Bendito
el que confía en Yavé y que en él pone su esperanza!
Se
asemeja a un árbol plantado la orilla
del agua, y que alarga sus raíces hacia la corriente:
No
tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde; en
año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos. Jeremías 17,7-8
Celebrar el año jubilar, es celebrar la victoria del Amor de Dios, 50
años en su Palabra, cuántas cosas ha Pasado el Carisma, cuántas cosas hemos
pasado todos nosotros en los años que tenemos en Verbum Dei, pero nada ni nadie
ha podido, vencer este Llamado en nuestra Vida y en la vida de tantos
sacerdotes misioneros y misioneras, laicos, discípulos…, porque nuestras raíces
han estado alargadas a la Fuente Viva, a
la Trinidad, a las Fuentes Espirituales.
El Señor nos ha querido y nos quiere sólidamente arraigados en su amor,
para nutrir nuestra espiritualidad. Es vital estar nutriéndonos de la Fuente
Viva para vivir abundantemente nuestra identidad contemplativa -Apostólica.
Al contemplar nuestras Fuente de espiritualidad: la Trinidad que
estamos profundizando en esta semana me despertaba tanto agradecimiento al Señor
porque experimento que nadie me ama como El, Dios Uno y Trino, ¡nadie!, me ama porque
me ama, me ama, así como soy al Padre le ha parecido bien, quedarse en mí,
darme el Reino: la Presencia de la Trinidad en mi corazón.
Yo que me preocupaba de que las personas me quieran, buscaba tanto el
amor por fuera, y tenía dentro TODO para ser feliz, cuantos años perdidos,
cuantos años extendiendo las raíces hacia el lugar equivocado… y ahora que
diferente es todo, solo tengo que bajar a mi corazón para encontrar ese amor
abundante, alargar mis raíces a la
Fuente viva, yo tengo con quien conversar, a quien contarle lo que paso. La
soledad no existe cuando uno es consciente de que es Habitado por un Dios
amigo, compañero.
Esto es lo más grande que me ha podido pasar en mi vida, después ¡nada!. He dado con la fuente Viva, por eso mis raíces la alargo hacia Ella, para ser feliz. La Trinidad ha tomado el lugar que le correspondía en mi Vida.
Esto es lo más grande que me ha podido pasar en mi vida, después ¡nada!. He dado con la fuente Viva, por eso mis raíces la alargo hacia Ella, para ser feliz. La Trinidad ha tomado el lugar que le correspondía en mi Vida.
Esta relación diaria me lleva a confiar
en la Trinidad, esto es un proceso, no se da de la noche a la mañana, a medida
que vayamos conociéndola, la iremos amando, a medida que nos relacionemos dialogando
amistosa, amorosamente con el Padre, Jesús,
el Espíritu Santo, conforme vayamos alargando nuestra vida, nuestras realidades
a esa corriente del Amor trinitario, nos iremos entregando, poniéndonos en sus
manos, y entonces iremos siendo bendecidos con una vida segura, estable,
pacifica, llena de esperanza, recibiendo los frutos que me da el alargar mis
raíces, extenderlas hacia el amor de Dios que habita en mi.
El Señor siempre nos llama a permanecer, en
El, porque nos ama y sabe que separados de El no podemos vivir… lejos de ti, Manantial de Agua viva, ¿a donde podríamos
ir?, ¿quién nos puede dar la seguridad de un amor que no se acaba?, aunque
hagamos lo que hagamos, seamos como seamos, con nuestros fallos, fracasos, defectos
etc. Tu amor permanece porque es eterno,
y solo nos pides nuestra libertad para decidirnos a poner nuestras raíces, esos
pensamientos, sentimientos, afanes y todo lo que nos llena la vida por dentro,
en TI SEÑOR en la corriente de tu amor.
¿Esas corrientes a las que alargamos
nuestras raíces cuando no oramos, cuando nos alejamos de la fuente Viva cuáles
son? Buscar el cariño, la aceptación de
las personas, el afán de perfección obsesiva, buscar olvidarnos de
nuestros problemas ahogándoles en diversiones,
en pasatiempos, en compañías que no nos convienen, videos, lecturas que me
dejan más débiles espiritualmente, mas enfermos…nos jala fuertemente la
corriente del mundo cuando nuestras raíces no las hundimos en la corriente de la Vida, y del Amor de Dios
como un diálogo continuo….”no sigan la corriente del mundo en que
vivimos”…(Rom12,2)
¿Hacia dónde tienden tus raíces?... ¿hacia
los hombres, el mundo?...”maldito el que confía en el hombre…” cada uno puede
ver hacia donde tienden a ir sus raíces, según la historia que tenemos, pueden
tender continuamente también hacia esas heridas mal curadas, que no hemos
dejado que el Señor las toque, y por eso mientras no las meta a la Fuente viva,
no las ore o converse con el Señor, seguirán doliendo, apareciendo como raíces
rebeldes, indoblegables.
Estar pegado a la corriente es no tener
miedo de la mala noticia, no tener miedo a las contrariedades, la falta de dinero, la falta de trabajo, la
enfermedad incurable, no tener miedo a las altas temperaturas en mi vida, de
que llegue el calor, la sequía, que me haga una persona árida, desierta, que
deje de ser sal, ser luz, ser aquello para lo que he sido creada.
Qué seguridad le da a nuestra vida saber
que dentro de nosotros hay una Fuente Viva, y por eso me da Vida, me da todo lo
que necesito para vivir en esta vida….”ustedes
vivirán por mi”…(Jn 6,57) porque sé
que el manantial que vive dentro de mi es Eterno, no se acaba, yo puedo seguir
sacando eternamente el Agua Viva que necesito, nunca se va a agotar, porque esa
Fuente Viva eres tu Señor, que me quiere viviendo, unida a ti, dando frutos
duraderos, lo único importante para mi es saber que te tengo en Mi, y que nunca
me vas a faltar, porque no puedes separarte de mí, tu amor esta derramado en mi
interior, en todo mi ser, en toda mi vida, porque así te ha parecido bien,
Padre amado.
Dame la gracia Señor de poder estar unida
cada día mas a ti, mirándote a ti, no a mí, oyéndote a ti, no a mis voces,
mirándote a ti, no mirar las cosas pequeñas que pasan a mi alrededor, porque Tu
eres más grande que todo, el ser habitada por Ti, es más grande que todo lo que
pueda vivir y experimentar en este mundo porque tu presencia, lo envuelve todo,
me acapara por completo, me hace levantarme y seguir segura de que lo que tú me
dices siempre es lo real, lo Verdadero.
Gracias Señor por el regalo de la fe, de
poder poner mi confianza en ti, de que a través del diálogo contigo diario
constante vaya alimentando y haciendo crecer
esa confianza.
Gracias Madre por llevarnos a Jesús, por
enseñarnos a confiar en el Padre, como lo hiciste tú.
Dios nos bendiga.
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