Estamos terminando la quinta semana de Cuaresma, ya mañana es el Domingo de Ramos y empezamos
la Semana Santa, una semana diferente a todas las semanas del año, por eso,
porque es SANTA.
Dice la Palabra: “En el momento fijado te escuché, el día de la
salvación te ayudé. Este es el momento favorable, este es el día de la
salvación”. 2cor 6,2
Estos días son para vivirlos despiertos, velando, orando, nuestra
salvación esta cerca, Jesús viene a dar la vida para que tengamos Vida eterna, ¿y
eso que significa para nosotros? Todo.
Porque con su Vida y su Pasión nos viene a enseñar que nuestra vida no
es para quedarnos en las cosas que nos suceden, nuestra vida tiene una misión,
es una misión que se tiene que ir realizando día a día.
Nuestro Ministerio es la oración y la Prédica de la palabra, somos apóstoles
de Cristo, que significa enviados con una misión, ser luz, ser sal, ser
fermento, “ese es nuestro Ministerio y como lo tenemos por gracia de Dios no
nos desanimamos”, 2Cor 4,1
Estos días más que nunca, el enemigo de la salvación, el demonio, nos quiere desanimar, y eso es lo peor que le puede pasar al apóstol: desanimarse,
perder el ánimo.
En las lecturas de 2Corintios capítulos 4 al 6 el Señor me hacía
detenerme en la Palabra desánimo varias veces, y me llamaba mucho la atención
porque por ese lado es que generalmente nos perdemos, nos desanimamos o sea dejamos de confiar en Dios, dejamos de
mirarle a Él y nos quedamos mirándonos a nosotros, nuestras debilidades, dejamos de creer que la Fuerza y el Poder
vienen de Dios, nos olvidamos que nos ha dicho “yo estaré con ustedes todos los
días hasta el fin de la historia”. Mt 28,20
El llamado estos días es a orar
con más intensidad porque si no oramos, perdemos la coherencia, la misión que
tenemos de ser testigos de la salvacion, el mensaje que debemos dar se pierde,
y muchos que tenían que recibirlo se pierden también, por nuestra falta de
testimonio.
“Debemos preocuparnos en toda
circunstancia de nos dar a otro ningún pretexto para criticar nuestra misión,
al contrario de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo
soportan todo:
Las persecuciones, las privaciones, las angustias, los azotes, las
detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin dormir, y
los días sin comer”.
Porque hemos sido elegidos para que la Vida de Dios se manifieste en
nuestra pobre vida, aunque “nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos
desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perseguidos,
pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. 2 Cor 4, 8-9
“Nosotros no somos de los que nos desanimamos: al contrario, aunque
nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día
en nosotros. Porque por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona”.
“Porque a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la
muerte a cada momento por causa de Jesús, - por la CAUSA DE LA SALVACION- para
que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal, y mientras la
muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida”…2 Cor 4, 7-12
Esto tiene sentido, para nosotros “esas ligeras pruebas que pasan
aprisa no se pueden comparar con el valor formidable de la gloria eterna que se
nos está preparando. Nosotros pues no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo
que no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles
son para siempre”.
Si tenemos claro que nuestra misión en esta vida es ser testigos de
Cristo, entonces, tenemos que vivir como El vivió, como murió; para nosotros el
porqué de su muerte y su resurrección le dan sentido a todo lo que vivimos.
“El murió por todos para que los que viven no vivan ya para si mismos,
sino para él, que por ellos murió y resucitó".
“Nosotros nos presentamos como
embajadores de Cristo", a nosotros se nos ha encomendado el mensaje de la
reconciliación, reconciliar las cosas que nos suceden, las duras pruebas, con
el propósito de nuestra vida.
Así encontraremos la paz y el Ánimo suficiente para seguir adelante, “para
no dar motivos ni pretextos a otros para criticar nuestra misión, al contrario
de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo soportan todo”.
Esta semana muchas veces he escuchado testimonios de católicos,
“comprometidos” que se han quejado ante Dios porque les ha abandonado, porque habiéndole
servido, les ha mandado pruebas: la
muerte de algún familiar, el divorcio de la hija, el sufrimiento, y le
reclamaban “¿Por qué? Si yo te estoy sirviendo Señor, porque me mandas estas
pruebas?”.
Ojala que esta semana Santa oremos mucho sobre nuestra misión, sobre lo
que significa para nosotros de verdad: ser
ministro de la Palabra, de la Eucaristía, que no es para que no nos pase nada,
lo que tenemos no es un “amuleto de la buena suerte”, nosotros tenemos a Cristo
Vivo que nos llama a ser testigos del
significado de la cruz, de la prueba, estamos llamados a dar el sentido al
sufrimiento, el sentido de la vida eterna, hasta poder decir “me alegro cuando
tengo que suifrir”.
“Nos toca mil penas y permanecemos alegres”, porque nuestro vivir esta
puesto en Dios, en él está encerrada nuestra Vida .
“Pues a los que estamos vivos nos corresponde, ser entregado a
la muerte a cada momento para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra
existencia mortal, y mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega
al vida”.
Gracias Señor por hacernos tus mensajeros de la Vida eterna, gracias
porque la Vida nos llega a través de tu Palabra, de la Eucaristía, del contacto
personal contigo, intimo, filial, fraterno, gracias porque estamos unidos a ti
como el feto a la placenta de la Madre, así lo has querido, tu eres nuestra
Vida, lo que necesitamos para cumplir nuestra misión únicamente lo
encontraremos en vivir unidos a Ti , porque separados no podemos nada,
necesitamos beber de ti, de tu Amor, de tu entrega, de tu pasión de tu
resurrección, para que en los momentos más fuertes de nuestra vida, encontrar
nuestra fuerza en tu Poder.
Gracias Madre por animarnos a seguir, por confiarnos también la vida de
tu Hijo, por enseñarnos a ser fieles, humildes
sencillos como tú, te pedimos que esta semana la vivíamos en clave de Misión, con
coherencia para dar la vida con Jesús y como Jesús. En las tareas que nos
toquen, cualquiera que sea mirarle a Él,
que dirige nuestra fe, que nos hará ver las cosas eternas invisibles que
son las que prevalecen, no las de la tierra que nos desaniman fácilmente,
gracias Madre por tu compañía, en todo
lo que será la Semana Santa ayúdanos a vivirlo contigo para ser testigos fieles
del Padre como Jesús, dar la vida por puro Amor.
Dios nos bendiga.
Nila