios nos tiene, se tiene que notar en todo que vivimos con esperanza y que presentamos a un Dios lleno de amor en todo lo que vivimos. Un Dios que hace salir su sol y manda la lluvia sobre buenos y malos.

Precisamente Jesús se identifica con cada persona que encontrarnos en el camino y nos deja muy claro que lo que hagamos o dejemos de hacer a cada uno, a él se lo hacemos o dejamos de hacer.

Señor, enséñanos y ayúdanos a amar siempre y a todos, a los cercanos y a los de lejos especialmente a los más pobres y necesitados, para que al final de nuestra vida podamos escuchar de ti: Venid benditos de mi Padre porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis... en la cárcel y me visitasteis... Lo que haces con tu hermano pobre y necesitado a mí me lo haces: Ven y entra en el gozo de tu Señor. El amor de Dios, su Espíritu, nos da a conocer y saborear cómo nos ama, para que nos identifiquemos con él.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Eres administrador de la múltiple Gracia de Dios


1Corintios 4 1-5

Vean, pues, en nosotros a servidores de Cristo y a administradores de las obras misteriosas de Dios. Si somos administradores, se nos exigirá ser fieles. 1Cor 4, 1-2

Somos fruto del Amor Trinitario, la Gracia se ha derramado sobre nosotros, por el Bautismo, (Rom 5,5) El ha querido insertarnos en sí hacernos de su linaje por puro amor y misericordia.

Al ser hijos suyos hemos recibido la Herencia, tenemos dones y carismas, de los cuales nos ha hecho administradores. ¿Pero qué clase de administradores seremos? ¿Administradores fieles que dan la vida y los dones como los recibieron gratuitamente y por amor, sin esperar nunca nada a cambio, o administradores asalariados que miden su tiempo, que viven juzgando fijándose en los demás, que dan contando las cosas buenas que hacen esperando la paga de acuerdo a su trabajo?. La buena administración que hagamos de las obras misteriosas de Dios, depende de lo que tengamos en el corazón.

Un corazón agradecido que ama a Dios y que reconoce que lo que tiene es por puro amor y misericordia lo único que va a querer es complacer a su Señor, trabajar sin cansarse, entregarse a su trabajo al igual que El, porque ve a su Señor atento a lo que le pasa a la viña, que no la descuida ni un instante, que quiere restaurarla, y por eso busca trabajadores incesantemente para ir a cuidarla para que de los frutos que está destinada a dar, abundantes y duraderos.

La fidelidad en la administración de la gracia de Dios parte de un corazón enamorado del Señor, que ora, que se encuentra con El cara a cara, en un trato a solas y en silencio, en un encuentro personal e íntimo, amoroso y profundo de corazón a corazón, esta relación solo puede dar frutos de humildad, de apertura, de acogida y de disponibilidad para decirle: “Aquí estoy aquí Señor, yo voy, envíame a mí,” tu viña es mi viña, todo lo tuyo es mío, Señor porque así tu me lo has dicho, porque así ha sido tu voluntad.

Todo el día vemos lo que pasa en el mundo, en la viña del Señor, pero nos falta mirarlo con los ojos del Padre, falta ver la realidad de otra manera, ponernos los ojos de la fe, situarnos en la llamada del Señor para ser administradores según su corazón. El ser fieles administradores solo lo podemos lograr desde el corazón del Padre, ir desde el envío que El personalmente nos hace.

Desde nuestra realidad personal, desde el lugar que estemos nos contrata, nos quiere hacer comprender que no nos podemos quedar sin hacer nada, la realidad exige nuestro compromiso personal con Él y con todos los hermanos…lo que nos pide es una respuesta de amor, maduro, no infantil emocional que al rato se aburre y se cansa y renuncia al trabajo, el Señor no pide una respuesta de amor maduro y responsable que le hace ser fiel.

El Señor quiere hacer de tu vida un puente de su gracia para que llegue a todos los rincones del mundo, a esos lugares que nosotros los laicos llegamos, allí quiere llegar el Señor por eso nos llama cuenta con nosotros y de nosotros depende que muchos le conozcan, y gocen de los Bienes del cielo, si somos fieles administradores muchos le conocerán,

Aunque tengamos miedo de que no nos entiendan, es algo natural porque la obra que se nos encarga es de una envergadura grandiosa que nadie lo va a comprender porque es algo espiritual, sobrenatural que pocos lo aceptan, por eso mismo El nos acompaña no nos envía solos tenemos la promesa de Jesús: “Yo estaré contigo hasta el final de la historia”, no vamos solos en este trabajo tenemos a la Familia Trinitaria que nos acompaña para ser buenos y fieles administradores de las obras de Dios.

“No importa como estés, no importa si hasta ahora habías guardado los dones, no importa, yo salgo nuevamente a buscarte, no importa la hora, si en la madrugada no me escuchaste, si a las nueve estabas muy ocupada, si al mediodía tenias mucho trabajo, si a la tres estabas descansando, aunque sea a la undécima hora te sigo buscando, “ve a trabajar a mi viña, solo te pido fidelidad, el resto lo pongo yo, ve a trabajar te confió mi misión”. El Señor no se desanima con nuestros peros, con nuestras negativas, nuestros aplazamientos o postergaciones a su llamado, no, vuelve a salir una y otra vez a buscarnos, aunque sea a la ultima hora del día, quiere sacar de cada uno un administrador bueno y fiel y hacerlo pasar al Reino de los cielos.

Dios nos bendiga y Nuestra madre del cielo, nos acompañe a administrar los bienes que el Señor nos ha regalado con todo amor y fidelidad.

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Lope de Vega.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

VAYAN USTEDES TAMBIEN A MI VIÑA


La semana pasada empezamos el ciclo de la Encíclica Christifideles Laici, sobre la vocación y misión de los fieles laicos en la iglesia y en el mundo.

Nos decían que el Bautismo nos hace partícipes de la identidad divina, somos del linaje de Dios. Hechos 17,28

El bautismo nos hace hijos de Dios nos introduce en el linaje divino, nos da la dignidad de no solo llamarnos hijos sino de serlo, esta relación es el elemento constitutivo del ser y existir del hombre mismo saber que en Dios nosotros vivimos, nos movemos, y existimos. Jesús ha ganado para nosotros esta Gracia de llamarnos hijos de Dios, y por eso esto nos supone tomar parte activa en su misma misión, siendo del mismo linaje de Jesús, tenemos la vocación y misión de ser anunciadores del evangelio habilitados y comprometidos.

Jesús nos dice: “Como el padre me envió así yo los envío” Juan 20,2

Esto significa tener parte activa en la misma misión de JESUS. Esto significa comprometerse, involucrarse completamente, meter las manos en la masa. En conducir a la Iglesia a los hombres que viven alejados de ella, cooperar con empeño en comunicar la Palabra de Dios, porque en efecto: Predicar la Buena noticia tiende a suscitar en el corazón y la vida del hombre la conversión y la adhesión personal a Jesucristo salvador y Señor y dispone al bautismo y a la Eucaristía y se consolida en el propósito y en la realización de la nueva vida según el Espíritu…el imperativo de Jesús vayan y anuncien la buena noticia bauticen mantiene vivo su valor siempre…la situación del mundo actualmente requiere de una obediencia más rápida y generosa no podemos escamotear nuestra respuesta ¡ay de mi si no predicara el evangelio!.

Experiencia del penal. En un penal de Lima 10 internos que han estado recibiendo la Palabra de Dios a través de los fieles laicos decidieron por Gracia de Dios bautizarse y están hoy en preparación. La Palabra ha suscitado el deseo de ellos de ser hijos de Dios, de estar injertadosen el Cuerpo de Cristo la Iglesia. Y dicen como el etíope "Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? hechos 8,36 lo único que puede impedir es que nosotros lo dejemos, soltemos a nuestros hermanos. Dios nos pone personas en camino para bautizarlas, de nosotros depende el bautizarlos, llevarlos recibir el Espíritu de Dios.

El fiel laico esta llamado como Felipe hacer más eficaz la cura de las almas y también la administración de los bienes de la Iglesia: Los Sacramentos. En La evangelización se concentra y se despliega la entera misión de la Iglesia y de nosotros los laicos, los bautizados…”evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia su identidad más profunda.” Pablo VI.

Esta es nuestra labor, siguiendo el mandato de Jesús “vayan por el mundo anunciando el evangelio”, pero muchas veces hemos entendido mal y lo que hacemos es ir por el mundo criticando a los que se han comprometido con la iglesia,

Dice un dicho. Ayuda más el que no estorba, al criticar lo que hacemos es alejarnos y alejar más a la gente de la Iglesia.

Al ser bautizados en Cristo, El nos hace participes, nos involucra en su misma misión. “Así como el Padre me envió así yo los envío” Jesús nos pone la figura de un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viña, que es la viña? esta viña es el mundo, los obreros somos nosotros… a quienes llama a ocuparnos de su viña… Es el mundo entero que debe ser transformado. El Señor es Jesús. Jesús nos envía al mundo, llama todos los bautizados,….

“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”! Mc 16,15

El llamamiento del Señor Jesús “Vayan ustedes también a mi viña” no deja de resonar en el curso de la Historia, desde aquel lejano día: se dirige a cada hombre que viene a este mundo, porque el Señor quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad…Jesús nos envía al mundo como Iglesia como sacramento universal de salvación.

Dice Jesús que este propietario volvió a salir a media mañana hacia las nueve y al ver a otros desocupados en la plaza les dijo”vayan ustedes también a mi viña”. 3-4, no importa la hora, lo importante es que no estén sin hacer nada habiendo tanto trabajo en mi viña, los necesito también a ustedes. Ese también incluye quizás a los que no se sienten dignos o capaces de anunciar de trabajar para la viña del Señor, pero Jesús dice también ustedes vayan aquí se llama a todos por igual, vengan a trabajar a mi Viña.

Salió también al mediodía, y luego a las tres de la tarde… ya era la undécima hora la última hora del día cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parado y les preguntó ¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada? Contestaron ellos “porque nadie nos ha contratado”. Y les dijo vayan también ustedes a trabajar en mi viña.

¿Porque hay que ir a trabajar, como está la viña?, ¿Cómo está el mundo, cómo ve el mundo Dios que insiste en que no permanezcamos ociosos?

Es necesario mirar cara a cara este mundo nuestro, con sus valores y problemas, sus inquietudes y esperanzas, sus conquistas y sus derrotas un mundo cuyas situaciones políticas económicas y sociales culturales presentan problemas y dificultades cada vez más graves. Esta es la viña y este es el campo donde los fieles laicos o sea nosotros, estamos llamados a trabajar a comprometernos a involucrarnos.

Nos dice la encíclica: Mediante el uso de una libertad sin límites el hombre esta arrancando las raíces religiosas de su corazón, se olvida de Dios, lo considera sin significado para su propia existencia, lo rechaza y se pone a adorar los más diversos “ídolos”. …crecientes multitudes se alejan prácticamente de la religión, cada vez se descristianiza más el mundo por falta de obreros comprometidos con la viña del Señor. Nosotros mismos nuestra incoherencias nuestra manera de vivir como cristianos aleja a las personas de la Iglesia de CRISTO.

Si nos acercamos mas a mirar a nuestro alrededor a lo más cercano. Esa viña muchas veces son nuestros hijos, nuestra comunidad, las personas heridas que nos encontramos en el camino, la persona sin esperanza, las rebeldías de las personas, su agresividad, la gente del trabajo, los compañeros de estudios, el papá o la mamá, etc. son la viña donde el señor nos envía a trabajar. Cada fiel laico tiene una viña que atender no puede dejar de comprometerse con ella como bautizado.

¿Quién puede contar los niños que no han nacido porque han sido matados en el seno de sus madres, los niños abandonados y maltratados por sus mismos padres, los niños que crecen sin afecto ni educación.. Tenemos derecho a vivir bien, sin miedos de que se metan a nuestras casas, ¿por qué tenemos que vivir aterrorizados por los delincuentes? …. Tenemos derecho a que nuestros hijos, nuestros nietos crezcan en una sociedad sana. ¿Quiénes son los delincuentes?....gente que no sabe que no conoce a Dios, aquellos a quienes hemos descuidado, los niños de las calles, abandonados por la sociedad, ¿queremos que no haya más delincuencia para que nuestras futuras generación vivan en paz vayan tranquilos por las calles sin esconder las carteras?....vayan a trabajar a la viña del Señor…

Fíjense que están haciendo en por la viña del Señor ¿Cómo estamos viviendo el mandato del Señor? vayan ustedes también a mi viña…

Vayan a trabajar a mi viña es el grito que resuena a lo largo de toda la historia. En este anuncio los fieles laicos tienen un puesto original e irremplazable, por medio de ellos la iglesia de Cristo está presente en los más variados sectores del mundo, como signo y fuente de esperanza y amor.

El Señor nos hace ver la necesidad a todos….a través de muchas cosas… ¿Porque nos hace ver la necesidad? Porque ama el mundo. Jesús el mismo quiso participar de la naturaleza humana a afirmación que exalta más radicalmente el valor de todo ser humano la ha hecho el Hijo de Dios encarnándose en el seno de una mujer.

Y es desde el mundo donde llama a sus apóstoles de allí los escoge. La predicación de Jesús fue hecha desde el comienzo a los laicos como a nosotros. El llamamiento del Señor vayan ustedes también a mi viña se dirige a cada uno personalmente; y entonces resuena de este modo en la conciencia ¡VEN TU TAMBIEN A MI VIÑA! nro. 28

El santificó los vínculos humanos, en primer lugar los familiares, donde tienen su origen las relaciones sociales sometiéndose voluntariamente a las leyes de su patria. Quiso llevar la vida de un trabajador de su tiempo y su región.

Porque los fieles laicos viven en el mundo, esto es: están implicados en todas y cada una de las ocupaciones y trabajos del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social. Ellos son personas que viven la vida normal en el mundo, estudian trabajan, entablan relaciones de amistad sociales, profesionales, culturales etc. El concilio considera su condición no como un dato exterior y ambiental sino como una realidad destinada a obtener en Jesucristo la plenitud de su significado. Es más afirma que el VERBO ENCARNADO quiso participar de la convivencia humana.

“Por lo tanto hermanos que cada uno viva para Dios, en el mismo estado en que se encontraba al ser llamado”. 1 Cor 7,24 no han sido llamados a abandonar el lugar que ocupan en el mundo el bautismo no los quita del mundo, tal como lo señala el apóstol Pablo.

Los fieles laicos son llamados por Dios para contribuir, desde dentro a modo de fermento, a la santificación del mundo mediante el ejercicio de sus propias tareas, guiados por el espíritu evangélico y así manifiestan a Cristo ante los demás, principalmente con el testimonio de su vida y con el fulgor de su fe, esperanza y caridad. Dios les manifiesta su designio en una situación intra-mundana y les comunica la particular vocación de “buscar el reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios”

¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?..Nadie nos ha contratado. Vayan ustedes también a trabajar en mi viña.

Hay mucho que hacer pero no es como un oficio, un hacer cosas, el Señor nos envía a evangelizar, se necesitan evangelizadores que vayan a rescatar la dignidad de las personas, la imagen de y semejanza de Dios dañada mutilada, atropellada, deformada, por las cosas del mundo. Dios nos envía para trabajar desde dentro del hombre, darles la Palabra que les afecte su vida su manera de ser y opten por cambiar por convertirse, por seguir a Cristo y hacer seguir a otros el mismo camino verdad y vida… Es necesario evangelizar no decorativamente a manera de un barniz superficial sino en modo vital, en profundidad y hasta las raíces, redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona humana constituye una tarea esencial. Es mas en cierto sentido es la tarea central y unificante del servicio que la iglesia y en ella los fieles laicos están llamados a prestar a la familia humana. Esto es evangelizar.

¿Cómo? Enseñándoles a orar, la oración de dialogo con Dios, inyectarles la fuerza de la Palabra enchufarlos a la Palabra, a buscar la vida espiritual, la trasformación a partir de una renovación interior Rom 12,2 solo el contacto íntimo y personal con Dios el hombre se puede santificar y santificar el mundo y sus ambientes, una espiritualidad del seguimiento de Cristo.

¿Por dónde empezar? Pienso que un buen comienzo podría ser Evangelizar a los bautizados…a los católicos, a vivir su bautismo que es la base, la luz de todo obrar.

Son pocos los que se comprometen, por eso hay que rogar al Padre por vocaciones misioneras….según las mismas palabras del Aeñor Jesús

“la mies es mucha y los trabajadores son pocos. Rueguen pues al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha”. Mt 9, 37-38

No importa la hora en que te hayan llamado lo importante es que quieras comprometerte, y aunque haya mucha diferencia entre unos y otros de edad estado, cada uno tiene que aportar algo y la único que define que tiene que marcar es que TU LUZ BRILLE. Como se logra esto? Teniendo un estilo de vida diferente al mundo pues está radicado en el evangelio en el estilo de Jesús, no se trata de hacer cosas sino de Ser.

SER LUZ Es en lo sencillo, lo cotidiano de la vida, cuando no te angustias por cualquier cosa, cuando tienes fe, esperanza en medio de personas que ya no quieren creer en nada ni nadie, cuando ven que para estar alegres no tienes necesidad de tomar, cuando para pasar un examen no compras la prueba, como una chica que se preparaba para la confirma, le habían propuesto venderle el examen de admisión en una universidad y había hablado con sus papás, acerca de juntar el dinero para este pago, pero después de orar, entendió que esto no era cristiano, y les dijo a sus padres que no se preocupen porque ella va a estudiar que confiaba en Dios y no necesitaba comprar ese examen, fue luz en esta situación ante sus padres y ella misma recuperó su dignidad de actuar como hija de Dios con honestidad.

“Ustedes son la luz del mundo… Hagan pues que brille su luz ante los hombres que vean estas buenas obras y por ello den gloria al padre de ustedes que está en los cielos. Mt 5, 14-16

El dueño de la mies llama a distintas horas. A unos los llamo jóvenes a otros a mediana edad a otros más maduros. El dueño de la viña llama a cada uno en Cristo, por su nombre propio e inconfundible, con su historia personal, su tiempo particular. Este salir constante del Señor hora tras hora, a buscar trabajadores para su viña, a no dejar a nadie sin hacer nada, es una llamada que no solo se dirige a sacerdotes y religiosos o religiosas se extiende a todos: también los fieles laicos estamos siendo llamados personalmente para trabajar en la viña del Señor.

No hay lugar para el ocio: tanto es el trabajo que espera en la viña del Señor. El dueño de la casa repite con más fuerza su invitación: vayan ustedes también a mi viña.”

La parábola despliega ante nuestra mirada la inmensidad de la viña del Señor y la multitud de personas hombres y mujeres que son llamadas por El y enviadas para que tengan trabajo en ella.

Este comentario lo amplia la encíclica a toda la variedad de personas, dentro de la iglesia, la diversidad vocaciones y carismas situaciones y funciones, variedad no solo ligada a la edad sino a las diferencias de sexo y a la diversidad de dones condiciones de vida, niños, mujeres, ancianos jóvenes, hombres, sanos, enfermos, todos venga a trabajar a mi viña, todos tienen algo que dar, todos. La voz del Señor resuena ciertamente en lo más intimo del ser mismo, de cada cristiano, que mediante la fe y los sacramentos de la iniciación cristiana ha sido configurado con Cristo, injertado como miembro vivo en la Iglesia y es sujeto activo de su misión y salvación

Con respecto al apostolado de los laicos el Concilio Vaticano II dice: el Espíritu Santo otorga también dones particulares, distribuyendo a cada uno en particular como “El quiere” 1Co 12,11 para que poniendo cada uno los dones recibidos al servicio de los demás, contribuyan también ellos como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios 1 Pedro 4,10 a la edificación de todo el cuerpo en la caridad. Ef 4,16

Esa es la riqueza de la Iglesia. Todo lo que nos pide es que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios. Sean extraordinarios o simples los carismas son siempre gracias del Espíritu Santo, que tienen una utilidad eclesial o sea son para todos, para el servicio de los hermanos, para su crecimiento, están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.

Y lo que se le pide al administrador es que sea fiel “vean pues en nosotros a servidores de Cristo y administradores de las obras misteriosas de Dios. Si somos administradores entiendo que se nos exigirá cumplir. ” 1 Cor 4, 1-2.

“A nadie le es lícito quedarse sin hacer nada”. No hay lugar para el ocio tanto es el trabajo que a todos espera en la viña del Señor que el propietario repite con más fuerza su invitación, “vayan también ustedes a mi viña”.

El llamado que nos hace también el Papa Juan Pablo II es apremiante, está dirigido a nosotros los fieles laicos:

¡No tengáis miedo! Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo! ¡No tengáis miedo! Cristo sabe lo que hay dentro del hombre. Sólo Él lo sabe! Permitid, por tanto -os ruego, os imploro con humildad y con confianza- permitid a Cristo que hable al hombre.

Sólo El tiene palabras de vida, sí! de vida eterna. Abrid de par en par las puertas a Cristo, no es en absoluto una amenaza para el hombre, sino que es, más bien, el único camino a recorrer. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben hacer resonar este anuncio: Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es "el Camino, la Verdad, y la Vida!" (Jn. 14, 6).

Sigamos el ejemplo de María Modelo de Laica para encontrar a Dios en las cosas simples y sencillas de la vida. Que permita que Dios sea todo en todos.

ESCUELA DE LA PALABRA

Ciclo: Christifideles Laici. Tema: Participar en la misión

Miércoles: Mateo 20, 1-7 Vengan a trabajar a mi viña.

Jueves: 1Pedro 2,9; 1Cor 7,24 Todos tenemos parte en la misión de Jesús.

Viernes: Mateo 16,15; Col 3,17 Todo lo que vives hazlo en Nombre de Cristo.

Sábado: 1Corintios 4 1-5 Eres administrador de la múltiple Gracia de Dios

Domingo: Ez 34, 11-17; Mateo 25,31-46 Por el bautizo participas del reinado de Cristo.

Lunes: Mateo 5,13-16 Tu eres luz del mundo desde tu bautizo.

Martes: Rom 12,1-2; 1Pedro 4,10 Pónganse al servicio de los demás.