“Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre,
entraré en su casa y comeré con él y él conmigo”.
(Ap 3,20)
Buenos
días Señor, hoy quiero darte las gracias
una vez más por detenerte junto a mi puerta, por buscarme, por llamarme, por tu
deseo de entrar a mi casa , ¿Quién soy yo, Señor, para que tú de mi te
acuerdes? Hoy he escuchado tu Voz y quiero abrirte las puertas de mi vida
entera, sin reservarme nada, de par en
par y quiero darte gracias también porque
siempre tocas cuando más te necesito, gracias por propiciar este espacio a
solas, de silencio en la intimidad de la oración.
En este
año de la fe, nuestra Iglesia quiere hacernos conscientes de la Presencia real
de Jesús en nuestra vida, que creamos en Él, que le abramos las puertas, porque
siempre esta llamándonos no se cansa nunca de buscarnos para decirnos cuanto
nos ama, y nos quiere unidos, en comunión con Él, compartiendo todo lo que
vivimos.
Lo que
más le duele a Jesús es cuando no le dejamos entrar, cuando no le abrimos la
puerta porque, unas veces, sentimos
temor o desconfianza, creemos que viene a pedirnos o a quitarnos algo, cuando
lo único que El quiere es derrocharse en nuestro corazón, darnos la plenitud
que tanto vamos buscando. Otras veces no le dejamos entrar y le cerramos la
puerta, porque pensamos “que estamos
bien”, que no le necesitamos.
El nos dice en su Palabra “Tú piensas: “soy
rico, tengo de todo, nada me falta” y
no te das cuenta de que eres un infeliz, digno de compasión, pobre ciego y
desnudo…yo reprendo y corrijo a los que amo. Vamos anímate y conviértete.
Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en
su casa y comeré con él y él conmigo. (Apc 3,17.19.20)
Es verdad
que a veces pensamos que estamos bien, que no necesitamos a Jesús, por eso hoy
toca nuestra puerta porque nos ama y
quiere que nuestra vida se convierta, que seamos ricos, pero de Verdad, que no
nos falte nada pero porque le tenemos a Él. Cuando mantenemos las puertas
cerradas a Jesús, que es el Amor, que es el Camino la verdad y la Vida, ahí, es
cuando no somos más que unos pobres infelices, dignos de compasión, pobres
ciegos y desnudos porque no tenemos nada. Abrirle las puertas a Jesús es
poseerlo todo, es recibir la Vida abundante y duradera.
Esta mañana el Señor me decía, “Déjame
entrar, dame la oportunidad de entrar “en
tus asuntos” que también son los míos. Hija, todo lo tuyo es mío porque me
perteneces, yo quiero entrar y morar en
tu casa darte la paz y el descanso que ansías, solo confía en mí no tengas miedo yo estoy contigo, soy Yo Jesús, ábreme no tengas miedo,
esfuérzate por dejar en mis manos tus cosas, ábrete a la novedad de mi
presencia en tu vida, déjate sorprender por todo lo que traigo para ti, veras
cosas maravillosas, pero es necesario que confíes, esfuérzate, da pasos para
abrirme la puerta, mira que te estoy llamando, traigo una vida abundante para
ti y los tuyos, te amo, eres especial
para mí. Te he elegido, entre muchas
puertas toco la tuya porque tengo para ti planes que no conoces, traigo la
salvación para ti y para todos los tuyos, soy el único que puede salvarte mi
tarea es salvarte, la tuya es esforzarte
por alcanzar esa salvación, de ti depende, solo te pido que confíes.”
Gracias Señor por tanto amor, por permitirme
escuchar tu Voz. Creo pero aumenta mi fe, te necesito tanto, ayúdame en los
esfuerzos que haga para llegar a ti, porque siento que no alcanza mi mano a
abrirte, a veces me cuesta oírte, tocarte. Te necesito tanto, me has confiado
una familia, a mis hermanos, que esperan que les lleve tu Palabra. Ayúdame a
abrirte las puertas de mi corazón de par en par, para ser tu Tienda de
encuentro, tu Casa de oración.
Después de invitarnos a abrirle la
puerta de nuestro corazón el Señor dice, “Al vencedor lo sentaré junto a mí, en mi trono, del mismo modo que Yo, después de
vencer, me senté junto a mi Padre en su trono” (Ap 3,21), porque sabe que tener
fe es una lucha, es una conquista. Tener fe no es creer en cosas ordinarias de
la tierra, son cosas del cielo, por eso Jesús viene a nuestra vida para
quedarse y enseñarnos, para acompañarnos en nuestro caminar.
Vamos a pedirle nuestra Mamá María que nos ayude a
escucharle. Porque a veces escuchamos la
voz de Jesús llamando a nuestra puerta pero nos cuesta decirle que si,
levantarnos temprano para orar, ir a la formación, participar en las
actividades de la Comunidad nos cuesta esforzarnos.
Ayúdanos, Mamá, ayúdanos abrirle la Puerta a
Jesús. Toma nuestras manos, únelas con las tuyas, para que así tengamos la
fuerza que necesitamos.
Dios nos bendiga.
Nila
Hi Nila, greetings from Northern Ontario. I'm just stopping by to say how delightful your blog is. Thanks so much for sharing. I have recently found your blog and am now following you, and will visit often. Please stop by my blog and perhaps you would like to follow me also. Have a wonderful day. Hugs, Chris
ResponderBorrarhttp://chelencarter-retiredandlovingit.blogspot.ca/