viernes, 15 de marzo de 2013

La fe se desarrolla en la vida



“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre,  María, mujer de Cleofás y María magdalena.” Jn 19,25
La fe es una Gracia, que todos la tenemos, pero necesitamos desarrollarla, es decidirnos  a estar con el Señor y vivir con Él, y este estar con Él nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe es un acto de libertad y también de responsabilidad.
Nuestra vida todo lo que hagamos en el día a día es nuestra responsabilidad, la cual viene de nuestra libertad para elegir como queremos vivir, por eso vivir con fe es un acto de entrega, de amor de obediencia, de decirle Si a nuestro Señor en cada elección, en cada decisión.
La fe es un camino, una peregrinación, un siempre salir, sin saber cómo ni cuándo llegar pero con la certeza de que un día llegaremos al Descanso, a la Patria celestial, patria viene de Padre, por eso la fe es un camino  de esperanza y de amor, de ir viviendo para ese destino que nos espera que es la Vida eterna donde nos espera el Amado.
Que difícil se nos hace muchas veces nuestro peregrinar por esta tierra, y como nuestro Padre amado sabe que solos no podríamos afrontar esos momentos de prueba, nos ha dado a María, quien permanece junto a nosotros en esos momentos de cruz, cuando parece que hemos llegado  al límite de nuestras fuerzas, en que decimos “ya no puedo más”, Ella se pone junto a nuestra cruz para enseñarnos a estar de pie, nos anima a tener fe,  a seguir creyendo, a tener esperanza, a fijar los ojos en  Jesús.
Nos enseña a creer en que todo lo que nos sucede en esta vida, aun lo más duro,  siempre será una oportunidad para desarrollar, para crecer en la  fe,  esa fe que ya la tenemos dentro, y solo espera que le abramos la puerta, que la dejemos salir, decidiendo optar por hacer lo que Dios nos dice.
Cuando María aceptó el Plan de Dios tomó la decisión de  entregarse a vivir según la Palabra verdaderamente, con una entrega total sin fijarse o quedarse  en las contrariedades cotidianas ella tenia puesta su mirada en nuestra salvación, María nos enseña por eso a trascender a los que nos sucede, a mirar “mas allá”, a dar el testimonio de fe que esperan nuestros hermanos que les contagie que les anime a desarrollar en su propia vida un camino de fe y de esperanza.
Señor, te quiero pedir: Ayúdame a optar por ti en todo lo que me toque vivir para no hacer inútil  esa fe que has depositado en mí, María Madre nuestra, gracias por estar junto a nuestras cruces, por acompañarnos en nuestro peregrinar por la tierra.
Dios nos bendiga.  

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