viernes, 27 de diciembre de 2013

“Os anuncio una Buena Noticia que será motivo de una gran alegría”


¿De que Noticia nos hablan hoy?
Es Dios que lanza su anuncio para que sea escuchado hasta en el último rincón de la tierra: «Díganle a la hija de Sión: Mira cómo ya llega tu Salvador. Anda trayendo el premio por su victoria y delante de él van sus trofeos. Entonces los llamarán a ustedes «Pueblo Santo», «Rescatados por Yavé», y a ti te dirán «La deseada», «Ciudad no Abandonada». (Is 62,11-12)
Su anuncio tiene fuerza para penetrar el corazón más duro, el corazón más frío, o para seducir el corazón más temeroso. Porque tiene la intención de que sea escuchado, sea penetrado hasta el último rincón de nuestra vida y de cada persona.

Un anuncio que nos sale al encuentro desde donde nos encontramos:
Ø  Como pastores cuidando el rebaño pero experimentando la intemperie, el estar experimentando la noche y esperar el día, el clarear del día, tampoco es fácil, supone esperar y la espera nos pone nerviosos, pero nos purifica nuestras eficacias humanas, el querer que las cosas se den como esperamos, como queremos.
Ø   
Ø  Supone pasar el drama de la incertidumbre si queremos darle el espacio a Dios para ver cómo quiere manifestar su BONDAD (Lc 2,8)
¡Grita de gozo oh hija de Sion, y que se oigan tus aclamaciones, oh gente se Israel! Regocíjate y que tu corazón esté de fiesta, hija de Jerusalén! Pues Yavé ha cambiado su suerte a alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que temer desgracia alguna, pues en medio de ti está Yavé, rey de Israel. Ese dia le diran a Jerusalén ¡No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos, ¡ya tu Dios esta en medio de ti el héroe que te salva! El saltara de gozo al verte a ti y te renovará su amor. Por ti lanzará  gritos de alegría.
La Escuela de la Palabra nos vuelve a colocar en lo esencial de nuestra vida como discípulos, como misioneras, Mira cómo ya llega tu salvador. Mira, contempla su cómo, no te distraigas: trae con él el premio de su victoria, pues es un Dios victorioso, delante de él van sus trofeos, para que reconozcas que su victoria es tu victoria y que sus trofeos son tus trofeos, son tu recompensa de toda esa lucha vivida y experimentada, de toda esa fuerza desgastada y real que experimentas al hacer discípulos y al dejar que te haga su discípulo.
Mira que esta es tu identidad, ser pastor es ser mi servidor, y siempre he creído en ti, es reconocer que te retiraré mi confianza en ti: y que sigo creyendo que por ti me daré a conocer.
«Tú eres mi servidor, Israel, y por ti me daré a conocer.»  
Aunque tú muchas veces pienses que has trabajado en balde, en vano se han gastado tus fuerzas, para nada, sin embargo yo protegía tus derechos de pastor, pues tú eres importante para mí y yo seré tu fuerza. Señor yo creo que no lo he dado todo, es mas no doy nada de lo que debería dar, debería trabajar mas, gastar mi fuerzas, no he hecho nada.

«No vale la pena que seas mi servidor únicamente para restablecer a las tribus de Jacob, o traer sus sobrevivientes a su patria. Tú serás, además, una luz para las naciones, para que mi salvación llegue hasta el último extremo de la tierra.» (Is 49,1-6)

Entonces la vida del pastor tiene recompensa, no es inútil, no es un simple desgaste, cada desgaste tiene su salario, pues nuestro salvador paga bien, recompensa al que anda en sus caminos, al que cuida ovejas, al que sabe esperar el tiempo de la manifestación de Dios, al que sabe estar firme en la noche y se atreve a vivir el pastoreo que es mucho de intemperie, precario, experimentando el frio de la misión… que toca nuestra piel, nuestra vida y la altera… realmente vivir la misión es experimentar muchas veces que es muy dura… pero te impulsa a buscar a Dios y a reconocer que no tienes nada que tenga tanto peso como tener a Dios en el corazón. Él es la fuente de alegría y entusiasmo del Apóstol.
Escuchar la Buena Noticia que sería motivo de mucha alegría: “NOS HA NACIDO EL SALVADOR” (Lc 2,1-14). Es el anuncio gozoso que nos sitúa en la fe, en la experiencia de encontrarnos personal y comunitariamente como los pastores.
Se nos invita a correr el riesgo de los pastores, que se deciden a dejar sus temores, para encontrarse en casa, ¡VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR! Es un vamos que no es individual, es en comunidad. En familia escuchamos el ANUNCIO, donde ya no somos extraños ni forasteros, somos de la casa de Dios, familiares de Dios. Por tanto, en el pesebre nos encontramos todos, siendo una única familia, una sola comunidad.
Estabamos cada uno viviéndonos solos, por nuestra cuenta, pero el SALVADOR ha sido el causante de que todos nos encontremos formando la única familia de Dios; él ha roto toda diferencia, podemos encontrar en el pesebre a los reyes de oriente, a los pastores, donde nadie es rechazado, todos somos aceptados, por tanto, tenemos casa, una familia, calor de hogar, es lo que nos hacía falta.
Ø  Reconocer la señal que los ángeles les habían anunciado.

No basta el anuncio, hay que encontrar la señal anunciada. Es la experiencia de encontrar al Niño en nuestra vida envuelto en pañales, envuelto de la bondad de Dios, del poder del Espíritu de Dios como lo anuncia el profeta Isaías (Is 11,1-9): “Sobre él reposa el espíritu del Señor, espíritu de inteligencia y sabiduría, de consejo y valor, de conocimiento y temor del Señor, lo inspirará el temor del Señor”.

¿Por qué necesitamos la señal que nos anuncia los ángeles? Para que podamos mirar nuestra vida y la de los demás desde una mirada de fe. No te quedes en que no has hecho nada, no mires tu eficacia mírame a mi, Yo soy el salvador, ese poquito que tu hayas puesto yo lo multiplico, Yo soy. El niño no se quedo mirando que había puesto pocos panes y dos peces. se maravilló de lo hizo Jesús con ese poquito, maravíllate, alégrate, conmigo, sorpréndete, disfruta el milagro de la bondad de Dios de su salvación.
Tu vida puede ser buena noticia, es buena noticia, yo estoy vivo, anuncia mi Victoria.

La buena noticia marca un antes y un después, nos ilumina con una nueva luz la presencia del SALVADOR. Mucha gente no encuentra su presencia, su poder, su riqueza que nos viene a beneficiar, porque se queda en lo externo, en lo que hizo o dejó de hacer, en lo que no pudo realizar, en la experiencia de frustración o desánimo porque no cumplió sus propósitos, como si dependiera solo de nosotros, de nuestros esfuerzos y por eso, no  queremos que se acabe este año, cuando en realidad empieza una nueva etapa con la encarnación de Jesús.


Mira tu vida envuelta en pañales, mira tu entrega envuelta en pañales, mira tu vida de discípulo envuelta en pañales, mira tu vida misionera envuelta en pañales.
Somos frágiles, débiles, y a veces esa fragilidad ha sido motivo de haber perdido la fe en Dios, el creer en su bondad, en su generosidad; pero aunque nosotros hayamos perdido la fe, el amor, la esperanza y eso haya sido causa de desconfianza en los demás, y como a los pastores nos haya invadido el temor para empezar una y otra vez cuantas veces sea necesario, miremos al niño envuelto en pañales que nos envuelve la bondad de Dios y eso nos basta.

Él nos abre con su vida la posibilidad de empezar una nueva etapa creyendo en él, en nosotros mismos y en los demás. Encontrarle envuelto en pañales, es encontrarle envuelto en un amor limpio, transparente, sin doblez, un amor que es AMOR, una confianza total, que es CONFIANZA total. Miremos el Al NIÑO y que en este día tan especial nos diga: EN EL AMOR NO HAY TEMOR, Solo el temor del Señor, de no querer volver a perder la fe en él, no querer perder la confianza en él, en nosotros y en los demás, no querer perder el Amor.

Porque fuimos y vimos, constatamos que es verdad, en el amor no hay temor, ante el niño se cae todo miedo, mecanismo de defensa ante los demás, ante Dios y ante nosotros mismos. Porque aceptamos el pesebre donde Dios quiso acostarse, quiso perdonar, quiso transformar y reconciliar.

No evadimos el pesebre, es concreto, pero la diferencia es que está él acostado, él hará de nuestro pesebre lugar de reconciliación, porque donde abundó el pecado sobreabunda la gracia, su Misericordia, su generosidad. Esta es la maravilla, nos transforma el rostro en alegría, en agradecimiento, porque podemos experimentar en nuestro corazón que lo que era imposible para nosotros para Dios es posible, que no le debemos nada a nadie, nos encontramos bien en nuestra carne, en nuestra vida porque está reconciliada.

También festejamos este día, el día mundial de la paz, qué bueno festejarlo y celebrarlo desde nuestro corazón, porque él es nuestra paz, él ha hecho de nosotros un solo pueblo.

Por tanto, encontrémonos en la llamada que nos hacen los ángeles como a los pastores, y correr el riesgo de ir de prisa a ser testigos de que un Niño nos ha nacido.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Orar unos por otros para que la salvación sea cierta en Cristo.


Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías. Sean también ustedes pacientes y no se desanimen, porque la venida del Señor está cerca.
Hermanos: no se peleen unos con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la puerta.  Consideren, hermanos, lo que han sufrido los profetas que hablaron en nombre del Señor y tómenlos como modelo de paciencia”. Stgo 5, 7-10

Señor te doy gracias por este tiempo de Adviento, por el regalo de poder orar el Misterio de nuestra salvación, gracias por tu Palabra de cada día, que nos ilumina que aviva nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor por Tí, gracias porque es tiempo de reconocer las maravillas que vas haciendo en nuestras vidas, porque tu amor para nosotros es eterno es paciente, como el sembrador que cosecha los preciosos productos de la tierra que ha aguardado desde las primeras lluvias, así nos has aguardado, nos has buscado, hasta dar con nosotros, has dejado las 99 ovejas, hasta encontrarnos,  no te has desanimado con nuestra vida, no te has impacientado cuando no te abríamos la puerta, no nos has violentado, ni obligado para estar contigo.

Al contrario a pesar de nuestras rebeldías, has esperado con paciencia hasta las lluvias tardías para cosechar los preciosos frutos de conversión que tu Palabra ha ido sembrando en nuestros corazones.

El Señor sabe que dentro de nosotros hay capacidades que están dormidas porque nadie las ha despertado, sabe de qué material estamos hechos, sabe que somos la greda que el Padre ha formado, que dentro de nosotros hay muchas posibilidades para vivir una vida grande que dé preciosos productos.

Sabe que  su Palabra potencia el  Amor que nos constituye, que es el detonante para que nuestra vida empiece a transformarse, por eso espera… No levanten ni despierten a mi amor hasta que quiera” Cantares 2,7

Por eso ahora entiendo Señor  desde tu Palabra que también debemos ser pacientes con nuestros hermanos orar por ellos para que su salvación sea cierta en Ti, como cierta es mi salvación en Ti Jesús mío.

“No se peleen unos con otros” más bien oren unos por otros, en vez de juzgar, perdónense, tengan paciencia, “así como los profetas que hablaron en nombre del Señor tómenlos como modelo de paciencia”, al  profeta  Ezequiel el Señor  le dijo Hijo de hombre, recibe en tu corazón, escucha con tus oídos todas las palabras que te voy a decir; 11 luego, anda, vuélvete donde los desterrados, donde la gente de tu pueblo. Les hablarás y les dirás: ¡Así habla Yavé...! te escuchen o no.» Ez 3,11

Así nosotros debemos ser sus profetas en  este tiempo y punto de nuestra historia, recibir en nuestro corazón, y escuchar con  nuestros oídos todo lo que el Señor nos dice en la oración, y  luego ir  a decir a las personas que se conviertan nos escuchen o no nos escuchen, y ser pacientes con su proceso, tener con ellos la misma paciencia que el Señor tuvo para con nosotros, y quedarnos orando para que la salvación sea ya  cierta en ellos dejando a Jesús nacer en sus corazones  mientras  nosotros vamos  confirmándonos cada día más en la fe y el testimonio de vida.
El Señor cerca está de nosotros, Él nos dará su fuerza, Él nos va a guiar, Él nos va a dar la Salvación. a nosotros lo que se nos pide es fidelidad a su llamado en medio de todo lo que estemos pasando, la enfermedad, el abandono, la separación, la mala noticia, el desamor de algunas personas, la enfermedad terminal, la falta de trabajo, de todo, nada nos puede hacer perder la fe en que Jesús esta cerca de nosotros, que su salvación está al alcance de nosotros, lo podemos tocar cuando queremos, cuantas veces lo necesitemos para que nos haga ver lo que es verdaderamente importante y esencial en la vida, lo que no nos será quitado.

Que este Adviento lo vivamos con responsabilidad, como discípulos consagrados entregados para que muchos conozcan el verdadero sentido de la Navidad, de la llegada del Hijo de Dios, nuestro Salvador al mundo y a cada uno de nosotros.

Pidamos a nuestra Madre María nos enseñe a esperar siempre con fe la llegada del Señor a nuestra vida,  a nuestras crisis, y debilidades para sentir su Salvación siempre tan cerca y tan cierta en nuestras realidades.

Dios nos bendiga.


Nila

sábado, 7 de diciembre de 2013

El Señor nos quiere viviendo una vida auténtica



“No todo el que me diga: ’Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.”

Gracias Señor por el regalo de la oración, por el regalo de la fe, porque cuando vengo a orar seque estoy ante Ti, ante una persona que me conoce, que me ama, que me espera porque me ha llamado; Me   invitas a estar contigo, me buscas, Tú tomas siempre la iniciativa para encontrarte conmigo, que bonito saber que estoy ante Quien me conoce, que  sabe mi historia, que  no soy una extraña para ti.
La confianza más grande que siento al entrar en oración, es saber que me amas, por sobre todo lo que vaya a decirte esperas lo mejor de mí, eso me da una confianza infinita saber que me llamas a orar para hacerme vivir más como Tú, hacer el bien, tener una vida auténtica conforme a la Voluntad del Padre,  para Gloria tuya y para ayudar a mis hermanos siendo testigo del poder de tu Palabra para convertir, para dar fuerza, para mantenernos firmes en los más duros combates y avatares de la vida.
Hoy día nos invitas a vivir con más profundidad y  autenticidad, ser discípulos coherentes, no basta decir  ¡Señor! Señor! predicar tu palabra, hace milagros, o expulsar demonios, no nos basta a nosotros tampoco dedicarnos a hablar de ti solamente, ni te basta a ti Señor porque nos has hecho para vivir más, no quedarnos en la superficie, eso no da la alegría, no  nos llena ni da la plenitud, hemos venido al mundo para dar a conocer el Amor del Padre,  mostrar en nuestra vida, que nunca abandona a sus hijos, que nos sostiene, que nunca nos deja, que  en los peores momentos de nuestra vida se hace nuestra  Fuerza,  la Roca,  que nos sostiene.
 Jesús hoy Tú nos quieres enseñar que para entrar al Reino,  hay que construir nuestra vida en actos de Amor,  no solo de ofrecimientos, promesas, y palabras que se dicen de boca pero no de corazón  y no se cumplen por olvido, por falta de interés por miedo a comprometerse. Gracias Señor porque no nos quieres viviendo en la puerta, a medias, por eso vienes nuevamente en  este Adviento para enseñarnos a entrar, a dar el paso.
¿Que se necesita Señor para entrar el Reino de los cielos?
Hacer lo que predicas, poner por hecho lo que te ha dicho la Palabra,  poner por obra  la  voluntad de mi Padre del cielo, El Padre quiere darles cosas buenas, el Padre quiere darles una vida consistente, que se sostengan en su Amor, que vivan amándose unos a otros, no solo de palabra sino en hechos, que den la vida, sacrificarse por el hermano, no tener miedo a quedar mal, o que resulte mal, confiar en El.
Esta semana me tocaba vivir esta Palabra, no solamente decir lo que hay que hacer,  porque predicando en la cárcel, les hablaba del amor de Dios de ser coherentes ayudarnos unos a otros,  y cuando ya ha salido un hermanito libre, me llamaba para conversar, para ayudarle a buscar trabajo,  para reunirnos, y había una parte humana que siempre se opone al espíritu que me decía “ cuidado” “mantente lejos”, pero era más fuerte la Voz del Señor que me decía sé autentica, es hora de poner por obra la Palabra, no es solo hablar, prometer, hay que arriesgar y comprometerse y así  con la confianza en que  es la Voluntad del Padre dar la vida,   puedo decirle si al Señor invitando  al hermano a venir a mi casa y ver la manera de ayudarle siendo manifestación verdadera del amor de Dios.
“Aquel día muchos dirán Señor yo hable de ti en tu nombre”…”pero yo les diré claramente nunca les conocí”, porque no estuvieron conmigo, solo hablaron de mi pero no tuvieron tiempo de hablar conmigo, de conocerme, me dejaron esperando, no había tiempo para orar, estaban  tan ocupados en construir su casa sobre cosas de la tierra sobre arena, correr al trabajo, a los estudios, a los quehaceres de la casa, porque era “más importante, mas necesario,  más urgente” y  por eso  cuando vinieron las catástrofes, enfermedades, crisis económicas  o laborales, los desacuerdos entre ustedes, todo fue un gran desastre, entraron en depresión, en la desesperación no supieron cómo afrontarlo, porque no tuvieron tiempo de conocer el poder de mi Palabra para sostenerles.
En cambio los que me escuchan y confían en la voluntad de mi Padre, aunque se arroje contra su casa el viento la lluvia, se desborde el rio, no se van a derrumbar porque han ido construyendo su vida, sobre la Roca de mi Palabra, día a día han estado conmigo y han aprendido como vivir en medio de las vicisitudes propias de la vida.
Yo hoy les invito a vivir conmigo a conocerme, a hacerme parte de su Vida, me hago “material de construcción, tu base, tu Fundamento” para que construyas tu Casa para que vivas una vida autentica para felicidad de tu Hogar, de tu familia, que donde vayas seas también con tu testimonio de vida sostén para muchas personas que acudirán a ti en tiempos de desastres, no solo les darás palabras sino testimonio de lo que mi Palabra ha hecho por ti.
Gracias Señor porque viene a darnos el Reino, y ya nos quieres entrando en El, gracias por este tiempo de preparación con tu Palabra por querer para nosotros una vida auténtica establecida sobre la Roca de tu Palabra. Gracias Madre porque tu cimentaste tu vida sobre la Palabra, y ahora eres la Reina del Cielo. Madre de Dios y madre nuestra ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios nos bendiga.

Nila

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Es Rey porque ama la pobreza y pequeñez del pecador que arrepentido humildemente se abandona en Él. Lucas 23, 36-43


Señor Jesús, gracias porque a la luz de tu Palabra nos haces acercarnos a ti en medio de tormentas y de crisis de toda clase, de la falta de trabajo, de dinero, de la impotencia de no poder hacer nada frente a los ambientes de trabajo donde se vive la envidia, la competencia, la deslealtad,  la falta de fraternidad… que bonito es encontrarte siempre a nuestro lado como un Rey que tiene poder sobre nuestra vida nuestra desesperanza y falta de ánimo, Tú tienes Poder Jesús para hacernos saborear las primicias del Reino, saborear la paz, la fe, la esperanza, tu Amor, Ayúdanos Señor ahora a meditar tu Palabra.

“La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.»  También los soldados se burlaban de él. Le ofrecieron vino agridulce  diciendo: «Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Porque había sobre la cruz un letrero que decía: «Este es el rey de los judíos.»
 Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: «¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» ¿Pero el otro lo reprendió diciendo: «¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?  Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho,  pero éste no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.»  Jesús le respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.»”  Luc 23, 35-43.

El  otro ladrón,  los jefes y  los soldados  gritaban ¡sálvate a ti mismo!! Porque  ellos solo conocían la palabra salvación personal, egoísta,  su conciencia no podía reconocerte, porque estaba cargada de reyezuelos, y por eso no podían ver al Rey, en cambio  Dimas con gran humildad y abandono  te reconoce como Rey  y te entrega su alma ¡que milagro de conversión!

….. “Acuérdate de mí cuando entres a tu Reino” te preguntaba: Señor que significan estas palabras de Dimas (como ha llamado la Tradición a al buen ladrón, cuya fiesta se celebra el 23 de Marzo), ¡Seguro que había escuchado de Ti!, ¿Quién no había escuchado de ti en Israel?, sabía que se hablaba de que eras el Mesías esperado,  que eras amigo de los pecadores, sabía que no habías hecho mal a nadie, quizás le habrían hablado de tus predicaciones:   del pastor que busca a la oveja perdida y cuando la encuentra hay una gran fiesta en el cielo, habría escuchado de la alegría  del Padre que abraza a su hijo cuando regresa a casa….y  por eso te pide que te acuerdes de él…
Porque te habría estado buscando y en ese momento de sufrimiento, brotó esa semilla que ya tenía en el corazón, la Palabra que por ahí escuchó dio fruto, se manifestó en el  deseo de estar contigo…de encontrar  el Reino de Dios,  de ser amado.

Por eso cuando te ve  a su lado, tan cerca como nunca lo había imaginado y precisamente en el momento que más lo necesitaba en la hora de la muerte, te pide con un corazón contrito y humillado “¡Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino!,  cuanto más querría decirle a Jesús …Jesús perdóname por mis pecados, es que no conocía otra manera de vivir, pero ahora estoy arrepentido, y ahora que estoy  a tu lado viéndote sufrir para salvar a toda la humanidad me doy cuenta que hay otra manera de vivir, es vivir para salvar, para amar….por eso  ahora Señor te pido acuérdate de mi,  reconozco que tu eres Jesús, el Salvador, que no busca salvarse a sí mismo, que se queda en la cruz para salvar a todos porque su amor es tan grande que cubre   todo el pecado de la tierra, y sabe perdonar a todo el que se lo pide con un corazón  arrepentido…

Acuérdate de mí cuando entres en tu Reino, cuando se ama no se olvida, los olvidos son falta de amor, no falta de memoria, cuando se ama mucho, se recuerda todo, pasan los años y sigues acordándote de los detalles de amor…el que ama perdona, Dimas le hace una petición pequeña pero a la vez la tan grande: Entrar al Reino de Dios, no pide un alivio a su dolor, pide amor y también  le ama,  pedirle a Jesús  es confiar,  es amar… “no temas pequeño rebaño porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino”, (Luc 12,32)
Señor que consuelo habrá sido para Tí, la vida de Dimas y su arrepentimiento y abandono; en medio de todos los que te rechazaban entrar al Reino de nuestro Padre, cargando en tus hombros a Dimas, como la ovejita perdida y  hacerle entrar al Reino del Padre,  y juntos celebrar la Fiesta.

Yo también te pido con un corazón arrepentido: Acuérdate de nosotros Señor cuando venga tu Reino, que no te busquemos solamente para que nos salves de las situaciones de sufrimiento, sino mas bien, en todo lo que nos pasa, pedirte que nos hagas entrar en tu Reino de Paz, de Amor,  de confianza, que tu Palabra no pase nunca de nuestra vida, que permanezcamos en ti siempre creyendo que  tu amor ya está derramado  en nuestros corazones, que no busquemos solamente nuestra salvación sino la de todos los hermanos, acuérdate de nosotros Señor,  necesitamos tanto amar como tu amas, consolar a los que sufren, decirles “Hoy mismo puedes entrar a saborear las primicias del Reino del Padre preparado para ti desde el principio, vivir con Jesús todo lo que la vida te va presentando”.

Gracias Madre por acompañarnos por estar con nosotros y alegrarte cada vez que le pedimos a tu Hijo nos haga entrar en su Reino,  danos más humildad más pobreza de corazón para  tener una conversión de corazón como Dimas y abandonarnos en el Señor para entrar en su Reino de Amor.

Dios nos bendiga.

Nila