jueves, 30 de octubre de 2014

El Señor de los Milagros desde la cruz nos invita a dar frutos de santidad.Sal.1-1-4, Luc 6,43-49



Ayer nos llamaba el Señor a identificarnos con Él siendo santos, y nos decían que parece algo muy difícil de alcanzar, y es verdad, si queremos llegar a ser santos por nuestras propias fuerzas es algo imposible de lograr, por eso hoy el Señor nos dice como poder alcanzar ese ideal que anhela para nuestras vidas.

Dice el Salmo: Dichoso el hombre que le agrada la Ley del señor y la medita de noche y de díaEs como árbol plantado junto al río que da fruto a su tiempo y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta. (Sal 1,1-4)

Y el secreto es que nuestra vida se mantenga unida a Él como un árbol plantado junto a un río”, el río viene a ser Él, la corriente de Agua en donde pongamos todo nuestro ser, o sea que nuestra vida parta del Amor, puesto que  Dios es Amor, y entonces todo lo que vivamos, absolutamente y totalmente todo tenga sus raíces puestas en Él,  entonces seremos un árbol bueno  que  dé frutos buenos.

No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos.  Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas.  Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón. Lc 6,43

La invitación que el Señor nos está haciendo es a interiorizar su Palabra; para dar frutos de santidad, es necesario dejarle  ser el Centro de nuestra vida, el Tesoro de nuestro corazón, la Corriente de Agua donde estén puestas nuestras raíces y de donde bebamos su Vida-Amor.

Entonces podremos amar con su mismo Amor:  con un amor que no espera nada a cambio, que no busca su propio interés, que no es egoísta ni rencoroso, que siempre espera de los demás algo bueno, aun en tiempo de sequía sea … un árbol que da fruto a su tiempo y tiene su follaje siempre verde.” Que en todo momento puede reflejar el Rostro amoroso de Dios, su follaje siempre verde siempre fresco, siempre amable, sonriente, sereno, en paz.

Nadie puede producir frutos de santidad por si mismo sin estar unido a Él, y estando unidos a Jesús los frutos que vamos a dar serán siempre los frutos del Amor.

Jesús desde la Cruz nos invita a dar frutos de santidad porque estos son los que van a construir nuestra vida y así ayudar a los demás, Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las practica.  Se parece a un hombre que construyó una casa; cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca; vino una inundación y la corriente se precipitó sobre la casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida.

Seguir al Señor de los Milagros, no es solamente ir en medio de una procesión, es un seguimiento personal entre El y yo, horas de oración a solas, en la intimidad  donde Él sabe lo que me cuesta abrazar la cruz, y yo se también que vale la pena darlo todo, es cavar hondo a diario en nuestro interior sacar las piedras, lo que no sirve y poner los cimientos sobre la Roca,  así cuando venga la inundación, y la corriente se precipite sobre nosotros afloraran los frutos, permanecerán en pie, porque la casa estará bien construida.

Que María Nuestra Madre nos enseñe a guardar la Palabra, y a vivirla como ella, para poder dar los frutos de santidad que el Señor espera de todos nosotros sus hijos a quienes ama y quiere que sean santos como El es Santo.

Dios nos bendiga.


Nila

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