(Mc
6,34;Mc 10,13-16;Mc 10,21)
Señor
Jesús te agradezco por todo lo que hemos recibido en este Año de la fe que
cerramos este domingo. Ahora quisiera hacer un alto, estar a solas
contigo, en un lugar solitario y a tu lado recoger todo lo que has sido para mi vida, lo
que tus sentimientos han ido formando en mí, mirar todo el camino de fe sin desperdiciar
nada… y darte gracias.
Al
desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. (Mc 6,34)
Gracias Jesús por tu compasión al ver mi vida entre la multitud,
esperando que alguien desembarcara frente a mi
soledad y vacío, a mi vida hambrienta de Amor, fuiste Tú el Buen Pastor, que se compadeció
al verme así, como oveja sin pastor, y te me acercaste cuando yo era incapaz de acercarme a ti, y te
pusiste a enseñarme largamente.
Gracias por tu dedicación para mi vida de manera personal, por tu ternura, tu disponibilidad, tu sencillez
para dejar que me aproxime a ti.
Empezaron
a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a
quienes los llevaban.
Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan
a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les
aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera
entrará en él.»
Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos. Mc 10,
13-16
El dejarme enseñar por ti, caminar
contigo, me hiciste conocer tus
sentimientos y amarte cada día mas, ver tu cercanía para con todos, tu
indignación cuando alguien quiere impedir que los niños se acerquen a ti, tu
manera de ser, un Dios tan cercano, tan sencillo: que abraza, que no admite
reglas, leyes, distancias, protocolos, porque
eres libre Jesús, libre para amar. Tus sentimientos me hacen querer ser como tú, libre para amar para
ayudar a que todos se acerquen a ti, sin impedimentos, sentir indignación
cuando hay que cumplir “requisitos” para
recibirte.
Jesús,
fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto
tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego,
ven y sígueme.» Mc 10,21
Gracias Jesús por tus sentimientos de
cariño con que me miraste cuando decía que estaba bien, pero como el joven rico
me negaba a dejar mi vida, a venderlo todo. Y me esperaste….me enseñaste a
mirar al hermano con un Amor que es paciente, que respeta su proceso, que deja
ir, que espera…Ayúdanos a soltar, a dejar, para tener libertad y dejarnos implicar por los sentimientos de Jesús.
Gracias porque me enseñaste a aceptarme como soy, por amarme para enseñarme a amar, a perdonarme para aprender a perdonar,
por llenar mi corazón de tus
sentimientos, por amarme hasta el
extremo de morir por mí en una Cruz para
darme la Vida eterna.
Experimentar tu manera de amar me enseñó una nueva manera de vivir y de sentir: no
etiquetar ni discriminar a nadie, amar como Tú me amaste; amar por igual al que está con problemas de drogas, al que
está en la cárcel, al homosexual, al
rico, al pobre, al sabio, al que no sabe, al mendigo de la calle, a bendecir
al enemigo, perdonar setenta veces siete al que nos ofende, ver a todos
como mis hermanos, ser compasiva como Tú lo has sido con mi vida.
Gracias Jesús
porque a través de tu Palabra que me va contrastando lo que yo soy frente a tu Amor
gratuito universal misericordioso, puedo
ir convirtiéndome diariamente, no
viviría como vivo si Tú no hubieras puesto las huellas de tu amor en mi corazón.
“¿Que tengo yo, Señor
Jesús, que Tú no me hayas dado? ¿Qué sé yo que Tú no me hayas enseñado?
¿Qué valgo yo, si no estoy a Tu lado? …”
Gracias porque Tu sacas siempre
lo mejor de mí. Tus impulsos de amor por los más necesitados me hacen salir de
mi misma, ya no vivir concentrada en lo yo siento, sino en lo que Tú quieres
que haga. No lo tengo todo conseguido,
pero a partir de este punto quiero lanzarme hacia la meta, hacia lo que está
delante, a lo que todavía no consigo, para alcanzarte a Tí que fuiste el
primero en alcanzarme. Gracias mi Amado Jesús.
Gracias Madre por acompañarme en
todo este camino de fe, por animarme, por despertarme cuando me duermo, por
rogar por mí. Ayúdanos Madrecita a que
los sentimientos de Jesús sean nuestros sentimientos para hacer el bien
a los demás y comprometernos siempre a portarnos como Él se portó.
Dios nos bendiga.
Nila