“Tengan paciencia, hermanos, hasta
la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de
la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las
tardías. Sean también ustedes pacientes y no se desanimen, porque la venida
del Señor está cerca.
Hermanos: no se peleen unos
con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la
puerta. Consideren, hermanos, lo que han sufrido los profetas que
hablaron en nombre del Señor y tómenlos como modelo de paciencia”. Stgo 5, 7-10
Señor te doy gracias por este tiempo de Adviento, por el regalo de poder
orar el Misterio de nuestra salvación, gracias por tu Palabra de cada día, que
nos ilumina que aviva nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor por Tí,
gracias porque es tiempo de reconocer las maravillas que vas haciendo en
nuestras vidas, porque tu amor para nosotros es eterno es paciente, como el
sembrador que cosecha los preciosos productos de la tierra que ha aguardado
desde las primeras lluvias, así nos has aguardado, nos has buscado, hasta dar
con nosotros, has dejado las 99 ovejas, hasta encontrarnos, no te has desanimado con nuestra vida, no te
has impacientado cuando no te abríamos la puerta, no nos has violentado, ni
obligado para estar contigo.
Al contrario a pesar de nuestras rebeldías, has esperado con paciencia
hasta las lluvias tardías para cosechar los preciosos frutos de conversión que
tu Palabra ha ido sembrando en nuestros corazones.
El Señor sabe que dentro de nosotros hay capacidades que están dormidas porque
nadie las ha despertado, sabe de qué material estamos hechos, sabe que somos la
greda que el Padre ha formado, que dentro de nosotros hay muchas posibilidades
para vivir una vida grande que dé preciosos productos.
Sabe que su Palabra potencia
el Amor que nos constituye, que es el
detonante para que nuestra vida empiece a transformarse, por eso espera… “No
levanten ni despierten a mi amor hasta que quiera” Cantares 2,7
Por eso ahora entiendo Señor desde tu Palabra que también debemos ser
pacientes con nuestros hermanos orar por ellos para que su salvación sea cierta
en Ti, como cierta es mi salvación en Ti Jesús mío.
“No se peleen unos
con otros” más
bien oren unos por otros, en vez de juzgar, perdónense, tengan paciencia, “así como los profetas que hablaron en
nombre del Señor tómenlos como modelo de paciencia”, al profeta
Ezequiel el Señor le dijo “Hijo de hombre,
recibe en tu corazón, escucha con tus oídos todas las palabras que te voy a
decir; 11 luego, anda, vuélvete donde los
desterrados, donde la gente de tu pueblo. Les hablarás y les dirás: ¡Así habla
Yavé...! te escuchen o no.» Ez
3,11
Así nosotros debemos ser sus profetas en este tiempo y punto de nuestra historia,
recibir en nuestro corazón, y escuchar con
nuestros oídos todo lo que el Señor nos dice en la oración, y luego ir
a decir a las personas que se conviertan nos escuchen o no nos escuchen,
y ser pacientes con su proceso, tener con ellos la misma paciencia que el Señor
tuvo para con nosotros, y quedarnos orando para que la salvación sea ya cierta en ellos dejando a Jesús nacer en sus
corazones mientras nosotros vamos confirmándonos cada día más en la fe y el
testimonio de vida.
El Señor cerca está de nosotros, Él nos dará su
fuerza, Él nos va a guiar, Él nos va a dar la Salvación. a nosotros lo que se
nos pide es fidelidad a su llamado en medio de todo lo que estemos pasando, la
enfermedad, el abandono, la separación, la mala noticia, el desamor de algunas
personas, la enfermedad terminal, la falta de trabajo, de todo, nada nos puede
hacer perder la fe en que Jesús esta cerca de nosotros, que su salvación está
al alcance de nosotros, lo podemos tocar cuando queremos, cuantas veces lo
necesitemos para que nos haga ver lo que es verdaderamente importante y
esencial en la vida, lo que no nos será quitado.
Que este Adviento lo vivamos con responsabilidad,
como discípulos consagrados entregados para que muchos conozcan el verdadero
sentido de la Navidad, de la llegada del Hijo de Dios, nuestro Salvador al
mundo y a cada uno de nosotros.
Pidamos a nuestra Madre María nos enseñe a esperar
siempre con fe la llegada del Señor a nuestra vida, a nuestras crisis, y debilidades para sentir
su Salvación siempre tan cerca y tan cierta en
nuestras realidades.
Dios nos bendiga.
Nila
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