jueves, 24 de febrero de 2011

“En la Trinidad vivimos, nos movemos y existimos”

En esta noche queremos compartir de lo mucho que hemos recibido en los ejercicios espirituales, primero de las misioneras; luego con los discípulos en Arequipa y los matrimonios, en la que el espíritu Santo nos invitaba a ser generadores de comunión y poder comprender el misterio de la Trinidad y es lo que vamos a compartir cada semana.


La Trinidad nos invitaba a entrar en experiencia de comunidad a su estilo, las tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo en un solo Dios y que están en mí, soy casa de Dios y Templo del Espíritu Santo.


Nos llaman a profundizar esta experiencia y a descubrirlo (Hechos 27) me imaginaba que el Amor de Dios, es como un mar inmenso, donde uno goza y experimenta en la profundidad de las aguas, es como que nuestro ser envuelto en el Amor de Dios y que a veces no nos damos cuenta por problemas, o miedo, por querer y no puedo, o pudiendo no quiero, y nos enredamos sin darnos cuenta.¡Qué bueno experimentar que en mi ser vive la Trinidad!
Depende del sentido como se le tome, como dicen los sicólogos, cuando ves un vaso medio lleno, unos miran lo que falta y otros lo que está lleno, depende de la mirada; eso nos sucede a nosotros, en nuestro seguimiento medimos lo que nos falta recorrer y no vemos lo que Dios ha hecho en mi vida, y Dios valora nuestro nuestros intentos.


En EE.UU. vivía y también mi familia, cuando supieron que venía al Perú, me decían por qué te vas, cuando otros vienen por las oportunidades que este país ofrece y ¿tú te vas? Y era preguntarme delante de Dios ¿Por qué me voy? ¿Cuál es la razón profunda? Y en oración me di cuenta que Dios es la única razón, no son las cosas, ni el lugar, ni las personas.


Y esto les digo porque creemos que todos los compromisos y nuestros intentos de cada día no los ve Dios pero Él los ve y los valora. Y lo que dije: Señor, yo me voy contigo y si no me va bien lo viviré contigo porque soy de Él, y me acompaña en el camino que tengo que recorrer.
Vivimos en Él, porque ellos lo han querido, ellos así lo han decidido, que nosotros seamos su templo, su morada, siempre nos vamos a encontrar indignos pero nos chocamos con su deseo y lo manifiestan a través del Espíritu Santo.


A mí me ayuda en el retiro, que Dios entra en lo más profundo de nuestro ser y es el Espíritu Santo el que nos conecta con la divinidad por eso somos seres superiores los únicos capaces de dialogar con la Trinidad, tenemos una unificación profunda. Esta experiencia toca toda tu existencia, no sabes cómo fue, pero sabes que hubo un click que tocó todo tu ser, otras veces lo manifiestas con una alegría la cercanía de Dios y vemos todo diferente por la acción del Espíritu Santo, porque nosotros no sabemos ni lo que queremos, ni nos conocemos pero el Espíritu Santo nos conoce profundamente. Sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios Él es el intérprete que nos conecta.


A mí me cautiva esta experiencia extraordinaria porque Dios tiene fuerza para transformar mi vida inmensamente.


Yo estudié filosofía en un Centro que no era católico, y tenía que escribir un ensayo sobre las frase de Carlos Marx que decía: Dios no creó al hombre, es el hombre quien creó a Dios, y tenía que sustentar y fundamentar mi defensa de que Dios nos había creado, y lo que hice es mirar a Cristo y le pregunté ¿Tú me creaste? Y cuando lo vi, y contemplé me dio ganas de llorar y lloré muchísimo y lo que decía era: no hay argumento para expresar tu presencia, porque la vida que tengo tú me la has dado y eso hizo que cambie todo en mi vida, y sólo sé que tú existes no por ideas, ni por argumentos, sino por la experiencia que tengo de ti.


El Espíritu Santo nos conecta con la intimidad de Dios, en ese encuentro con Él. Él es intérprete, el imán que nos acerca a Dios. A mí me situaba y yo sé que la Trinidad mora en mí, pero debemos reavivar esa experiencia de que no es una idea, sino que somos realmente templo de la Trinidad. Cada uno es un templo, y eso es un compromiso grande porque cambia nuestra mirada hacia la otra persona, frente a cada hermano que a veces nos insulta, o nos roba, nos defrauda, pero es una realidad que los de afuera no saben; pero nosotros en la comunidad vamos entendiendo.


Como un niño en el catecismo, le dijeron que era templo de la Trinidad, y va a su casa y hace una travesura y su mamá le quiere pegar con un zapato y el niño le dice: no me pegues porque soy templo de la Trinidad, y su mamá lo voltea y le da en sus nalgas y le dice, pero si puedo darle a la sacristía.


Tú eres morada y el otro también y proyectamos lo que es la Trinidad. El Padre, Hijo y Espíritu Santo, se aman mutuamente y estamos llamados a hacer comunidad como ellos con los demás.
Yo le decía a otra misionera: este retiro nos ha dejado mucho trabajo, porque vivir al estilo de la Trinidad en convivencia como Ellos, a veces no nos sale, porque no depende de tus fuerzas, ni de que tú quieras, es agarrarnos de Dios porque este llamado nos supera y sólo Él lo puede hacer por eso necesito agarrarme de ti, llenarme de ti, Señor, porque si me sale lo que no quise decir, ofender sin querer, y hacer lo que hiere al hermano, y por eso es volver al seno de la Trinidad, una y otra vez para amar y hacer comunidad; en medio de un mundo el que cada uno busca lo suyo y se preocupa por sí mismo.


Cuando caminamos por el óvalo hay un tremendo tráfico y cada carro quiere adelantar al otro, de tal manera cada uno en su afán de estar primero produce un embotellamiento y llega el momento que ninguno puede salir de ese atolladero y es porque cada uno piensa en sí mismo: primero yo, luego yo y si queda algo, también yo….
Como una mujer que se queja de que trabaja y trabaja y nadie ve lo que ella hace, no la toman en cuenta y se dice yo no existo para ellos,
Pero luego se da cuenta que aunque los otros no lo hagan Dios la mira y tiene en cuenta su esfuerzo, Dios lo valora. Y mirar las cosas así es mejor que hago las cosas en silencio para que Dios las vea y sepa cuánto lo amo.


Y es pensar que cada ser humano es diferente, a mi me gusta vivir la vida de una manera: alegre, pero hay otros más serios, pero cuando uno se vive de cara a Dios, todo es valioso y que todos son importantes porque te abres a los demás con un corazón abierto para todos.
Todas las sociedades son ego centristas, como cuando un hombre ve que el barco en que viajaba se produce un incendio y lo que hace es nadar hacia la orilla y luego desde allí ve a los demás que luchan por salvarse y se dice voy a ayudar a salvar a esa gente, yo ya me salvé, y es que eso de salvarse a uno mismo es instintivo pero luego cuando descubro el proyecto de Dios en mí y que me llama a vivir en comunidad vemos que aunque nos cueste vale la pena vivirlo, y es cada mañana que nos llama Dios a generar comunidad, y es una razón para vivir que es caminar con los otros.
Por eso nos dice ensancha el espacio de tu corazón, aunque a veces nos parece que ya no hay lugar para otros pero Dios me dice alarga tus cuerdas de la fe y con Dios podemos abrir el corazón para los más olvidados, a aquellos que mi corazón no quiere recibirlos, por falta de confianza, miedo, porque no me quiero comprometer.


A veces sólo abrimos el corazón a los que queremos o nos quieren, pero esta noche la Trinidad nos invita a que nuestro corazón sea un lugar de muchos, les brinde mi casa a los que más me cuesta, que son los que están más cerca de mí: porque me conocen, saben lo que soy y con ellos me llama a ensanchar el corazón.
¡Qué grande es poder acrecentar la familia en la fe! Con los que camino, con los que Dios me confía.


Génesis 18, hacer una composición de lugar y ver el encuentro de la experiencia al orar , encontrarse con el Dos vivo, Abraham y la Trinidad y cada uno métase en la Palabra, Abraham estaba sentado a medio día, en ese momento decisivo, de dificultades, de opciones, de ver la vida sin sentido, o quizás sin trabajo, esperando afuera de su corazón, y descubrir el cambio de mirada que hubo en cuanto abrió los ojos de la fe, para no quedarse donde estaba tranquilo, con trabajo, buen sueldo, acomodado, buen discípulo, ni tan alto ni tan bajo, al abrir los ojos de la fe, después de una oración, de un retiro, Abraham vio a tres hombres, a poca distancia, nos movemos, somos y existimos en la Trinidad Y no nos damos cuenta La Trinidad ahí, y luego descubrir que estamos frente a Ella.


Te invito a descubrir a la Trinidad frente a ti que no es idea, porque es esencial descubrir o reavivar la presencia de la Trinidad en nuestra vida, que te dice ensancha el corazón para amar, con una actitud interna que se extienda como Abraham apenas los vio, se puso en actitud de servicio y los atendió; a esa misma actitud te invita Dios a tener con tus hermanos de servicio, de entrega, de amor.
Redescubrir la llamada a darte, desde el encuentro con la Trinidad que me lleva a servir a los demás, porque por eso pasaron por mi casa: haz como lo has dicho: empieza a amar. Jesús en su actitud de lavar los pies, tiene una actitud de servir a los demás, se olvida de sí mismo, y se quitó el manto, y se pone a servir a sus discípulos.


Estas actitudes nos invitan a generar comunión, a n quedarse en uno mismo, porque el egoísmo me hace pesado y no creo comunidad, no veo lo que los otros necesitan, son los gestos, actitudes que crean comunidad en tu casa, trabajo,
Jesús está atento a qué necesitan los otros, es una actitud interna que contagia, y da Vida a los demás, vida que unifica.


Son dos cosas para generar comunidad: contemplar a la Trinidad cómo se viven y se aman entre ellos, y la otra es, aprender a amar dentro de la espiritualidad de la comunidad.


Hna Silvia Gallegos, misionera VD




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