domingo, 2 de abril de 2017

Yo mismo los rescataré, pueblo mío, Yo soy la Vida.
Ez 37,12-14; Sal 129; Rom 8,8-11; Jn 11,1-45

Buenos días Trinidad Amada, Papito Dios, Jesús, Espíritu santo, gracias por el regalo de la fe, gracias por el regalo de este nuevo día, gracias por invitarme a orar, a tener un encuentro con ustedes querida Familia del cielo.  Espíritu Santo guíame para poder escuchar la Palabra y entender lo que quiere decirme hoy el Señor. Gracias Señor por todo lo que me vas a dar en esta mañana.

Queridos hermanos, al ir orando las lecturas de este domingo V y último de Cuaresma iba escuchando la Palabra y todo lo que nos dice es tan importante tan trascendental para nuestra vida, porque ya es un anuncio de la resurrección  de nuestro Señor Jesús, de la Fiesta de Pascua  

La Palabra nos habla del pueblo de Israel que  pasa momentos muy difíciles y  piensa que Dios los ha rechazado, que se ha olvidado de ellos, “Nuestros huesos se han secado, nuestras esperanzas han muerto, hemos sido rechazados”: y Dios se apresura en responder, a través del Profeta Ezequiel, les dice 

«Voy a abrir las tumbas de ustedes, oh pueblo mío, haré que se levanten de sus tumbas y los traeré de vuelta a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Palabra de Dios.

Y realmente lo que dice el Señor lo hace, por eso es que ahora Jesús a través de la enfermedad y muerte  de su amigo Lázaro, a quien tanta quería, ve la oportunidad de que conozcamos quien era realmente Él: El enviado del Padre para sacarnos de nuestros sepulcros, de la muerte por el pecado, para darnos la Vida eterna.  

Cuando le dicen por encargo de las hermanas de Lázaro «Señor, tu amigo está enfermo.»
Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
» Jesús ya sabe lo que va a hacer, ya faltaba poco para que empiece su pasión, las autoridades religiosas ya lo tenían como cercado, Jesús entonces necesita darse a conocer como Hombre y como Dios. Que lo que parece imposible El lo puede hacer, el Padre lo puede hacer: resucitar a un muerto, dar Vida eterna.

Cuando está llegando Marta le sale al encuentro para reclamarle si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto”. Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Marta le había dicho “Sé que resucitará en la resurrección del último día quizás todos pensamos así pero Jesús quería decir que no es para cuando muramos, Él quiere resucitarnos y sacarnos de nuestras tumbas, ahora…que empecemos a vivir, ya la Vida Nueva, la Vida en abundancia que nos ha traído y que hasta ese momento nadie le ha entendido ni creído. (cfr Jn 10,10)
Luego Jesús se encuentra conMaría la otra hermana de Lázaro, y  viéndola llorar  y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?».  Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?». 

Jesús, llora cuando lloramos nosotros, Jesús eres tan humano tan sensible a nuestro dolor nuestras lágrimas te conmueven, lloras al vernos ciegos, aferrados a la vida humana, carnal, apegados a las cosas efímeras, al pecado, Jesús como te duele nuestra falta de fe.
Jesús quiere resucitarnos, sacarnos de nuestros sepulcros, de eso que nos quita la vida…porque quiere que vivamos de verdad!! , pregunta ¿donde le habéis puesto puesto?..  …Jesús manda quitar la tapa de la tumba… le preguntaba a Jesús ¿qué significa quitar la tapa Señor, que nos quieres decir? Me hacia entender que muchas veces  tapamos nuestras oscuridades, nuestros pecados o nuestras penas o sufrimientos con la piedra de la apariencia del “no pasa nada” “todo está bien” disfrazamos muy  bien nuestras “tumbas”  poniéndole flores por encima, no dejamos que Jesús toque esas zonas, “que son mías solamente” para darnos vida, para resucitarnos,  

Cuando manda quitar la tapa…Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?».  Cuantas personas quizás están o estuvieron desanimadas ante nuestra vida…”¿éste? o ¿ésta?  No, ya no van a cambiar”  Pero Jesús no se detuvo...Jesús hace lo que el Padre le ha mandado siempre… Yo mismo los rescataré, pueblo mío, Yo soy la Vida

Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar». Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él.

Señor Jesús, te doy gracias porque me sacaste del sepulcro, no te importó, el tiempo que llevaba viviendo como un cadáver, ni el mal olor, que trascendía, por la tristeza, los resentimientos y rencores, que llevaba dentro la amargura, celos, miedos, todo eso que me tenia atada…
Gracias porque te paraste frente a mi tumba, y gritaste muy fuerte para que romper  mi sordera, gracias porque me llamaste por mi nombre, y pude salir de las amarras del pecado, de todo lo que era muerte, con tu Resurrección Tu me diste vida, Vida eterna,  
San Pablo nos invita a reconocer, tomar conciencia de que nosotros ya tenemos la Vida eterna en nosotros, por Jesús: “vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Rom 8,8-11
Señor  infundiste en mi tu espíritu, ahora sé que vivo en ti, y por ti, ya no me quita la vida el no tener cosas, dinero, títulos, honores, placeres, porque Tú eres la Vida, aunque pase sufrimiento, enfermedad muerte, Tú estas en mi para resucitarme y levantarme  si caigo nuevamente, Tú que eres perdón, misericordia me devuelves la Vida, Gracias Jesús, gracias por creer en mí, por darme Vida eterna, gracias por la comunidad, por las personas que te escucharon, que me desataron, que me ayudaron a caminar en la Vida de fe. Gracias Jesús.
Hermanos, vamos a prepararnos para vivir la Semana Santa, el Santo Triduo Pascual con mucha fe, dejándolo a Jesús actuar en nuestra vida, creyendo que El que ha vencido a la muerte, tiene poder para resucitar todo aquello que pueda estar muerto en nosotros. Madre Santísima llevamos de la mano en estos días de preparación, que experimentemos la alegria de la Salvación que nos trae Jesús nuestro salvador.  


  

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