“Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad
asentada sobre un monte? Nadie
enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un
candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz
ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre
de ustedes que está en los Cielos.” Mt 5,16
Esta mañana empezaba a preparar
mi oración con la lectura del libro de Isaías “El Señor me ha concedido el poder hablar como
su discípulo, y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que esta
aburrido. A la mañana el despierta mi mente
y lo escucho como lo hacen los discípulos” Isaías 50,4
Por pura Gracia el Señor nos ha
concedido salir al mundo para ser Luz a través del testimonio de vida y la
prédica de su Palabra, si, al Señor le ha parecido bien elegirnos para ser sus
discípulos por pura bondad y a nosotros nos toca por amor, escucharle cada
mañana para hacer brillar su luz ante
los hombres.
Si nos fijamos en las personas con las que
vivimos, con las que conversamos, las que vemos en las noticias, en los micros, en las calles: vemos miradas
tristes, rostros tensos, manos crispadas, ceños fruncidos, conversaciones frías y distantes, donde puede
más la preocupación que la esperanza, donde cuesta sonreír, donde es más fácil
contestar mal que tener palabras que pongan ambientes de cordialidad, donde no
hay tiempo para vivir, con las justas para sobrevivir y esto es…
Estos ambientes nos hablan de un
reclamo callado que no se dice pero se siente, son actitudes que sin decirlo
viven pidiendo que alguien haga algo…mi
vida necesita un cambio, siento que esto no es vida…
En el fondo todos queremos pasar
del pesimismo y del determinismo de creer que ya no hay remedio para nuestra vida a la esperanza, y hay muchos que han
llegado a creer que hay que conformarse , “normal nomas” “las cosas son así y no van a cambiar, así es
la vida”, y le decía al Señor, esto a mi me causa un sentimiento de rebeldía, ¡porque
las cosas no tienen que ser así,! Todos tienen derecho a descubrir que su vida
es más de lo que ellos creen y de lo que hacen, la Luz esta allí, a su alcance
pero no la pueden ver.
Dios tiene poder para seguir poniendo luz en las tinieblas de los hombres, en el libro del Génesis
“Dijo Dios haya luz y hubo luz”
Gen 1,3 Dios quiere poner luz en la vida de todos sus hijos, que viven
preocupados mas por las cosas materiales que por las del Espíritu que es el que
da vida eterna, y por eso nos llama a
orar cada mañana, para iluminarnos y ser portadores de esa luz, en los
ambientes de desesperanza, de rutina, de tristeza, donde no tienen la luz de
su Palabra, que diferente es vivir con Dios que sin Él.
Jesús, el Hijo de Dios ha venido y está entre nosotros y declara en nuestra vida,
sobre lo que nos pasa: Yo
soy la luz del mundo. El
que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida. Jn 8,12
Es tan clara la Palabra, “Si
ustedes me reciben, si me escuchan recibirán
mi luz, para que la lleven donde vayan”, Jesús nos lo da gratuitamente, no
tenemos que pagar nada, pero como estamos acostumbrados a que todo cuesta, no
apreciamos la gratuidad del Amor de Dios, el regalo que nos da de iluminar
nuestra vida, nuestras tinieblas, salir de la oscuridad, ser felices, brillar, sonreír
con paz, con esperanza con ilusión, mirar el futuro con novedad, sin
determinismos de ninguna clase porque Jesús todo lo hace nuevo cada día,
El Señor prende nuestras lámparas cada día
con el Aceite de la Palabra en la oración, y lo que nos dice no es solo para nosotros para
sentirnos bien.
No escondamos la Luz que recibimos en la oración, no taparla
con el cajón de nuestros miedos, timideces, complejos, egoísmos, pretextos, la Palabra que nos da es
para ponerla sobre un candelero para que
alumbre a todos los que están en la casa
donde vivimos, donde trabajamos, estudiamos o servimos, donde
participamos, en la Comunidad donde nos reunimos para escuchar la Escuela de la
Palabra, que nuestra Casa sea un lugar donde brille Dios, haya vida, alegría,
entusiasmo, iniciativas, compromiso, para hacer de nuestra Casa de oración un
lugar donde los que vengan los martes o los días de apostolado, encuentren a Jesús
Luz del mundo resucitado en cada corazón, sea un lugar donde abunde la alegría,
propia de los testigo de la luz de Cristo en su corazón, y no tenemos que esperar que otros lo hagan sino
tomar personalmente la misión que Jesús nos ha dado de ser luz del mundo.
Si nos falta mas oración para recibir más
luz, hay que buscarla, orar más tiempo,
el que sea necesario, porque ser luz
del mundo es fruto del encuentro
con quien es la Luz verdadera, que es Jesús para que nuestra Iglesia brille en el mundo
porque ese es el deseo de Jesús que seamos luz cada uno desde su lugar, porque Iglesias somos cada uno, Iglesias
peregrinas que lleven la Luz.
Pidamos a María que nos
mantenga siempre fieles a nuestras promesas bautismales, por medio de las
cuales somos la luz que ilumina la vida de los hombres. Si nosotros no lo
hacemos, nadie lo hará.
Dios nos bendiga.
Nila
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