Mateo 8 5-13
A través de este pasaje del
Evangelio, que no habla del centurión que tiene su criado enfermo y va a buscar
a Jesús para pedirle que lo cure, el Señor nos quiere decir muchas cosas
importantes para nuestra vida de fe.
Este hombre ha salido de su casa,
de sí mismo para decirle a Jesús “Señor mi muchacho está en cama, totalmente
paralizado, y sufre terriblemente”. No le pide nada, solo le dice lo que le
pasa, lo que siente, lo que le preocupa, lo que le afecta…él se acerca a dialogar con Jesús.
Le cuenta que una persona cercana
a él se encuentra sufriendo, y el hecho ya de buscarle y siendo de otro pueblo
y un militar romano aun, que le llame: Señor, y de reconocer en Él poder,
despierta en Jesús mucho interés porque inmediatamente le dice: “Yo iré a sanarlo”,
Y el centurión contesta: Señor ¿quién soy para que entres en mi
casa?, Di nomas una Palabra y mi
sirviente sanará…esa fe en el poder de la Palabra, hace que Jesús admirado
exclame, “Les aseguro que no he
encontrado a nadie en Israel con tanta fe”
Y yo me sentía como ese pueblo de
Israel, sin fe, que a pesar de ser el pueblo elegido, consagrado para él, de
que me ha mirado con amor y de todas las maravillas que ha hecho en mi vida, conociendo
mi historia de salvación, el Señor no encuentra la fe que debería ya tener en
su Poder, en su Palabra…
Muchos que creemos que ya estamos
en el camino, que deberíamos ser personas de mucha fe; ésta, de repente está paralizada, o es una fe
de rutina, a pesar de nuestro trato diario con el Señor, nos guardamos como un
algo de temor, de duda, de inseguridad frente al futuro, a que si se realizaran
nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros proyectos como quisiéramos, la
salud y la seguridad y la salvación de las personas que amamos.
Hoy el Señor nos quiere
despertar, que tomemos conciencia de su Presencia real en nuestra vida, Él sabe
que el sufrimiento, el dolor, han dejado huellas en nuestros corazones en nuestro ser,
somos personas emocionales, la tristeza, el dolor han dejado cicatrices, y nos
hacen sentir miedo a volver a pasar por lo mismo, el Señor lo sabe, Él nos
conoce como nadie, por eso, quiere sanarnos…ahora nos está llamando para que no
acerquemos a él, para dialogar, para
decirle lo que nos pasa y que no entendemos…
¿Qué me pasa Señor? ¿Porque mi
falta de fe?, examíname, conóceme, mira
mi corazón, (salmo 139)
Señor cuantas veces me has mirado
en medio de mis miedos, confusiones, vacilaciones, inseguridades, y todo eso
que Tú conoces tan bien que sufro, que
me enferma que me paraliza a veces totalmente, y buscas en mi, fe para creerte,
fe para escucharte, para salir a buscarte, y cuantas veces te dejo con las
ganas de decirme: Yo iré a sanarte, Yo puedo
darte esa fe que necesitas, curar
tus recuerdos, tus heridas, darte confianza, esperanza…
La fe que el Señor quiere de
nosotros, su pueblo elegido, no es una fe cualquiera es poder creer que en
nuestra propia vida se puede dar el milagro de que nos levantemos, del miedo,
de nuestra manera de ser, impulsiva, violenta, miedosa, fría, apática,
indiferente, eso que cada uno sabe que tiene y a veces lucha interiormente a
solas, Jesús quiere que decidamos, optemos, vayamos a buscarlo allí en nuestro
interior donde somos habitados por Él, y
en ese encuentro personal, intimo, amoroso, profundo, decirle:
Jesús di una Palabra solamente y sanaré, una Palabra tuya Señor bastará
para que en mi vida haya fe, porque creo
que tu Palabra es poderosa, tiene poder para curarme transformarme, soy tu pueblo,
una de los tuyos, yo creo que mi vida tiene un propósito, tiene una misión en
este mundo, en esta realidad, tengo que cuidarla para Ti, no puedo permitirme
quedarme paralizada, enferma porque así boqueo el deseo que tienes de llegar a
muchas personas, me quedo como un “coagulo” dentro del cuerpo, que no deja
pasar la corriente de tu amor a mis hermanos a los demás miembros.
Que en nosotros como Familia
Verbum Dei, pueblo consagrado, separado para ti, destinatario de tu Reino, con un Carisma que se alimenta de tu Palabra
para salir a anunciar la Buena Nueva, encuentres esa fe del centurión en la
Fuerza de la Palabra, que encuentres esa misma fe para que tu Plan se realice.
Señor voy entendiendo que la fe
es una actitud, es optar, es tarea, trabajo a realizar, es salir de mi misma, de mi debilidad, para
creer que Tú tienes el Poder para curarme, no se me da por mis méritos, por lo
que yo hago, la fe es entregarse, es elegir, es mirar mi vida como una misión
que debo realizar con alegría, con esperanza, que detrás de lo que me pase, sea
lo que sea, Dios siempre estará conmigo, el futuro no viene solo, Tú Señor
siempre estas y estarás, yo creo que tu nunca me vas a dejar, nunca voy a ir sola.
“hágase todo como has creído”…Y en ese mismo momento el muchacho quedó
sano”
Así como has decidido creer se
hará…, yo elijo, decido creer en que tu
Señor me vas a sanar….el centurión eligió creer que Jesús podía sanar con solo
su Palabra, tuvo esa fe que se aferra a lo que quiere, que tiene la certeza ya
de lo que espera…por eso te pido: Señor di una Palabra en mi vida y se realizará lo que espero, …”Todo lo que pidan en la oración, crean
que ya lo han recibido y lo obtendrán”, Señor entonces se hará según mi fe, se hará
como yo he creído que se haría, …”puedes irte tu fe te ha salvado” (Mc
10,51)
La fe es el camino para tener lo
que esperamos, ¡Señor, creo pero aumenta mi fe! Que así como pienso en las
cosas malas que me pueden pasar, mejor, piense, visualice, y ya vea como recibidas las cosas buenas que tienes preparado para
aquellos que te aman.
Madre que vas con nosotros en
este peregrinar por el mundo, ruega por nosotros porque podamos creer como Tú
en que las promesas del Señor se cumplen. Que nada hay imposible para Dios,
imposible para aquel que tiene fe.
Dios nos bendiga.