Juan 14,21-26.
En el Evangelio de hoy día el Señor nos
invita a acoger sus mandamientos y a guardarlos “El que guarda mis mandamientos
después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por
mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.»
El Señor nos llama a escuchar su Palabra, guardarla en el corazón, dejar que transforme
nuestra vida, y transmitirla a los demás. Lo que estamos pasando todos a nivel
mundial es una realidad muy difícil de vivir, ya lo sabemos, esta mañana me decía
una amiga que oremos por su familia, están contagiados su hermano, su cuñada y
sus tres niños.
En medio de todo esto que le causa tanto
sufrimiento, ella pide oración, ¿por qué? Porque por encima de esta realidad de
dolor, ella cree que hay una Realidad más grande. ¡Es Cristo!, (Col 2,17)
porque en El nosotros podemos vivirlo todo, El siempre estará con nosotros; para los que creemos, esta es la certeza más grande de nuestra vida,
la que nos lleva a continuar en la
lucha, porque su presencia es nuestra fuerza, porque en El somos más que
vencedores!
Pero ¿qué nos
da esa certeza de que Él siempre esta acompañándonos? Escuchar su Palabra, no hay otra manera, pero
tiene que ser de una manera personal, “Pero
tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu
Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará”
(Mt 6,6)
Para mí, el descubrir
que yo puedo hablar con Dios, ha sido lo más maravilloso! yo no lo sabía, pero
es real, es verdad, dice un documento de la Iglesia “El hombre es invitado
al diálogo con Dios desde su
nacimiento; pues no existe ... si no reconoce libremente aquel amor y se
entrega a su Creador» (GS 19,1).
Cuando
escuchamos a Dios, con fe con amor, creyendo que voy a escuchar Palabras que me van a dar Vida, cuando las guardo en el corazón, cuando
las atesoro, todo cambia! las cosas que cargamos, se vuelven poco peso, porque Jesús
nos descomplica la vida, todo se ilumina porque
Jesús me dice en su Palabra que nada me determina en la vida, porque Dios está
conmigo; puedo tener condicionamientos
normales por mi naturaleza humana, mi historia, etc, Pero Él me da la fuerza
interior para saltar como ese chorro de Agua hacia la Vida eterna.
“Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces
vendremos a él para poner nuestra morada en él.”
Fíjense bien en la Palabra ¿qué te está diciendo? Dios busca personas que quieran amarlo, el
verdadero Amor, es el que recuerda las palabras del ser amado, y las cumple, guardar
es cumplir, es hacer lo que Dios te dice.
¡Es tan maravilloso! ¡Dios todopoderoso, quiere vivir
en nosotros, Jesús, El Espíritu Santo! Morar en nosotros, habitarnos, ser
nuestro Huésped, la Trinidad morando en nosotros, ¿se imaginan? El cielo en nuestro
corazón, decía Santa Isabel de la Trinidad.
“Creo que he
encontrado mi cielo en la tierra, pues el cielo es Dios y Dios es mi alma. El
día que comprendí esto, todo se iluminó en mi interior, y querría contar muy
bajito este secreto a todos los que amo para que también ellos se unan a Dios a
través de todas las cosas…”
En
escuchar a Dios, en creerle, en guardar su Palabra, radica la plenitud de
nuestra vida, la autentica felicidad, el estado de Paz desde donde puedo
contagiar a los demás los frutos de este encuentro, de mi estado de vida de comunión
con la Trinidad:
Paz, alegria, mansedumbre, ser más comprensivo, mas compasiva, escuchar a los demás
y hacerles sentir que son amados también por Dios.
Queridos
hermanos, busquemos el silencio, escuchemos la Palabra de Dios, digámosles, Señor
yo te amo, quiero tener el Cielo en mi corazón!, Ven Señor, ven Trinidad amada,
convierte mi pobre choza, mi cueva de ladrones en tu Casa”, que maravilloso
ser Templo, ser Casa de Dios, Que Bondad tan grande tiene Dios para nuestra
vida, que nos hace decir como san Pablo , Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Fil 4,13
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