Lucas 12, 2-3, Jn 2.5
“¡Den gracias al
Señor, su Nombre invoquen entre los
pueblos anuncien sus hazañas! Cántenle y toquen para él, mediten todos sus
prodigios. Siéntanse orgullosos de su santo nombre y alégrense los que buscan
al Señor”. Salmo 105 1-3
Le daba gracias al Señor por despertarme
con cánticos en el corazón, con este deseo de alabarle, de darle gracias por
todas las maravillas que va haciendo en nuestras vidas.
Recordaba el día de ayer el rostro de
alegría de un interno de la cárcel, que había hecho su primera comunión el
domingo, y como se sentía agradecido con
la persona que le había ayudado a
recibir ese Sacramento: otro interno.
Y veía que el Señor Reina entre nosotros,
su Nombre es anunciado por todas partes,
y por eso es invocado, por eso creen en Él, porque le anunciamos.
“Así que no hay
diferencia entre judío y griego; todos
tienen el mismo Señor que es muy generoso con todo el que lo invoca, Porque
todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. ¿Pero como invocaran al
Señor sin haber creído en él? ¿Cómo podrán creer si no han oído hablar de él? ¿Y
cómo oirán si no hay quien lo proclame? ¿Y cómo proclamaran si no son enviados?.
..Así pues la fe nace de una proclamación, y lo que se proclama es el mensaje
cristiano”. Rom 10, 12-17
Entre las innumerables cosas por las que
le doy gracias al Señor, es por haberme
elegido como heredera de un Carisma que anuncia la Vida y el Amor, por haberme
dado a conocer el Temario: las Verdades de fe, la síntesis del Evangelio, del
Reino, por escribirlo en mi corazón cada día, y poner la inquietud por darle a
conocer, la vocación de ser profeta, de anunciarle, de buscar que todos estén
en intima comunión con Jesús: es condición
de vida y perfección.
“Vivir el Evangelio y convivirlo,
participar de él y compartirlo y llegar a la más íntima unión con Jesús y
comunión con los hermanos, es condición de vida y perfección para todos”. Lumen
Gentium 3 (Breve Ideario).
El Señor me preguntaba esta mañana que
significaba para mí el haberle encontrado. ¿Quién soy yo para ti? ¿Qué significo en tu vida?
¡Señor tu eres mi Vida! el haberte
encontrado es haber descubierto la Vida, el Amor verdadero.
Mi vida está centrada ahora en Ti, que no hay momento del día en que no piense o
que todo lo refiera a Ti.
Lo anterior ya no existe, haberle
encontrado, para mí, significa haber dejado todo para adquirir la Perla
más fina, Mt 13,44-46
El haberte encontrado Señor significa
haber encontrado el Tesoro que andaba buscando, el cual una vez hallado ya no
lo dejo, ¡encontré al amado de mi alma y no lo soltaré! Cantares 3,2
¿Me darías a conocer?, Si Señor, quiero
darte a conocer a través de mi vida, que sea esa plataforma, esa azotea desde donde
quiero gritar que la Vida eres Tú, que tus verdades y doctrina son la luz para
nuestra vida.
Quiero introducirles en una experiencia
viva de tu Amor, indicarles la senda escondida de la vida evangélica, legarles
la Herencia que hemos heredado como el mayor de los Tesoros.
“El nos ama y por su
sangre nos ha purificado de nuestros pecados haciendo de nosotros, un reino y
una raza de sacerdotes de Dios su Padre”: Ap 1, 5-6.
Verbum Dei: Somos un pueblo salvado por la
Sangre de Cristo, purificado por su Amor que siente la necesidad de anunciarle
de darle a conocer. El que se experimenta salvado verdaderamente, siente la
urgencia de ayudar al Señor a salvar de atraer a muchos hacia El.
Señor me urge dar a conocer tu amor, ¿Por
qué? Quiero dar a conocer tu amor para
que te conozcan y encuentren lo que yo he encontrado una vida nueva, que la máxima realización de la persona es
vivir en ti y para ti, solo desde allí como esa Plataforma perfecta podremos
llegar a los hermanos.
Ya estoy en el Camino, no hay retroceso,
no hay vuelta a tras, es un camino que va para adelante, como dice Pablo: no me
creo un perfecto, pero camino hacia la
meta, quiero dar a conocer el Amor de
Cristo, me urge.
Cuando hemos descubierto el Tesoro, la
perla de gran valor, no nos lo podemos callar, sentimos la urgencia de la evangelización, de llevar la vida de Dios a
nuestros hermanos, con nuestra vida, cuando Dios significa para nosotros la
Vida Misma, el Amor que nos llena cada mañana, la Alegría de estar vivos,
queremos que todos estén colmados de esa misma plenitud.
Por eso no nos podemos callar lo que hemos
visto y oído, y de eso hablamos con gestos, con la mirada con todo nuestro ser,
no juzgamos, no envidiamos, aunque haya rezagos del hombre viejo, lo
compadecemos porque reconocemos que esa persona anterior en nosotros no tenía
fe, no tiene fe, pero el hombre nuevo es el que ahora vive, renovado por el Espíritu
Santo.
Nos sentimos orgullosos de tu santo Nombre
Señor, por eso nos urge compartir la gracia de esta renovación interior
con nuestros hermanos, el Poder que Tú
tienes para vencer en nosotros el mal, por todas partes cantamos tu
Misericordia que dura siglo tras siglo, que no se agota, que vence a los
poderosos, a los que se creían algo en nuestra vida, Tu los vences Señor, nos
hace cantar con María nuestra Madre el Magníficat Tu Victoria en nuestras tinieblas.
«Seremos testigos de Cristo… que griten
como «desde los terrados» la vida y doctrina de Jesús de Nazaret» (Breve
Ideario).
¿Qué
medios pondría para llevar a cabo este deseo de Jesús? Mi vida en primer lugar y todo lo que pueda
llegar a enseñarles su Amor, la técnica, y todos los canales que nos ayuden a
comunicar nuestro testimonio en vivo y en directo, nuestra experiencia diaria
de encuentro con el Señor como está previsto en el evangelio:
«Nada
hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse.
Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que
hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los
terrados» (Lc 12 2-3.)
“Los medios de comunicación están a nuestro
servicio. Basta que tengamos algo que decir, urgencia de decirlo, y entusiasmo
por anunciar las maravillas que Dios hizo y sigue haciendo a través de la
colaboración de sus testigos. Supuestamente éste es el ideal que justifica y
sustenta nuestro carisma. Ya en los inicios de nuestra fundación, el P. Jaime,
pensando en todos los miembros del Verbum Dei escribía:
«Su máximo ideal será hacer de todas las
naciones discípulos de Jesús que puedan proclamar con su vida y su palabra la
Buena Nueva del Reino y las maravillas de Dios» (Breve Ideario).
Éste sigue siendo nuestro ideal, nuestra
pasión, nuestro compromiso histórico común, nuestra responsabilidad con todos,
principalmente con las generaciones a las que sentimos el deber de pasarles la
estafeta.
Dios nos bendiga.
Nila
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