Queridos hermanos, Qué bueno es
el Señor al regalarnos este tiempo de Cuaresma “tiempo favorable, tiempo de salvación.“ 2Cor 6,2 de Tiempo para experimentar el gran Amor que
Dios nos tiene, un Amor que nos busca incansablemente, “Pues él quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” 1Tim 2,4. Es un Amor de misericordia, de
compasión y ternura, Dios Todopoderoso no puede vivir sin nosotros, nos ha
hecho para Él, y no descansará hasta habernos hecho volver a Él.
Este tiempo es para reflexionar,
mirar nuestra vida pero bajo la mirada de Dios, como nos ve Él y cómo quiere
que vivamos, no es para sentirnos acusados, pecadores juzgados y condenados, al
contrario es para sentirnos tan amados por nuestro Padre Dios que envía a su
Hijo a salvarnos a recatarnos, a redimirnos ¡hasta el extremo de pagar con su
Vida por nuestros pecados!
Cuaresma es un camino a la
Pascua, es como si supiéramos ya lo que va
pasar, pero estos días son para hacernos conscientes de la vida que
llevamos, examinarnos, reconciliarnos con Dios y con los hermanos para llegar a
la Pascua con el corazón limpio para poder ver a Dios, “dichosos los limpios de
corazón porque ellos verán a Dios”
Dice el Salmista: Mi alma
espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el
centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora..
El centinela espera la aurora con
ansiedad, con expectativa, con alegría y con mucha fe, de que el amanecer va a
llegar de todas maneras, porque ya no quiere ver más oscuridades; en ese tiempo solo se alumbraban con
antorchas, que iluminaban muy poco, solo cierto perímetro, luego no se veía
nada, nosotros podemos tener una luz muy pequeña acerca de lo que es la vida
verdadera, estar también viendo solo hasta donde nos da el entendimiento, o
hasta donde queremos ver. El salmista nos invita a esperar como Israel, como
pueblo elegido y amado por Dios confiando en que Él quiere
darnos un Nuevo Amanecer una Vida Nueva, por eso ¡necesitamos abrirnos!, ¿Por
qué nos cerramos, porque nos cuesta tanto a algunos reconocer que estamos
equivocados, reconocer que se nos está ofreciendo la posibilidad de ser más
felices, si pensamos acaso que “ya lo somos” o que estamos bien?, ¿Por qué no
darle un “chance” a Dios o a lo que nos
aportan y dudar un poco de nuestros criterios?, valdría la pena…
Entonces
si somos más humildes podríamos parar y reconocer con humildad que sin Dios no
podemos vivir, que si la vida se me está haciendo tan pesada, como si me
hubiera tocado la peor de las cruces, quizás sea porque pienso que Él no puede con mis problemas…Entonces cabría
preguntarnos…¿quién es Dios para mí? el peor pecado es la soberbia, creer que no
necesito a Dios; …creo en Él, pero para
vivir lo que vivo solo cuento con mis fuerzas... Cada uno vea que necesita, ¿cambiar mi manera
de pensar…“bajar la guardia”….destapar algo que me da miedo tal vez pero hacerlo confiando en que Dios está
conmigo y ya quiere cerrar ese capítulo de mi vida?..., darnos la oportunidad de pensar que tal vez
estemos equivocados, dudar un poco de nuestras seguridades o convicciones que
hasta ahora hemos tenido, abrirnos a la posibilidad que de repente pueda estar
mal y necesite conversión.
Este
es el tiempo favorable, mientras tengamos vida podemos cambiar, volver al
camino que Dios quiere para que tengamos vida y Vida en abundancia. Por eso no
nos desanimemos, y pensemos que, por muy grandes que sean nuestros pecados, la
misericordia de Dios es mucho mayor, es infinita.
Porque del Señor viene la misericordia, la
redención copiosa; él redimirá a Israel de todos sus delitos. Salm 129
Señor
danos la Gracia de esperarte como el centinela a la aurora, con ese mismo
anhelo de ver la Luz en nuestra vida, de experimentar tu Amor tu misericordia
en la Pascua gloriosa de la resurrección de Nuestro Señor Jesús para ser
felices de verdad viviendo ya la Vida eterna.
Madre
enséñanos a ser humildes para reconocer que necesitamos el encuentro con
nuestro Padre Dios y su misericordia en la oración personal, y dejarnos tocar
por la Palabra que penetre en nuestro interior como espada de doble filo hasta donde se dividen el alma y el
espíritu, las articulaciones y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los
deseos y los pensamientos más íntimos y queden al desnudo y al descubierto a los ojos de aquél
al que rendiremos cuentas. Heb 4,12
Dios nos bendiga.
Nila
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