sábado, 5 de febrero de 2011

« Le dio lástima de ellos »


Comentario del Evangelio de hoy sábado 5 02 11
Marcos 6, 30-34

Si David dice de Dios que es justo y recto, su Hijo nos ha revelado que es bueno y suave... Alejemos de nosotros el pensamiento injusto de que Dios no se compadece... Oh admirable compasión de Dios. Oh maravilla de la gracia de Dios nuestro Creador. Oh poder suficiente a todo. Oh inconmensurable bondad con la cual reviste nuestra naturaleza pecadora para recrearla. ¿Quién puede hablar de su gloria? Levanta al que le ha ofendido y blasfemado, renueva al polvo sin alma..., y de nuestro espíritu dispersado y de nuestros sentidos extraviados hace una naturaleza dotada de razón y capaz de pensar. El pecador no está capacitado para comprender la gracia de su resurrección... ¿Qué es el abismo ante la gracia de la resurrección cuando nos levantará de nuevo alejándonos de la condenación, y dará a este cuerpo perecedero poder revestirse de incorruptibilidad? (1C 15,53)...

Vosotros que sabéis discernir, venid y admirad. ¿Habrá alguien, dotado de gran y maravillosa inteligencia, que admire la gracia de nuestro Creador como merece? Esta gracia es la retribución de los pecadores. Porque en lugar de darles lo que, con estricta justicia merecen, a cambio les dará la resurrección. En lugar de los cuerpos que han profanado su Ley, les reviste de la gloria de la incorruptibilidad. Esta gracia –la resurrección que se nos dará aún después de haber pecado- es todavía más admirable que la primera cuando nos creó, cuando todavía no existíamos. ¡Gloria a tu inconmensurable gracia, Señor! No puedo hacer otra cosa que callarme ante los ríos de tu gracia. Soy incapaz de decir la gratitud que te debo.

Isaac el Siríaco (siglo VII), monje cerca de Mossul, santo de las Iglesias ortodoxas
Sermones ascéticos, 1ª serie, nº 60

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