viernes, 7 de febrero de 2014

No escondamos la Luz que nos proyecta.


“Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte?  Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.  Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos.” Mt 5,16

Esta mañana empezaba a preparar mi oración con la lectura del libro de Isaías  “El Señor me ha concedido el poder hablar como su discípulo, y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que esta aburrido. A la mañana el despierta mi mente  y lo escucho como lo hacen los discípulos” Isaías 50,4

Por pura Gracia el Señor nos ha concedido salir al mundo para ser Luz a través del testimonio de vida y la prédica de su Palabra, si, al Señor le ha parecido bien elegirnos para ser sus discípulos por pura bondad y a nosotros nos toca por amor, escucharle cada mañana  para hacer brillar su luz ante los hombres.
Si  nos fijamos en las personas con las que vivimos, con las que conversamos, las que vemos en las noticias,  en los micros, en las calles: vemos miradas tristes, rostros tensos, manos crispadas, ceños fruncidos,  conversaciones frías y distantes, donde puede más la preocupación que la esperanza, donde cuesta sonreír, donde es más fácil contestar mal que tener palabras que pongan ambientes de cordialidad, donde no hay tiempo para vivir, con las justas para sobrevivir y esto es…

Estos ambientes nos hablan de un reclamo callado que no se dice pero se siente, son actitudes que sin decirlo viven  pidiendo que alguien haga algo…mi vida necesita un cambio, siento que esto no es vida…
En el fondo todos queremos pasar del  pesimismo y del  determinismo de creer  que ya no hay remedio para nuestra vida  a la esperanza, y hay  muchos  que  han llegado a creer que hay que conformarse , “normal nomas”  “las cosas son así y no van a cambiar, así es la vida”, y le decía al  Señor, esto  a mi me causa un sentimiento de rebeldía, ¡porque las cosas no tienen que ser así,! Todos tienen derecho a descubrir que su vida es más de lo que ellos creen y de lo que hacen, la Luz esta allí, a su alcance pero no la pueden ver.

Dios tiene  poder para seguir poniendo luz en las  tinieblas de los hombres,  en el libro del  Génesis  “Dijo Dios haya luz y hubo luz” Gen 1,3 Dios quiere poner luz en la vida de todos sus hijos, que viven preocupados mas por las cosas materiales que por las del Espíritu que es el que da vida eterna,  y por eso nos llama a orar cada mañana, para iluminarnos y ser portadores de esa luz, en los ambientes de  desesperanza, de  rutina, de tristeza, donde no tienen la luz de su Palabra, que diferente es vivir con Dios que sin Él.

Jesús,  el Hijo de Dios  ha venido y  está entre nosotros y declara en nuestra vida, sobre lo que nos pasa:    Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida. Jn 8,12

Es tan clara la Palabra, “Si ustedes me reciben,  si me escuchan recibirán mi luz, para que la lleven donde vayan”, Jesús nos lo da gratuitamente, no tenemos que pagar nada, pero como estamos acostumbrados a que todo cuesta, no apreciamos la gratuidad del Amor de Dios, el regalo que nos da de iluminar nuestra vida, nuestras tinieblas, salir de la oscuridad, ser felices, brillar, sonreír con paz, con esperanza con ilusión, mirar el futuro con novedad, sin determinismos de ninguna clase porque Jesús todo lo hace nuevo cada día,
El Señor prende nuestras lámparas cada día con el Aceite de la Palabra en la oración, y  lo que nos dice no es solo para nosotros para sentirnos bien. 
No escondamos la Luz que recibimos en la oración, no taparla con el cajón de nuestros miedos, timideces, complejos,  egoísmos, pretextos, la Palabra que nos da es para  ponerla sobre un candelero para que alumbre a todos los que están en la casa  donde vivimos, donde trabajamos, estudiamos o servimos, donde participamos, en la Comunidad donde nos reunimos para escuchar la Escuela de la Palabra, que nuestra Casa sea un lugar donde brille Dios, haya vida, alegría, entusiasmo, iniciativas, compromiso, para hacer de nuestra Casa de oración un lugar donde los que vengan los martes o los días de apostolado, encuentren a Jesús Luz del mundo resucitado en cada corazón, sea un lugar donde abunde la alegría, propia de los testigo de la luz de Cristo en su corazón, y no  tenemos que esperar que otros lo hagan sino tomar personalmente la misión que Jesús nos ha dado de ser luz del mundo.
Si nos falta mas oración para recibir más luz, hay que buscarla,  orar más tiempo, el que sea necesario, porque ser luz   del mundo es  fruto del encuentro con quien es la Luz verdadera, que es Jesús  para que nuestra Iglesia brille en el mundo porque ese es el deseo de Jesús que seamos luz cada uno desde su lugar,  porque Iglesias somos cada uno, Iglesias peregrinas que lleven la Luz.
Pidamos a María que nos mantenga siempre fieles a nuestras promesas bautismales, por medio de las cuales somos la luz que ilumina la vida de los hombres. Si nosotros no lo hacemos, nadie lo hará.
Dios nos bendiga.
Nila


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