martes, 12 de mayo de 2020

"Mi Paz no es como la paz que da el mundo"



Reflexión del Evangelio según San Juan 14,27-31a

Cuando empezaba a escribir, el Espíritu me recordaba el Salmo 139, donde el Salmista empieza hablándole al Señor, maravillado de que le conozca tanto.
“Señor, tú me examinas y conoces,  sabes si me siento o me levanto, tú conoces de lejos lo que pienso.   Ya esté caminando o en la cama me escudriñas, eres testigo de todos mis pasos.  Aún no está en mi lengua la Palabra cuando ya tú, Señor, la conoces entera”.
Y a mi también me maravillaba, como siempre el Amor de Dios, que nos penetra hasta el fondo de alma, que sabe lo que siento; yo por fuera trato de disimular mis tristezas, mis preocupaciones, mis miedos, para no cargar a los demás, pero Jesús sabe que eso no es saludable, y quiere siempre el encuentro a solas para desahogar con Él todas esas cargas pesadas (Mt 11,28), nos  quiere bien por dentro y por fuera, la oración no es un desahogo en sí pero tiene mucho también de descargar lo que llevo dentro recostada en el Pecho de Jesús, hablándole de tú a Tú, cara a cara, Ex 33, 11 y sobre todo escuchándole…

El Señor ha querido hacer de nuestro corazón, su morada, su santuario preferido, (Jn 14,23) para hablarnos al corazón que tantas veces anda  inquieto, y más aun en  estos días por el tanto quehacer, el trabajo de la oficina desde casa, las clases de los niños por internet y   que se necesita estar ahí, el que faltan cosas en la casa, y es todo un protocolo para ir de compras,  y todo lo demás que ya sabemos. Hoy día el Señor  nos viene a dar lo que tanto necesitamos, dice el Evangelio:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.”.

En este tiempo también  Jesús nos habla a nosotros, Él se acerca a nuestra vida, porque le interesa lo que sientes, porque  le importas, porque te ama, porque sabe lo que necesitas para vivir feliz.
Es tan bonito orar con Jesús de una manera personal donde estén tú y El a solas, y te dice: tranquila, tranquilo, Yo estoy aquí,  Yo estoy contigo, y quiero darte MI paz,  dejarte mi Paz,
Resaltaba el Mi Paz de Jesús, porque la Paz que Jesús quiere darnos,  no es como la del mundo, ¿Por qué nos dice Jesús eso? porque necesita que entiendas bien la diferencia  y la creas, para que la puedas experimentar, vivir, y manifestar a los demás.

La paz que viene de afuera, del mundo, es diferente, nosotros buscamos y encontramos cosas que nos den paz, personas, lecturas, películas, música,  situaciones especiales que nos relajan, una ´puesta de sol, un amanecer brillante, un paisaje, hay muchas cosas que nos dan paz, pero esa sensación es para nosotros nada más;  claro que la paz que recibimos ahí también influye en los que están a nuestro, lado, pero son mas estados de ánimo, que siempre están cambiando, según las experiencias de afuera.   
Jesús quiere darnos la Paz auténtica, duradera,  que no depende de lo exterior, sino la que procede del encuentro con Él, de vivir en su Presencia toda nuestra vida,  la Paz es una Persona, la Paz es la Trinidad que mora en nosotros, El Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, la Paz entonces ya vive en nosotros, en nuestro interior, en la dimensión espiritual que tenemos todos. No somos solo cuerpo y mente, somos también espíritu y allí en esa parte vive Dios esperando que todos lo descubran.
Le preguntaba a Jesús, ¿Dónde encontrabas tu paz cuando estabas viviendo entre nosotros, cuando los fariseos te atacaban te perseguían…en la cruz tenias paz?
La paz de Jesús era hacer la voluntad del Padre, encontraba su Paz, en vivir el Proyecto de Dios, hacer lo que el Padre le había encomendado hacer: Amar hasta dar la vida, Salvar, y entonces todo lo que vivía tenía ese sentido.

Jesús decía “Con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha encomendado hacer”.  Cuando hacemos la voluntad de Dios que nos ha creado para amar, siempre tendremos paz, ese es el secreto que Jesús nos quiere dar para que la paz que haya en nosotros perdure siempre;  a mí me ayuda mucho, recordar esta Palabra cuando algo me cuesta, “Con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre, que esto no viene de mi sino de vivir el encargo que me dado, ese encargo es el de amar a los que están a mi lado, ”, con esto sobre todo, mi Padre del cielo sabrá que lo amo. Y esto me basta.

Decía santa Teresa de Ávila “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; Quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta. Eleva el pensamiento, al cielo sube, por nada te acongojes, Nada te turbe”.
Que María Reina de la Paz, llena de Gracia, nos lleve a encontrar en nuestro interior, a Jesús Nuestra  Paz. (Ef 2,14)

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