Meditación del
Evangelio según san Juan 4, 43-54
Estamos
en la IV semana de Cuaresma, de camino hacia la Pascua de Resurrección de
Nuestro Señor y hoy día las lecturas nos hablan de un
funcionario real que salió al encuentro de Jesús para pedirle que fuera a sanar
a su hijo, que se estaba muriendo.
Y al orar
la el verbo “salir” me llamaba la atención,
Me
vino ese deseo de salir al encuentro de Jesús porque sentía en mi algo que estaba
enfermo que me tenía metida en mi misma, ensimismada, centrada en mí.
Y
me puse a contemplar a este hombre, que sale de su tierra de
Cafarnaúm, ¿Cuánta distancia habrá recorrido para buscar a Jesús?,
para encontrarle, y pedirle le ayude con lo que le hacía sufrir a él y a su
familia,
En este tiempo de
cuaresma también nosotros podemos estar así sufriendo, centrados en
nosotros mismos, fijándonos en algo que nos duele, físicamente, o algún
recuerdo que nos sigue lastimando después de quizás muchísimos años, que no
podemos perdonar y menos olvidar, ahora es tiempo de
salir a buscar a Jesús, y no parar hasta encontrarlo.
¿Qué
le motiva a este hombre?, la salud de su hijo, el querer verlo sano, vivo, por
eso sale de sí mismo, por eso ruega a Jesús, intercede, pide.
Que
también ahora sintamos la motivación a salir de nosotros mismo por la gente que
nos necesita, la familia, ahora que estamos en cuarentena y estamos
todos metidos en nuestras casas, pensar en ellos.
En
esta realidad, es cierto que nos cuesta estar encerrados, y nos quiere salir
nuestro carácter, los defectos, el renegar, el pelear, el querer un ratito de
privacidad y no se puede porque estamos algunos demasiado juntos sin espacios.
Que
nuestra principal motivación sea, hacer a los otros felices, amarlos,
compréndelos, ejercitar la paciencia, el silencio, callar cuando conviene para
el bien del otro y de todos.
El
fariseo insistió “Señor baja antes de que muera mi hijo” insistir también
nosotros, baja Señor antes de que muera mi fe, antes de que pierda
la fe.
Jesús
le dijo “Vuelve a casa tu hijo vive”.“ El hombre creyó en la palabra de
Jesús y se puso en camino. Al llegar a la bajada de los cerros, se
topó con sus sirvientes que venían a decirle que su hijo estaba
sano. Les preguntó a qué hora se había mejorado el niño, y le
contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.» El
padre comprobó que a esa misma hora Jesús le había dicho: «Tu hijo está vivo.»
Y creyó él y toda su familia”.
Fíjate
en la trascendencia de haber salido de su casa para buscar a Jesús,
hasta encontrarlo, en la fe de este hombre, que sale creyendo en la Palabra,
sin haberlo visto regresa a su casa confiado en la Palabra de
Jesús y por esa fe suya creyó toda su familia.
Madre
santísima acompáñanos en este tiempo de Cuaresma a creer en Jesús y
que El tiene Palabras de Vida eterna, que nos sanan, que nos descentran, que
nos hacen mirar al otro y creer que también puede curarse, y salir a
tu encuentro. Amen,
Nila. LmcVD
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