viernes, 27 de diciembre de 2013

“Os anuncio una Buena Noticia que será motivo de una gran alegría”


¿De que Noticia nos hablan hoy?
Es Dios que lanza su anuncio para que sea escuchado hasta en el último rincón de la tierra: «Díganle a la hija de Sión: Mira cómo ya llega tu Salvador. Anda trayendo el premio por su victoria y delante de él van sus trofeos. Entonces los llamarán a ustedes «Pueblo Santo», «Rescatados por Yavé», y a ti te dirán «La deseada», «Ciudad no Abandonada». (Is 62,11-12)
Su anuncio tiene fuerza para penetrar el corazón más duro, el corazón más frío, o para seducir el corazón más temeroso. Porque tiene la intención de que sea escuchado, sea penetrado hasta el último rincón de nuestra vida y de cada persona.

Un anuncio que nos sale al encuentro desde donde nos encontramos:
Ø  Como pastores cuidando el rebaño pero experimentando la intemperie, el estar experimentando la noche y esperar el día, el clarear del día, tampoco es fácil, supone esperar y la espera nos pone nerviosos, pero nos purifica nuestras eficacias humanas, el querer que las cosas se den como esperamos, como queremos.
Ø   
Ø  Supone pasar el drama de la incertidumbre si queremos darle el espacio a Dios para ver cómo quiere manifestar su BONDAD (Lc 2,8)
¡Grita de gozo oh hija de Sion, y que se oigan tus aclamaciones, oh gente se Israel! Regocíjate y que tu corazón esté de fiesta, hija de Jerusalén! Pues Yavé ha cambiado su suerte a alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que temer desgracia alguna, pues en medio de ti está Yavé, rey de Israel. Ese dia le diran a Jerusalén ¡No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos, ¡ya tu Dios esta en medio de ti el héroe que te salva! El saltara de gozo al verte a ti y te renovará su amor. Por ti lanzará  gritos de alegría.
La Escuela de la Palabra nos vuelve a colocar en lo esencial de nuestra vida como discípulos, como misioneras, Mira cómo ya llega tu salvador. Mira, contempla su cómo, no te distraigas: trae con él el premio de su victoria, pues es un Dios victorioso, delante de él van sus trofeos, para que reconozcas que su victoria es tu victoria y que sus trofeos son tus trofeos, son tu recompensa de toda esa lucha vivida y experimentada, de toda esa fuerza desgastada y real que experimentas al hacer discípulos y al dejar que te haga su discípulo.
Mira que esta es tu identidad, ser pastor es ser mi servidor, y siempre he creído en ti, es reconocer que te retiraré mi confianza en ti: y que sigo creyendo que por ti me daré a conocer.
«Tú eres mi servidor, Israel, y por ti me daré a conocer.»  
Aunque tú muchas veces pienses que has trabajado en balde, en vano se han gastado tus fuerzas, para nada, sin embargo yo protegía tus derechos de pastor, pues tú eres importante para mí y yo seré tu fuerza. Señor yo creo que no lo he dado todo, es mas no doy nada de lo que debería dar, debería trabajar mas, gastar mi fuerzas, no he hecho nada.

«No vale la pena que seas mi servidor únicamente para restablecer a las tribus de Jacob, o traer sus sobrevivientes a su patria. Tú serás, además, una luz para las naciones, para que mi salvación llegue hasta el último extremo de la tierra.» (Is 49,1-6)

Entonces la vida del pastor tiene recompensa, no es inútil, no es un simple desgaste, cada desgaste tiene su salario, pues nuestro salvador paga bien, recompensa al que anda en sus caminos, al que cuida ovejas, al que sabe esperar el tiempo de la manifestación de Dios, al que sabe estar firme en la noche y se atreve a vivir el pastoreo que es mucho de intemperie, precario, experimentando el frio de la misión… que toca nuestra piel, nuestra vida y la altera… realmente vivir la misión es experimentar muchas veces que es muy dura… pero te impulsa a buscar a Dios y a reconocer que no tienes nada que tenga tanto peso como tener a Dios en el corazón. Él es la fuente de alegría y entusiasmo del Apóstol.
Escuchar la Buena Noticia que sería motivo de mucha alegría: “NOS HA NACIDO EL SALVADOR” (Lc 2,1-14). Es el anuncio gozoso que nos sitúa en la fe, en la experiencia de encontrarnos personal y comunitariamente como los pastores.
Se nos invita a correr el riesgo de los pastores, que se deciden a dejar sus temores, para encontrarse en casa, ¡VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR! Es un vamos que no es individual, es en comunidad. En familia escuchamos el ANUNCIO, donde ya no somos extraños ni forasteros, somos de la casa de Dios, familiares de Dios. Por tanto, en el pesebre nos encontramos todos, siendo una única familia, una sola comunidad.
Estabamos cada uno viviéndonos solos, por nuestra cuenta, pero el SALVADOR ha sido el causante de que todos nos encontremos formando la única familia de Dios; él ha roto toda diferencia, podemos encontrar en el pesebre a los reyes de oriente, a los pastores, donde nadie es rechazado, todos somos aceptados, por tanto, tenemos casa, una familia, calor de hogar, es lo que nos hacía falta.
Ø  Reconocer la señal que los ángeles les habían anunciado.

No basta el anuncio, hay que encontrar la señal anunciada. Es la experiencia de encontrar al Niño en nuestra vida envuelto en pañales, envuelto de la bondad de Dios, del poder del Espíritu de Dios como lo anuncia el profeta Isaías (Is 11,1-9): “Sobre él reposa el espíritu del Señor, espíritu de inteligencia y sabiduría, de consejo y valor, de conocimiento y temor del Señor, lo inspirará el temor del Señor”.

¿Por qué necesitamos la señal que nos anuncia los ángeles? Para que podamos mirar nuestra vida y la de los demás desde una mirada de fe. No te quedes en que no has hecho nada, no mires tu eficacia mírame a mi, Yo soy el salvador, ese poquito que tu hayas puesto yo lo multiplico, Yo soy. El niño no se quedo mirando que había puesto pocos panes y dos peces. se maravilló de lo hizo Jesús con ese poquito, maravíllate, alégrate, conmigo, sorpréndete, disfruta el milagro de la bondad de Dios de su salvación.
Tu vida puede ser buena noticia, es buena noticia, yo estoy vivo, anuncia mi Victoria.

La buena noticia marca un antes y un después, nos ilumina con una nueva luz la presencia del SALVADOR. Mucha gente no encuentra su presencia, su poder, su riqueza que nos viene a beneficiar, porque se queda en lo externo, en lo que hizo o dejó de hacer, en lo que no pudo realizar, en la experiencia de frustración o desánimo porque no cumplió sus propósitos, como si dependiera solo de nosotros, de nuestros esfuerzos y por eso, no  queremos que se acabe este año, cuando en realidad empieza una nueva etapa con la encarnación de Jesús.


Mira tu vida envuelta en pañales, mira tu entrega envuelta en pañales, mira tu vida de discípulo envuelta en pañales, mira tu vida misionera envuelta en pañales.
Somos frágiles, débiles, y a veces esa fragilidad ha sido motivo de haber perdido la fe en Dios, el creer en su bondad, en su generosidad; pero aunque nosotros hayamos perdido la fe, el amor, la esperanza y eso haya sido causa de desconfianza en los demás, y como a los pastores nos haya invadido el temor para empezar una y otra vez cuantas veces sea necesario, miremos al niño envuelto en pañales que nos envuelve la bondad de Dios y eso nos basta.

Él nos abre con su vida la posibilidad de empezar una nueva etapa creyendo en él, en nosotros mismos y en los demás. Encontrarle envuelto en pañales, es encontrarle envuelto en un amor limpio, transparente, sin doblez, un amor que es AMOR, una confianza total, que es CONFIANZA total. Miremos el Al NIÑO y que en este día tan especial nos diga: EN EL AMOR NO HAY TEMOR, Solo el temor del Señor, de no querer volver a perder la fe en él, no querer perder la confianza en él, en nosotros y en los demás, no querer perder el Amor.

Porque fuimos y vimos, constatamos que es verdad, en el amor no hay temor, ante el niño se cae todo miedo, mecanismo de defensa ante los demás, ante Dios y ante nosotros mismos. Porque aceptamos el pesebre donde Dios quiso acostarse, quiso perdonar, quiso transformar y reconciliar.

No evadimos el pesebre, es concreto, pero la diferencia es que está él acostado, él hará de nuestro pesebre lugar de reconciliación, porque donde abundó el pecado sobreabunda la gracia, su Misericordia, su generosidad. Esta es la maravilla, nos transforma el rostro en alegría, en agradecimiento, porque podemos experimentar en nuestro corazón que lo que era imposible para nosotros para Dios es posible, que no le debemos nada a nadie, nos encontramos bien en nuestra carne, en nuestra vida porque está reconciliada.

También festejamos este día, el día mundial de la paz, qué bueno festejarlo y celebrarlo desde nuestro corazón, porque él es nuestra paz, él ha hecho de nosotros un solo pueblo.

Por tanto, encontrémonos en la llamada que nos hacen los ángeles como a los pastores, y correr el riesgo de ir de prisa a ser testigos de que un Niño nos ha nacido.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Orar unos por otros para que la salvación sea cierta en Cristo.


Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías. Sean también ustedes pacientes y no se desanimen, porque la venida del Señor está cerca.
Hermanos: no se peleen unos con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la puerta.  Consideren, hermanos, lo que han sufrido los profetas que hablaron en nombre del Señor y tómenlos como modelo de paciencia”. Stgo 5, 7-10

Señor te doy gracias por este tiempo de Adviento, por el regalo de poder orar el Misterio de nuestra salvación, gracias por tu Palabra de cada día, que nos ilumina que aviva nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor por Tí, gracias porque es tiempo de reconocer las maravillas que vas haciendo en nuestras vidas, porque tu amor para nosotros es eterno es paciente, como el sembrador que cosecha los preciosos productos de la tierra que ha aguardado desde las primeras lluvias, así nos has aguardado, nos has buscado, hasta dar con nosotros, has dejado las 99 ovejas, hasta encontrarnos,  no te has desanimado con nuestra vida, no te has impacientado cuando no te abríamos la puerta, no nos has violentado, ni obligado para estar contigo.

Al contrario a pesar de nuestras rebeldías, has esperado con paciencia hasta las lluvias tardías para cosechar los preciosos frutos de conversión que tu Palabra ha ido sembrando en nuestros corazones.

El Señor sabe que dentro de nosotros hay capacidades que están dormidas porque nadie las ha despertado, sabe de qué material estamos hechos, sabe que somos la greda que el Padre ha formado, que dentro de nosotros hay muchas posibilidades para vivir una vida grande que dé preciosos productos.

Sabe que  su Palabra potencia el  Amor que nos constituye, que es el detonante para que nuestra vida empiece a transformarse, por eso espera… No levanten ni despierten a mi amor hasta que quiera” Cantares 2,7

Por eso ahora entiendo Señor  desde tu Palabra que también debemos ser pacientes con nuestros hermanos orar por ellos para que su salvación sea cierta en Ti, como cierta es mi salvación en Ti Jesús mío.

“No se peleen unos con otros” más bien oren unos por otros, en vez de juzgar, perdónense, tengan paciencia, “así como los profetas que hablaron en nombre del Señor tómenlos como modelo de paciencia”, al  profeta  Ezequiel el Señor  le dijo Hijo de hombre, recibe en tu corazón, escucha con tus oídos todas las palabras que te voy a decir; 11 luego, anda, vuélvete donde los desterrados, donde la gente de tu pueblo. Les hablarás y les dirás: ¡Así habla Yavé...! te escuchen o no.» Ez 3,11

Así nosotros debemos ser sus profetas en  este tiempo y punto de nuestra historia, recibir en nuestro corazón, y escuchar con  nuestros oídos todo lo que el Señor nos dice en la oración, y  luego ir  a decir a las personas que se conviertan nos escuchen o no nos escuchen, y ser pacientes con su proceso, tener con ellos la misma paciencia que el Señor tuvo para con nosotros, y quedarnos orando para que la salvación sea ya  cierta en ellos dejando a Jesús nacer en sus corazones  mientras  nosotros vamos  confirmándonos cada día más en la fe y el testimonio de vida.
El Señor cerca está de nosotros, Él nos dará su fuerza, Él nos va a guiar, Él nos va a dar la Salvación. a nosotros lo que se nos pide es fidelidad a su llamado en medio de todo lo que estemos pasando, la enfermedad, el abandono, la separación, la mala noticia, el desamor de algunas personas, la enfermedad terminal, la falta de trabajo, de todo, nada nos puede hacer perder la fe en que Jesús esta cerca de nosotros, que su salvación está al alcance de nosotros, lo podemos tocar cuando queremos, cuantas veces lo necesitemos para que nos haga ver lo que es verdaderamente importante y esencial en la vida, lo que no nos será quitado.

Que este Adviento lo vivamos con responsabilidad, como discípulos consagrados entregados para que muchos conozcan el verdadero sentido de la Navidad, de la llegada del Hijo de Dios, nuestro Salvador al mundo y a cada uno de nosotros.

Pidamos a nuestra Madre María nos enseñe a esperar siempre con fe la llegada del Señor a nuestra vida,  a nuestras crisis, y debilidades para sentir su Salvación siempre tan cerca y tan cierta en nuestras realidades.

Dios nos bendiga.


Nila

sábado, 7 de diciembre de 2013

El Señor nos quiere viviendo una vida auténtica



“No todo el que me diga: ’Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.”

Gracias Señor por el regalo de la oración, por el regalo de la fe, porque cuando vengo a orar seque estoy ante Ti, ante una persona que me conoce, que me ama, que me espera porque me ha llamado; Me   invitas a estar contigo, me buscas, Tú tomas siempre la iniciativa para encontrarte conmigo, que bonito saber que estoy ante Quien me conoce, que  sabe mi historia, que  no soy una extraña para ti.
La confianza más grande que siento al entrar en oración, es saber que me amas, por sobre todo lo que vaya a decirte esperas lo mejor de mí, eso me da una confianza infinita saber que me llamas a orar para hacerme vivir más como Tú, hacer el bien, tener una vida auténtica conforme a la Voluntad del Padre,  para Gloria tuya y para ayudar a mis hermanos siendo testigo del poder de tu Palabra para convertir, para dar fuerza, para mantenernos firmes en los más duros combates y avatares de la vida.
Hoy día nos invitas a vivir con más profundidad y  autenticidad, ser discípulos coherentes, no basta decir  ¡Señor! Señor! predicar tu palabra, hace milagros, o expulsar demonios, no nos basta a nosotros tampoco dedicarnos a hablar de ti solamente, ni te basta a ti Señor porque nos has hecho para vivir más, no quedarnos en la superficie, eso no da la alegría, no  nos llena ni da la plenitud, hemos venido al mundo para dar a conocer el Amor del Padre,  mostrar en nuestra vida, que nunca abandona a sus hijos, que nos sostiene, que nunca nos deja, que  en los peores momentos de nuestra vida se hace nuestra  Fuerza,  la Roca,  que nos sostiene.
 Jesús hoy Tú nos quieres enseñar que para entrar al Reino,  hay que construir nuestra vida en actos de Amor,  no solo de ofrecimientos, promesas, y palabras que se dicen de boca pero no de corazón  y no se cumplen por olvido, por falta de interés por miedo a comprometerse. Gracias Señor porque no nos quieres viviendo en la puerta, a medias, por eso vienes nuevamente en  este Adviento para enseñarnos a entrar, a dar el paso.
¿Que se necesita Señor para entrar el Reino de los cielos?
Hacer lo que predicas, poner por hecho lo que te ha dicho la Palabra,  poner por obra  la  voluntad de mi Padre del cielo, El Padre quiere darles cosas buenas, el Padre quiere darles una vida consistente, que se sostengan en su Amor, que vivan amándose unos a otros, no solo de palabra sino en hechos, que den la vida, sacrificarse por el hermano, no tener miedo a quedar mal, o que resulte mal, confiar en El.
Esta semana me tocaba vivir esta Palabra, no solamente decir lo que hay que hacer,  porque predicando en la cárcel, les hablaba del amor de Dios de ser coherentes ayudarnos unos a otros,  y cuando ya ha salido un hermanito libre, me llamaba para conversar, para ayudarle a buscar trabajo,  para reunirnos, y había una parte humana que siempre se opone al espíritu que me decía “ cuidado” “mantente lejos”, pero era más fuerte la Voz del Señor que me decía sé autentica, es hora de poner por obra la Palabra, no es solo hablar, prometer, hay que arriesgar y comprometerse y así  con la confianza en que  es la Voluntad del Padre dar la vida,   puedo decirle si al Señor invitando  al hermano a venir a mi casa y ver la manera de ayudarle siendo manifestación verdadera del amor de Dios.
“Aquel día muchos dirán Señor yo hable de ti en tu nombre”…”pero yo les diré claramente nunca les conocí”, porque no estuvieron conmigo, solo hablaron de mi pero no tuvieron tiempo de hablar conmigo, de conocerme, me dejaron esperando, no había tiempo para orar, estaban  tan ocupados en construir su casa sobre cosas de la tierra sobre arena, correr al trabajo, a los estudios, a los quehaceres de la casa, porque era “más importante, mas necesario,  más urgente” y  por eso  cuando vinieron las catástrofes, enfermedades, crisis económicas  o laborales, los desacuerdos entre ustedes, todo fue un gran desastre, entraron en depresión, en la desesperación no supieron cómo afrontarlo, porque no tuvieron tiempo de conocer el poder de mi Palabra para sostenerles.
En cambio los que me escuchan y confían en la voluntad de mi Padre, aunque se arroje contra su casa el viento la lluvia, se desborde el rio, no se van a derrumbar porque han ido construyendo su vida, sobre la Roca de mi Palabra, día a día han estado conmigo y han aprendido como vivir en medio de las vicisitudes propias de la vida.
Yo hoy les invito a vivir conmigo a conocerme, a hacerme parte de su Vida, me hago “material de construcción, tu base, tu Fundamento” para que construyas tu Casa para que vivas una vida autentica para felicidad de tu Hogar, de tu familia, que donde vayas seas también con tu testimonio de vida sostén para muchas personas que acudirán a ti en tiempos de desastres, no solo les darás palabras sino testimonio de lo que mi Palabra ha hecho por ti.
Gracias Señor porque viene a darnos el Reino, y ya nos quieres entrando en El, gracias por este tiempo de preparación con tu Palabra por querer para nosotros una vida auténtica establecida sobre la Roca de tu Palabra. Gracias Madre porque tu cimentaste tu vida sobre la Palabra, y ahora eres la Reina del Cielo. Madre de Dios y madre nuestra ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios nos bendiga.

Nila

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Es Rey porque ama la pobreza y pequeñez del pecador que arrepentido humildemente se abandona en Él. Lucas 23, 36-43


Señor Jesús, gracias porque a la luz de tu Palabra nos haces acercarnos a ti en medio de tormentas y de crisis de toda clase, de la falta de trabajo, de dinero, de la impotencia de no poder hacer nada frente a los ambientes de trabajo donde se vive la envidia, la competencia, la deslealtad,  la falta de fraternidad… que bonito es encontrarte siempre a nuestro lado como un Rey que tiene poder sobre nuestra vida nuestra desesperanza y falta de ánimo, Tú tienes Poder Jesús para hacernos saborear las primicias del Reino, saborear la paz, la fe, la esperanza, tu Amor, Ayúdanos Señor ahora a meditar tu Palabra.

“La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.»  También los soldados se burlaban de él. Le ofrecieron vino agridulce  diciendo: «Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Porque había sobre la cruz un letrero que decía: «Este es el rey de los judíos.»
 Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: «¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» ¿Pero el otro lo reprendió diciendo: «¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?  Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho,  pero éste no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.»  Jesús le respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.»”  Luc 23, 35-43.

El  otro ladrón,  los jefes y  los soldados  gritaban ¡sálvate a ti mismo!! Porque  ellos solo conocían la palabra salvación personal, egoísta,  su conciencia no podía reconocerte, porque estaba cargada de reyezuelos, y por eso no podían ver al Rey, en cambio  Dimas con gran humildad y abandono  te reconoce como Rey  y te entrega su alma ¡que milagro de conversión!

….. “Acuérdate de mí cuando entres a tu Reino” te preguntaba: Señor que significan estas palabras de Dimas (como ha llamado la Tradición a al buen ladrón, cuya fiesta se celebra el 23 de Marzo), ¡Seguro que había escuchado de Ti!, ¿Quién no había escuchado de ti en Israel?, sabía que se hablaba de que eras el Mesías esperado,  que eras amigo de los pecadores, sabía que no habías hecho mal a nadie, quizás le habrían hablado de tus predicaciones:   del pastor que busca a la oveja perdida y cuando la encuentra hay una gran fiesta en el cielo, habría escuchado de la alegría  del Padre que abraza a su hijo cuando regresa a casa….y  por eso te pide que te acuerdes de él…
Porque te habría estado buscando y en ese momento de sufrimiento, brotó esa semilla que ya tenía en el corazón, la Palabra que por ahí escuchó dio fruto, se manifestó en el  deseo de estar contigo…de encontrar  el Reino de Dios,  de ser amado.

Por eso cuando te ve  a su lado, tan cerca como nunca lo había imaginado y precisamente en el momento que más lo necesitaba en la hora de la muerte, te pide con un corazón contrito y humillado “¡Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino!,  cuanto más querría decirle a Jesús …Jesús perdóname por mis pecados, es que no conocía otra manera de vivir, pero ahora estoy arrepentido, y ahora que estoy  a tu lado viéndote sufrir para salvar a toda la humanidad me doy cuenta que hay otra manera de vivir, es vivir para salvar, para amar….por eso  ahora Señor te pido acuérdate de mi,  reconozco que tu eres Jesús, el Salvador, que no busca salvarse a sí mismo, que se queda en la cruz para salvar a todos porque su amor es tan grande que cubre   todo el pecado de la tierra, y sabe perdonar a todo el que se lo pide con un corazón  arrepentido…

Acuérdate de mí cuando entres en tu Reino, cuando se ama no se olvida, los olvidos son falta de amor, no falta de memoria, cuando se ama mucho, se recuerda todo, pasan los años y sigues acordándote de los detalles de amor…el que ama perdona, Dimas le hace una petición pequeña pero a la vez la tan grande: Entrar al Reino de Dios, no pide un alivio a su dolor, pide amor y también  le ama,  pedirle a Jesús  es confiar,  es amar… “no temas pequeño rebaño porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino”, (Luc 12,32)
Señor que consuelo habrá sido para Tí, la vida de Dimas y su arrepentimiento y abandono; en medio de todos los que te rechazaban entrar al Reino de nuestro Padre, cargando en tus hombros a Dimas, como la ovejita perdida y  hacerle entrar al Reino del Padre,  y juntos celebrar la Fiesta.

Yo también te pido con un corazón arrepentido: Acuérdate de nosotros Señor cuando venga tu Reino, que no te busquemos solamente para que nos salves de las situaciones de sufrimiento, sino mas bien, en todo lo que nos pasa, pedirte que nos hagas entrar en tu Reino de Paz, de Amor,  de confianza, que tu Palabra no pase nunca de nuestra vida, que permanezcamos en ti siempre creyendo que  tu amor ya está derramado  en nuestros corazones, que no busquemos solamente nuestra salvación sino la de todos los hermanos, acuérdate de nosotros Señor,  necesitamos tanto amar como tu amas, consolar a los que sufren, decirles “Hoy mismo puedes entrar a saborear las primicias del Reino del Padre preparado para ti desde el principio, vivir con Jesús todo lo que la vida te va presentando”.

Gracias Madre por acompañarnos por estar con nosotros y alegrarte cada vez que le pedimos a tu Hijo nos haga entrar en su Reino,  danos más humildad más pobreza de corazón para  tener una conversión de corazón como Dimas y abandonarnos en el Señor para entrar en su Reino de Amor.

Dios nos bendiga.

Nila


viernes, 22 de noviembre de 2013

Recoger los sentimientos de Jesús


(Mc 6,34;Mc 10,13-16;Mc 10,21)

Señor Jesús te agradezco por todo lo que hemos recibido en este Año de la fe que cerramos este domingo. Ahora quisiera hacer un alto, estar a solas contigo, en un lugar solitario  y  a tu lado  recoger todo lo que has sido para mi vida, lo que tus sentimientos han ido formando en mí, mirar todo el camino de fe sin desperdiciar nada… y darte gracias.

Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. (Mc 6,34)

Gracias Jesús por  tu compasión al ver mi vida entre la multitud, esperando que alguien desembarcara frente a mi  soledad y vacío, a mi vida hambrienta de Amor,  fuiste Tú el Buen Pastor, que se compadeció al verme así, como oveja sin pastor, y te me acercaste  cuando yo era incapaz de acercarme a ti, y te pusiste  a enseñarme largamente.
Gracias por tu  dedicación para mi vida de  manera personal, por  tu ternura, tu disponibilidad, tu sencillez para dejar que me aproxime a ti.

 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.  Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.  Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.»  Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos. Mc 10, 13-16

El dejarme enseñar por ti, caminar contigo, me hiciste conocer  tus sentimientos y amarte cada día mas, ver tu cercanía para con todos, tu indignación cuando alguien quiere impedir que los niños se acerquen a ti, tu manera de ser, un Dios tan cercano, tan sencillo: que abraza, que no admite reglas, leyes, distancias,  protocolos, porque eres libre Jesús, libre para amar. Tus sentimientos  me hacen  querer ser como tú, libre para amar para ayudar a que todos se acerquen a ti, sin impedimentos, sentir indignación cuando hay que cumplir “requisitos”  para recibirte.

 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Mc 10,21

Gracias Jesús por tus sentimientos de cariño con que me miraste cuando decía que estaba bien, pero como el joven rico me negaba a dejar mi vida, a venderlo todo. Y me esperaste….me enseñaste a mirar al hermano con un Amor que es paciente, que respeta su proceso, que deja ir, que espera…Ayúdanos a soltar, a dejar,  para tener libertad y dejarnos implicar por los sentimientos de Jesús.

Gracias porque me enseñaste  a aceptarme como soy,  por amarme para enseñarme a  amar, a perdonarme para aprender a perdonar, por  llenar mi corazón de tus sentimientos, por  amarme hasta el extremo de morir  por mí en una Cruz para darme la Vida eterna.

 Experimentar tu manera de amar  me enseñó  una  nueva manera de vivir y de sentir: no etiquetar ni discriminar a nadie, amar como Tú me amaste; amar por igual  al que está con problemas de drogas, al que está en la cárcel, al homosexual,  al rico, al pobre, al sabio, al que no sabe, al mendigo de la calle,  a bendecir  al enemigo, perdonar setenta  veces siete al que nos ofende, ver a todos como mis hermanos, ser compasiva como Tú lo has sido con mi vida.

Gracias Jesús  porque a través de tu Palabra que me va  contrastando lo que yo soy frente a tu Amor gratuito universal misericordioso,  puedo ir convirtiéndome diariamente,  no viviría como vivo si Tú no hubieras puesto las huellas de tu amor en mi corazón. 

¿Que tengo yo, Señor Jesús, que Tú no me hayas dado? ¿Qué sé yo que Tú no me hayas enseñado? ¿Qué valgo yo, si no estoy a Tu lado? …”

Gracias porque Tu sacas siempre lo mejor de mí. Tus impulsos de amor por los más necesitados me hacen salir de mi misma, ya no vivir concentrada en lo yo siento, sino en lo que Tú quieres que haga. No lo  tengo todo conseguido, pero a partir de este punto quiero lanzarme hacia la meta, hacia lo que está delante, a lo que todavía no consigo, para alcanzarte a Tí que fuiste el primero en alcanzarme. Gracias mi Amado Jesús.

Gracias Madre por acompañarme en todo este camino de fe, por animarme, por despertarme cuando me duermo, por rogar por mí. Ayúdanos Madrecita a que  los sentimientos de Jesús sean nuestros sentimientos para hacer el bien a los demás y comprometernos siempre a portarnos como Él se portó.

Dios nos bendiga.
Nila




lunes, 18 de noviembre de 2013

El Amor del Padre es relación



(Is 54,10; Jr 31,3)

Queridos  hermanos:

Cuando contemplamos la historia del pueblo de Israel y su relación con Dios, descubrimos tantos momentos de infidelidad: Reniegan de Dios en el desierto, se hacen ídolos para pedirles lo que necesitan  porque pierden la fe en Yavé; una y otra vez le traicionan; Él espera que su viña amada de frutos  y solo encuentra racimos amargos; pero, a pesar de todo Dios no los deja, su alianza de paz con ellos permanece más firme que los cerros y que las lomas.

Y así de firme y estable  es la relación de  amor de nuestro Padre Dios para con nosotros, seguimos siendo su pueblo elegido y amado  a pesar de nuestros pecados e infidelidades  a pesar de todo lo que hagamos, su amor de nuestro lado nunca se retirará,  nos dice en su Palabra.

“Los cerros podrán correrse y bambolearse las lomas; mas yo no retiraré mi amor, y mi alianza de paz contigo no se bamboleará —dice Yavé, que se compadece de ti”. (Is 54,10)

El nunca nos dejará “Aunque te abandonaren  tu padre,  tu madre, tus hermanos, tu esposo (a) tus amigos, mi amor de tu lado nunca se moverá(ref:Is 49,14)

Muchos tenemos experiencia de personas que han estado en nuestra vida  como cerros bien plantados, que decían que nunca se iban a ir, pero por un motivo u otro llegó un día que se alejaron de nuestro lado o desaparecieron; o también puede pasar que nos relacionamos con  personas en el trabajo, en la familia,  que cambian su trato o  su cariño, de un día para otro:  un día dicen si al otro cambian de opinión, su relación con nosotros se acaba porque se cansan, porque encuentra otra mejor;  y quedamos desconcertados y a veces  destrozados, por haberles dado nuestro amor y confianza.

Pero frente a todo esto que vivimos, viene nuestro Padre  que jamás quita la mirada de nuestra vida y se compadece al vernos “afligidos, como la esposa abandonada”, “azotados por la tempestad y sin consuelo”, (Is 54,6.11)

 Viene de lejos a decirnos: “Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti.” Tengo reservada para ti una vida llena de posibilidades, de felicidad “Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel”. La reserva de amor no se le acaba a nuestro Padre Dios porque su amor es para siempre,  no puede dejar de amarnos.

Descubrir el Amor del Padre a mí me llena de una felicidad indescriptible,  saber que mira nuestra vida con cariño, con esperanza  así como vio a su pueblo de Israel,  y nos dice:

“¡Grita de júbilo tu que estabas estéril, grita de jubilo  tu que no esperabas!”… (Is 54,1)
Yo no esperaba ya de mi vida nada, no lograba dar frutos, los frutos que el Señor esperaba, hasta que comencé a relacionarme con Él;  a través de la oración fui conociendo como era amada, su Palabra me fue reedificando, devolviendo la Vida eterna,  la Gracia que desde siempre había tenido reservada para mí.

El amor del Padre  no solo nos reedifica sino que nos hace discípulos- misioneros, con Él  nuestra vida es capaz de dar frutos de Vida y de Amor, hace que nuestras relaciones con los demás sean diferentes, vivirlo todo desde su Amor.

Si todos descubriéramos como somos amados por nuestro Padre que distinto sería nuestro mundo, nuestras familias,  seriamos los más felices, saber que somos amados con un amor que es eterno, gratuito, inagotable, nadie te puede dar un amor igual es un amor sin comparación,  que te quiere porque te quiere, incondicionalmente.
Cuando más te relacionas con Él más le amas, porque experimentas mas  su amor, que no se retira porque no das la talla, porque te has portado mal, o porque de repente hay otros más interesantes que tú.  Te acompaña, tiene detalles contigo, te acepta como eres, solamente un amor así es capaz de transformar nuestra vida, rescatarla reedificarla nuevamente.

Gracias Padre Amado por tu amor, gracias porque siempre esperas lo mejor de mí, porque no me diste por perdida, porque me levantaste, gracias por curarme por devolverme la fe en mi misma, levantarme de nuevo y caminar, por hacerme dar frutos, por las personas que has puesto a mi lado, por cada una de ellas gracias Padre, bendícelas, y hazlas también florecer como has hecho florecer mi vida.

Gracias Madre por estar conmigo siempre enséñame  a orar como tú, bendiciendo las maravillas del Señor,  ayúdanos a serle fieles, a no separarnos nunca de su amor a relacionarnos con nuestro Padre cada día para saber con qué  extremo de ternura y compasión somos amados.

Dios nos bendiga.

Nila




sábado, 9 de noviembre de 2013

La Vida eterna te deja solo motivado a entregar la vida (Jn 10,18)

El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.” Jn 10,18

Gracias Señor porque tu Amor me ha  conquistado, gracias porque  cada día eres más fuerte en mí, me has dejado probar de tu amor;  por tu Gracia y tu Misericordia  he conocido la Vida eterna, "por eso más que a la muerte temo Señor tu partida,  y quiero perder la vida mil veces mas que perderte"

He tenido que tomar decisiones en mi vida muy importantes, pero lo más grande es decidir hacer la voluntad del Padre, no se compara con nada porque tiene una trascendencia enorme: dar la vida para que muchos vivan por eso no me puedo dejar quitar la vida por las cosas pequeñas y pasajeras del mundo, esto implica estar siempre atentos,  no dejarnos llevar por la corriente, permanecer conectados al Amor, porque es lo que nos motiva para entregar la vida.

Cuando me toca sufrir las humillaciones, y  las pruebas, trato de reaccionar inmediatamente sobre los pensamientos y sentimientos, retomar mi identidad y  mi misión, quien soy yo y para que estoy en este mundo. Trato de hacer lo que Jesús decía y hacia….nadie me quita la vida sino que yo misma la entrego, y  elijo amar, nadie me obliga, el Amor me mueve; aunque quisiera hacer todo lo contrario, el amor me motiva, y entonces la  carne, este cuerpo, (Rom 6,12) ya no tiene poder,  porque ha muerto, “mis miembros deben ser ahora como armas santas al servicio del Señor  y con esto el mundo sabrá que yo amo al Padre y el Padre me ama. Él dirige mi vida, su Espíritu  me amarra de la cintura y me lleva donde quiere, el Espíritu sopla y yo le sigo, no se adonde me lleve, pero yo doy mi vida porque quiero, nadie me la quita, el Amor es mi motivo.
Dar la vida es morir cada día un poco  para nacer a la Vida eterna, es un proceso constante de conversión, de ir conociendo y amando mas y mas al Señor, es  despedirse de personas , de lugares, de todo apego y egocentrismo, ….¿cuánto me importa tu amor Padre mío,  me mueve a dar la vida, a cuidarme de que nadie me la quite?

Muchas veces al querer orar, preparar la prédica,  saliendo de mi cuarto me faltan las fuerzas para vivir mi oración, para dar el amor que he recibido, viene la flojera, el desanimo, el sueño, el relativizar mi prioridad por el Señor, el mal parece que se adelanta. Hay muchas cosas que nos quieren quitar la vida vienen  arrebatar lo que nos has dado, entonces es cuando tenemos que decidir qué hacer, si dejarnos quitar la vida, cediendo a la tentaciones;  o decidir entregar la vida, pese a todo lo que cueste.

Somos frágiles, podemos fallar pero siempre podemos volver a empezar, ¿cómo?,  con los ojos puestos en Jesús que nos  ama  y acompaña, El  no deja que nada ni nadie nos quite la vida, que nos separe de su Amor.
 Ayúdame señor a reforzar mi voluntad cuando venga  el cansancio, el reclamo, la queja, ayúdame a volver a mi origen, a ser amor, a dar la vida como tú, la diste por mi, con mis hijos, mis hermanos, ayúdame a no desviarme del camino,
Perdóname por las veces que me he dejado quitar la vida, he aflojado, y no permitas que me quede en la culpa, el remordimiento sino que me levante de ello  para mirarte y seguir. Creo en tu misericordia que siempre que me arrepiento me vuelve a levantar, como el alfarero, me haces comenzar de nuevo. Me amas tanto Señor, me has seducido,  has sido más fuerte que yo, me has ganado Señor para Ti , mi vida te pertenece, por eso he decidió Señor hacer tu voluntad nada ni nadie me puede arrebatar de tu lado porque tuya es la fuerza,  y el poder que siento dentro de  mí  es tu amor que me mueve, sin saber yo como, pero tú lo haces todo hasta mi deseo de seguirte de ser dócil, viene de ti, todo es Don Señor, todo lo recibo de Tí.

Gracias Padre, gracias Jesús, gracias Espíritu Santo, porque me cuidas, porque si por mi fuera fácilmente me dejo quitar la Vida,  pero tú no me sueltas “Nadie puede arrebatar  de mi mano  lo que el Padre me ha dado”, gracias Señor. Aquí estoy para hacer tu voluntad,  hágase en mi como tú quieras Señor cuando y en donde quieras, quiero entregar mi vida, por amor, nadie me la quita yo he escogido entregártela Señor.


“El Señor esta cerca no te inquietes por nada .Que la paz de Dios que es mayor de lo que te puedes imaginar  guardará tu corazón y tus pensamiento en Cristo Jesús ¡alégrate estate siempre alegre “Fil 4, 1.4-7

Gracias Mamá María por rogar por mi y acompañarme en la oración, ayúdame a vivir la Palabra que el Señor me  ha dicho esta mañana, y en mi propósito de servirle con humildad.

Dios nos bendiga.

Nila

viernes, 1 de noviembre de 2013

Dios nos envió al Señor de los Milagros.


Jn 3,16-17; Núm. 21,9  

Buenos días queridos hermanos, le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de seguir compartiéndoles mi oración por medio de las pautas.

Hay una canción muy bonita que dice: Amar es entregarse olvidándose de sí, buscando lo que al otro pueda hacerle feliz.  Y encuentro que para nuestro Padre Dios que es Amor, su manera de amar es así entregarse totalmente, enviando a nuestra vida a su Amado Hijo Único, para hacernos felices.

Por eso te quiero dar gracias Señor, por enviar  a Jesús,  para que realice en nuestra vida el milagro de la salvación, para que tengamos Vida Eterna.

Frente al cuadro del Señor de los Milagros, preguntaba, ¿Qué le inspiró a Benito, un esclavo moreno para pintar la imagen del Señor de los milagros? ¿Por qué escogió pintar la imagen de Jesús, clavado en un madero como un esclavo? Y  encontraba la respuesta Desde Dios: Porque encontró su libertad en el Amor, porque reconoció que el Padre había enviado a su Hijo único para darle la libertad, para salvarle;   al ver a Jesús crucificado, vio que aunque estaba crucificada la Carne,  el Espíritu era  libre. Nadie puede esclavizar el espíritu, nadie puede matar  el Amor, porque es más fuerte que la Muerte.
Jesús enviado por el Padre con su entrega nos estaba amando hasta el extremo, dándonos la libertad,….y creo que eso es lo que ha querido comunicarnos, en la imagen del Señor de los Milagros:  que todos podemos ser libres, sanos y salvos, por la Cruz de Cristo.

¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3,16

-¿Cómo te pagaré Señor tanto bien que le haces a mi vida?, Tu amor me hace feliz, me libera, me colma, me plenifica por completo y no son solamente sentimientos es una realidad que lo  abarca todo, aún en los momentos más difíciles, en las situaciones, límites;  cuando me hago consciente de cómo  soy amada, que detrás de mí vida  hay Alguien que se ha entregado primero, gratuita e incondicionalmente me siento segura en todo lo que me pueda pasar, esta seguridad me permite entregarme, darte mi vida entera,  porque el amor es entregarse siempre,  a pesar del sufrimiento.

Cuando me piden hacer el testimonio de mi conversión, siempre acude a mi mente la Palabra de Juan 3,16. Dios me ha amado de tal manera, que ha enviado a su Hijo, a su único Hijo para salvarme, para que no me pierda, porque por  tu amor Señoryo he nacido de nuevo.

Dios envió su hijo para darnos Vida nueva y Eterna  porque desde la cruz de Cristo, desde su amor entregado, desde arriba  nosotros vemos todo diferente, porque nos hace trascender las cosas de la carne, nos hace nacer del Espíritu de Dios, para ser espirituales. Dios envió a su Hijo para que nos enseñe desde donde tenemos que mirar nuestra vida, a nuestra familia, nuestros hermanos, y todo lo que pasamos por esta tierra.

“En verdad te digo nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes que te haya dicho “necesitas nacer de nuevo desde arriba” Jn 3, 6- 7

“Cuando el pueblo de Israel perdió la paciencia y murmuró contra Dios”, Él mandó unas  serpientes  ardientes para hacerlos reaccionar,   y cuando se vieron sufriendo por las mordeduras, reconocieron que habían pecado contra Dios, entonces el Señor le  dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce.

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un poste. Cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba la serpiente de bronce y se sanaba. Números 21,9;

Dios a través de las serpientes ardientes, quiso recuperar a su pueblo;  a veces no entendemos los caminos del Señor, pensamos que El nos castiga, pero a veces Dios permite algo para sacar un bien mayor, en este caso, el arrepentimiento y  la salvación de su  pueblo.
El Señor de los milagros, viene a concretar, lo que estaba pre-figurado en el Antiguo Testamento, Jesús viene a cumplir todo lo que estaba escrito.
«Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” Juan 12, 32

Dios a enviado a su Hijo para  que  nosotros al contemplar tanto Amor, a Jesús crucificado clavado en la cruz, entregándose hasta el extremo, muriendo para que nosotros tengamos vida, podamos mirarle, reconocernos pecadores y ser sanados, experimentar ¡cuánto nos ama Dios!, y siempre  podemos ir a buscar su misericordia, nunca es tarde, Él siempre nos estará esperando, buscando, llamándonos para perdonarnos, no tengamos miedo, “Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que se salve el mundo gracias a Él” Jn 3,17.  . 

El núcleo de nuestra fe es recibir a Jesús en nuestra vida, el Padre nos lo ha entregado, toca a nosotros recibirle, decirle “Jesús yo te recibo, reconozco que has venido por mi, para mi, para que creyendo en Tí tenga Vida eterna. Gracias por  los milagros de conversión  que se dan en nuestra vida todos los días por tu gracia y tu poder.  Gracias por amarnos hasta el extremo de morir por nosotros en la cruz, gracias Padre por darnos a Jesús, nuestro Señor de los Milagros.

Gracias Madre por tu Sí al plan de Salvación del Padre, gracias por darnos a tu Hijo Jesús, ruega por nosotros para que aprovechemos tanta Gracia, tanto amor para nuestra vida, permaneciendo siempre en oración, en diálogo constante con la Trinidad, para colaborar con la salvación de nuestros  hermanos.

Dios nos bendiga.


Nila

sábado, 26 de octubre de 2013

Jesús, Palabra de Dios nos convierte en discípulos-misioneros.

Luc 13, 6-9

Jesús continuó con esta comparación: «Un hombre tenía una higuera que crecía en medio de su viña. Fue a buscar higos, pero no los halló. Dijo entonces al viñador: “Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala. ¿Para qué está consumiendo la tierra inútilmente?” El viñador contestó: “Señor, déjala un año más y mientras tanto cavaré alrededor y le echaré abono.  Puede ser que así dé fruto en adelante y, si no, la cortas.”

Que dignidad tan grande nos ha dado el Señor al llamarnos a ser sus discípulos y también misioneros,  nuestra vida encuentra ahí todo el sentido para vivir cada día, toda circunstancia: ya sea el sufrimiento, el dolor, la enfermedad, todo tiene sentido si lo sabemos vivir en estado de misión, siendo Buena Nueva, dando frutos  a pesar de las experiencias que estemos pasando.

“Dios nos ha llamado y consagrado para anunciar la Buena Nueva, de Él  hemos recibido gracia y misión,  Para que en todas las naciones sea recibida la fe, para gloria de su nombre. A estos pueblos pertenecen ustedes, elegidos de Cristo Jesús” Rom 1, 2.5

Somos la higuera que el Señor ha plantado en este mundo, Él nos ha creado y  nos ha enviado al mundo con una misión: crecer y dar frutos, esa es nuestra tarea en esta vida y es  la de todos sin excepción, sacerdotes, misioneros, matrimonios, laicos, todos, ¿qué frutos tenemos que dar? ¿Qué frutos espera el Señor de nuestra vida?  Ser amor, ser su imagen y semejanza, ser Palabra de Dios, discípulos de Jesús,  para hacer otros discípulos suyos, cumpliendo su mandato: “Vayan y hagan que todos los pueblos Sean mis discípulos”.

Pero tal vez el Señor está viniendo a buscar frutos en nuestra vida y no los encuentra, porque nos hemos dedicado más a lamentarnos de nuestros problemas, ocupándonos y desesperándonos por las cosas de la tierra sin ver la trascendencia de nuestra vida,  o  solamente preocupados en nuestros estudios para obtener los títulos que necesitamos, o en nuestro trabajo  solamente como fuente de ingresos  no como lugar de misión, o   a cualquiera de nuestros  intereses personales… que son muy importantes, pero  que no tienen que estar separados de la misión, porque lo que Él nos pide es que integremos el ser discípulos misioneros en nuestra vida diaria, dar frutos en el trabajo, la universidad, la familia, las relaciones sociales.

Dijo entonces al viñador “Córtala… Pues no sirve ¿para qué ocupa la tierra inútilmente?”

Señor perdóname por no haber dedicado el tiempo,  las energías, ni mi voluntad para  ocupar la tierra debidamente cumpliendo mi misión. Una y otra vez vienes a buscar fruto y yo sigo viviendo como una higuera estéril,  buscando ser feliz a mi manera, con lo que yo pienso que es bueno para mí, sin buscar tu voluntad para dar los frutos que necesitas de mi vida dispersándome  en otras cosas.

 “Examíname Señor, fíjate si voy por mal camino” (Sal 139)  ¿Ocupo la tierra inútilmente?, en mi familia, en mi comunidad, ¿Qué frutos estoy dando?, de repente frutos amargos, frutos de indiferencia, de egoísmo, de una vida inmadura, incoherente, ¿en dónde está puesto mi corazón, en la misión o en la preocupación por el dinero? ¿Creo en tu providencia? ¿Confío en ti para llevar a cabo mi ser discípulo misionero?

Pero él contestó: Señor, déjala un año más, así tendré tiempo para cavarle alrededor y echarle abono”

 Las palabras de Jesús abogando  por nosotros denotan tanta Misericordia, ¿tanto nos amas Señor?,   Así es el amor, espera lo mejor del otro, es misericordioso, olvida lo malo... Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. 1Cor 13,4-5 

El Amor de Jesús por nosotros es para siempre;  por nuestra conversión Él se entrega completamente, se compromete para enseñarnos con su  ejemplo lo que significa vivir cumpliendo una misión.
Jesús cree en nuestra conversión y lo pone todo hasta morir para que entendamos la dimensión tan grande de su llamado,   lo importante que es la salvación nuestra y la de nuestros hermanos para Él.

Jesús espera en nosotros, tiene fe en que  podemos empezar de nuevo, que podamos  dar frutos  a pesar de nuestra vida estéril, El  cree que nuestra vida, tiene posibilidad todavía, que puede sacar de nosotros apóstoles como Pedro, como Pablo - Señor me parece imposible que pueda dar frutos de evangelización como ellos-  Para Dios no hay nada imposible, de una higuera estéril puede sacar discípulos  mas entregados, mas amorosos,  mas entregados, mas misioneros. El nos convierte cada día con su Palabra  que es Amor que transforma que todo lo hace nuevo.

 Si el Señor ha dicho al Dueño de la viña…déjala un año más  que Yo la voy a cuidar.. Tenemos que creerle, corresponderle con nuestra fe,   El va a dedicarse a cuidar nuestra higuera, nuestra vida.

El se va a encargar de aflojar nuestra tierra,  y la manera de hacerlo es llamándonos a  la oración,  allí removerá nuestra tierra que está dura porque le falta el agua Viva de la Palabra de Dios, nos va a nutrir  con su Amor, nos enseñará discernir a  lo que conviene vivir, nos ayudará a confrontar nuestra vida con su Palabra, removerá  nuestros  falsos valores,   aquello en lo que estamos estancados, endurecidos. El nos pondrá en disposición de asimilar lo que significa nuestra vida para Él y para nuestros hermanos,  para ser más  coherentes, más responsables, más fraternos, más humildes, mas entregados, menos pesimistas, más centrados: Mas discípulos, mas misioneros.
           
“puede ser que así dé frutos en adelante: si no la cortarás”.

Señor, en adelante quiero dar frutos,  tu fe en mi vida despierta mi fe, quiero dar los frutos, que tu esperas Señor, dejar de ser una higuera estéril, no quiero ocupar la tierra inútilmente, quiero aprovechar esta oportunidad que me das, este año más  de vida, para dar frutos. Es mi tiempo. Es tiempo de dejar la vida infructuosa de un pasado estéril, infecundo, inmaduro, inútil. Es el tiempo de la higuera. Cada higuera esta plantada por Ti, Señor en tu Cuerpo, en la Iglesia en la familia en la sociedad en su siglo. La conversión es una llamada a dar fruto y fruto abundante.

¿Podrá contar el Señor con nuestra respuesta real a su amor y a su misericordia, a su fe en nosotros?

Que como  discípulos suyos vayamos  a otras higueras infructuosas a remover su tierra para que ellas también den fruto, hacer lo mismo que Jesús hace con nuestra vida, tener fe en las personas, ayudarlas en vez de criticarlas o cortarlas,  más bien ser pacientes y misericordiosos como lo es Él  con nosotros,  para que den a su vez frutos de misericordia y de amor con los demás.

Dios y nuestra Madre Santísima nos bendigan.

Nila


sábado, 19 de octubre de 2013

La fe es tarea: supone abrir la puerta de nuestro corazón de par en par.





“Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo”. (Ap 3,20)

Buenos días Señor, hoy  quiero darte las gracias una vez más por detenerte junto a mi puerta, por buscarme, por llamarme, por tu deseo de entrar a mi casa , ¿Quién soy yo, Señor, para que tú de mi te acuerdes? Hoy he escuchado tu Voz y quiero abrirte las puertas de mi vida entera, sin reservarme nada,  de par en par y quiero darte gracias también  porque siempre tocas cuando más te necesito, gracias por propiciar este espacio a solas, de silencio en la intimidad de la oración.

En este año de la fe, nuestra Iglesia quiere hacernos conscientes de la Presencia real de Jesús en nuestra vida, que creamos en Él, que le abramos las puertas, porque siempre esta llamándonos no se cansa nunca de buscarnos para decirnos cuanto nos ama, y nos quiere unidos, en comunión con Él, compartiendo todo lo que vivimos.

Lo que más le duele a Jesús es cuando no le dejamos entrar, cuando no le abrimos la puerta porque, unas veces,  sentimos temor o desconfianza, creemos que viene a pedirnos o a quitarnos algo, cuando lo único que El quiere es derrocharse en nuestro corazón, darnos la plenitud que tanto vamos buscando. Otras veces no le dejamos entrar y le cerramos la puerta,  porque pensamos “que estamos bien”, que no le necesitamos.

 El nos dice en su Palabra “Tú piensas: “soy rico, tengo de todo, nada me falta”   y no te das cuenta de que eres un infeliz, digno de compasión, pobre ciego y desnudo…yo reprendo y corrijo a los que amo. Vamos anímate y conviértete. Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo. (Apc 3,17.19.20)

Es verdad que a veces pensamos que estamos bien, que no necesitamos a Jesús, por eso hoy toca nuestra puerta  porque nos ama y quiere que nuestra vida se convierta, que seamos ricos, pero de Verdad, que no nos falte nada pero porque le tenemos a Él. Cuando mantenemos las puertas cerradas a Jesús, que es el Amor, que es el Camino la verdad y la Vida, ahí, es cuando no somos más que unos pobres infelices, dignos de compasión, pobres ciegos y desnudos porque no tenemos nada. Abrirle las puertas a Jesús es poseerlo todo, es recibir la Vida abundante y duradera.

Esta mañana el Señor me decía, “Déjame entrar,  dame la oportunidad de entrar “en tus asuntos” que también son los míos. Hija, todo lo tuyo es mío porque me perteneces,  yo quiero entrar y morar en tu casa darte la paz  y el  descanso que ansías,  solo confía en mí no tengas miedo yo estoy contigo,  soy Yo Jesús, ábreme no tengas miedo, esfuérzate por dejar en mis manos tus cosas, ábrete a la novedad de mi presencia en tu vida, déjate sorprender por todo lo que traigo para ti, veras cosas maravillosas, pero es necesario que confíes, esfuérzate, da pasos para abrirme la puerta, mira que te estoy llamando, traigo una vida abundante para ti y los tuyos,  te amo, eres especial para mí. Te he elegido,  entre muchas puertas toco la tuya porque tengo para ti planes que no conoces, traigo la salvación para ti y para todos los tuyos, soy el único que puede salvarte mi tarea es salvarte,  la tuya es esforzarte por alcanzar esa salvación, de ti depende, solo te pido que confíes.”

 Gracias Señor por tanto amor, por permitirme escuchar tu Voz. Creo pero aumenta mi fe, te necesito tanto, ayúdame en los esfuerzos que haga para llegar a ti, porque siento que no alcanza mi mano a abrirte, a veces me cuesta oírte, tocarte. Te necesito tanto, me has confiado una familia, a mis hermanos, que esperan que les lleve tu Palabra. Ayúdame a abrirte las puertas de mi corazón de par en par, para ser tu Tienda de encuentro, tu Casa de oración.

Después de invitarnos a abrirle la puerta de nuestro corazón el Señor dice, “Al vencedor lo sentaré junto a mí,  en mi trono, del mismo modo que Yo, después de vencer, me senté junto a mi Padre en su trono” (Ap 3,21), porque sabe que tener fe es una lucha, es una conquista. Tener fe no es creer en cosas ordinarias de la tierra, son cosas del cielo, por eso Jesús viene a nuestra vida para quedarse y enseñarnos, para acompañarnos en nuestro caminar.

Vamos  a pedirle nuestra Mamá María que nos ayude a escucharle. Porque a veces escuchamos  la voz de Jesús llamando a nuestra puerta pero nos cuesta decirle que si, levantarnos temprano para orar, ir a la formación, participar en las actividades de la Comunidad nos cuesta esforzarnos.
 Ayúdanos, Mamá, ayúdanos abrirle la Puerta a Jesús. Toma nuestras manos, únelas con las tuyas, para que así tengamos la fuerza que necesitamos.

 Dios nos bendiga.

Nila


viernes, 4 de octubre de 2013

Un AMOR,  nos reconcilia consigo mismo, con  Dios y los hermanos.
2 Cor  5,20; Mt 5,23-24

Padre amado gracias porque tu amor por nosotros es tan grande, que tu Misericordia cubre la multitud de nuestros pecados, gracias porque a pesar de nuestras faltas  nos sigues amando  nos sigues llamando  para vivir reconciliados contigo y con nuestros hermanos y con nosotros mismos, porque nos quieres ya viviendo el Reino aquí en la tierra.

El Mandamiento que Jesús nos ha enseñado que es el más importante,  es el de amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Siendo el principal sin embargo es en el que más caemos, porque todos nuestros pecados son por no conocer el verdadero Amor, porque no amamos a Dios por sobre todas las cosas del mundo, por sobre nuestros intereses personales. Dice san Juan en sus cartas, “el que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es Amor” 1Jn 4,8; “Si conocemos el amor que Dios nos tiene, buscaremos permanecer en Él”. 1Jn 4,16)

Para Jesús es muy importante nuestra forma de convivir con el prójimo, la relación perfecta es vivir en su Amor,  pero sabe que también es lo más difícil, que somos débiles,  por eso en su infinito Amor, nos ha dado el Sacramento de la reconciliación, que nos cura, nos devuelve la Vida, nos renueva su Gracia para amar como Él nos ama.

Por eso si tu estas para presentar tu ofrenda en el altar y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, si le has ofendido y no le has pedido perdón, si has dejado de ayudarle pudiendo hacerlo (pecado de omisión), si has hablado mal de él o de ella, si sigues acordándote de lo que te hizo, si le tienes a “prueba” antes de perdonarle….es mejor que dejes allí mismo tu ofrenda frente al altar y vayas a hacer las paces con tu hermanos…

Cuando nos acordemos de que tenemos una deuda de amor con alguien, la esposa, el hermano, el hijo, con alguien con quien hemos discutido, con quien nos hemos enojado, a quien hemos tratado injustamente, el Señor dice: es mejor  que vayas a hacer las paces primero;  es como si pusiera a nuestros hermanos antes que Él, el valor que Jesús le da a nuestra relación con el prójimo es muy grande.

La paz entre nosotros es lo más importante, es reflejo de que Jesús está vivo, que vive en nuestro corazón, es reflejo de un corazón sencillo, humilde, que vive en el Amor, no porque no tenga problemas con el prójimo sino que  no se deja llevar por la ira, porque olvida lo malo, porque  espera lo mejor del otro, perdura a pesar de todo, es paciente y muestra comprensión…1 Cor 13, 6-8.  

Tiene paz porque permanece en el Amor. La paz es presencia de Dios, presencia de su Amor en el mundo; porque el deseo de Dios es que todos experimenten su Amor. Los Sacramentos son para llevarnos a la Vida eterna.

Después vuelve y presenta tu ofrenda”. El Señor aguarda nuestro regreso-después vuelve- la mejor ofrenda para Dios es un corazón reconciliado, liberado, en paz consigo mismo y con los demás  para poder  llevar a los demás el mensaje de la reconciliación con coherencia.

Quien ha experimentado la reconciliación con Dios, consigo mismo y con los hermanos experimenta que es una creación nueva, creado de nuevo en el Amor de Dios,  es un corazón que vuelve siempre a buscar a Dios porque no puede vivir alejado de su Gracia.

" Todo esto proviene de Dios , quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación , es decir, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo , sin contar los pecados de los hombres en contra de ellos , y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación " ( 2 Cor 5:17-20 )
“Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca.  En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios!”

Somos embajadores de Cristo para revelar el amor y la misericordia de Dios en nuestra vida,  como una infinita acción de gracias, por eso ofrezcámosle al Señor nuestra vida para ser la voz que sigue llamando a los corazones a la conversión, ofrecerle también nuestras debilidades para que con su  Gracia Él nos acompañe y nos de la fortaleza que necesitamos.

Mamita María, ruega por nosotros, para que aprendamos a amar a nuestros hermanos como Jesús nos ama, para vivir reconciliados con nosotros mismos y ser instrumentos de reconciliación entre nuestros hermanos.

Dios nos bendiga.
Nila