miércoles, 28 de diciembre de 2011

CELEBRACIÓN DEL AÑO NUEVO 2012: La Palabra Creadora.




¡Qué bueno poder tener un momento de oración, para recoger este año vivido, agradecer en comunidad por los gozos y las tristezas, las alegrías, cuando para muchos es cuenta regresiva, es desaliento, desanimo, tristeza, pérdidas o ganancias, para nosotros con un poquito de fe es terminar un año con el corazón agradecido y abrirnos a la nueva experiencia que el Sr. Nos quiere regalar: "UN PORVENIR LLENO DE ESPERANZA"!

Hemos recorrido con esta paraliturgia un camino desde la entrada hasta el evangelio. Hemos puesto los ojos en Jesús, con la procesión de entrada: Jesús recién nacido, frágil, creatura como nosotros, pero un niño recién nacido abriéndonos paso al año 2012 que vamos a recibir. Luego la Palabra de Dios, entrando solemnemente como fue pronunciada por Dios en la Creación por la que todo se hizo por ella.

ü  Nos saca de la mentira y nos sitúa en la verdad.
ü  Nos cura y nos levanta, posibilita en nosotros el vivir. Porque nada es imposible.
ü  Nos da una visión nueva: para mirar la realidad con una nueva luz.

En el acto penitencial vemos como nuestra vida se estropea con lo que hemos vivido en este año, pero estamos en las manos grandes de Dios, que nos mira con posibilidad y que solo él que nos creó puede hacer de nuestra vista una VIDA A SU GUSTO. Él sabe sacar de esas experiencias en que nos encontramos estropeados como me decía un chico: SIN RUMBO, un cántaro a su gusto.

Nos deja ver que con todo lo vivido, lo aprovecha, es un Dios que crea y recrea, que recicla nuestra vida, porque todo sucede para bien de los que Dios ama y de ahí saca humildad, “Yo haré de ti un pueblo bien humilde”, porque de esas caídas Dios saca humildad, solidaridad, compasión, un corazón sensible.
Nos da una sensibilidad nueva y un amor nuevo para con nosotros, con Dios y con los demás; porque nos resucita, nos da una VIDA NUEVA. Y todo por la fuerza de la Palabra Creadora que tiene poder en sí misma para hacer lo que dice, como lo hemos escuchado en la primera lectura del libro del Génesis.
La primera lectura nos invita a entrar en la fe, a poner nuestra confianza en la fuerza de la Palabra, a abrirnos a la posibilidad de recibir este 2012 como un futuro lleno de esperanza. ¿Por qué podemos creer que es posible que nos da un futuro lleno de esperanza? Vamos a partir de la Palabra de Dios para encontrar esas razones para acoger este nuevo año así.
Gn 1,1-2: Dice el texto bíblico: “La tierra era una soledad caótica”, soledad porque no hay nada. Caótica: no tiene forma, es algo amorfo. Y cubierta de tinieblas. Nos preguntamos ¿Ahí puede estar Dios? ¿Dios puede querer el caos? Cuando decimos: “esto es un caos”, ¿estamos diciendo que nada se puede hacer?.

La “Presencia de Dios”. Es Dios quien se hace presente, él está donde parece que hay soledad, vacío, tiniebla, no hay nada. Esto es “el caos”. La buena noticia es que sí se puede hacer algo. Es asumido el caos por Dios. Las tinieblas las ve con esperanza y por eso está el Espíritu Santo. Él no está de manera pasiva. Está amando primero, mira el caos como posibilidad de crear algo de ahí. Cree que puede surgir la vida. Es posible porque para él nada es imposible. Dios Ama creando.

Por otra parte: Dios es quien habla. Él dice… pronuncia su Palabra en donde no hay nada. (Gn 1,1-2) porque crea comunicándose, entrando en relación. Dios creó: el cielo y la tierra. Mirando el caos sabe por dónde empezar: Que exista la luz. Él nos da la luz para que veamos lo que hay, para que seamos consientes de cómo estamos. Y esa luz que nos da: “Vio Dios que era buena”, porque él es la luz, en Jn 1: La Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre, y las tinieblas no pudieron sofocarla.

Su creatividad no es mágica, no crea todo de una vez, sino que lo hace poco a poco, para que el hombre sea consciente de lo que Dios va haciendo, lo vaya gustando, valorando, para que sepa que hace su Señor y siga creyendo y esperando en él.
Cuando Dios dice: que se haga la luz y la luz existió, Dios hace algo ahí: separa la luz de las tinieblas. Porque el hombre vive momentos de luz y de oscuridad. Cuando tiene luz, lo ve todo, de día, distingue, experimenta más seguridad para actuar,  todo lo pude hacer. Pero también experimentamos la noche: el no ver nada, no tener claridad, nos suscita inseguridad, desconfianza.

Para el N.T. La noche: Cuando trabajamos, nos esforzamos, nos cansamos y no pescamos nada. Jesús pasó toda la noche en oración. También habla que al clarear el día Jesús se hace presente. Por tanto, Dios quiere la noche, porque es cuando más vulnerable se experimenta el hombre, cuando se reconoce creatura y se da cuenta que él no puede nada. Necesita experimentarse necesitado de la luz, y solo Dios la da si pronuncia su palabra, así el hombre podrá estar en condiciones de esperar la luz, la deseé. Para que aprenda a caminar de noche como en pleno día, porque la Palabra es lámpara para sus pasos.

Por otra parte, él separa lo que es luz, de lo que es tiniebla, para enseñarnos a separar con él y a ponerle nombre: luz a lo que es luz y tiniebla a lo que es tiniebla.

Pasa una tarde y una mañana: es el día primero. A veces nos desesperamos porque pensamos que Dios no hace nada. Él valora el tiempo, la espera. Pero el hombre tiene que aprender a valorar lo que Dios hace y aprender a esperar en Dios.

Dios sigue diciendo: “Que haya una bóveda entre las aguas para separar unas aguas de otras”. Después mira que es necesario que haya una bóveda para separar unas aguas de otras. Vemos que en nosotros hay aguas que nos asustan, nos condicionan, nos generan desconfianza, porque no tocamos suelo, no dominamos, no controlamos. Pues ahí, él pone una bóveda entre las aguas, abre camino para que podamos caminar sobre las aguas. ¡Es otro nuestro piso! Nuestro suelo que nos da seguridad para caminar en la confianza.

Is 43,2: “Si atraviesas por las aguas no te ahogarás”, “Yo abrí un vado por las aguas caudalosas”. Su palabra crea un vado entre las aguas caudalosas que parece que nos hunde para que como Pedro caminemos sobre las aguas. Pero, Pedro se empezó a hundir, porque se fijó en la turbulencia de las aguas, en el oleaje del mar, en la dificultad y por eso Jesús le pregunta: ¿Por qué dudaste, hombre de poca fe?. Su Palabra pronunciada es vado entre las aguas caudalosas, es seguridad, camino seguro.

A la bóveda la llamó “cielo”. Lo que Dios crea en medio de las aguas, es un cielo nuevo y una tierra nueva: el Reino, confianza. En las aguas está presente Dios y él puede crear Reino.

Dios respeta el tiempo, el proceso, y sabe esperar; para que el hombre saboreé, disfrute, sea consciente de lo que Dios está haciendo en su vida y con los demás, para que también aprenda a sorprenderse de que ¡es el Señor!. Pues Dios sabe que el hombre es creatura.

Dios ama creando, él pone nombre a todo lo que va creando con su infinita sabiduría. Para nosotros es novedad, asombro experiencia de humildad. Dios todo lo que crea lo bendice, porque lo ve bueno para el hombre. Lo que es bueno hace mucho bien. Dios valora lo que hay en nosotros.

Desde nuestros ojos podemos decir: “Y eso duro que hay en mí, es pura tierra, no hay terrones, nadie la ha trabajado”. Porque yo la voy a trabajar, eso que llamo tierra, y la puedo preparar para que dé frutos.

Nuestro Dios no desperdicia nada, todo lo valora. La dureza de nuestro corazón, él la trabaja y deja una tierra bullida, sin desconfianza, ni mecanismos de defensa, la capacita para que de ese corazón produzca vegetación: diferentes tipos: Plantas con semilla, árboles frutales, que den en la tierra frutos con semillas de toda especie. Y así fue: brotó de la tierra vegetación.

Él no deja nada a medias, va creando cuando dice. Pero el mismo constata que así es, que él no falla, no nos decepciona, no miente. Su Palabra es Verdad, y Verdad en nosotros porque somos los primeros que constatamos esos frutos diversos que nos dan la experiencia de que somos fecundos porque damos frutos de amor, gracias a él. ¡Es bueno que el corazón de frutos!. (cfr. Ez 47)
Estamos en los últimos días del año. Experimentamos una mezcla de sentimientos —incluso contradictorios— que susurran en nuestros corazones en esta fecha. Es como si una muestra de los diferentes momentos vividos, y de aquellos que hubiésemos querido vivir, se hiciesen presentes en nuestra memoria. El Evangelio de hoy nos puede ayudar a transformarlos para poder comenzar el nuevo año con fuerza.
«La Palabra era Dios (…). Todo se hizo por ella» (Jn 1,1.3). A la hora de hacer el balance del año, hay que tener presente que cada día vivido es un don recibido. Por eso, sea cual sea el aprovechamiento realizado, hoy hemos de agradecer cada minuto del año.
Pero el don de la vida no es completo. Estamos necesitados. Por eso, el Evangelio de hoy nos aporta una palabra clave: “acoger”. «Y la Palabra se hizo carne» (Jn 1,14). ¡Acoger a Dios mismo! Dios, haciéndose hombre, se pone a nuestro alcance. “Acoger” significa abrirle nuestras puertas, dejar que entre en nuestras vidas, en nuestros proyectos, en aquellos actos que llenan nuestras jornadas. ¿Hasta qué punto hemos acogido a Dios y le hemos permitido entrar en nosotros?
«La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9). Acoger a Jesús quiere decir dejarse cuestionar por El. Dejar que sus criterios den luz tanto a nuestros pensamientos más íntimos como a nuestra actuación social y laboral. ¡Que nuestras actuaciones se identifiquen con las suyas!
«La vida era la luz» (Jn 1,4). Pero la fe es algo más que unos criterios. Es nuestra vida injertada en la Vida. No es solo esfuerzo —que también—. Es, sobre todo, don y gracia. Vida que recibimos mediante la oración, el amor fraterno, la misión en el seno de la comunidad, de la Iglesia y con los sacramentos.
«A todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). Nos da el poder vivir su proyecto apasionante para el año que vamos a estrenar: UN PORVENIR LLENO DE ESPERANZA.
 ¡Feliz Año 2012  les desea la Fraternidad Misionera Verbum Dei!



martes, 27 de diciembre de 2011

La Vida se nos dio a conocer.



Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos y palpado con nuestras manos —me refiero a la Palabra que es vida.
 Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna, hablamos de ella y se la anunciamos, aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer.
 Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.
Y les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa. 1 Juan 1, 1-4

La Vida se no dio a conocer, aquella que estaba con el Padre, está ahora entre nosotros. Ha venido para que conozcamos que hay una Vida grande por conocer y vivir: una Vida abundante,  una Vida para la cual nos ha creado,  para la cual estamos hechos, por eso es  que la ansiamos tanto y hasta que no demos con ella no la conozcamos  no seremos felices. ¿Que nos falta para conocerla? solo abrirnos, ser humildes reconocer que el Niño Jesús que ha nacido es mi vida, El tiene mi vida en sí, El es  mi vida  verdadera y quiere dármela, tengo una vida por vivir junto a Él, con El.
El  quiere que le conozcamos y para darse a conocer, se ha hecho sencillo, pobre, Niño frágil como uno de  nosotros, para que sepamos que Dios no está fuera de nuestro alcance,  no está lejos de nosotros, para que digamos entonces tendremos que ir al otro lado del mar, subir a los cielos…No hay pretexto para decir no hay Vida, que  no existe  la felicidad, Dios ya está cerca de nosotros, en medio de nosotros, la Vida, la Paz , el Amor se ha  dado a conocer. Se nos ha revelado el Misterio de Dios, ahora lo podemos ver, palpar, tocar de cerca, podemos vivir convivir con Dios. Esta es la Buena Noticia, la Vida se ha dado a conocer, y lo único que necesitamos para alcanzarla, para conocerla es abrir el corazón, nada más sencillo que eso, abrirnos a este poder de Dios, somos demasiado pequeños para querer entenderlo, como la vida de Dios viene a nuestra pobre vida, este es entonces un camino para vivirlo por  la fe.
Es por la fe que le podemos conocer acogiéndoles, dejándole  Ser en nosotros, que despliegue todo su poder en nuestra miseria, somos míseros y pobres. Somos humildes vasijas de barro en donde la vida quiere habitar, caminar en el mundo dándose a conocer.
Le preguntaba al Señor esta mañana ¿Señor, que significa que hayamos conocido la Vida? conocer la vida significa conocerme a Mi que soy Dios, la Palabra; conocerme a mí significa que Yo Soy la Vida y no hay Vida fuera de mi, separados de mí, no pueden vivir, no tienen vida, por eso los que me reciben tienen la Vida: paz, bondad, mansedumbre, caridad, la Vida se da a conocer para que haya comunión entre cada uno de ustedes.
En el mundo hay muchas cosas que se presenta como fuentes de vida, como pozos que se ofrecen para saciarles su sed de vida, de paz, de relax, de felicidad;  se ofrecen religiones, personas, literatura, doctrinas, se les dan a escoger muchas opciones, pero ninguna logrará calmarlos porque ellos no tienen la Vida en sí, Yo soy la Vida verdadera, aquella que estaba con el Padre.
Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo para llegar a nuestra vida, cuando más lo necesitábamos, se dio a conocer;  muchos le hemos conocido verdaderamente cuando ya no dábamos más. Fue en  nuestras peores crisis cuando  conocimos realmente la Vida, cuando Dios nos hizo ver que nos habíamos estado aferrando a cosas, o situaciones o personas que no nos podían dar la vida. La Vida verdadera se nos dio a conocer. Cada uno ha tenido su Navidad. A otros  les  espera su Navidad cuando la vida se le dé a conocer, cuando ellos quieran…., cuando le reciban con fe, cada uno tiene que tener su experiencia de encuentro con el Dios que es la Vida verdadera, la Vida eterna.
Señor yo te doy gracias,  por la Gracia de haber venido a mi encuentro,  para revelarme la vida verdadera; cuando más te necesitaba, te diste a conocer y lo cambiaste todo. Gracias Jesús por hacerte niño tan sencillo, tan humilde, tan a nuestro alcance, tan cercano y familiar, por habitar en mi, que maravilloso es tener un Dios como lo eres Tu Señor, familiar amigo que no está fuera sino dentro de mí para darme la vida abundante que necesito, la vida  que nunca se acaba, que siempre que la necesito, que la busco,  la puedo encontrar.
Gracias por qué  has escogido permanecer en mí, me das a conocer la vida, en cada paso que doy, en cada pensamiento, en cada decisión que debo tomar me das la capacidad de preguntarte por donde debo ir, y vas conmigo no me dejas ir sola, te das a conocer en todo lo bueno, en lo difícil, en lo que me va a ayudar para acercarme más a ti.
Nosotros después de conocer la Vida también vamos descubriendo que hemos ido estafados por todo aquello que se nos presentaba como vida, como fuente de felicidad, que grande es poder abrir los ojos a la Verdadera vida. Pues por no conocer a Jesús  caímos, en el pecado, porque vivíamos en tinieblas, íbamos tras todo lo que brillaba y se presentaba como vida,  como solución, como esperanza como consuelo.
Conocer la Vida a Jesús  es conocer la diferencia que hay ante lo que se nos presentaba como vida.
Cuando acogemos la Palabra le dejamos darse a conocer, cuando cumplimos la Palabra le dejamos manifestarse, ahí le vamos experimentando cuán  grande es, cuando profunda y  cuan poderosa para actuar porque no nos deja caer en la tentación y nos va  librando del mal.
El reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece no se echa a perder y que no se deshace con el tiempo y los protege el padre Dios por medio de la fe” 1 Pedro 1,4.
Gracias Madre, por tu Si, hemos conocido la Vida, ayúdanos a cuidarla como el Tesoro más grande que tenemos, y compartirla anunciándola a nuestros hermanos que aun viven en tinieblas y sin vida.
Dios nos bendiga.
Nila

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Nos visitará y nos liberará!

Lucas 1, 47- 67

Al empezar las pautas le quiero agradecer al Señor por llenar mi corazón de alegría y por regalarme esta Palabra que me hacia iluminar toda mi oración.

“en el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación.” 2Cor. 6, 2

Si, era una alegría grande, tener la certeza de que Dios nos ha escuchado: Este es el día donde se va a manifestar la Vida, y el Amor, porque no hay nada más que nos pueda liberar, Solamente el Amor de Dios, ¡este es el día favorable! “Alégrate haz encontrado el favor de Dios”

Y verdaderamente, cuantos clamamos al Señor por justicia, por paz entre las familias, en el mundo entero, porque los hombres se amen, se perdonen, se comprendan etc. Cuantos hemos puesto nuestra esperanza en su Venida Gloriosa y liberadora, no hemos sido frustrados, al contrario nos regocijamos de haber sido escuchados.

Bendito sea el señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo ahora sale triunfante nuestra salvación.

Jesús el Hijo de Dios nuestro salvador, viene a visitarnos a nuestra tierra, a nuestro Belén, a nuestro corazón, Jesús viene como Consejero admirable, como Príncipe de la Paz. ¡Qué alegría hermanos!

Este es el día en que viene Cristo nuestra paz, el que nos trae la salvación, viene a liberarnos, viene a reconciliarnos, a derrumbar el muro que nos separa, viene a erradicar el pecado, a liberarnos del enemigo que nos tiene atados! Este el día que el Señor a preparado para nosotros ¡¡Bendito sea el Señor!
Nos hemos estado preparando por cuatro semanas para este maravilloso día en que el Hijo de Dios va a nacer, vamos a conocer la Vida, vamos a ver el Rostro de Dios habitando entre nosotros.
Así como los padres quieren conocer el rostro de sus hijos antes de nacer por las ecografías 3D 4D, mucho más nosotros buscamos el rostro del Señor. “Mi corazón de ti me habla diciendo “procura ver su faz” esta noche Señor “es tu Rostro lo que yo busco”, necesito que me visites, necesito que me liberes…mi esperanza eres Tú, mi Jesús, la esperanza de que yo cambie, de que mi familia cambie, , de que en las calles se respire amor, Jesús ven a nuestros corazones, te esperamos para nacer de nuevo, Tú eres el Único que puede hacerlo todo nuevo.
¡Qué grande es haber sido escuchados por el Padre! ¡Con que amor tan grande nos ama el Padre que envía a su Hijo para darnos Vida y en abundancia!, una Vida que nunca se va a acabar porque no es material que aunque no se ve, se siente, se experimenta en el interior, y por eso nadie nos la puede robar, ni se va a apolillar, es Jesús el Hijo de Dios, el Reino de Dios que se abaja a la tierra.
¿Quien no quiere ser libre y feliz, quien no quiere ser salvado? El viene dispuesto a todo para que seamos felices libres de toda atadura, el es el Cordero de Dios que anunciaba Juan el Bautista, el Cordero que viene a entregarse por nosotros y dar su vida hasta el extremo para que tengamos una Vida Plena y en abundancia, hoy celebramos la Navidad de Jesús, el nacimiento del Amor de Dios, de Jesús nuestro salvador, nuestro liberador.
“Ahora sale triunfante nuestra salvación en la casa de David su siervo, como lo había predicho desde tiempos antiguos por boca de sus santos profetas.”
Todo lo que nos habían anunciado se cumple hoy, Dios viene a triunfar en tu corazón y en el mío y en el de todos los que lo esperan con fe, con esperanza con amor. Dios cumple sus promesas en nuestra vida, personalmente, El viene a derramar su gracia en nuestras corazones.
“Viene a salvarnos de nuestros enemigos y de todos los que nos odian, El viene a mostrarnos el amor que tiene a nuestros padres y como recuerda su santa alianza”.
Hoy es el día, día de la salvación, la Fidelidad del Señor brillará sobre nuestros cielos, el Hijo de Dios viene a nuestra vida; si alcanzáramos a comprender lo grande de este Milagro de amor, nos moriríamos de tanta felicidad, no tenemos capacidad para albergar tanto amor de Dios, ¿será por eso que se nos va dando poco a poco a través del año?
Esta es la hora de la gracia. Esta es la gran noticia que los ángeles vienen a comunicarnos y que es motivo de mucha alegría para el pueblo de Dios.
Qué bueno que la Palabra nos ha ido preparando el corazón, para estar conscientes de la importancia, del valor inigualable de esta visita. Para recibirle como conviene, con todo el Amor de nuestro corazón correspondiendo a tan grande amor, por eso es necesario dejarnos contagiar por el amor de Dios meditar en este Amor que propicia nuestra salvación a Dios no le mueve a venir nada más que el Amor, no quiere de nosotros nada más que amor,
Recibamos el Don de Dios que viene de los Alto, de lo divino a donde nosotros no somos capaces de llegar, por eso El viene, se abaja a nosotros por puro y solo Amor. ¡Qué amor tan singular hermanos! es para alegrarnos, para estar felices, Dios nos ama y se ha acordado de nosotros viene a auxiliarnos a ayudarnos en nuestra pobreza, porque aunque nosotros trabajamos tratando de mejorar el mundo, predicando, enseñando, rebatiendo aconsejando, y muchas veces nos hemos sentido tristes y frustrados, nuestra esperanza humana se va acabando, pero hoy El viene a renovar nuestra fe, nuestra esperanza, con su Fuerza y su Poder, Jesús viene con toda su Gracia a derrocharla en nuestros corazones, para estar alegres:
“Todo esto es obra de la misericordia de nuestro Dios, el viene de lo alto para visitarnos cual sol naciente iluminando a los que viven en tinieblas, sentados en la sombra de la muerte y para guiar nuestros pasos por un sendero de Paz”.
Esta Noche es Buena porque El Bueno nuestro Padre Dios está enviando a su Hijo, no como una visita humana, sino para quedarse con nosotros, para siempre, El estará con nosotros hasta el fin de la historia. Jesús nuestro salvador viene para encarnarse en nosotros en cada uno, para vivir en el mundo, para pasar haciendo el Bien, por nuestros hogares, por nuestro trabajos, nuestros centros de estudios, a El no se le escapa nada ni nadie de sus manos, porque tiene grabado nuestros nombres en ellas…., Jesús viene por todos: por el preso, por el oprimido, por el pecador, por el santo, Jesús viene por el enfermo, el desahuciado, Jesús viene por el paralitico, por el que sufre por todos y para todos,¡ Bendito Sea el Señor que se ha acordado de nosotros por su gran misericordia!,
¡Bienvenido Jesús a tu pueblo!, ¡Feliz Navidad! Gracias Madre por tu Si, Gracias San José, por tu fe en que el Salvador se encarnó en las entrañas de la Virgen María, gracias por cuidar de María y del Niño, Gracias Padre por enviarnos a Jesús, para que nos visite desde lo Alto para traernos la liberación.
¡Ven Señor Jesús, ven que te esperamos…te amamos Jesús!
¡¡Feliz navidad queridos hermanos!! Que el Amor y la Paz de Dios reine en sus hogares y en el corazón de cada uno. ¡Muchas felicidades!

martes, 20 de diciembre de 2011

No te dejes arrastrar por el malo.

Rom 12,1-2
“Les ruego pues hermanos, por la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como sacrificio vivo y santo capaz de agradarle: este culto conviene a criaturas que tienen juicio. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cual es la voluntad del Señor, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.”

Señor te doy gracias por este nuevo día, gracias por la vida, gracias porque al despertar pones en mí el deseo de buscarte, de estar contigo, de escuchar tu Palabra, gracias Señor.
El corazón anda inquieto estos días, por terminar los proyectos del trabajo, por cumplir con los compromisos, o por no tener para cumplirlos, la corriente del mundo es fuerte no arrastra por el lado del activismo, del efectivismo, por el perfeccionismo.
Nuestro juicio, anda a veces perdido por muchas cosas, pero el Señor hoy nos sale al encuentro para decirnos: No te dejes arrastrar por la corriente del mundo, ¡despierta!, porque el malo, el que gobierna este mundo busca es separarte de mí, confundirte, tener tu mente ocupada en miles de cosas, cegarte, taparte los ojos del alma, para no ver la Luz que está viniendo, ¡El Salvador está muy cerca de nosotros!.
No sabemos distinguir bien cual es la voluntad del Señor, porque la mirada interior tiene delante otros intereses que no son de Dios… por eso pidamos la renovación interior. ¡Ven Señor Jesús!.
La renovación se nos irá dando a medida que luchemos contra la corriente del mundo, aunque el cuerpo, los sentimientos, las emociones, nuestra afectividad toda nos jale…nosotros nos ofrezcamos a Dios como un sacrificio vivo, “Señor esto que me preocupa, que no me deja tranquila te lo ofrezco, te lo entrego, para que Tú lo transformes, porque sola no puedo, sin la Fuerza de tu Palabra viviendo en mi interior todo me preocupa, me inquieta, no me deja tranquila, no me sale el buscarte, el tenerte como mi mayor prioridad”.
Todo es Gracia, el Señor nos invita siempre a pedirle, para poder ser ese sacrificio vivo y santo que nos dice San Pablo en su carta. “Les ruego pues hermanos por la gran ternura de Dios que ofrezcan su propia persona”…el Señor no quiere nuestra casa llena de luces artificiales, porque El es la Luz, no nos quiere perfectos para esperarle, viene para perfeccionarnos hacernos santos, por eso lo mejor es abandonarnos en El, dejarle trabajar en nuestro interior, poniendo nuestra voluntad entregada a su Voluntad, El Señor te quiere a ti y a mi preparados en la humildad para recibirle.
Señor renuévame, dame voluntad para buscarte a ti por sobre todas las cosas, renueva mis juicio, renueva mis prioridades, si estoy en un ambiente que se deja arrastrar por lo material, o estoy en un ambiente donde todos se quejan por la falta de dinero y se deprime……o la corriente del ambiente donde vivo tiende a buscar las diversiones, no permitas Señor que me deje arrastrar por las cosas superfluas, frívolas de torturarme porque no tengo para regalar, o para cenar, renuévame interiormente por tu Palabra, límpiame, renuévame Señor para distinguir lo que conviene lo que sea de tu agrado, lo santo, lo perfecto, porque de cómo viva esta navidades mis hijos también lo vivirán en su futuro, lo que me vean hacer, ellos lo harán, si vivo esta navidad y todos los preparativos contigo y para ti, cuando les toque también lo harán así. ¡Ven Señor! Ven a salvarme de esta corriente porque la trascendencia de lo que haga o no haga es grande.
Por mi ellos te conocerán o no. Que pueda ir contra corriente, no dejarme arrastrar por el malo que no solo busca perderme a mí sino a mis hijos, mi familia, que mi afán estos días ante sus miradas sea el esperarte con gran alegría Señor.
El ir contra corriente, el entrenarnos en decirle no a lo que no conviene, a la corriente del mundo
nos va haciendo más fuerte, nuestra voluntad se afianzará poco a poco más en las cosa de Dios que en las del mundo.

El Señor nos da más razones para estar alegres que las que nos ofrece el mundo… porque son razones de peso, razones fuertes, Jesús, nuestro Salvador, el que nos va a colmar de paz, de amor de alegría de fe de esperanza está ya tocando la puerta para dejarle entrar.

Así como quiero renovar este año, la decoración de mi casa, de mi arbolito, de mi ropero, así quisiéramos Señor buscar la renovación interior, sacar afuera los trastes viejos, limpiar mi corazón, todo mi ser, para recibirte, vaciarme de las cosas, intereses que llenan mi alma, sacudir, echar por fuera, el pesimismo, ¡Ven señor Jesús¡ tu eres mi alegría, la esperanza de mi corazón para vivir con alegría los años que me quedan por vivir, ¡ven Señor Jesús!, porque de mi renovación interior depende la vida interior espiritual de mis seres queridos. Padre dame de tu Fuerza para no dejarme arrastrar por el mal, te ofrezco mi vida para que nazca en mi tu amado Hijo Jesús.
Madre ven a mi corazón que te espera como una posada que abre la puerta principal para ti, que nos traes en tus entrañas purísimas la Salvación
Dios nos bendiga.
nila

sábado, 10 de diciembre de 2011

Prepara el camino al Señor.

Al finalizar ya esta segunda semana de Adviento la Palabra nos llama una vez más a enderezar los caminos de nuestra vida, allanar, quitar estorbos para que El pueda reinar en nosotros, el Señor nos invita a dar un paso más en nuestra vida.

El Señor nos quiere viviendo una vida nueva llena de su Gracia, por eso nos invita a prepararnos como conviene, quiere que vivamos mas de acuerdo con su voluntad. Para recibir todos los regalos que nos trae con su llegada necesito vaciar el corazón de todo aquello que esta de mas, que me impide verle, esas lomas esas quebradas, esas colinas y cerros de cosas y ocupaciones que me impiden encontrarme con Él.

Qué bueno que ahora podamos ir cayendo en la cuenta de todos los llamados que nos ha hecho a lo largo del año y no supimos escucharlos porque prestamos oídos a otras voces, cuantos propósitos que nos hicimos y al final no los cumplimos, cuantas infidelidades a su Amor bondadoso, generoso con nuestra vida.

Cuantas oraciones que se quedaron en palabras bonitas, escritas en el cuaderno... pero nos faltó fuerza para vivirlas escribirlas en nuestra vida.

Si miro mi vida de todos los días, ¿Dónde el Señor me está invitando a hacer este paso del egoísmo al amor? ¿Qué puedo hacer para enderezar los caminos de mi vida en relación con mi familia, mi comunidad?

Necesitamos como Juan hacer una experiencia de humildad, reconocer que no soy digna de que el Señor venga a mí, que no estoy preparada ¿Cómo podría esperar la Navidad si no he preparado mi corazón para su venida haciendo un sincero examen de conciencia y un acto de contrición, donde a la luz de la Palabra haya revisando mi vida?.

«Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillándome ante él.»

Reconocer como Juan que aunque fuera de rodillas ante El, no soy digna de desatarle las sandalias para dejarle entrar a mi vida, a morar en mi corazón, en paz, reconciliado, vacío, limpio de las cosas del mundo que me han querido alejar de El

Este día es para detenerme y preparar mi confesión, ¿qué es lo que me estorba y obstaculiza e indispone mi vida para la llegada del Señor, cuales son los quehaceres, lo que me ocupa que me absorbe y me abruma y no me deja tiempo para Dios.
¿Estás tan estresado, tan cargado de trabajo, tan ocupado que no puedes sacar tiempo para la oración?

Si queremos preparar el corazón necesitamos reconocer humildemente que necesito escapar de las ocupaciones, de los negocios, de las cosas que aunque sean importantes, y precisamente porque lo son, no puedo vivirlas sin haber tenido primero el encuentro con quien es el Dueño de ellas, con quien sabe decirme como debo vivirlas.

Necesito hablar con Dios, hacer desierto en mi alma, para volverá en paz a aquello que hago a diario, a mis rutinas, necesito descansar en su perdón, descansar en su Gracia.

¿Qué es lo que más te impide estar con Dios? ¿Y porque me lo impide? ¿Qué es lo que más nos estorba en el camino hacia el Señor?
Entra a tu pieza y cierra la puerta a cualquier preocupación y concéntrate en Dios, búscalo, háblale de corazón a corazón, el Padre que sabe lo que necesitamos, el Padre que conoce todos nuestros secretos nos recompensará con su Gracia.

Si queremos que esta Navidad de frutos en nuestra vida, no sea una fiesta familiar mas, necesitamos limpiar nuestra casa, nuestro interior, prepararlo para su venida con disciplina con austeridad como Juan Bautista.

¿Qué o quién esta demás en mi vida que me impide entregarme más a Él? ¿La flojera, la indiferencia, la comodidad? Hay que salir al desierto solitario, incomodo, doloroso tal vez, de mirarnos a nosotros mismos, mirar nuestros pecados, reconocerlos confesarlos y pedirle perdón a Dios, dejarnos bañar con agua y con el Espíritu Santo y convertirnos, poner los medios para cambiar de vida.

Tomen en serio estos años en que viven fuera de la patria. 1Pedro 1,17

Solo si nos tomamos en serio lo que nos dice la palabra hoy día, podremos preparar el camino al Señor, recibir la paz y la alegría todo el amor que el Niño Jesús príncipe de la Paz viene a traernos.

Que nuestra Madre Santísima nos ayude a encontrarnos con nosotros mismos, para encontrarnos con Dios y encontrarnos con los hermanos, y ser la voz que clama en el desierto desde un testimonio de vida coherente como Juan Bautista, invitando a los hermanos a la conversión, a preparar el camino al Señor.

Dios nos bendiga.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Manténganse fieles al encargo recibido.


Me ponía en la presencia del Señor, para agradecerle el regalo de la fe, de su llamado a estar en el Reino, de que siento la alegría tan grande de saber que el cuenta conmigo, me llama a ser su encargada, su elegida para estar también a la puerta, y escuchaba también que me pedía actitudes para cumplir este encargo: estar preparada, estar despierta, vigilante…

Y esta invitación es para todos: “estén preparados y vigilantes porque no saben cuándo llegará ese momento, cuando un hombre va a al extranjero, y deja su casa entrega responsabilidades a sus sirvientes cada cual recibe su tarea y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes porque no saben cuándo regresará el dueño de la casa……si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada, no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes les digo a todos: Estén despiertos.” Mc 13, 33-37

El Señor nos invita a mantenernos despiertos a permanecer alertas, pero no en un estado de ansiedad o temor, sino mas bien en un estado, de fe, de una esperanza que brota de la confianza que tenemos en que el es un Dios de Amor, en que todo lo que pasa y pueda pasar nunca viene solo, Dios está en todo lo que pueda acontecer y acontece, su invitación es a que estemos despiertos alertas como el guardián de la casa, como el portero, nos da el ejemplo de un hombre que al no estar presente en su casa por un tiempo entrega responsabilidades a sus servidores, cada cual recibe su tarea, no excluye a nadie..”Cada cual”, nos dice a todos que tenemos un encargo, algo que trabajar, desde donde estemos y como estemos, todos estamos invitados a trabajar en la Viña….que si nos ha dado una responsabilidad es porque ya contamos con el conocimiento de cómo realizarlo, estamos preparados, tenemos riquezas y dones que El nos ha dado, entonces lo que nos pide es reconocerlos, ponerlos a trabajar, de dejar de lado las cosas que nos puedan entretener o alejar de nuestra responsabilidad.

Estén despiertos porque no saben el momento en que vendrá su señor. Mt 24,42.

Estar despiertos, en espera, tampoco estar en una actitud pasiva, lo que nos pide es esperar trabajando los dones, las riquezas que ya tenemos, ese Reino del que ya hemos experimentado su grandeza en nuestra vida,

Somos ese pequeño rebaño frágil, huidizo, que quiere a veces ir por sus propios caminos, pero cuya fidelidad el Señor no descuida, El es fiel aunque nosotros dejemos de serlo, su fidelidad nos hace ser fieles a nosotros.

Yo me encontraba muchas veces perdiéndome en mis rollos, a veces descuidando la vigilancia por preocuparme de las cosas excesivamente, por cosas sin importancia, y escuchaba el llamado del Señor a dejar mi poca fe, “no vivas tan preocupada…los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas…tu ya has tenido experiencia de un Dios proveedor, que no falta nunca, tu Padre que sabe lo que necesitan sus hijos, aun antes de que se las digan te las va a dar. (Mt 6, 31-34) “Por lo tanto busquen primero el Reino y la Justicia de Dios y se les dará también todas esas cosas.”

El ser administrador bueno y fiel es dar a conocer el Reino administrarlo, y al darlo uno va recibiendo mucho mas.

El que no cree en Dios se preocupa mucho por la cosas de la tierra, ¡busca primero el Reino, busca las cosas del cielo, busca a Dios en las cosas de la tierra, despierta y mira lo que realmente es importante!, no te adormezcas por no tener o también por tener mucho, lo importante es ser esperanza ser personas de fe en los ambientes que andan preocupados por quejarse, reclamar, vivir esperando que les resuelvan sus problemas, echando la culpa a Dios de cosas que ellos mismos han hecho por no saber usar de su libertad, (como el pueblo de Israel, Is 63 17), nosotros estamos llamados a ser personas de fe, trabajar para Dios y si tienes miedo si te sientes débil, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús. 2Tim 2,1

A nosotros nos da miedo a veces algo que tenemos que hacer y no sabemos cómo, y le damos vueltas a eso que se nos presenta una y otra vez, ya sea realizar un trabajo complicado, o algún encargo que nos da el mundo, ya sea una amiga, una hermana, nos quejamos ¿porqué acepte hacer esto? ¿Porqué me comprometí tan rápido?, debí negarme ahora estoy estresada…nos arrepentimos, nos queremos deshacer del compromiso…

Pero el Señor nos dice despierta, porque yo estoy también viniendo en esto que está pasando, ya sea el encargo o el compromiso, no mirar en si el hecho que nos sucede, lo pequeño, el problemita que tenemos en las manos, sino mirar el encargo que Dios nos da de administrar: su Reino en ese acontecimiento.

Hay algo que administrar, que no podemos dejar de mirar para no descuidar “La Empresa de Dios” que no se compara con la administración de la mejor empresa de este mundo porque es la que nos va a llevar a vivir el Reino y hacerlo presente entre los hermanos, si lo descuidamos muchos se van a “perjudicar” se van a quedar “pobres” sin recibir las riquezas que Dios les tiene preparadas desde el principio del mundo porque también a ellos sus hijos amados quiere llegar.

Mirar lo que Dios espera de nosotros en ese Encargo que muchas veces se nos da a los largo de nuestro caminar es muy importante, es vital…., nuestra responsabilidad no es cumplir el encargo de las personas, sino el Encargo de Dios, tremendo encargo que nos da de vivirlo todo envuelto en su voluntad, en esos detalles que se nos presenta a veces tan pequeños, sin embargo allí se nos pide ser fieles.

Este encargo que exige de mi una responsabilidad revestida de amor, de servicio a la voluntad de Dios, que me pide hacerlo visible a través de mi vida, El no está presente físicamente pero me encarga a mi ser su presencia física, evidente, tener preparada la casa, vigilante, anunciar que El está llegando también a la vida de esta persona, de esta situación, todo entonces cobra sentido, nos da paz, nos hace vivir de otra manera lo que nos atormentaba y hacia descuidar la puerta del Reino. Somos el portero de Dios cada uno de nosotros, lo que se nos exige entonces es estar vigilantes.

Ser administrador y ser fiel a Dios, lo podremos cumplir cuando no nos quedemos mirando las cosas con nuestros ojos sino desde la perspectiva de salvación con que el Señor mira “la casa”, mira este mundo y nos mira a nosotros como agentes suyos, enviados en su Nombre para cuidar la familia, la amistad, el amor fraterno, el trabajo en el mundo, con una mirada de fe, poner esperanza, en que hay algo que no vemos que pero está, hay Alguien que confía en nosotros, que nos llama a vivir lo ordinario, lo cotidiano de una manera distinta a como el mundo lo vive, ser luz, ser sal, ser fermento, eso es ser porteros del Reino, vigilantes del Señor.

El Señor nos invita ahora a tener fe en que todo va a salir bien, porque lo ponemos todo en sus manos, sea lo que sea, vivir todo desde la intencionalidad de Dios nos hará ir con confianza, porque El es que nos guía, estamos cumpliendo lo que nos ha encargado estamos obrando según su voluntad.

Ser fieles en los poco en lo pequeño no necesitamos cosas grandes para demostrar nuestra fidelidad, en eso pequeño que nos encarga, el servir un desayuno al esposo, atender el hogar, ir a trabajar, llevar a cabo los proyectos, tratar a las personas en el trabajo, en las tiendas, en los negocios, en la actividades que se nos presenta en la comunidad, en el compromiso social, en todo, ser fieles servidores que lo hagan todo por fidelidad a Dios, fidelidad a su encargo de ser su presencia hacerlo todo como El lo haría, estar disponibles despiertos, abiertos a obrar según su voluntad.

Ahora que preparamos nuestra actividad el domingo cuatro, nuestro encuentro como familiares de Dios, es tan grande ver el amor de Dios derramarse en tantas personas, cuanta generosidad para dar de lo que tienen, “Yo doy….yo voy a ayudar, cuenta conmigo, ¿Qué falta?...¿cómo lo hago llegar?…” no solo son cosas materiales, ellos van dado el amor que han recibido de Dios, y quieren que ese mismo amor llegue a todos, nuestros hermanos quieren dar de la Riqueza de haber experimentado a un Dios vivo en sus vidas, el amor de Dios y su Generosidad.…veo como cada cual va viviendo su encargo, unos pidiendo ayuda, recolectando artículos, donaciones, otros después del trabajo llegan a la comunidad a preparar todo lo que se necesita, a pesar de su cansancio con que entusiasmo piden algo para ayudar, unos trabajan en la tómbola, otros haciendo las compras para los platos que se van a ofrecer, otros pintando los carteles que van a adornar el local, otros preparando la música, la acogida para que todos se sientan a gusto, otros están preparando las danzas, cuantas personas que llaman por teléfono ofreciendo su ayuda de diferentes maneras, otra persona haciendo las pautas, para que la hermana pueda seguir trabajando desde otro lado para el Señor…cada cual tiene su tarea “cada cual” ¡es tan bonito ver a Dios presente en cada uno de sus encargados!, ver la fidelidad de Dios a su pueblo, a su gente, ¡viene el Dueño de la casa! , y nos está encontrando a todos preparados, haciendo Reino, esta alegría es tan grande que nada ni nadie la puede igualar, ni nos la tiene que quitar del corazón, el gozo de servir a tan Grande e Importante Señor.

Que la Virgen santísima nos ayude a estar vigilantes y despiertos para ser presencia, anuncio, esperanza para nuestra gente de la llegada del Señor.

Dios nos bendiga.

nila

miércoles, 30 de noviembre de 2011

ÉL LES MANTENDRÁ FIRMES HASTA EL FIN


Buenas noches con todos y todas, esta noche es una noche especial porque como comunidad inauguramos un nuevo tiempo litúrgico, el tiempo de adviento; para mí es uno de los más hermosos. Yo no sé como explicarlo; pero me ayudaba la metáfora de la primavera pues siento que la vida espiritual empieza a renacer, se abren las flores de la fe, la esperanza, la generosidad, acogida, el perdón, de eso que es lo mejor de nosotros y en lo que reconocemos nuestra identidad de hijos creados a imagen y semejanza del amor, a imagen y semejanza de Dios.

Le agradecía a Dios la certeza de que lo antes dicho es más que un sentimiento bonito, acrecentado por los comerciales y la decoración de nuestras casas, centros de trabajo, tiendas, etc. Es la gracia de Dios acercándose a sus hijos, llamando a sus corazones para hacerlos despertar a una experiencia nueva de su amor, del mismo modo que viene a hacerlo con nosotros en esta noche. Hoy Dios viene a darnos una experiencia nueva, viene a derrochar su ternura para nosotros, porque Dios es el Dios de la novedad. Así dice en Isaías 42,9: Las cosas antiguas ya han sucedido y yo anuncio cosas nuevas; antes que aparezcan, yo se las hago oír a ustedes. Esta palabra es verdadera, nuestra vida está llena, por gracia de Dios, de muchas experiencias que se han ido constituyendo en un pozo del cual bebemos y damos de beber a los hermanos; pero cada día el Dios de la novedad está llamando a nuestra vida, anunciando la novedad de que podemos ser criaturas nuevas. Dios hoy viene a renovar nuestra vida y el instrumento es su palabra.

La palabra renueva nuestra humanidad desde dentro, en Hebreos 4,12, nos dice Pablo: Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. Lo que nos toca a nosotros frente a la oferta de gracia que nos hace Dios es abandonarnos en sus manos para dejar que el señor por su palabra obre en nosotros, aquello que necesitamos. Sabemos por experiencia lo que Dios en su palabra puede lograr en nuestras vidas, con esa palabra que como Pablo señala es como bisturí que puede extirpar los miedos, la desesperanza, el resentimiento y el odio; la falta de voluntad, la mediocridad, la corrupción. La eficacia de la palabra se da en un corazón abierto, que se abandona a la acción de su amor, porque el Dios del amor no violenta nuestra libertad.

Conforme les decía al iniciar la escuela, hoy inauguramos el tiempo de adviento y vamos a profundizar, en comunidad, los textos propuestos por la iglesia para este primer domingo. La comunidad, que va buscando siempre darnos lo que más necesitamos para crecer en el seguimiento de Cristo y en la vivencia de nuestra misión, nos propone orar, en este tiempo con el trasfondo de la invitación de Dios a crecer en la fe. La fe está al inicio de toda vida espiritual. Con la fe de Abraham empieza la historia del pueblo de Israel, de la cual nosotros somos herederos, sin la fe dirá Hebreos 11,6 es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan. Así como la fe es una actitud básica para la vida, porque ciertamente no podríamos dar un paso sin creer en la bondad de las personas, al menos de los mas inmediatos, en la lealtad de los amigos, en la responsabilidad del conductor que nos trajo hasta aquí, en la veracidad de las palabras que les dirijo, sin la fe no podríamos vivir. Tampoco la vida de Dios en nosotros, podría mantenerse sin una fe verdadera, fuerte y en constante crecimiento.

Nos dice la carta a los hebreos que quien se acerca a Dios ha de creer primero que existe, es una fe sumamente básica, porque como decía el mismo Jesús hasta los demonios lo creen y tiemblan un paso más es creer en que recompensa a los que le buscan- y es a este nivel que se encuentra el pueblo de Israel a quien se dirige el profeta Isaías en la lectura que hemos escuchado este domingo Isaías 63,16-17.19; 64, 2-7

¡Tú, Señor, eres nuestro padre, “nuestro Redentor? es tu Nombre desde siempre! ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti! Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él. Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos.

Desde el primer momento en esta palabra reconocemos la experiencia de fe del pueblo, que reconoce a Dios como padre, de quien ha recibido la salvación, no se trata de una fe ciega. Dios se ha comportado con su pueblo como padre y le ha redimido en muchas ocasiones. Ciertamente creen que Dios existe y que además nada ocurre sin que Dios no lo quiera, así hasta la desobediencia del pueblo es obra de Dios, le preguntan a Dios ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? Al leer estas palabras hay algo en nosotros que se rebela, nos cuesta a creer que Dios sea el causante de algún mal, de Dios no puede salir nada malo, porque Dios es la bondad misma.

Ciertamente. en el pueblo de Israel hay una concepción de Dios un tanto equivocada, le reconocen padre y redentor; pero no están contando con que el Señor nos ha dado la libertad y por tal, es uno mismo quien se desvía, quien endurece el corazón, se cierra a la acción de Dios y deja de temerle, en el sentido de dejar de vivir de cara a su voluntad, somos nosotros mismos y muchas veces las circunstancias en las que interviene la libertad de otros hombres las que nos apartan de Dios y sus caminos.

El pueblo de Dios se encuentra viviendo una experiencia terrible, esta decepcionado por el retraso de la liberación definitiva, están aquejados por la idolatría, producto de la invasión extranjera, hay desprecio por los que regresan del exilio y son vistos como extranjeros, hay pugnas entre diferentes grupos al interior del mismo territorio de Israel y se resiente la fuerte pobreza y la carencia de recursos. El pueblo de Dios está sufriendo y detrás de la súplica y la alabanza que dirige a Dios está el reclamo, porque siente que lo que vive es obra suya, que es castigo a causa de su infidelidad, de su pecado. De ahí que diga a Dios:

Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.

Si bien, hay una sensación de desesperanza en Israel, reproche y queja hacia Dios; el profeta, que es el hombre de fe termina afirmando: “Pero tú, Señor, eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla, y tú, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!”.

El profeta continúa creyendo que Dios actuará y actúa por encima de las evidencias. El profeta nos dice que el pueblo es barro, materia pobre, quebradiza; pero a la vez moldeable en manos del alfarero. El profeta cree profundamente que Dios es padre y que en su bondad puede y quiere transformar la realidad.

Que actual se me hacía la experiencia del pueblo de Dios; que semejante a nuestro contexto. La pobreza extrema en la que viven tantos, en el África, en la India, Haití; pero también los migrantes en las grandes potencias. Pero la pobreza la tenemos cerca. Me conmovió profundamente la situación de una familia en las Lomas de Carabayllo, cinco hijos, uno de los cuales estaba a punto de perder la vista, un padre que trabajando de sereno llega a juntar de 8 a 10 soles diarios para mantener a su familia, una casa de lata y un par de colchones cargados de chinches que eran extendidos en la tierra; así vivian antes de que por medio de un programa de televisión les brindarán una nueva condición de vida; esta familia tuvo suerte; pero cuantos mueren en condiciones de extrema pobreza.

Israel sufría el enfrentamiento de diversos grupos en su territorio, al igual que en nuestra tierra se suscitan cientos de conflictos sociales, debido a que muchos son atropellados en sus derechos más elementales, otros se enfrentan por su ambición e intereses particulares; enfrentamientos por cuestiones ideológicas y hasta religiosas que continúan haciendo de nosotros una nación fragmentada y que impiden que podamos crecer; ya que como decía el mismo Jesús: una nación dividida amenaza ruina.

La discriminación al extranjero en el contexto del pueblo de Israel, la vivimos permanentemente como marginación al diferente, como abuso contra el débil que trae como fruto el feminisidio y el abuso y homicidio de niños indefensos. La marginación al migrante por su acento, sus costumbres, sus modales; en el desprecio hacia aquel que “no sabe” o que careció de oportunidades

La idolatría endémica de Israel tiene su paralelo en la superficialidad de tantos, en el culto al cuerpo, en el afán desmedido de poseer, el consumismo- Poco a poco Dios va siendo desplazado y el dinero se ha convertido en ídolo más preciado, por el se mata, se compran y venden conciencias; se vende la dignidad propia y ajena, se encubre la verdad o se la inventa, etc.

En medio de esta realidad que no es sólo nuestra, me surgía una pregunta: ¿Quién será el hombre, la mujer de fe que continúe creyendo que hay esperanza para nuestro futuro; quien será aquella persona que le diga al pueblo, como Jeremías en Jr. 31,16-17

“Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa —oráculo del Señor— y ellos volverán del país enemigo. Sí, hay esperanza para tu futuro —oráculo del Señor—: los hijos regresarán a su patria.

¿Quién será aquel que con su vida y su palabra revele que la realidad no es el castigo de un Dios vengador irritado por extravío de los hombres?; ¿Quién será aquel que como el profeta haga despertar la conciencia de que el sufrimiento de los hombres, es en gran medida hechura de manos humanas, fruto de corazones cerrados a la voz de Dios? ¿Quién será el hombre, la mujer de fe, que denuncie la mentira que es el pensar que la pobreza y postergación de tantos es fruto del destino, la suerte o sólo del conformismo? ¿Quién será aquel, que de testimonio, con su vida y palabra que Dios que es Padre, continúa sosteniendo y salvando al mundo?¿Quién estará dispuesto a mantener viva la esperanza del pueblo en la bondad de Dios y en su acción?

En la primera carta a los corintios, san Pablo nos habla de aquellos que son los llamados a ser profetas, hombres de fe y de esperanza en medio del pueblo. En 1Corintios 1,3-7 Pablo nos dirá: Hermanos, llegue a ustedes la gracia y la paz Reciban bendición y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor.

“Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que les ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él han llegado a ser ricos de mil maneras, recibiendo todos los dones de palabra y de conocimiento a medida que se afianzaba entre ustedes el mensaje de Cristo. No les falta ningún don espiritual y sólo esperan que Cristo Jesús, nuestro Señor, nos sea manifestado”

Tras la experiencia del encuentro con Cristo, el apóstol es consciente de que todo bien procede de Dios, ningún mal puede proceder del padre, ni de Cristo, que ha dado la vida por todos. Las palabras del apóstol nos aluden directamente, hablan de nosotros que hemos sido colmados con toda clase de riquezas; de palabra y del conocimiento. Esta palabra es verdad en nosotros, díganme si no reconocemos que la palabra ha sido la mayor riqueza que se le ha dado a nuestra vida y es esto lo que nos tiene aquí esta noche. Por medio de la palabra hemos llegado al conocimiento de Cristo, hemos hecho experiencia de que nuestro Dios está cercano a nuestra vida, que nos habla y a quien podemos hablar; hemos conocido que Dios es misericordia que nos ama sin medida, un Dios para quien somos valiosos y ello ha potenciado nuestra vida. Hemos sido bendecidos por Dios con toda clase de riquezas.

El Señor a lo largo de la vida me ha hecho descubrir lo afortunados que somos, por medio de este carisma Dios nos ha dado mucho, muchas veces tratando con sacerdotes que llevan años de entrega y fidelidad o incluso con religiosas veo como nosotros, discípulos de la palabra de Dios, hemos recibido mucho que otros, siendo fieles y estando en el camino de Dios, no han recibido, todo ello por la palabra que se nos ha dado. Esto último, lejos de hacernos sentir superiores tiene que generar en nosotros el sentido de responsabilidad, por que todo cuanto hemos recibido se nos ha dado en administración. Así nos dirá 1Pedro 1,10

“Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios”.

Le preguntaba al Señor ¿Cuál es el don precioso que has puesto en nuestras manos? Me respondía en su palabra de Lucas 12,32: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino”. Me ayudaba tanto reconocer que cuando Dios nos llama ovejas reconoce nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y hasta nuestra torpeza, porque una oveja sin pastor es de lo más torpe que hay, Dios nos conoce y sabiendo de nuestra pequeñez nos ha confiado el Reino.

Conviene preguntar al Señor ¿Qué es el Reino? Para nos equivocar lo que Dios espera que vivamos. Al pensar en Reino nos vienen conceptos como justicia, fraternidad, libertad, verdad, paz, igualdad y hemos de preguntarnos en seguida como construirlos, como hacerlos realidad para que nos ocurra como en el siglo XVIII, que tras la consigna de igualdad, libertad, fraternidad, se llegaron a horrores impensables. El Reino va más allá de conceptos. La imagen que nos sugiere la liturgia de la eucaristía, acerca del Reino de Dios, es hermosa: Una mesa grande, en la que todos los hijos, con Dios a la cabeza, se sentarán a compartir el pan. Es el hogar grandes de los hijos de Dios en el que cada uno es verdaderamente amado en su singularidad.

Le preguntaba al Señor también: ¿Qué significa ser administrador del Reino, trabajar para tui Reino? y el señor me respondió con la oración de Francisco de Asís: Ser trabajador del Reino es ser instrumento de mi paz. Es poner amor, allí donde hay odio; perdón donde hubo ofesnsa, no se trata sólo de perdonar, sino de acompañar a mi hermano en su proceso de reconciliación, hasta que perdone y llegue a perdonarse a sí mismo. Ser trabajador del Reino es poner la verdad donde hay error, revelar la verdad en medio de un ambiente en el que la verdad del evangelio se encuentra velada por un sin número de antivalores que nos están destruyendo hasta el punto de no reconocernos casi personas. Se trata de poner esperanza en el corazón de mi hermano que está cargado de frustración, de decepción en muchos niveles, en aquellos que ya no esperan nada y han dejado de confiar en Dios.

Ser trabajador del Reino es poner alegría allí donde hay tristeza y esto no es difícil aunque muchas veces supone dejar de mirarnos a nosotros mismos para pensar en lo que el otro necesita. Pensaba en tantas personas que en este tiempo previo a la navidad se disponen a llevar alegría a los hospitales, asilos, cárceles, hogares de niños y madres abandonados; todos ellos quizá sin saberlo son trabajadores del Reino porque llevarán a dios y serán prolongación de su amor; es más todos, sin ir muy lejos estamos llamados a ser alegría para los que conviven con nosotros.

Ser un trabajador del Reino es poner luz en la mente y en el corazón de tantos que están cegados por el egoísmo, la ambición, el afán de poder o por el sufrimiento y el fatalismo. Por último, ser trabajador del reino es poner fe allí donde hay dudas, donde se duda de Dios, de su presencia y acción amorosa en el mundo. Ser administrador del Reino es despertar y cuidar la fe de los hermanos y he ido constatando en la propia experiencia que no hay signo más fuerte de la existencia, providencia, bondad y cercanía de Dios,; que el ver a personas que son capaces de amar con el amor de Dios.

Somos administradores del Reino, nos lo ha recordado el Señor y de nosotros se espera, no que seamos perfectos sino que seamos fieles y aquí es donde entra a tallar el evangelio del domingo primero de adviento en el que Jesús nos dice en Marcos 13,33-37:

“Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; 36 no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. 37 Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos.”

Escuchaba a Jesús decirnos, tengan cuidado, estén prevenidos, no expongan el Reino, no te distraigas viviendo de manera ingenua, enredado en las cosas que se pasan, aunque te den alegrías; no te dejes arrastrar por la corriente del mundo en que vivimos. Mira que vendrá el Señor a pedirte cuentas por el encargo confiado y dichoso tú si te encuentras realizando tu misión.

El Señor en esta noche nos ha pedido fidelidad y frente a ello nos da cierto temor, ¿cómo poder garantizar que seremos fieles a nuestro ministerio, cuando de sobra somos conscientes de nuestra fragilidad. La palabra misma es la que nos inspira confianza. En 1Corintios 1,8-9 San Pablo nos dice:

“El los mantendrá firmes hasta el fin, para que estén sin tacha el día en que venga Cristo Jesús, nuestro Señor. Dios es fiel, el que los ha llamado a esta comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor”.

La garantía de nuestra fidelidad no está en nosotros mismos, en nuestras capacidades o talentos; si el ser testigos y administradores del Reino dependiera sólo de nosotros ¿quién podría sentirse capaz de asumir el encargo de nuestro Dios? Nuestra garantía es la fidelidad de Dios: Él es fiel y nos hace fieles en la medida que nos abandonamos en sus manos, que nos dejamos fortalecer y bendecir por su amor.

Pidamos a nuestra Madre María que, en este inicio del adviento, nos ayude a acoger el don de la fe, el encargo del Reino, para ser auténticos administradores de su gracia, que nos sabemos pequeños, sí, pero que por encima de todo avanzamos con nuestra mirada fija en aquel que ha iniciado y completa nuestra fe.

ESCUELA DE LA PALABRA

CICLO: ADVIENTO “Les mantendrá firmes hasta el Fin”

Miércoles: Orar la Escuela de la Palabra

Jueves: (Hebreos 11,1-6) “Sin fe es imposible agradar a Dios”.

Viernes: (1Cor 1,3-9) “Han sido colmados con toda clase de riquezas”

Sábado: (Mc 13-33-37) “Manténganse fieles al encargo recibido”.

Domingo: (Lc18,1-8); “Cuando Cristo venga ¿encontrará fe en la tierra?”

Lunes: (Heb 12,1-3) “Avancemos este camino, fijos los ojos en él”

Martes: (Rm 10,14-17) “La fe nace de la predicación”

1Tes 5,24

Heb 10,23

Rom 8,17

Lc 17,30

1Pe 1,7

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