La Palabra que vamos a orar ahora es de Juan 17, 15-21
“No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo; por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.”
María madre de toda la Humanidad, permanece intercediendo por sus hijos….entregándose para vernos unidos, viviendo en comunión y fraternidad….Padre “Consagralos mediante la Verdad: tu Palabra es la Verdad ”… “ Por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad”
Y allí sentía tanto el amor de Madre de María...consagrándose hasta el final, ofreciéndose como sacrificio no solo por nosotros sino por los todos que escucharan su Palabra, por todos los que esperan la salvación.
¡Cómo nos asumió María, con que amor! Ofreciéndose al Señor, poniéndose al frente de nosotros ante el Padre, haciéndose una con nosotros…. “Aquí estoy yo y los hijos que Dios me ha dado” Hebreos 2,13.
María cuida nuestra consagración ¿De qué modo? María como Fuente de nuestra espiritualidad cuida del carisma Verbum Dei que el Señor nos ha regalado. Ella está en la Palabra que Escuchamos, que Asimilamos, que Vivimos, que Anunciamos.
Cuando escuchamos la Palabra, ella está alejando de nosotros los pensamientos que nos puedan perturbar, cuida que estemos atentos, por eso iniciamos la oración siempre pidiéndole, “ Madre ayúdame a encontrarme con Jesús, a escucharle”; ella está cuando asimilamos la Palabra, cuando nos confronta, para enseñarnos a ser humildes, dóciles en reconocer nuestro fallos y aceptar que lo que me dice Jesús es lo que conviene para mi vida, para la unidad de la Iglesia: el Cuerpo Místico de Cristo; cuando vivimos la Palabra, la Mamá esta cuidándonos, animándonos para cuando se presentan las dificultades no bloquearnos, no hundirnos en pensar que no podemos, ella nos levanta nos enseña a tener confianza en nosotros mismos y en el Poder de Dios; “Nada hay imposible para Dios” cuando anunciamos ella está intercediendo para que el Espíritu Santo ponga palabras en nuestra boca, ella está moviendo los corazones de los que nos escuchan, María siempre está rogando por ellos y por nosotros.
“Ruego por todos los creerán en Jesús por sus palabras”…Madre infatigable, que no se cansa de dase para que nuestro corazón este despierto, alerta, a punto para responder el llamado del Señor, para decirle si como Ella lo hizo; la Madre lo que desea es que nuestra vida ya empiece a dar frutos, a resucitar corazones muertos o adormecidos por las cosas del mundo, hay multitud de hermanos a quienes nuestra Madre añora, son los hijos que aun no están en el Hogar, los que se han alejado, los que han dejado de creer por nuestra falta de testimonio, por el divisionismo, los que esperan vernos unidos en el amor, en una sola esperanza, una misma fe, para creer.
Gracias Madre porque nunca nos fallas, ¿quién que acudió a ti quedó defraudado? Ayúdanos a vivir el envío con alegría, amarnos unos a otros, consagrarnos junto contigo por la resurrección de multitud de hermanos.
Dios nos bendiga.
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