viernes, 22 de noviembre de 2013

Recoger los sentimientos de Jesús


(Mc 6,34;Mc 10,13-16;Mc 10,21)

Señor Jesús te agradezco por todo lo que hemos recibido en este Año de la fe que cerramos este domingo. Ahora quisiera hacer un alto, estar a solas contigo, en un lugar solitario  y  a tu lado  recoger todo lo que has sido para mi vida, lo que tus sentimientos han ido formando en mí, mirar todo el camino de fe sin desperdiciar nada… y darte gracias.

Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. (Mc 6,34)

Gracias Jesús por  tu compasión al ver mi vida entre la multitud, esperando que alguien desembarcara frente a mi  soledad y vacío, a mi vida hambrienta de Amor,  fuiste Tú el Buen Pastor, que se compadeció al verme así, como oveja sin pastor, y te me acercaste  cuando yo era incapaz de acercarme a ti, y te pusiste  a enseñarme largamente.
Gracias por tu  dedicación para mi vida de  manera personal, por  tu ternura, tu disponibilidad, tu sencillez para dejar que me aproxime a ti.

 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.  Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.  Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.»  Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos. Mc 10, 13-16

El dejarme enseñar por ti, caminar contigo, me hiciste conocer  tus sentimientos y amarte cada día mas, ver tu cercanía para con todos, tu indignación cuando alguien quiere impedir que los niños se acerquen a ti, tu manera de ser, un Dios tan cercano, tan sencillo: que abraza, que no admite reglas, leyes, distancias,  protocolos, porque eres libre Jesús, libre para amar. Tus sentimientos  me hacen  querer ser como tú, libre para amar para ayudar a que todos se acerquen a ti, sin impedimentos, sentir indignación cuando hay que cumplir “requisitos”  para recibirte.

 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Mc 10,21

Gracias Jesús por tus sentimientos de cariño con que me miraste cuando decía que estaba bien, pero como el joven rico me negaba a dejar mi vida, a venderlo todo. Y me esperaste….me enseñaste a mirar al hermano con un Amor que es paciente, que respeta su proceso, que deja ir, que espera…Ayúdanos a soltar, a dejar,  para tener libertad y dejarnos implicar por los sentimientos de Jesús.

Gracias porque me enseñaste  a aceptarme como soy,  por amarme para enseñarme a  amar, a perdonarme para aprender a perdonar, por  llenar mi corazón de tus sentimientos, por  amarme hasta el extremo de morir  por mí en una Cruz para darme la Vida eterna.

 Experimentar tu manera de amar  me enseñó  una  nueva manera de vivir y de sentir: no etiquetar ni discriminar a nadie, amar como Tú me amaste; amar por igual  al que está con problemas de drogas, al que está en la cárcel, al homosexual,  al rico, al pobre, al sabio, al que no sabe, al mendigo de la calle,  a bendecir  al enemigo, perdonar setenta  veces siete al que nos ofende, ver a todos como mis hermanos, ser compasiva como Tú lo has sido con mi vida.

Gracias Jesús  porque a través de tu Palabra que me va  contrastando lo que yo soy frente a tu Amor gratuito universal misericordioso,  puedo ir convirtiéndome diariamente,  no viviría como vivo si Tú no hubieras puesto las huellas de tu amor en mi corazón. 

¿Que tengo yo, Señor Jesús, que Tú no me hayas dado? ¿Qué sé yo que Tú no me hayas enseñado? ¿Qué valgo yo, si no estoy a Tu lado? …”

Gracias porque Tu sacas siempre lo mejor de mí. Tus impulsos de amor por los más necesitados me hacen salir de mi misma, ya no vivir concentrada en lo yo siento, sino en lo que Tú quieres que haga. No lo  tengo todo conseguido, pero a partir de este punto quiero lanzarme hacia la meta, hacia lo que está delante, a lo que todavía no consigo, para alcanzarte a Tí que fuiste el primero en alcanzarme. Gracias mi Amado Jesús.

Gracias Madre por acompañarme en todo este camino de fe, por animarme, por despertarme cuando me duermo, por rogar por mí. Ayúdanos Madrecita a que  los sentimientos de Jesús sean nuestros sentimientos para hacer el bien a los demás y comprometernos siempre a portarnos como Él se portó.

Dios nos bendiga.
Nila




No hay comentarios.:

Publicar un comentario