lunes, 22 de agosto de 2011

Nos destinó a ser como su Hijo Jesús.


Efesios 4-5. Romanos 8,24-37

En estos días en que meditamos la Verdad del Cuerpo Místico, vamos entrando cada vez más en este profundo conocimiento que nos va haciendo conscientes de que estamos unidos todos por lazos invisibles que no se ven, pero que tiene efectos que se sienten.

Y ahora la Palabra nos invita a vivir como miembros que se entreguen, que revelen en sus vidas a Jesús el hijo de Dios, que lo que vamos recibiendo se vaya revelando en nuestra vida.

“En Cristo Dios nos eligió antes de que creara el mundo, para estar en su presencia santos y sin mancha. En su amor nos destinó de antemano para ser hijos suyos en Jesucristo y por medio de él.” Efesios 4,5

EN SU AMOR, que lo cubre todo, que lo abarca todo, El nos ha elegido y destinado para ser en Jesús y como miembros de su Cuerpo, sus relevos, su imagen ante un mundo que va perdiendo los valores, que vive en guerras, que está cansado de tantas mentiras y discursos vacios, que espera con ansias, con gran inquietud que venga alguien a cambiar a transformar esta realidad.

El Señor nos está llamando a ser anunciadores de un mundo nuevo, de una Vida nueva en Cristo para traer la Paz, para unir a su pueblo, para levantar a la humanidad quebrada, Nuestro Padre tiene urgencia de que el mundo conozca a su Hijo Jesús, el Salvador del mundo, a través de nuestra vida.

El nos ha destinado para revelarle desde antes de que naciéramos….”Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tu nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones “ Jer 1,5 “Yo Yavé te he destinado para que unas a mi pueblo y seas luz para todas las naciones” Isaías 42,

La Palabra que se cumplió en Jesús, se sigue cumpliendo en nuestra vida, porque El vive en nosotros y nosotros vivimos en El, estamos unidos a Él.

Si creemos en esta Verdad de que estamos destinados en Jesús y por Jesús a ser hijos de Dios, “Estamos salvados”, esto lo cambia y lo ilumina todo en nuestra vida, porque nos lleva a vivir todo de una manera diferente, dejando de lado las cosas que nos alejan de nuestros hermanos, vamos mirando a cada uno como proyecto del Padre, como un Cristo que necesita revelarse, y así vamos viendo en el otro cosas buenas, que otros no ven, bajo esta Verdad nosotros miramos a todos nuestros hermanos con esperanza.

“pero todo es esperanza”. Sí, pero es una Esperanza grande, que nos hace vivir con la mirada puesta en Jesús que dirige nuestra fe y nos acompaña mientras trabajamos y “esperamos nuestros derechos de hijos”

El nos lleva a cumplir nuestro destino dispuesto por el Padre. Por el Espíritu Santo que ya se nos ha dado, nos va llevando a revelar nuestra verdadera y auténtica identidad.

Si antes nos quejábamos de nuestro destino, o renegábamos de las mortificaciones o contrariedades que pasábamos, el saber ya lo que esperamos nos hace ver todo como camino, y, todo lo que vivimos en lo humano lo vivimos con la esperanza de revelar en nuestra vida al Hijo de Dios.

Cuantas veces quisiéramos ya ver una señal, pero la Palabra nos dice ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque, ¿quién espera lo que ya tiene a la vista? Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes.

La clave es mantenernos firmes en la fe y arraigados en Cristo Jesús edificados en su Amor, (Col 2,7-8) Y si algo nos falta fe solo tenemos que pedir ayuda:

“Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, con gemidos inefables”

¿Cómo y dónde recibimos esta ayuda? Necesitamos dedicar mucho tiempo a la oración, estar en contacto estrecho con la Palabra, darle tiempo al Espíritu Santo para que nos vaya revelando personalmente este proyecto Misterio de Dios (Ef 3,8). Y nos de fuerza para vivirlo.

“Y Aquel que penetra los secretos más íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu, pues el Espíritu quiere conseguir para los santos lo que es de Dios.”

Terminemos pidiéndole a nuestra Madre nos ayude a trabajar muy unidos en el proyecto del Padre de revelar en nosotros la imagen de su Amado Hijo.

Dios nos bendiga.

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