lunes, 12 de noviembre de 2012

Esta Vida eterna se conoce por los frutos.



Gal 5,1-6.22-24
Buenos días Papito Dios, buenos días Mi amado Jesús, Mi Espíritu Santo, Mamita María, gracias Señor por el regalo de la Vida, porque me permites vivir un día mas para abrir mi pobre casa, abrir la puerta a la posibilidad de Ser, de crecer más en Ti, en tu Amor hoy día Señor quisiera permanecer  todo el día en ti para poder dar Frutos de amor,  Vida eterna.
Gracias Señor por darme a conocer  la Verdad de la Vida eterna que me hace mirar mi vida como un proyecto a realizar,  me pone cada día  en el camino de tu Gracia, antes vivía simplemente, o porque tocaba: levantarse, estudiar, trabajar, “hacer cosas”, relacionarse con los demás, pero sin sentido de eternidad como si perteneciera a una masa;  por eso hay mucha gente que piensa que la vida no vale la pena ser vivida, pero al descubrir esta verdad encontramos que tenemos una Vida, única, irrepetible, Grande y por desplegar. Desde nuestra vocación a la Libertad de hijos de Dios, la Vida vivida desde Dios como una misión, es el regalo más grande  que el Señor nos ha dado.

Y es una Vida que no se acaba ni se acabará nunca, no la vamos a perder si estamos siempre alertas conscientes viviendo cada momento con el sentido de que esta Vida es para Dios y para vivirla dado frutos de salvación de Vida eterna en relación con mis hermanos,  saber para que me hace  vivir con la conciencia despierta y alerta para elegir en cada momento el “como”.

Dice San Pablo al empezar este capítulo de Gálatas: “Cristo nos liberó para ser libres…Nuestra vocación, hermanos, es la libertad” la Vida eterna nos lleva a vivir en la libertad de hijos de Dios, elegidos para hacer el bien, para amar,  no somos esclavos de la carne, ni del mundo y sus mentiras, nosotros tenemos un llamado que está escrito en nuestro corazón, estamos llamados a vivir en libertad, al  Amor, el amar da libertad,  tenemos el Espíritu de Dios que se ha derramado en nuestros corazones, Rom (5,5)

Ya tenemos dentro el Espíritu de  la Vida eterna por eso  el Señor nos invita a caminar según el Espíritu:

Por eso les digo: caminen según el Espíritu y así no realizarán los deseos de la carne, el Espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada, no construye, al contrario destruye, deja vacio insatisfacción, frustración, porque siempre busca compensaciones, se harta de todo, nada le satisface, se apega a todo.

El Espíritu  nos da el don del discernimiento,  penetrar examinar todo, para saber si esto que elijo me construye, construye a los demás, los ayuda a ser mejores persones, los acerca a Dios, les da a conocer la Vida eterna.

Mi vida es el canal por donde Dios quiere llegar a  mis hermanos, como los cables  que llevan la electricidad, así el amor de Dios corre dentro de mí para llegar a mi hermanos con frutos de Vida, por eso “examíname Señor, mira mi corazón, ponme a prueba fíjate si es voy por mal camino” (Salmo 139,24)…. cuando conecto con mis hermanos  ¿Señor,  qué frutos estoy dando,  afloran  los efectos de mi relación contigo? 

De manera natural afloran los deseos de la carne: ira, envidia, sectarismo, violencia, ambiciones, división, furores, celos… es fácil reconocer lo que proviene de la carne. Por eso es necesario vivir en diálogo constante, permanecer en oración, para preguntarle al Señor que conviene, pedirle fuerzas para seguirle a Él,  y doblegar los deseos de la carne o sea los deseos humanos, los pensamientos, sentimientos, emociones.

“Pero si se dejan guiar por el espíritu pueden crucificar  la carne con sus impulsos y deseos.
En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad,  mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena ninguna Ley.”

“Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos.  Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu;  depongamos toda vanagloria, dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos.”

Mi vida ya no me pertenece, ha sido crucificada con Cristo para vivir para Él, por eso tengo fe en que cada prueba puedo salir vencedora. “a nosotros en cambio el Espíritu nos da la convicción de que por la fe seremos tales como Dios nos quiere”. (vs 5)

La vida eterna es para transmitirla, y se transmite a través de los frutos, porque a través de ellos se la puede ver, y nosotros somos los llamados a darlos a conocer, a hacerlos visibles a través de nuestros actos, no es fácil, pero es un sacrificio santo y agradable a Dios, y que llena de gozo el alma,  amar es entregarse,  es dar es renunciar a sí mismo, es vivir la vida en clave de misión, como Verbum Dei, nuestro carisma es un carisma para transmitir la Vida eterna.

Nuestra vocación es la libertad de escoger, tenemos la fuerza para vivir según el espíritu, la vida eterna es vivir en plenitud, vivir una existencia con sentido, feliz, por eso cuando elegimos vivir según el Espíritu nos hace sentir bien, felices, nos hace crecer nos hace madurar en el amor, reafirmarnos, crecer en la fe.
La felicidad no está al final del camino,  la Vida eterna no es para cuando nos muramos ,  sino para disfrutarla después de cada acción realizada con sentido de eternidad,  de trascendencia  y  siempre por alguien,  siempre por el hermano tanto si nos necesita como si no nos necesita .

Madre santísima, Esposa fiel del Espíritu Santo, enséñanos en este día a ser dóciles a la Voz del Espíritu para dar frutos de Vida eterna que hagan presente ya el Reino en este mundo, mostrar a todos que Dios está con nosotros para acompañarnos a pasar por la vida haciendo el Bien a nuestro hermanos.
Dios nos bendiga. 

nila

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