El deseo de Dios es que todos sus hijos sean felices. La felicidad brota del encuentro con la misericordia del Padre. Quién a sido abrazado por El, quiere que otros también encuentren este amor sin límites, sin reservas ni medidas que no se cansa, y todos los días sale a esperar al hijo que un día se fue a una provincia lejana... "Estaba aun lejos, cuando su padre lo vio, sintió compasión, corrió a echarse a su cuello y lo besó ..." Lucas 15,20.
domingo, 26 de marzo de 2017
Encontré al Amado de mi alma: El Señor con su Palabra abre nuestrosojos para Ver...
Encontré al Amado de mi alma: El Señor con su Palabra abre nuestrosojos para Ver...: El Señor con su Palabra abre nuestros ojos para Ver 1Sam 16,1b.6-7.10-13a; Sal 23,1-6; Ef 5,8-14; Jn 9,1-41 Queridos hermanos en Cris...
El Señor con su Palabra abre nuestros
ojos para Ver
1Sam 16,1b.6-7.10-13a; Sal
23,1-6; Ef 5,8-14; Jn 9,1-41
Queridos hermanos en Cristo, estamos
ya en la cuarta semana, de nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua de
Resurrección y es importante recordar que
cuaresma es un camino de conversión, es tiempo de oración, de vivir escuchando cada
día la Palabra de Dios, que nos abre los ojos para ver, para descubrir la Luz, ¡para
alegrarnos porque el Señor viene a sacarnos de nuestras tinieblas!
En el Evangelio de hoy, me
llamaba mucho la atención, cuando Jesús se acerca a un hombre ciego de
nacimiento y sus discípulos le
preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado
para que esté ciego: él o sus padres?»
Porque esa manera de pensar la tenía el pueblo judío por su religión, y muchos
de nosotros también ahora seguimos pensado así; justamente hace unos días ante los desastres naturales
tan terribles que están pasando nuestros hermanos, una señora me decía, “Yo
creo que Dios está molesto con nosotros por tanta violencia, tanta maldad
que hay en el mundo y nos está
castigando”, y quizás pasa que cuando nos ocurre algo malo, una enfermedad, o la pérdida de un ser querido creemos también que estamos pagando la culpa
de algún antepasado o nuestra propia culpa por nuestros pecados.
Pero qué bueno que la Palabra nos viene a abrir los ojos hoy día, nos
viene a dar luz, “Jesús respondió: «No es por haber pecado él o sus padres, sino para
que unas obras de Dios se hagan en él, y en forma clarísima.”
La obra de Dios se quiere revelar en esas situaciones de crisis, Jesús
se hace presente allí, para hacernos saber que no estamos solos, nosotros
muchas veces somos los que provocamos las desgracias de muchas maneras, pero
Dios envía a su Hijo, a Jesús Palabra de Dios, para que haga su obra, en
nuestra vida, le conozcamos y a través de esas situaciones podamos acudir a Él
y salvarnos.
Por eso Jesús dice “Mientras
es de día tenemos que hacer la obra del que me ha enviado; porque vendrá la
noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz
del mundo. Dicho esto, hizo un poco de lodo con tierra
y saliva, untó con él los ojos del ciego y le dijo: «Vete y lávate en la piscina de Siloé
(que quiere decir el Enviado).» El ciego fue, se lavó y, cuando
volvió, veía claramente.
Lo que dice Jesús lo hace
inmediatamente, Él se pone a trabajar en la salvación de este hombre, su ceguera
es motivo para que conozca a Jesús, para que naciera de nuevo, para que se
convierta y crea en Él porque el símbolo del lodo en los ojos, es para reconocer
que somos barro, pero si nos lavamos en la piscina del Enviado, en la Palabra
de Dios, vamos a poder ver, y claramente! Jesús viene a abrirnos los ojos de la
fe. Con Jesús se produce un nuevo nacimiento y solo los que creen se salvaran. (Jn
3,16)
Pero veía lo que sucede entre
la gente, entre los fariseos, que al ver a este hombre curado, se producen
muchas controversias, muchas discusiones, se hace todo un conflicto, los vecinos no creen que se haya curado este
hombre de su ceguera, piensan que es otro, y lo llevan a los fariseos, que lo primero que hacen es
ponerse en contra de Jesús porque ha realizado un milagro en día sábado, día
del Señor, y estaba prohibido según sus tradiciones religiosas.
Se niegan a creer inclusive
que este hombre haya sido ciego, llaman a sus padres y les interrogan.
Lo que más me llama la
atención es que se apegan tanto a ley que no les importa que este hombre ya
vea, no les alegra, no sienten nada, porque están tan ocupados, en que Jesús haya
roto sus normas.
Lo bonito es que este hombre
después que ve, y a pesar de su poca fe, sabe defender a Jesús, se da cuenta de
la diferencia entre los fariseos cegados por su religión y la actitud de Jesús
hacia su vida…los fariseos lo llegan a expulsar del templo y Jesús sale a
buscarlo cuando está solo, y le preguntó: "¿Crees en el Hijo del
hombre?". El respondió:
"¿Quién es, Señor, para que crea en él?". Jesús le dijo: "Tú lo has visto:
es el que te está hablando". Entonces
él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.
Este
hombre no solo recibe la vista física, sino que también puede ver a Jesús, como su Señor y
creer en El, como lo confiesa.
Jesús hoy día nos quiere abrir
los ojos para convertir nuestro corazón, para darnos cuenta que muchos también tenemos la
ceguera de no ver en el otro un hermano, ver lo que le pasa, lo que siente y mas
allá de las apariencias, ver su corazón, sus razones, para poder comprenderlo…a
veces tiene que estar muy grave para recién preocuparnos… “Dios no ve las cosas como los hombres : el hombre se fija en las
apariencias pero Dios ve el corazón” (1 Sam 16,7) examinemos hoy día como
vivimos en relación con las personas de nuestra familia, en nuestra comunidad,
con los compañeros de trabajo, o de estudios…
Jesús viene a poner el valor
del hombre por sobre todas las cosas, por sobre el sábado, por sobre las leyes.
Jesús quiere iluminar nuestro corazón, hacerlo sensible, al sufrimiento del
hermano sea físico moral, para que vivamos desde la Ley del Amor, que la
Palabra tenga más peso que las normas, que sea nuestra única Ley, Jesús viene
como nuestra luz “Mientras estoy en el mundo, soy la luz del
mundo”. Para que vivamos nosotros también siendo luz para nuestros
hermanos, mientras estemos en este mundo.
En el libro de Efesios, san
Pablo nos exhorta a vivir como hijos de la Luz,
“En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois
luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad
son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las
obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Por eso dice:
«Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»
Efesios 5,8-14
Recordar de donde nos sacó Dios,
en que tinieblas estábamos, como se fijó en nosotros, con que Amor se dedicó a curarnos, nos hará despertar,
abrir bien los ojos para tener la Luz de Cristo como nuestra norma…me acuerdo
siempre de lo que nos dijo el Papa Francisco en Quito, en la reunión con los
consagrados en el Quinche: “Nunca se olviden de donde los sacó Dios” recordar
todo ese proceso con nuestra vida nos ayudará a despertar a ser humildes, mas
fraternos, para salir de nosotros y ver
al otro con el mismo amor; a no pensar
más en nosotros, más en las reglas, en los errores de las personas que en ellos mismos.
Que María nuestra Madre, nos
acompañe en la oración, nos ayude a despertar, a reavivar nuestra fe, para
poderle decir al Señor: gracias por curarme de mi ceguera, por sacarme de las tinieblas, y pedirle nos ayude
a hacer de nuestra vida luz para ayudar
a nuestros hermanos.
Preguntas que nos pueden ayudar en nuestra
oración personal:
1.¿Hasta qué punto yo pienso
también que los sufrimientos de las personas son por pecados personales o
generacionales? ¿He caído también en esta forma de pensar que no es el pensar
de Dios?
2.En mi cotidiano vivir, para
mí que es más importante: ¿las normas, rituales o las personas concretas?
3.¿Acepto los cambios en mi
vida de acuerdo a la Luz de la Palabra?, ¿me abro a la fe como este hombre que
se deja tocar por Jesús y se convierte y le reconoce como su Señor?
Nila
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