Gal 5,1-6.22-24
Buenos días Papito Dios, buenos días Mi amado Jesús, Mi Espíritu
Santo, Mamita María, gracias Señor por el regalo de la Vida, porque me permites
vivir un día mas para abrir mi pobre casa, abrir la puerta a la posibilidad de
Ser, de crecer más en Ti, en tu Amor hoy día Señor quisiera permanecer todo el día en ti para poder dar Frutos de
amor, Vida eterna.
Gracias Señor por darme a conocer la Verdad de la Vida eterna que me hace mirar
mi vida como un proyecto a realizar, me
pone cada día en el camino de tu Gracia,
antes vivía simplemente, o porque tocaba: levantarse, estudiar, trabajar,
“hacer cosas”, relacionarse con los demás, pero sin sentido de eternidad como
si perteneciera a una masa; por eso hay
mucha gente que piensa que la vida no vale la pena ser vivida, pero al
descubrir esta verdad encontramos que tenemos una Vida, única, irrepetible,
Grande y por desplegar. Desde nuestra vocación a la Libertad de hijos de Dios, la
Vida vivida desde Dios como una misión, es el regalo más grande que el Señor nos ha dado.
Y es una Vida que no se acaba ni se acabará nunca, no la vamos a
perder si estamos siempre alertas conscientes viviendo cada momento con el
sentido de que esta Vida es para Dios
y para vivirla dado frutos de
salvación de Vida eterna en relación con mis
hermanos, saber para que me hace vivir con
la conciencia despierta y alerta para elegir en cada momento el “como”.
Dice San Pablo al empezar este capítulo de Gálatas: “Cristo nos liberó para ser libres…Nuestra
vocación, hermanos, es la libertad” la Vida eterna nos lleva a vivir en la
libertad de hijos de Dios, elegidos para hacer el bien, para amar, no somos esclavos de la carne, ni del mundo y
sus mentiras, nosotros tenemos un llamado que está escrito en nuestro corazón,
estamos llamados a vivir en libertad, al Amor, el amar da libertad, tenemos el Espíritu de Dios que se ha
derramado en nuestros corazones, Rom (5,5)
Ya
tenemos dentro el Espíritu de la Vida
eterna por eso el Señor nos invita a
caminar según el Espíritu:
Por eso les digo: caminen según el Espíritu
y así no realizarán los deseos de la carne, el
Espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada, no construye, al
contrario destruye, deja vacio insatisfacción, frustración, porque siempre
busca compensaciones, se harta de todo, nada le satisface, se apega a todo.
El
Espíritu nos da el don del
discernimiento, penetrar examinar todo,
para saber si esto que elijo me construye, construye a los demás, los ayuda a
ser mejores persones, los acerca a Dios, les da a conocer la Vida eterna.
Mi
vida es el canal por donde Dios quiere llegar a mis hermanos, como los cables que llevan la electricidad, así el amor de
Dios corre dentro de mí para llegar a mi hermanos con frutos de Vida, por eso
“examíname Señor, mira mi corazón, ponme a prueba fíjate si es voy por mal
camino” (Salmo 139,24)…. cuando conecto con mis hermanos ¿Señor,
qué frutos estoy dando,
afloran los efectos de mi
relación contigo?
De
manera natural afloran los deseos de la carne: ira, envidia, sectarismo,
violencia, ambiciones, división, furores, celos… es fácil reconocer lo que proviene de la carne. Por eso es
necesario vivir en diálogo constante, permanecer en oración, para preguntarle
al Señor que conviene, pedirle fuerzas para seguirle a Él, y doblegar los deseos de la carne o sea los
deseos humanos, los pensamientos, sentimientos, emociones.
“Pero si se dejan guiar por el espíritu
pueden crucificar la carne con sus
impulsos y deseos.
En cambio, el fruto del Espíritu es
caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que
no condena ninguna Ley.”
“Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus
impulsos y deseos. Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos
guiar por el Espíritu; depongamos toda vanagloria, dejemos de querer ser
más que los demás y de ser celosos.”
Mi vida ya no me pertenece, ha
sido crucificada con Cristo para vivir para Él, por eso tengo fe en que cada
prueba puedo salir vencedora. “a
nosotros en cambio el Espíritu nos da la convicción de que por la fe seremos
tales como Dios nos quiere”. (vs 5)
La vida eterna es para
transmitirla, y se transmite a través de los frutos, porque a través de ellos se
la puede ver, y nosotros somos los llamados a darlos a conocer, a hacerlos
visibles a través de nuestros actos, no es fácil, pero es un sacrificio santo y
agradable a Dios, y que llena de gozo el alma, amar es entregarse, es dar es renunciar a sí mismo, es vivir la
vida en clave de misión, como Verbum Dei, nuestro carisma es un carisma para
transmitir la Vida eterna.
Nuestra
vocación es la libertad de escoger, tenemos la fuerza para vivir según el
espíritu, la vida eterna es
vivir en plenitud, vivir una existencia con sentido, feliz, por eso cuando
elegimos vivir según el Espíritu nos hace sentir bien, felices, nos hace crecer
nos hace madurar en el amor, reafirmarnos, crecer en la fe.
La felicidad no está al final del camino, la Vida eterna no es para cuando nos muramos
, sino para disfrutarla después de cada
acción realizada con sentido de eternidad,
de trascendencia y siempre por alguien, siempre por el hermano tanto si nos necesita
como si no nos necesita .
Madre santísima, Esposa fiel del Espíritu Santo, enséñanos en este día
a ser dóciles a la Voz del Espíritu para dar frutos de Vida eterna que hagan
presente ya el Reino en este mundo, mostrar a todos que Dios está con nosotros
para acompañarnos a pasar por la vida haciendo el Bien a nuestro hermanos.
Dios nos bendiga.
nila
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