jueves, 16 de setiembre de 2010

Tema: La Palabra Consagra tu vida


A mí me ayudó mucho la Escuela de la semana pasada, que nos invitaba a estar en la casa del alfarero, donde Dios trabaja nuestra vida y eso es grande porque nuestra vida va de más a más.

Como una vez que un señor le dio a otro un derechazo, un fuerte golpe en la cara y éste le dice al que le pegó ¡Esto no se va a quedar así! ¡Claro le dice! No se va a quedar así porque se te va a hinchar, así es la vida que nos da Dios, claro que no nos pega, pero se hincha, se inflama de Amor cada día, más, por nuestra vida.

En el retiro que tuvimos las misioneras esta semana se nos habló de esta cita Oseas 2, 16-22, y yo mientras hacía unas gestiones esta mañana en el bus me preguntaba dónde y cómo se lo daría a ustedes, ahí en medio del ruido empecé a orar y ahí me iba conquistando y me iba introduciendo al desierto para que le escuchemos.

Dios habla en el silencio porque en el ruido no se entiende , imagínense a un enamorado que se le declare a su chica en una discoteca en tremendo ruido es como que no le da importancia al asunto, yo creo que la llevaría a un lugar donde haya silencio y mirándole, escuchándole y prestándole atención le diga lo que siente. Así es Dios, Él te mira, te escucha y quiere que tú hagas lo mismo, y quiere ver que seas sincero, y eso es un regalo, es en la oración donde Él me habla y yo le escucho, es un encuentro de dos.

Y en esa oración Dios, donde Dios va consagrando nuestro ser en Éxodo 33, 7-11, dice: Moisés tomo la tienda, y hay que usar la imaginación porque la Palabra se dirige a mi vida y allí en mi tienda hay preocupaciones, dificultades, problemas que nos agobian, y Dios así nos toma, nos acoge cómo y desde donde estamos. Moisés tomó su tienda y la puso a cierta distancia, Dios en la oración me invita a salir de mi campamento para que no te quedes ahí en tus cosas del día a día. Sin levantar la mirada como las gallinas paran picoteando y no levantan la mirada, o si yo fuera en bicicleta sólo mirando los pedales, sufriría accidentes, tengo que levantar la mirada, a veces vamos así, los problemas, nos hacen ir con la mirada hacia abajo, pero Dios te dice levanta la mirada, sal afuera. Haz distancia porque Dios te invita a entrar en la Tienda de las Citas divinas, y salir de nosotros mismos.

En las citas divinas Dios nos invita hablar con Él boca a boca como lo hacía con Moisés, Jaime nuestro fundador, se perdió de ser famoso, porque en una radio le hicieron una entrevista y le preguntaron si había tenido apariciones y él contestó ¡Gracias a Dios, No! En la oración vemos a Dios cara a cara por la fe en su Palabra, sin verlo lo miro, sin oírlo, le escucho, sin estar él, lo puedo palpar. El habla a través de nuestra conciencia más allá de los sentidos corporales. Sólo sé que Dios me habla a través de la Palabra y eso es un regalo, hacer una oración fuerte, larga, profunda y nos mete en la fragua de su amor donde es capaz de transformar nuestros fallos, pecados en algo útil. Una oración al rojo vivo consagra nuestra vida.

Tu Palabra es luz para mi camino, en medio de la oscuridad en la que a veces vivo. Para ver si ahí descubro a Dios. Primero lo escucho y qué quiere decirnos ese día ¡Samuel 3,10 Yavé se detiene en nuestra vida ¿Cuántas veces le escuchamos? ¿Cuánto tiempo tiene que esperar Dios para que le escuches, hoy te llama dos o tres veces, Samuel le responde a la tercera vez y eso me salva, por pura misericordia, que le reconozca no importa a la tercera vez.
A veces vamos a misa o rezamos escuchamos la Palabra pero no entendemos nada porque no estamos atentos, mi abuela nos mandaba a misa y de regreso nos preguntaba qué habíamos entendido de la Palabra y nosotros no sabíamos qué responder porque estábamos más atentos a la mirado del chico, o distraídas en otras cosas, es decir estábamos presentes en la misa pero no poníamos nuestra mente y corazón en lo que se hacía, era como misa de cuerpo presente es la misa de difuntos porque no responde ni con la mente, ni con el corazón.

Cuando uno escucha y está atenta responde como Samuel, ¡Habla que tu siervo escucha! Es tener disposición para que la Palabra actúe en mí y Dios pueda trabajar en mi vida porque él me conoce y me conoce más que yo a mí mismo.

La Palabra es viva y eficaz, si no es eficaz en mí será porque ¿Cómo la escucho? ¿Cómo la vivo? Mi papá me mandaba a misa pero él no iba, pero después de dos años que yo, ya era misionera fue a una convivencia, porque pensaba que esas cosas no eran para él. En esa convivencia después de la charla de Dios Padre, lloró porque por primera vez escuchaba que era hijo de Dios, y decía yo no sabía hasta hoy y desde esa convivencia han pasado 10 años y él vive esa experiencia y su canto favorito es Hijo ¿Por qué vives solo? Es que un corazón abierto derrumba todos los muros y derriba todas las dificultades para hacer que la Palabra sea eficaz, y penetra hasta donde se divide el alma y el espíritu, llega a tu vida para que la dejes trabajar con toda su fuerza, te transforme y consagre.

Había un sacristán que era muy fiel a los servicios de su iglesia y un día sus hijos decidieron festejar sus 50 años de matrimonio y así que le pusieron nueva dentadura, peluca y lo arreglaron bien y cuando ya estaba listo y muy guapo, lo arrolla un carro y se va al cielo, cuando se presenta a San Pedro, él estaba muy molesto y le decía por qué justo ahora que estoy por celebrar mis cincuenta años y mis hijos me han preparado ¿por qué se te ocurre que muera? Y eso mismo le reclama a Dios, y Dios le dice ¡Ah, eres tú! Es que estaba tan cambiado que ni Dios le reconocía, es un chiste porque Dios nos conoce y nosotros muchas veces no somos sinceros y camuflamos nuestros sentimientos, acciones y no nos mostramos tal cual somos y Dios no nos puede transformar por falta de confianza, y es porque no nos sabemos amados y él quiere nuestro mayor bien.

La confianza en Dios es básica, como la de un niño, es vital ponernos en sus manos, la Palabra orada, escuchada con Amor me consagra. Cuando yo recién ingresé a la comunidad, muy jovencita, Jaime nos decía, que consagrar significa consagra con Jesús, tú eres pertenencia de Dios, Dios es mi dueño, y es todo para mí.
Deuteronomio 4,6 Escucha, coloca tu nombre, con todo tu ser, no a medias, ni a pedacitos, es todo mi ser para Dios, porque eso me hace más humano, más auténtico, y por ello no tengas miedo porque te daré un corazón capaz de conocerme, de descubrir quién soy yo.

Jaime en su pueblo, antes de formar la Comunidad Verbum Dei, estaba de párroco y no sabía qué hacer con la gente para que esté atenta en la misa, porque rezaban rosario, leían su misal y no lo seguían en la misa y un día dio un golpe en el altar con su mano y dijo ¡Aquí está Jesús! Y las personas decían a dónde y él les dijo en esta Hostia, por eso Dios te dice: te daré un corazón que sea capaz de conocerme y darte cuenta que Dios es respuesta para mi vida y a eso me dedicaré a que todos se hagan sensibles a la vida de Dios y que los haga capaces de amar a los demás.

Todo esto les he dicho para introducirlo al desierto y que su corazón ya esté dispuesto a dejarse conquistar por Dios, como en el libro de El Principito, cuando él quiere ser amigo del zorro, pero éste le dice: para que yo sea tu amigo tienes que domesticarme, y así me encariñaré contigo.

Dios se encarga de poner todo para que su corazón vaya atrayendo al mío, y me dice: ¡Ven a la cita! Es el momento de la oración, y allí tú me responderás y me dirás marido mío, San Agustín decía ¡Oh hermosura mía! Tarde te encontré te busque afuera cuando tú estabas dentro de mí!

Y se trata de que tú te lo creas, porque haré un pacto con tus problemas, con tus sueños no logrados, con tus fracasos, tus dificultades (fieras, salvajes, aves de rapiñas, serpientes) para que no te hagan daño, porque a veces ante las dificultades nos decimos por qué yo, por qué a mí:, se trata de descubrir que Dios está ahí y no permitirá que te hagan daño, y Él no puede dejar de consagrarte aún cuando en tu matrimonio vaya mal y se vuelva platónico, platos van y platos vienen sobre sus cabezas, les haré que duerman con seguridad.

El llamado de Dios es de pertenecerle y eso hace Dios en la oración, por eso no tengan miedo ponerse en manos de Dios.


Lecturas para orar en la semana.

Miércoles: Orar la Escuela de la Palabra
Jueves: Exodo 33, 7-17 “Dios hablaba con Moisés cara a cara”
Viernes: Oseas 2, 16-22 “Te hablaré al corazón y te consagraré”
Sábado: 1 Samuel 3, 1-10 “Habla Señor que tu siervo escucha”
Domingo: Salmo 18, 1-20 “Como te quiero oh Señor, fuerza mia!”
Lunes: Hebreos 4, 12-13 “El poder de la Palabra consagratoria”
Martes: Juan 17, 17-26 “Consagralos según tu Palabra”

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