lunes, 23 de febrero de 2015

A ustedes les llamo amigos.


Buenos días Trinidad, Mamita María, gracias por el don de de la Vida, gracias por amanecer en su presencia, por amanecer en su Amor.

Esta mañana contemplaba el gran amor de Jesús  por cada uno de nosotros, es un amor que quiere lo mejor para ti para mí para los que viven o trabajan contigo desde ese Amor nos invita a escucharle:
 Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor.  Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.  Les digo todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.

La amistad de Jesús es una amistad diferente, es total; la alegría de Jesús es que nosotros reproduzcamos su misma vida, su mismo Amor, no nos quiere trabajando como siervos, que hacen lo que toca, que solo por Cuaresma ayunen o den limosna o se levanten a orar porque son las practicas acostumbradas en este tiempo litúrgico, el autentico amigo lo hace porque le nace, por amor, porque Jesús es su amigo, y quiere ser su alegría, la alegría de su corazón.

Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos.

Ustedes son mis amigos cuando aman a su prójimo como a sus amigos, igual que yo les amo a ustedes, cuando dan la vida, cuando a pesar de no estar de acuerdo aceptan al otro, le comprenden, le aman como es… cuando son pacientes a pesar de su impaciencia..Cuando son serviciales a pesar de su cansancio, cuando dan la vida para que el otro se sienta amado por Mí a través de sus vidas, así yo sé que me aman, cuando transmiten mi sentir, mi Amor a los demás. Ese es un Amor grande, el que se entrega para dar la Vida, ese Amor les dará alegría, paz, plenitud.  Como el Padre me amó así yo le he amado, ámense igual que les ama el Padre a ustedes también. 

Señor ayúdame a permanecer en ti siempre amando a mis hermanos, y a cada momento poder demostrarte que te amo y amo al Padre, que soy tu amiga. Gracias Jesús, porque aunque tú me conoces como soy y sabes que no soy perfecta, aún así has querido darme tu amistad y Tú no eres de los que se retiran cuando no damos la talla, tu Amor para nosotros es eterno, siempre esperas lo mejor, vuelves a confiar y a llamarme amiga;  cuando me llamas amiga todo mi ser se alegra, se levanta todo el deseo de volver a Ti,  volver a amar mas al hermano, aunque no me entienda aunque se cierre, aunque no desee mi amistad, en mi corazón le amaré siempre como me amas tú. Gracias por llamarme amiga, por enseñarme a amar de verdad, porque me enseñas lo que da la alegría completa. Mamita María, enséñanos a permanecer en el Amor de Dios, a gozar de su amistad en este día, para que todo lo que hagamos sea desde su Amor para que muchos conozcan la alegría de permanecer en Dios a través de nuestras vidas.


Nila

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